• No se han encontrado resultados

La Balma en el siglo XX: El puente sobre el Bergantes

In document Historia de Nuestra Señora de la Balma (página 131-138)

126

127

siguiendo las curvas y sinuosidades del Bergantes, y desde Forcall a Zorita, el mal camino de herradura o el mismo cauce del río. Posteriormente, hacia el año 1888, se arregló esta vía de comunicación por cuenta de los municipios de los pueblos ribereños, haciéndolo apto para poder ser utilizado por los carros; pero, aun así, quedaba todavía el paso del río, formida-ble en días de tormenta.

Todas estas incomodidades han desaparecido en nuestros días gracias a la carretera de Morella a Alcorisa, felizmente ter-minada en 1929, con sólidos puentes en Forcall, Villores, Ortells y Palanques, y sobre todo con el de Zorita, digno, por sus proporciones, belleza y esbeltez, de una capital._ Pué cons-truído gracias, entre otros, a los esfuerzos del diputado de nuestro distrito, señor Montiel, según el proyecto del ingeniero· don Fernando de León. Hubo sus contiendas sobre el sitio donde debía construirse, pero, afortunadamente, prevaleció el proyecto de edificarlo frente a «les vegues», al pie de la pobla-ción. Las obras, una vez comenzadas, se prosiguieron con notable actividad, llevándose a feliz término e inaugurándose solemnemente el día 7 de septiembre de 1925, víspera de la fiesta de Nuestra Señora.

Zorita no podía celebrar aquella fiesta sin que la presidiese la bendita imagen de su idolatrada Madre y Señora. Si los zori-tanos en todo tiempo a Ella han confiado sus penas y congojas en días de calamidades, justo era que también Ella presidiera los regocijos de un pueblo que lograba al fin ver realizada una obra tan deseada y tan vivamente esperada desde hacía muchos siglos. Pué, pues, la bendita imagen, hacia la hora de mediodía, llevada en andas desde la iglesia parroquial hasta el puente, atestado de innumerable gentío que había venido a la fiesta, acompañándola el Clero y el Ayuntamiento; una vez allí, el reverendo don Casimiro Amela, cura de la parroquia, asistido de los sacerdotes que de los vecinos pueblos habían acudido, lo bendijo con toda solemnidad; que la Iglesia ha sido, es y será siempre, pese a sus calumniadores, amante del legítimo progreso de los pueblos. Terminada la bendición, la sagrada imagen fué llevada de una a otra parte del puente para que, como reina, tomara posesión de aquella magnífica obra, lanzán-dose al vuelo las campanas de la parroquia y disparánlanzán-dose una estrepitosa traca que, atronando los espacios, llevaba a lo lejos

128

el ruido de las fiestas y alborozo de los zoritanos. Al final, la bendita imagen fué devuelta al templo parroquial, acompañada del pueblo en masa, y así terminó la inauguración de aquella obra, la más importante y memor&ble de nuestros tiempos.

En estos últimos años la hospedería del santuario se ha mejo-rado notablemente, habilitando habitaciones para las familias que desean pasar temporadas en tan saludable y ameno sitio.

Por lo que toca a los peregrinos que van a visitar a Nuestra Señora por devoción, sin hacer en el santuario larga estancia, hoy, como en los tiempos antiguos y en todas épocas del año, el ermitaño o santero les procura cómodas habitaciones, cama y cuanto es necesario para prepararse sus comidas.

Y acabamos esta parte de la HISTORIA de nuestro Santuario consignando una grata nueva. En este mismo año de 1934, gracias a los desvelos, actividad y buen gusto del digno cura de Zorita doctor don Ramón Milián, la sacristía -de la ermita, des-embarazada de tabiques y de construcciones inútiles, dejó ver en toda su rústica esbeltez la con razón llamada Cueva de la Aparición, por haber estado por lacgos años en ella oculta la sagrada imagen de Nuestra Señora, al tiempo de la dominación agarena, y haberse asimismo en aquel mismo lugar, la Reina cl,e los Cielos, aparecido al pastor.

El día 21 de mayo, segunda fiesta de Pascua de Pentecostés, previa procesión, la primera celebrada en la parroquia después de las prohibiciones de celebrarlas en el bienio de triste memo-ria; fué con gran concurso de fieles solemnemente bendecida por el Rdo. Cura y colocada en su parte más recóndita, como preciosa perla en su concha, una imagen de Nuestra Señora de la Balma, para recordar la del camarín allí hace más de siete siglos encontrada; cantándose después en la Misa solemne la De Angelis por un nutrido coro de cantoras y niños y niñas del catecismo.

La santa imagen, vista a la tenue luz que penetra por la puerta de entrada y a la de algunas velas encendidas, cuidado-samente ocultadas por las mismas rocas, ha hecho aquel sagrado sitio sumamente atractivo; y lo será más todavía el día que, teniendo el ermitorio el alumbrado eléctrico, a la luz de potentes lámparas aparecerá la sagrada imagen de Nuestra Señora bañada en suave luz, haciendo recordar los esplendores en que la vió el afortunado pastor el feliz día de la aparición.

n

l. Imagen de Nuestra Señora de la Balma, sin sus vestidos, con señales del incendio de 1617.

11. Vista panorámica de Zorita: en el fondo, el monte de la Balma con el ermitorio.

129 10. La capelleta del barranquet

A

la verii. del camino · que va de Zorita a Las Parras y a Cas-tellote, junto al. «barranc de la Mare de Deu», en el punto donde éste desemboca en el río Bergantes, se levanta una modesta capilla, bien digna que le dediquemos algunas páginas de esta füs'fqRIA.

Hallamos la primera mención de . una capilla edificada· en este sitio, en el año 1?45, al hablar «de una image de Ja Mare de Deu en la portada a la capelleta del barranquet.»

Como junto a ella pasaba e/ camí real, que además de poner en comunicación Zorita con Las Parras, era también parte de uno de los caminos para ir destle Zaragoza a Valencia, sería seguramente para satisfacer la piedad de .los viajeros que no podían llegar hasta el .~ismo santuario de la Balma, que se levantó allí esta capilla o humilladero para que los devotos de Nuestra Señora pudiesen venerarla sin retrasarse en su camino.

Había en su misma puerta, por la parte interior, una magarra o cepillo para recoger limosnas: siendo en los siglos XVI al XVIII, una de las fuentes más considerables de ingresos a favor del santuario; como aun puede demostrarse por las anota.dones de los mayorales de Nuestra Seño,ra en sus Sedas o cuadernos de aqministración.

Largas caravanas de .arrieros, cuadrillas de peones en tiem-pos de la siega, columnas de tropas en tiemtiem-pos de guerra, pasaban junto a la capilla, ,y eran muchos .los que gustosos depositaban su óbolo en el cepillo o lo echaban al suelo para acabar más presto.

Por su situación, tan cerca del río y del barranco, las aguas, en las grandes avenidas; han llegado a ponerla en serio peligro.

Destruída en alguna de estas avenidas tan furiosas, ha sido nue-vamente restaurada; sobre la actual fachada, una inscripción. señala el año 1744 como. fecha de su última restauración. Junto a ella fué asimismo co.nstruído un holgado cobertizo para alber-gue a los viajeros.

A .esta c~pilla se refieren antiguas y hermosas leyendas, que no,dejaré de consign,ar, pues que tan al vivo retratan los anti-g1,1os tie,mpos. El R4.o. P. Calasanz Rabaza, insigne escolapio y d~voto de Nu.estra Señora, contaba, por haberlo oído referir a su ,padre, . qu_f¡! en cierta qca.sión un .peón que iba a segar,

9

hallándose sin dinero, al pasar junto a esta capilla tomó del que había ·esparcido por el suelo cuanto necesitaba, con intención de devolverlo al regreso. Así lo hizo, y como en razón del inte-rés ofreciese a la Santísima Virgen algo más de lo que había tomado, daba a Nuestra Señora unos reales de añadidura. Mas he aquí que la Virgen no quiso aceptarlos, rechazándolos el suelo y echándolos afuera tantas veces cuantas se empeñó en darlos. Con esto dió a entender la Santísima Virgen que no quería recibir interés alguno por el dinero prestado.

También yo he oído referir a mi padre, quien a su vez· lo oyó en su niñez de ancianos de aquellos tiempos, que en cierta ocasión unos ladrones se empeñaron en robar el dinero que había en el cepillo; y es tradición que amaneció antes de hora;

por lo que, asustados ante el inesperado prodigio, desistieron de su malvado empeño y se ausentaron más que de prisa sin tocar el dinero.

Bien sé que los pretendidos sabios del día, los asiduos lec-tores de la prensa librepensadora, se reirán de estas antiguallas, y con gesto de burlona compasión las calificarán de consejas que las viejas cuentan en el invierno al fuego; otros, más leídos, pretenderán explicar tales prodigios naturalmente, y así dirán del segundo caso referido, que en aquellos tiempos, no siendo conocidas las auroras boreafos, frecuentes en las regiones pola-res, y no tan raras en nuestras tierras que no hayan alguna vez..

llegado a ellas sus fulgores, tomaron por la luz de la aurora lo que no era sin~ uno de estos fenómenos.

Y bien : no negamos la posibilidad; ni haremos de la preten-dida o real veracidad de estas leyendas punto de discusión.

Razones sobradas e indestructibles tiene, como ya se ha dicho, el culto de María en la sagrada Teología; y no es en manera alguna necesario echar mano de estas tradiciones para la con--firmación de nuestros sagrados dogmas.

Mas no se nos ha de quedar en el tintero el declarar, para que el lector mejor lo considere, que en aquellos siglos, si en su ignorancia de los fenómenos naturales se faltaba tal vez por-excesiva credulidad teniendo por milagro lo que no pasaba de ser un fenómeno natural, eran en cambio los hombres teme-rosos de Dios, y este temor les apartaba del crimen. Hoy, en.

cambio, perdido este temor, saben los criminales de nuestros días atracar a los indefensos viajeros, robar el dinero de los.

131

bancos y casas comerciales, cortar naranjales y olivares para tomar venganza, pegar fuego a las mieses y a la hacienda del vecino y hasta fabricar bombas para exterminar media humani-dad, o volar puentes para producir espantosas catástrofes, como las del pasado diciembre (1933) cerca de Valencia y de Bilbao, llevando el luto y Is miseria a innumerables hogares con los atentados anarquistas, y esto ~quién negará que es un tremendo progreso? Así, la humanidad, apartándose de Dios, va corrien-do desenfrenada para desbocarse en el abismo de la más salvaje y brutal barbarie. ¡Dios nos tenga de su mano 1

CAPÍTULO XV

In document Historia de Nuestra Señora de la Balma (página 131-138)