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Bulas pontificias de la Balma

In document Historia de Nuestra Señora de la Balma (página 66-71)

CAPÍTULO V EL DIA FELIZ

9. Bulas pontificias de la Balma

Nos toca ahora consignar, como pertenecientes a esta época, los escasísimos datos que a nosotros han llegado refe-rentes a Bulas pontificias, por las cuales se concedían gracias espirituales a los que visitab n a Nuestra Señora y rezaban

ante ella determinadas oraciones. ·

Hallamos la primera mención de una Bula en el año 1506 con estas palabras: «It. un coffrenet enllautonat, en lo . qua) está la bula». Con las mismas palabras se consigna en el inventario del año 1518 y en los años siguientes. En el del 1513, al hablar de los objetos que se encuentran «a la V erge Maria de la porta», dice sólo: « ... Un canalobre tot de fferre gran.

lt. la Bula». Después ya no se hahia más de ella hasta el año 1558, en el que, entre los objetos que se custodian «en la

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cuina y entrada» se menciona: «Primo una Butlla del Papa Benet.-It. altra Butlla ah vuit sagells y cardenals». Cinco años después, al hacerse cargo Bertomeu Guerau (Grau) de los objetos que le entrega el segristá saliente Joan Estopinyá, a saber: «Tata la roba y joyells de la Iglesia y també del men-jador»; en una nota al margen está escrito: «Falta la carta

del Papa Benet.»

Una y otra debieron perderse, pues ya no se hace mención de ellas en los años siguientes.

l Qué Bulas eran éstas? l Qué concedían? l Qué Papa

expi-dió la Bula con aquel aparato de sellos? Bien poco podemos responder, pues no tenemos más datos que los expuestos. El Papa Benet sería el Papa Luna o Benedicto XIII, que ejerció su pontificado desde el año 1394 al 1417. En sus numerosos viajes por nuestras tierras, si es que no visitó personalmente nuestra Balma, pudo estar bien informado de ella en sus estancias en Morella y diversos pueblos de nuestro reino. La otra Bula, si verdaderamente el año 1558 fué el de sú expedición en Roma, debió ser despachada por el Papa Paulo IV, que fué Pontífice desde el año 1555 al 1559. ·

Bulas, loas, composiciones en verso y otras memorias de aquellos siglos, todo se ha perdido. Sólo estas escasísimas migajas hemos podido recoger. Sinceramente me alegraría si algún día otro rebuscador de papeles viejos tuviera mejor fortuna que el autor de esta H1sTORIA y hallara curiosos papeles que diesen abundante luz sobre aquellos tiempos.

CAPÍTULO VIII

La Balma en el último tercio del siglo XVI

Señor, yo he amado el esplendor de tu casa, y el lugar donde reside tu gloria. (Salmo 25, 8).

L Una primera Misa memorable, celebrada en la Balma

A primera Misa, que celebró en la Balma el joven sacerdote don Gaspar Punter, el pre-claro morellano que había de dar tantos días de gloria a la Iglesia y a España, como Obispo de T ortosa, es el acontecimiento más memorable de este período. Debió ser hacia los años 1564-66.

¿Qué razones moverían a tan edificante sacerdote, hijo de una de las más ricas familias de Morella, a escoger nuestro Santuario para celebrar en él el acto más imponente de la vida sacerdotal?

Las ignoramos. ¿Tal vez su madre, doña Gerónima Barreda, era natural de Zorita, o tendría en ella parientes muy próximos?

La principal debió ser sin duda su devoción a Nuestra Señora en su particular advocación de la Balma.

La iglesia de nuestro ermitorio fué aquel día adornada con sus mejores galas, y gran número de sacerdotes de Morella y sus aldeas realzaron con su presencia la solemnidad de la fiesta.

Al ver al nuevo presbítero celebrando con la mayor devo-ción y por vez primera el tremendo Sacrificio del divino Cor-dero ante el altar de Nuestra Señora, ¿quién podía sosp·echar que aquel mismo joven sacerdote, años más tarde, volvería a visitar la Balma como Prelado de la diócesis?

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El padre del misacantano había muerto cuando éste contaba sólo 7 años. ¡ Qué sentiría su piadosa madre cuando, al final de la Misa, besó la primera las consagradas manos de su mismo hijo! ¡ Con qué abrazo de ardiente amor correspondería éste al amor y sacrificios de su madre!

La memoria de un tal acontecimiento perduró muy viva en el corazón de Mosén Punter toda su vida, y si ya de niño sentía por nuestra Balma especial atractivo, le conservó y aumentó durante el decurso de su vida y lo manifestó con generosas limosnas para su mayor culto y esplendor.

Los documentos de la Balma consignan, en efecto, que cuando era canónigo de T ortosa y vicario general del Obispado con el Obispo señor Izquierdo, en el año 1576, hizo un dona-tivo de 15 libras.

Estas 15 libras, con otras 36 que poseía el ermitorio, forma-ban ya una regular cantidad que permitía lanzarse a empresas vivamente deseadas pero no realizables hasta aquellas fechas por falta de los necesarios recursos.

Reproducimos la nota, que dice así: «A 25 dies del mes de novembre any de la Nativitat de Nostre Senyor · de 1576 los honorables en Bertomeu Blasco y en Domingo Gaseó, jurats de la present vila, en presencia del Rvnt. Mossén Johan Forner, rector de la esglesia de la present vila de c;:orita y den Joan Galí major de dies, majordom de dita vila y de mi Cosme Damiá de Cal vera notari escribá de dits. jurats posaren en la caixa deis deposits en lo archiu de dita vila 36 lliures 8 sous i 11 diners de la casa de la Mare de Deu de la Balma que estan en poder de dits jurats; mes posaren en dita caixa aquelles 15 lliures de la leixa deixá lo venerable Mossén Punter qo (quondam) pre-vere de Morella a dita casa y en presensia de tots los sobredits tancaren dita caixa ah dos claus y la huna acomandaren al rector y l'altra s'atorná lo dit Bertomeu Blasco, clavari y per ser així veritat, jo dit notari escribá me soscrits de propria ma y prometent aservar la porta de dit archiu y s'atorná la clau de dit clavari.-Jo Joan Forner Rector fac fe esser vritat lo sobre dit.»

2. Es ensanchada la hospedería con una nueva construcción Estaba en el conocimiento de todos que la hospedería era insuficiente para el creciente número de peregrin~s y devotos que venían aun de muy lejanos pueblos a visitar a Nuestra

Señora, y se hacía del todo necesario el ensancharla. También era evidente que la empresa de edificar en aquellas alturas era poco menos que temeraria, pero era grande el ánimo de los zoritanos y las obras se comenzaron el año 1577 bajo la direc-ción del maestro de obras Miser Martín de Penyalosa.

En 29 de mayo de 1578 se hace constar se sacaron, entre otras cantidades, «de la caixa deis deposits deis diners de la Verge Maria 14 lliures les quals rebé Jaume Estupinyá, segristá y lliuraren a García del Castillo per orde de Joan del Castillo per la obra de la Verge Maria». Creemos que Martín de Penyalosa sería el arquitecto que trazó el proyecto del nuevo cuerpo de edificio, y García del Castillo y Juan del Castillo los maestros de obras encargados de llevarlo a término.

Siguen en las cuentas de·aquel año nuevas entregas de can-tidades para la obra. La empresa era larga y difícil. Se trataba de añadir a la antigua fábrica todo un nuevo edificio que hoy se deja reconocer en aquella parte de la actual hospedería que se halla inmediata a la segunda puerta de entrada y termina con las tres gradas que conducen al actual comedor.

,Cómo edificar con solidez en tan difícil sitio? Los que hoy visitamos la Balma y desde las ventanas de aquella atrevida obra, suspendida sobre el abismo, nos solazamos con la con-templación del bello panorama que ante nuestra vista se des-pliega, poco podemos figurarnos el sin fin de dificultades y peli-gros que debieron arrostrar los maestros y obreros albañiles a sus órdenes para levantar aquella enorme mole sin otro apoyo, en su parte anterior, que una sutil columna y dos atrevidísimos arcos sobre los cuales gravita todo el peso de la nueva casa.

Las obras proseguían todavía en 1579. A vista de la obra nueva y sus progresos, en dinero, en trigo, en lana, en cáñamo, daban los devotos generosamente, y el proyecto, que parecía imposible realizar, avanzaba, desafiando, con su estabilidad y firmeza, a los medrosos que, no entendiendo de arquitectura, criticaban el proyecto y daban como seguro que de un momento a otro la obra se vendría abajo.

El rector y demás personal que cuidaba del incremento del santuario no disimulaban, sin embargo, el temor que iba a fal-tarles dinero para pagar a los. obreros antes de la terminación de la obra. Buscaron, pues, hombres ricos y desprendidos dis-puestos a prestar o dar para que las obras no se interrumpieran.

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' Uno de los jurados, Gabriel Sabater, adelantó por su cuenta 30 libras; pero aun con esta cantidad, no llegando el dinero para todas las atenciones, pidieron al año siguiente y obtuvieron del señor de Ortells que les prestara 2000 sueldos o sea 100 libras.

Como datos curiosos, entre otros, tomamos del libro de cuen-taf que en las obras trabajaba un tal negre, a quien se pagan 3 sueldos «per ajudar a pujar les files». Trabajaba también una mujer, Na Francisca, que percibe 18 s. por 6 días que había trabajado «en portar I' arena»; un obrero llamado Pedro Arto la recibe también su jornal, 3 sueldos, «per obrar los cors deis envans». El yeso es trasladado de Luco; y se consignan los jornales de los que desde este lugar lo transportaron a Zorita.

Por fin, en 1580, las obras quedan terminadas; mas antes de dar la obra nueva por segura y firme, el consejo acordó con-vocar algunos maestros de los más entendidos y de mayor fama del contorno para una visura, o sea, para que la examina-ran y dieexamina-ran su parecer sobre si quedaba en las debidas condi-ciones de solidez. El juicio fué favorable, con alegría general de obreros y pueblo.

Y las generaciones que han seguido a la que llevó a cabo la atrevida obra, han podido comprobar la verdad de su juicio.

Aun hoy, después de cuatro siglos, la vemos desafiar impávida las injurias del tiempo, y a juzgar por su estado, bien podemos esperar que nuevas generaciones la contemplarán y admirarán y como nosotros gozazán de las comodidades que nuestros antepasados nos procuraron con sus sudores y desvelos.

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