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La cantidad de animales cazados varía mucho entre las familias. Por ejemplo, algunas familias no caza- ron conejos durante todo el año, mientras que otras cazaron 130, lo cual representa unos 250 kg de carne comestible. El 40% de las familias consumió carne de monte aproximadamente 5 días por mes, mientras que el 35% consumió carne de monte más de 10 días por mes. El número de especies consu- midas también varía entre familias. Pocas familias consumen más de 10 especies y la mayoría consu- me entre 2 y 10 especies. Estas variaciones respon- den principalmente a la cantidad de carne domésti- ca que consumen; las familias que consumen mayor cantidad de carne doméstica comen menos carne de monte.

Otros factores que influyen en la cantidad de carne de monte consumida son el número de personas que vive en la casa, el nivel de pobreza de la fami- lia y la condición del monte alrededor del puesto.

Las familias más numerosas y más pobres comie- ron más carne de monte. Aunque la cantidad total de carne consumida en promedio no es diferente entre las familias, las proporciones obtenidas de animales silvestres y domésticos difieren según la situación económica. Las familias más pobres con-

que las menos pobres. En general las especies con- sumidas son las mismas, aunque las familias pobres cazan algunas especies que otras familias menos pobres no cazan, como palomas, gatos de monte y tortugas. Es posible que en el Impenetrable las familias más pobres consuman más carne de monte porque no quieren matar sus animales domésticos, pero también puede deberse a que al no estar tan involucradas en la explotación del monte tienen más tiempo para cazar.

Las familias que viven en puestos donde el monte está menos degradado consumieron más carne de monte que aquellas que viven en sitios donde el monte ha sido explotado y está muy degradado. Los puestos que tienen monte en mejor estado están localizados en la zona Norte y Este del área de estu- dio, donde los asentamientos humanos son más recientes. El menor consumo de carne de monte en los asentamientos más viejos puede indicar que hay una menor abundancia de fauna alrededor. Los puestos viejos tienen un área grande de peladar alrededor de la casa, el cual puede extenderse hasta 50 ha. Además, en los puestos más viejos el bosque se ha explotado más, por lo que es posible que el hábitat no sea adecuado para algunas especies. Por 0.0

0.5 1.0 1.5 2.0 2.5 3.0 3.5 4.0

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Consumo(dias/mes)

Quirquinchos Conejo

Guazuncho Pecaries

Aves Iguana

Figura 8. Variación estacional del consumo de especies silvestres

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haber hecho desaparecer localmente algunas espe- cies. Por lo tanto, los patrones de colonización y uso del monte también afectan la cacería, ya que en los lugares más degradados es más difícil para la gente encontrar animales de caza.

La cacería de animales que requiere más tiempo, como la de pecaríes, también estuvo relacionada con la actividad principal de la familia. La mayoría de las familias que cazaron pecaríes se dedican principalmente a la cría de ganado. Esto puede explicarse porque esta actividad requiere menos tiempo que la explotación del monte, por lo que la gente puede dedicarse a cazar.

En los pueblos también hubo bastante diferencia entre las familias en la cantidad de carne de monte que consumen. Lo más importante en determinar esta diferencia es el tamaño del pueblo. En los pue- blos más chicos la gente consume más carne de monte que en los pueblos más grandes. El 90% de las familias en los pueblos más chicos (menos de 100 casas) dijo que había comido animales silves- tres, mientras que menos del 65% de las familias del pueblo más grande, Monte Quemado, había consumido carne de monte. Esta relación del con- sumo con el tamaño del pueblo puede indicar que los alrededores de los pueblos más grandes están más degradados, ya sea porque hay mayor cacería o porque ha habido explotación del monte más intensa. La situación económica en los pueblos también determina la cantidad de carne de monte que se consume. Las familias más pobres consu- mieron carne de monte más frecuentemente que las menos pobres. Dado que en los pueblos la gente no tiene animales domésticos para consumo, deben comprar la carne. Es probable que las familias más pobres consuman más carne de monte porque tie- nen menos recursos para comprar carne.

En otras regiones de América Latina y en África se ha encontrado una relación diferente entre el consu- mo de carne de monte y la situación económica familiar. Por ejemplo, se ha visto que cuando la gente mejora su estándar de vida aumenta el consu- mo de carne de monte como un alimento de lujo.

En otros sitios en cambio ocurre lo contrario, y un aumento en la riqueza de la familia cambia las pre- ferencias de carne de monte hacia carne doméstica, o se concentran en unas pocas especies preferidas.

Comparación del uso de fauna con otras regiones Los patrones de uso de fauna en el Impenetrable son diferentes a otras regiones de América Latina.

La fauna en el Impenetrable es usada principalmen- te como fuente de alimento y su importancia econó- mica reside en el ahorro que representa consumir carne de monte en lugar de comprar la misma can- tidad de carne doméstica. La cacería comercial ile- gal practicada por los campesinos es escasa, mien- tras que en muchos otros lugares de América Latina, e incluso de Argentina, la cacería ilegal es intensa y provee importantes fuentes de ingresos a muchas familias por la venta de carne y otros pro- ductos derivados.

Las especies más consumidas, quirquinchos y conejos, son animales pequeños. Esto difiere de otras regiones donde la gente prefiere cazar los ani- males más grandes. El hecho de que la gente en el Chaco se concentre en especies chicas puede tener varias explicaciones. Una explicación es que que- den pocos animales grandes cerca de los puestos, o que sea difícil cazarlos porque tienen baja densi- dad. En otros sitios donde hay cacería se ha encon- trado que los animales grandes desaparecen o dis- minuyen cerca de asentamientos humanos. La pre- ferencia por animales chicos también puede resul- tar del hecho de que la gente no esta dependiendo de la venta de carne de monte para obtener ingre- sos. Si ésta fuera la situación, la gente pondría más esfuerzo en cazar animales grandes porque sería más redituable y maximizarían las ganancias.

También difiere de otros sitios el hecho de que el número de especies usadas como alimento es bajo y los mamíferos constituyen más del 80% de la cantidad de carne consumida. En otros sitios las aves son una parte importante de la dieta, represen- tando hasta un 30%, y la cacería está más repartida en un mayor número de especies. El bajo número de especies consumidas en el Chaco puede reflejar preferencias culturales por ciertos sabores o méto- dos de cacería. Por ejemplo, los cazadores en el Chaco paraguayo prefieren la carne del chancho quimilero por encima de todas las otras especies, mientras que en el Impenetrable la carne preferida es la del quirquincho. También vemos que algunas especies pueden ser encontradas durante todo el año y sin embargo son consumidas más frecuente-

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mente en cierta época por razones culturales. Este es el caso de los quirquinchos y los pecaríes, los cuales son principalmente consumidos en el invier- no cuando, según la gente, su carne tiene más grasa y por lo tanto mejor sabor. Estas variaciones esta- cionales de cacería debidas a preferencias cultura- les por el sabor de la carne se han encontrado rara- mente en otros lugares de América Latina, aunque sí se ha visto en grupos aborígenes que habitan el Chaco boliviano.

Hay varias especies que son abundantes en el Impenetrable y sin embargo no son consumidas, mientras que en otras regiones de América Latina son apreciadas como alimento, como por ejemplo los osos hormigueros, varios carnívoros y algunas aves. En el Impenetrable incluso hay varias espe- cies que la gente mata porque atacan los cultivos o el ganado, como la vizcacha y el puma, de los cua- les no usan la carne porque creen que tiene mal sabor. La vizcacha es usada como alimento cerca de los pueblos, pero muy poco en la zona rural. Otra especie común es el tapetí, el cual es consumido y apreciado en otras comunidades, pero como en esta región los cazadores prefieren no cazar de noche y no usan trampas, la mayoría ni siquiera conoce esta especie.

Así, comparando con otros pueblos campesinos y aborígenes, donde la gente depende de la carne de monte para su sustento, podemos decir que en el Chaco la cacería no es indispensable. La gente tiene suficientes animales domésticos, con lo cual su estado nutricional en cuanto al consumo de proteí- nas no se vería afectado por una disminución de la

carne de monte no es indispensable. Por ejemplo, en otros sitios de Latinoamérica se ha encontrado que la gente caza y consume lo primero que encuentra, dentro de cierto rango. También se ha visto que los prejuicios contra algunas especies menos sabrosas desaparecen cuando la gente nece- sita consumir carne. En cambio en el Impenetrable los cazadores matan animales de acuerdo a sus pre- ferencias por sabor, calidad de la carne, accesibili- dad y disponibilidad de la caza, y se concentran en unas pocas especies mientras que ignoran otras que son abundantes y consumidas en otras regiones.

Cambios surgidos a consecuencia de la crisis económica

Los cambios económicos nacionales del 2001 y 2002 tuvieron efectos directos e indirectos sobre el uso de la fauna. La crisis afectó más a la gente de los pueblos que a la del campo, ya que la mayoría de las familias en los pueblos depende de empleos para su supervivencia. Mucha gente perdió su empleo y los precios de los productos básicos aumentaron, por lo cual la gente se encontró en una situación difícil. Muchos de ellos como respuesta se dedicaron a cazar más, sacar leña del monte e incluso cortar árboles ilegalmente para vender. La cacería aumentó no sólo para conseguir alimento sino también para vender carne de monte y así obtener dinero.

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Porcentaje de familias P rincipal fuente de ingreso

2001 2003

Venta de Ganad o 62.3 48.1

Explotación de monte 19.4 37.3

Trabaj os y jornales 15.1 10.5

Otro 3.2 4.1

Para la gente rural que depende menos de trabajos asalariados, la crisis tuvo diferentes efectos. Por un lado, el aumento de los precios de los productos básicos les afectó negativamente, pero por otro lado el aumento del valor de la carne de vacuno, de la madera y del carbón, les afectó positivamente. Sin embargo, los que más se beneficiaron de estos cam- bios fueron las familias menos pobres, que tenían suficientes vacas como para vender, o que tenían adjudicada ya la tierra y por lo tanto permiso legal para explotar el bosque. Muchas de estas familias vendieron animales a buen precio y comenzaron a invertir en alambrados, pasturas, motores para extraer agua y vehículos.

Durante el 2002 y el 2003 se vio un aumento inusual en el tráfico de camiones cargando madera o carbón desde el interior del Chaco hacia las rutas.

Como se ve en el cuadro 3, la proporción de las familias que se dedicaban principalmente a la explotación del monte aumentó en estos años del 19% al 37%, mientras que disminuyó la cantidad de familias que obtenían su principal ingreso de la ganadería.

Este cambio de actividad económica afectó la cace- ría de forma indirecta. Muchos campesinos que comenzaron a dedicar más tiempo a hacer postes o carbón disminuyeron la intensidad de la cacería por falta de tiempo. El trabajo en el monte lleva más tiempo que el trabajo con el ganado. Por ejemplo, en el 2003 la cacería de pecaríes disminuyó un 20%

en comparación con el año anterior. La cacería tam-

bién disminuyó porque con los cambios de precios, se hizo más redituable invertir el tiempo en hacer postes que en cazar.

Otra forma de estimar el efecto de los cambios eco- nómicos es comparando la rentabilidad de la cace- ría con otras actividades. Cuando se considera el valor del poste, la cacería pierde importancia por- que se hace menos redituable, y tiene más sentido invertir el tiempo en hacer postes que en cazar. Por ejemplo, un campesino puede hacer en promedio unos 5 postes en un día, y con el dinero obtenido por la venta de estos puede comprar mucho más carne que la que podría obtener cazando ese día.

Esto es sin considerar el precio de las balas ni el peligro que implica cazar para los perros y el caza- dor. Además, al obtener mayor ingreso de dinero los campesinos pueden comprar motosierras, con las cuales pueden hacer postes mucho más rápido. Con los cambios económicos, la diferencia entre el valor económico de la cacería y la explotación del monte se hizo más notable ya que el precio del poste subió más en relación que el precio de la carne. Por otro lado, el precio de los postes subió más que los jor- nales, por lo que tampoco tiene sentido que un cam- pesino invierta su tiempo en trabajar como jornale- ro si tiene la oportunidad de vender postes.

Cuadro 3.Proporción de familias obteniendo su principal ingreso de la venta de ganado, la explotación del monte, de traba- jos y jornales y de otras actividades en el 2001 y en el 2003.

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El aumento de los precios de los productos del monte para exportación, sumado a la adjudicación de las tierras y de permisos para explotar el monte probablemente va a llevar a esta comunidad a estar más conectada e inserta con la economía de merca- do. De qué manera esto afecta la cacería es varia- ble. En otras regiones de América Latina la cacería ha disminuido cuando la gente rural se ha involu- crado más en la economía de mercado, mientras que en otros sitios el acceso al mercado ha permiti- do a la gente adquirir mejor equipo para aumentar la eficiencia de la cacería. En el Impenetrable, la inserción de la comunidad en el mercado de la madera no es igualmente distribuida entre los miembros de la comunidad. La explotación del bos- que es una opción para la gente menos pobre.

Cuando las familias menos pobres obtienen dinero de la negociación de la madera, invierten en pastu- ras para aumentar la ganadería intensiva. Esto pro- bablemente va a resultar en un aumento de la bre- cha entre las clases económicas locales y la gente más pobre continuará usando la vida silvestre como fuente de alimento.

Otro efecto indirecto de la crisis sobre la fauna es la disminución de hábitat. Con el aumento de los pre- cios de la madera, la fragmentación del hábitat comenzó a aumentar ya que no solo pobladores locales sino también compradores de tierra no loca- les y compañías madereras aumentaron la explota- ción del monte, tanto para obtener postes de que- bracho como para hacer carbón. Los montes que son explotados intensamente para carbón reducen su potencial forrajero, por lo que esto disminuye aun más la disponibilidad de forraje para el ganado de los campesinos.

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El uso de la vida silvestre por parte de comunida- des rurales no siempre resulta en la sobreexplota- ción de las especies. Por eso mismo, cada vez se considera como más apropiado que las mismas comunidades tengan la responsabilidad del manejo de los recursos naturales. Esto es una de las estrate- gias más usadas en proyectos de conservación durante las últimas dos décadas, en reemplazo de la típica estrategia de imponer políticas desde arriba hacia abajo en las comunidades. Esta estrategia está basada en el supuesto de que las comunidades loca- les tienen mayor interés en la conservación de sus recursos y mejor conocimiento, por lo tanto pueden manejarlos más eficientemente basándose en prác- ticas tradicionales. Sin embargo, cuando se ha usado esta estrategia para la conservación de la vida silvestre, no siempre se han tenido los resulta- dos que se esperaban. Así como hay muchas comu- nidades que han desarrollado mecanismos para manejar sus recursos sustentablemente, hay otras que han sobre explotado sus recursos e incluso han llevado especies a la extinción. Estas diferencias tienen que ver con características de las comunida- des, el contexto económico y político, y las carac- terísticas del recurso. Por ello, para poder evaluar la factibilidad de diferentes soluciones es importante también tener un buen conocimiento de la dimen- sión humana del sistema, además de las caracterís- ticas biológicas del recurso. La respuesta a cada problema debe ser específica a cada sitio y cada situación. Una manera de determinar si la comuni- dad tiene la capacidad para manejar sus recursos de manera sostenible es estudiando las interacciones entre la gente y el ambiente y la capacidad institu- cional de la comunidad. Esto es, la capacidad de la comunidad de diseñar reglas formales e informales.

Si las condiciones biológicas de un recurso son tales que un uso sustentable es posible, es necesario conocer si la comunidad tiene la capacidad organi- zativa e institucional para diseñar mecanismos de regulación para sostener el uso del recurso dentro de los límites biológicos. En general, el uso de la fauna es problemático porque es un tipo de recurso sobre el cual es difícil establecer derechos de uso y propiedad, y por lo tanto, es difícil establecer un régimen de manejo donde el acceso y el uso puedan estar controlados. Por otro lado, aunque renovable,

el sobreuso lo convierte en no renovable. Este tipo de recursos, llamados recursos comunes, general- mente son sobreexplotados. Muchos estudios han revisado casos de uso sostenible y no sostenible de recursos comunes por parte de comunidades locales y han encontrado que ciertas condiciones de la comunidad son necesarias para un buen manejo de los mismos, las cuales aumentan la probabilidad de que los usuarios puedan auto-organizarse y diseñar regulaciones de uso.

Otras condiciones para un buen uso de recursos comunes están relacionadas con la extensión del recurso, la posibilidad de mejorar su condición, y la existencia de indicadores de su situación. Las con- diciones de los usuarios del recurso están relaciona- das con el grado de dependencia en el mismo, el conocimiento que tienen del recurso, el valor que le dan al uso futuro del mismo y el grado de confian- za y reciprocidad que existe entre ellos. El análisis de la existencia o ausencia de dichas condiciones en un caso dado, puede ayudar a identificar las razones por las cuales no existe un uso sostenible de los recursos naturales, así como ayudar a deter- minar el potencial que existe para la implementa- ción de un manejo comunitario de recursos exitoso.

Condiciones del recurso fauna y de la comuni- dad de usuarios en el Impenetrable

Se ha encontrado que la gente tiene más incentivos para cambiar su comportamiento de uso con la fina- lidad de aumentar la sustentabilidad cuando el recurso es suficientemente escaso, pero no al punto que ya no se puede recuperar. Si el recurso no es escaso la gente no siente la necesidad de cambiar su comportamiento de uso. Para los campesinos del Impenetrable el recurso “carne de monte” es abun- dante. Por lo tanto la declinación de algunas espe- cies no motiva un cambio de comportamiento, por- que aun tienen otras especies que son abundantes.

El recurso también debe constituir una parte impor- tante de la vida de los usuarios, ya sea como fuen- te de alimento o como fuente de ingreso económi- co. Esto puede motivar a la gente a proteger ese recurso. En el caso del Impenetrable la gente no depende completamente de la fauna como fuente de carne ni como fuente de ingreso.

La comunidad y el uso

de recursos naturales

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El grado de conocimiento que la gente tiene sobre el recurso también es importante. La gente debe tener la posibilidad de entender la dinámica del recurso y el efecto que tiene su uso. Si la gente entiende la situación del recurso, por ejemplo, se da cuenta que está diminuyendo, y puede predecir lo que pasa con el recurso de acuerdo a cómo lo mane- ja, tienen más motivos para crear estrategias de manejo. En sistemas de uso de recursos de gran escala, como lo es la fauna en el monte, la gente puede no reconocer los problemas de declinación del recurso y en consecuencia no actuar para dete- ner o revertir el problema. Por otro lado, la falta de límites definidos y reconocibles disminuye la posi- bilidad de controlar el acceso al recurso. El tamaño del recurso se mide en relación a la tecnología de comunicación que existe entre los usuarios para obtener información sobre el recurso. Por esta razón, el recurso fauna en el Impenetrable se puede considerar como de gran escala, ya que los anima- les de caza habitan una extensa región de bosque continuo y generalmente se mueven en áreas muy grandes que sobrepasan el tamaño de las propieda- des de las familias rurales. Esto hace que sea difícil para los campesinos, que tienen escasa comunica- ción debido a las largas distancias, reconocer los límites de la distribución local de esas especies y el estado de sus poblaciones.

Además se observa que en el Impenetrable la gente local no tiene un conocimiento profundo de la diná- mica de las poblaciones de vida silvestre, ni de las consecuencias de la cacería. Esto puede ser resulta- do del hecho de que los pobladores rurales son inmigrantes que se han establecido en la región recientemente. También puede ser un resultado de su forma de percibir la naturaleza. Aunque la mayo- ría de ellos reconocen la declinación de las pobla- ciones de algunas especies, como por ejemplo los pecaríes, no interpretan ésta como un resultado de la cacería. En cambio mencionan que los pecaríes no han disminuido, sino que se han movido hacia otras regiones. La gente rural tiene la percepción de que los animales, así como el bosque, son intermi- nables. También tienen la percepción de que exis- ten grandes regiones hacia el Norte no habitadas por humanos, que ellos llaman “desierto”, donde los animales son abundantes. Esta percepción puede ser una reminiscencia histórica de los tiem- pos de colonización de estas vastas regiones desha-

Es interesante notar que los pobladores locales reconocen que la cacería comercial del pasado pro- dujo la disminución de algunas especies como los zorros y los felinos, que fueron cazados intensa- mente por sus cueros. También atribuyen la dismi- nución de fauna a la cacería cuando esta disminu- ción ha sido rápida y evidente. Por ejemplo, los campesinos se quejaban que después de que un obraje se retira quedan en el área muy pocos quir- quinchos y conejos porque los trabajadores cazan intensamente.

Por otro lado, el escaso conocimiento de los proble- mas ambientales y los efectos de la cacería en la fauna también pueden provenir de la falta de edu- cación ambiental en la zona rural. Esto probable- mente se debe a la ausencia de entidades no guber- namentales ambientalistas y centros de investiga- ción en la región. La falta de participación de la gente local en investigación u otras actividades de organizaciones no gubernamentales reduce la posi- bilidad de la existencia de foros de discusión e intercambio de información.

La gente también tiene que valorar el uso futuro del recurso lo suficiente como para no sobreexplotarlo en el presente. Esto es, la magnitud del beneficio que los usuarios pueden obtener sobreexplotando el recurso en el presente no debe ser mucho mayor en comparación con lo que pueden obtener en el futu- ro conservando el recurso. Si no es así, no existe una motivación para la conservación de ese recur- so. Varias condiciones hacen que la gente atribuya mayor valor al uso presente de un recurso que al futuro uso del mismo. Por ejemplo, la existencia de incertidumbre relacionada a la tenencia de la tierra, a los precios de los recursos naturales, a las leyes y a las intervenciones del gobierno, así como alta inflación y altos intereses. El hecho de que en el Impenetrable no todas las familias tienen títulos de sus tierras, y de que su sistema tradicional de cría de ganado se ve amenazado por la llegada de terra- tenientes que compran grandes extensiones de tie- rra y alambran sus propiedades, aumenta la incerti- dumbre sobre el futuro. Esto puede incentivar una sobreexplotación presente del recurso.

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Las comunidades deben tener autonomía para determinar el acceso y las reglas de uso y control.

En el Impenetrable la cacería de subsistencia, aun- que informalmente permitida, es ilegal. Por este motivo, la comunidad local difícilmente puede diseñar sus propias reglas de uso de fauna y obtener el apoyo del gobierno si el uso es considerado ile- gal. Por otro lado, la falta de títulos y de delimita- ciones de sus propiedades hace que sea difícil para la gente local impedir el acceso a cazadores prove- nientes de pueblos y ciudades cercanas, así como a compañías madereras cuyos empleados cazan abundantemente.

Otro aspecto importante es la experiencia en orga- nización comunal y liderazgo, lo cual permite que los usuarios puedan emprender acciones colectivas y desarrollar arreglos institucionales para gobernar el recurso de interés. En este sentido, la comunidad rural del Impenetrable tiene muy poca experiencia.

Probablemente debido a la falta de experiencia y oportunidades de interacción, hasta el momento no se han formado líderes locales. Actualmente sólo existen grupos organizados relacionados con las escuelas o con temas religiosos, capillas y fiestas patronales. Sin embargo, menos del 20% de las familias participan regularmente en estos grupos.

En los últimos años han existido varias iniciativas para crear cooperativas que han fracasado por diversos motivos. Probablemente el principal moti- vo de fracaso ha sido el hecho de que éstas no han sido iniciativas locales sino que fueron propuestas

y desarrolladas por el gobierno provincial o muni- cipal. Estos mismos fracasos han desmotivado a la gente para tratar de organizarse y formar sus pro- pias cooperativas para, por ejemplo, mejorar el transporte y comercialización de su producción.

Otra posible causa del fracaso de estas iniciativas puede haber sido la escasa participación de la gente. Menos del 10% de los entrevistados había participado en esas cooperativas, y por un término menor a dos años. La falta de participación de la gente en actividades comunales se puede explicar por la poca comunicación, las largas distancias y el tipo de vida de los campesinos, centrada en la fami- lia o puesto, con escasa interacción con otros asen- tamientos.

Para que la gente pueda organizarse debe existir confianza de que si se diseñan reglas de uso, éstas van a ser respetadas por todos. En el Impenetrable, el fracaso de intentos de organizarse y la disposi- ción espacial de los asentamientos humanos obsta- culizan el desarrollo de vínculos de confianza. La ubicación de los puestos, aislados en el bosque y lejos unos de otros, impide cualquier forma de con- trol del comportamiento de los vecinos. Por ejem- plo, si se diseña una regla en cuanto a la cantidad de quirquinchos que cada familia puede cazar, nadie va a poder estar seguro que los vecinos están cumpliendo, y por lo tanto, no van a tener incenti- vos para cumplir ellos mismos. La dificultad para controlarse unos a otros motiva la desconfianza.

El grupo de padres se reúne para organizar un festejo escolar y recaudar fondos para la escuela.

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Por otro lado, la existencia de normas de comporta- miento y confianza recíproca implica que la comu- nidad tiene una historia en común y perspectivas de un futuro en común. En algunos casos las regula- ciones comunitarias evolucionan en períodos bre- ves, pero por lo general esto ocurre durante largos períodos de tiempo. En el Impenetrable, el proceso de colonización y asentamiento es muy reciente por lo que la historia en común compartida por los campesinos en esta región es corta. Aunque todos son campesinos y se dedican a actividades muy

similares, su cultura no es necesariamente la misma, ya que las personas mayores de esta comu- nidad provienen de diferentes provincias. La falta de integración social y de estructura comunitaria son características de sociedades nuevas que se han establecido en una región en un corto plazo. Sin embargo, se ha observado que asentamientos humanos nuevos pueden con el tiempo desarrollar su propia organización.

Las interacciones ocurren principalmente entre las familias que viven en un mismo puesto

Referencias

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