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Los daños causados por el fuego

In document De Lo Sagrado a Lo Santo (página 62-75)

El contenido de estos textos SUPERA con mucho lo que yo sepa —confiesa Levinas— o lo pueda encontrar allí.

Pero, extrañamente, la sabiduría judía conserva el estilo de su Maestro Moisés, que fue «de torpe boca y lengua pesada». No es un defecto personal que se perpetúe, es el estilo objetivo de un pensamiento que no alcanza a desposar las formas de la retórica. ES LA INSPIRACIÓN TAL CUAL ella inspira desde el contacto con las duras, complejas y contradictorias realidades. UN SERMÓN EN EL VALLE. EN EL VALLE DE LÁGRIMAS. SERMÓN SIN ELOCUENCIA.

EL FUEGO DESTRUCTOR

Este texto está precipitada y malamente traducido. Y no aborda el tema de la guerra. Esta página 60 del Tratado Baba Kama HABLA DE LOS DAÑOS CAUSADOS POR EL FUEGO Y DE LAS RESPONSABILIDADES QUE ELLO IMPLICA. No se trata de la guerra, sino del fuego destructor y, más adelante, de las epidemias y el hambre —todo lo cual causa estragos y muerte. TALES SON TAMBIÉN LOS EFECTOS DE LA GUERRA. ¿Se podría uno remontar desde aquí a la esencia de la guerra? ¿O A AQUELLO QUE ES MÁS GUERRA QUE LA GUERRA? En efecto, probablemente sea ahí a donde nos conduzca nuestra lectura.

Aquí la guerra será abordada dese sus efectos, por encima o desde fuera de sus condiciones positivas, políticas y sociales. La discusión sobre las responsabilidades que implica un fuego destructor cuestiona por sí misma la fatalidad de la destrucción, En cierto sentido parecerá que nos aproximamos a la tesis sobre la racionalidad de la guerra . PERO, ORIGINARA POR LAS RELACIONES 2

HUMANAS, LA VIOLENCIA NOS PONE AL BORDE DE LOS ABISMOS DONDE, CIERTO MOMENTO, TODO PUEDE ENSOMBRECERSE, INCLUIDA LA RAZÓN. Dejamos la guerra para remontarnos a su fuente última que está en Auschwitz y a donde se corre el riesgo de volver. LA RAZÓN MISMA DE LA GUERRA PROCEDERÍA DE UNA LOCURA Y CORRERÍA EL RIESGO DE ENSOMBRECERLA.

ESTRUCTURA DEL TEXTO

Característica del texto elegido es también: que es original. No porque siendo un texto talmúdico sea, como todos los textos talmúdicos, inimitables. Es original en su estructura. Efectivamente, se trata de una halajá, es decir, una lección que enseña una conducta a seguir, que enuncia una ley. Pero ESTA HALAJÁ desde el mismo texto, y sin apelar a la interpretación del lector, SE TRANSFIGURA EN AGADÁ, en texto homilético; el cual, como quizás ya sepan, es el modo bajo el que se presentan los conocimientos filosóficos en el pensamiento talmúdico, ES DECIR, EL PENSAMIENTO PROPIAMENTE RELIGIOSO DE ISRAEL.

He aquí una reflexión fundamental de Levinas: «ENTRE FILOSOFÍA Y

RELIGIÓN; LA FILOSOFÍA DERIVA, DE LA RELIGIÓN. LA RELIGIÓN QUE ESTÁ A LA DERIVA LLAMA A LA FILOSOFÍA Y, PROBABLEMENTE SIEMPRE, LA RELIGIÓN ESTÉ A LA DERIVA».

Y continuando sobre el análisis de nuestro texto: y esta interpretación agádica de la halajá relativa al fuego finalizará con una nueva enseñanza halájica;

2 R. Misrahi, profesor de filosofía, experto en Spinoza, y ocupado generalmente en temas de filosofía

política, teoría del estado, etc. Su intervención anterior a Levinas, había versado sobre LA NECESIDAD, Y LA POSIBILIDAD, DE UNA CIERTA RACIONALIDAD TRIBAL; según él, la guerra se mantiene por intereses políticos y, por lo tanto, con un juego de cálculos recíprocos entre los contendientes. Misrahi alude con frecuencia al general prusiano Karl von Clausewitz (1780-1831, autor De la guerra), quien es considerado como el más original e influyente teórico de la guerra moderna

el texto oscila pues entre la halajá y la agadá, yendo de una a otra. Tal es su estructura original, admirable en su ritmo estilístico.

LA EXTENCIÓN DE LAS RESPONSABILIDADES

El texto comienza por la Misná. Se llama así a las lecciones atribuidas a la autoridad de los doctores rabínicos denominados tanaítas, detentadores de la revelación conocida como «Ley oral» y que, según la fe de Israel, es transmitida de maestros a discípulos desde la Epifanía del Sinaí3 . Será independiente de las

Escrituras, incluso si se refiere a Ellas o les propone alguna interpretación. La Ley oral ha sido consignada por escrito hacia el final del siglo II de nuestra era (donde se terminan las generaciones de los tanaítas) por Rabí Yehudá ha-Nasí. Nuestra Misná enuncia la responsabilidad en la que incurre aquel que es causa de un incendio en un campo.

Si alguien provoca un incendio que consume el bosque, las piedras o la tierra, está obligado a indemnización, pues está escrito (Ex 22, 6): «Si se declara fuego, arrasando las zarzas y una rueda de molino o la cosecha que está por segar o el campo del prójimo, el autor del incendio estará obligado a pagar».

El texto parece claro. Se comenta en la Guemará que se enumerarán las diversas categorías de bienes indemnizables. Justificará el empleo de cada palabra; e incluso de las partículas sintácticas que allí aparecen se obtendrá enseñanzas. Para empezar, RECORDEMOS LO QUE SIGNIFICA LA PALABRA GUEMARÁ: la consignación por escrito de las discusiones promovidas por la Misná en las generaciones de los doctores rabínicos, continuadores de los tanaítas, y conocidos con el apelativo de amoraítas. En su hermenéutica, ellos recurren preferiblemente a las tradiciones tanaítas excluidas del canon de Rabí Yehudá ha-Nasí y llamadas por esta razón baraitot, «exteriores». Así, nuestra Guemará da respuesta paso a paso al texto citado de Éxodo 22, 6.

Ravah dice: ¿Por qué el Misericordioso escribe zarzas, rueda de molino, cosecha por segar y campo? Esto es indispensable. Si el Misericordioso no hubiese escrito zarzas; se podía haber creído que Él no exige reparación más que por las zarzas que están especialmente expuestas al fuego y con respecto a las cuales con frecuencia uno hace reo por negligencia; en cambio, Él no obligaría a indemnización por una rueda de molino a la que el fuego raramente devora y con respecto a la cual se toman siempre precauciones. Si el Misericordioso no hubiese escrito más que rueda de molino, se habría podido creer que Él no hace responsable a nadie mientras una rueda de molino no arda y donde el daño se grande, pero que exigiría responsabilidad cuando se trata de unas zarzas cuyo daño es poco relevante.

¿Qué significa la palabra Misericordioso, Rakhmana, que aparece constantemente en el texto? Significa la Torá misma o el Eterno, el Eterno que se define como Misericordioso. Pero esta traducción es del todo insuficiente.

Rakhamim —Misericordia, que evoca el término arameo de Rakhmana— se remonta

a la palabra Rekheme, que quiere decir útero. Rakhamim es la relación del útero con aquello otro cuya gestación tiene lugar en él. Rakhamim es la maternidad misma. DIOS ES MISERICORDIOSO, SE TRATA DE DIOS DEFINIDO POR LA MATERNIDAD. Un elemento femenino CONMUEVE el fondo de esta misericordia.

3 Leibniz, que había leído y admirado a Maimónides, conocía esta doctrina de la ley oral: «Moisés en

modo alguno había hecho entrar en sus leyes la doctrina de la inmortalidad de las almas: era ella conforme a sus sentimientos, ella se enseñaba de boca a boca…».

Es muy notable este elemento maternal en la paternidad divina, como notable es en el judaísmo la noción de una «virilidad» a limitar y en la que la circuncisión simboliza quizás la negación parcial, la exaltación de una cierta

debilidad sin cobardía; LA MATERNIDAD PUEDE QUE SEA LA SENSIBILIDAD MISMA.

¿Porque entonces menciona las mies sin cosechar? Al igual que uno es responsable frente al trigo todavía en pie, que está expuesto a la vista, del mismo modo uno es responsable de todas las cosas expuestas a la vista.

En caso de fuego se es responsable de todas las cosas expuestas a la vista. Pero aquí la discusión se complica, ya que, según OTRA TRADICIÓN REPRESENTADA POR RABÍ YEHUDÁ, la responsabilidad ante el incendio se extiende incluso al daño causado a los bienes no expuestos a la vista.

Pero entonces por qué es nombrado por Rabí Yehudá el trigo sin cosechar si él piensa que se es responsable de los estragos que causa el fuego incluso de las cosas no visibles.

Respuesta:

Para incluir toda cosa que esté en pie.

incluso los árboles y los animales. Y los otros, entonces, ¿cómo deducen ellos la indemnización por las cosas que están en pie?

¿Cómo deducen, pues, los doctores la responsabilidad por todo lo que está en pie? La deducen de la conjunción «o» («o la cosecha en pie»).

Habrá en esta «o» una extensión de la noción:

¿Qué significa esa «o» para Rabí Yehudá? Le sirve para dividir

Esta «o» implica la división: se es responsable, no sólo en el caso en el que las desgracias enumeradas en el versículo lleguen simultáneamente, sino también en el caso en que cada una llegue por separado.

La segunda conjunción «o» («o el campo del prójimo»). ¿Qué hace con esta (segunda) «o» Rabí Yehudá? A partir de él será el par de la «o» de la cosecha en pie [o por segar]. ¿Por qué se evoca al campo? Para incluir (en la indemnización) el caso donde el fuego haya lamido a los surcos y calcinado las piedras.

Finalmente:

El Misericordioso ¿Habrá Podido escribir campo y ser dispensado de citar todo lo demás? El resto es necesario: si Él no hubiese escrito más que campo, se podría haber pensado que para los productos del campo habría con todo derecho una reparación, pero no para las otras cosas. Que uno es también responsable de todo lo restante, he ahí lo que nos viene a hacer comprender.

He aquí un texto rigurosamente halájico. Afirma la responsabilidad por un daño causado por un siniestro, debido ciertamente ala libertad humana, PERO QUE, COMO EL FUEGO, ESCAPA TAMBIÉN DE LOS PODERES DEL CULPABLE.

EL FUEGO, fuerza elemental a la cual se van añadir otras fuerzas elementales, ¡MULTIPLICANDO LOS ESTRAGOS MÁS ALLÁ DE TODA PREVISIÓN

RACIONAL! El viento añade sus caprichos y violencias. Y, sin embargo, la responsabilidad no se atenúa. RABÍ YEHUDÁ LA EXTIENDE a los bienes ocultos hacia los cuales no llegaría la mirada de algún salvador.

¿PERO HABLAMOS DE LA GUERRA? ¿Acaso no estamos en tiempos de paz? ¿No están ahí los tribunales?¿No ciñe los magistrados sus togas? ¿No están las cosas en su lugar? ¿No hay acaso justicia? A menos que la fuerza elemental del

fuego no sea ya la intervención de lo no controlable, de la guerra. ¡ELLA NO

ANULA LAS RESPONSABILIDADES!

LA RACIONALIDAD DE LO IRRACIONAL

El texto transforma sus verdades jurídicas en verdades religiosas y morales:

David Simón bar Na´hmani en nombre de Rabí Yonatán dice: Las pruebas no golpean al mundo mas que a causa de los malvados que hay en le mundo, pero ellas empiezan por zarandear por los justos, pues se ha dicho: «Si el fuego estalla y encuentra las zarzas». ¿Cuándo estalla el fuego? Cuando se topa con las zarzas; pero ÉL NO EMPIEZA A DEVORAR SI NO ES POR LOS JUSTOS, pues se ha dicho: «Y una rueda de molino se encuentra devastada»; no se ha dicho: «Cuando él devora la rueda de molino» si no que se ha dicho: «Cuando la rueda de molino se encuentra devastada» es que ella está desde ahora y para siempre devorada.

«La pruebas no golpean al mundo sino a causa de los malvados…». ES LA GUERRA. «Las pruebas no empiezan a zarandear si no es por los justos».

¿Acaso no es instructiva la imagen de las zarzas? «¿Cuándo estalla el fuego? Cuando se topa con las zarzas». LAS ZARZAS —¡eso que pincha!. ¿Lo espinoso de los «espíritus elevados», las parábolas de los intelectuales cuando buscan ideas inéditas, como causa de la violencia? Pero puede que se trate simplemente de los malvados. LA INJUSTICIA EN EL INTERIOR DE LA SOCIEDAD HARÍA SALIR A LA LUZ LAS ARMAS EXTERIORES.

Es una antigua idea de los doctores rabínicos, la expresión bíblica «Dios de los ejércitos», la misma que había escandalizado a Simone Weil. Frase que, ¡es una sublime apelación de Dios! En ella el Divino nos hacer ver que el mal social ya contiene en sí mismo las incoercibles fuerzas de la guerra.

Pero el fuego no empieza a devorar más que por los justos. El fuego comienza a causa de las zarzas, sólo acaba de encenderse y ya está devastada la rueda de molino. ¿Es esta la irracionalidad de la guerra? ¿La alteración del orden por la intervención de lo elemental y lo incontrolable? AHÍ ESTÁ EL TEMA DE LA PREDILECCIÓN DEL PROFETA EZEQUIEL TAL Y COMO LO LEEN LOS DOCTORES RABÍNICOS, y que nosotros encontraremos más adelante: los justos, antes que

todos los demás, son responsables del mal. Lo son por no haber sido lo bastante justos para hacer brillar su justicia y suprimir la injusticia: es el fiasco de los mejores que dejan el campo libre a los peores. PERO DE ESTA

FORMA AÚN SE ENCONTRARÍA una razón dentro de la irracionalidad DE LA GUERRA: LA JUSTICIA DE LA HISTORIA.

Pero se puede entender de otra forma la parábola de las zarzas y de la rueda de molino: los malvados provocan la guerra. Ciertamente. Aquellos que la habrían podido evitar si ellos hubiesen sido las primeras víctimas. Todavía se

desliza cierta racionalidad en la intriga guerrera, pero no encuentra más Razón capaz de desarrollarla. La razón de la guerra se acabaría en la sinrazón.

OTRA LECTURA: son los justo los que pagan por la maldad del Mal. He ahí una violencia que aún no es caótica: los justos son todavía distintos de los malvados. Nuestro texto no será completamente pesimista. La prioridad del justo se mantendrá: la prioridad del justo tendería a su exposición al sacrificio. El Bien es la

no resistencia al Mal y el don de la expiación.

A menos que, finalmente, la razón de la guerra no consista en el riguroso

trastorno de la Razón. Según el tratado talmúdico Berajot, Moisés guarda para el

instante de su suprema intimidad con Dios la pregunta que más le habría importado. Ella fue: «¿Por qué los justos son tan pronto prósperos como no

prósperos, y los injustos son tan pronto prósperos como no prósperos?». NO HABRÍA

PREGUNTADO: «¿Por qué los justos sufren y los malvados prosperan?». EL ORDEN RIGUROSAMENTE INVERTIDO, SERÍA CIERTAMENTE DIABÓLICO, PERO AÚN SERÍA TESTIGO DE UN MUNDO GOBERNADO. ¡Moisés no se asusta más que ante un mundo absolutamente contingente! Según la última de las lecturas de la parábola de las zarzas y de la rueda de molino que hemos propuesto, TODAVÍA HABRÍA UNA DIRECCIÓN EN LA CREACIÓN: un orden. El orden, sea cual sea, rinde su

terreno a la Razón.

¿MÁS ALLÁ DE TODA RAZÓN?

Vamos ahora dar un paso más. Estamos en el espacio del desorden total, del Elemento puro que no está al servicio de pensamiento alguno. ¡Más allá de la guerra! O quizá en el abismo de donde proceden todas las fuerzas incontrolables. Abismo que se abre a épocas excepcionales. A menos que no esté siempre entreabierto, como una locura que duerme con sólo un ojo en el corazón de la razón.

Reb Yosef enseña: Está escrito (Ex 12, 22): «Que ninguno entre vosotros franquee su umbral hasta el amanecer»; en cuanto le sea dada la libertad al ángel exterminador, ya no distinguirá entre justos e injustos; todavía mejor, comenzará por los justos, pues está escrito (Ez 21, 8): «Extirparé de ti justos e impíos». Entonces Reb Yosef llora: ¡Y un versículo como éste por añadidura! ¡Aquellos (los justos) no cuentan para nada!

El ángel «exterminador» (hamashkhith) le es dada la libertad. Pero en la arbitrariedad del exterminio, ¿no se conserva aún la prioridad del justo —el tema de Ezequiel—? ¡APARIENCIA DE RAZÓN!

Siempre es preciso que dentro de un discurso un término sea el primero. ¿Acaso se puede deducir de la imposible simultaneidad de los términos una enseñanza sobre la prioridad cronológica de los acontecimientos que ellos designan? Esta deducción estaría justificada aquí. Efectivamente, cuando Abraham, orando por Sodoma, protestaba contra la confusión de los justos con los injustos, los justos son también nombrados en primer lugar; pero será empleando la preposición im, significando «con», como se exprese; mientras que en Ezequiel 21, 8 nos encontramos la conjunción v que significa «y». Ella permitiría conservar, en la arbitrariedad del exterminio, la prioridad trágica del justo. Esta posibilidad es importante, ya que mantiene la permanencia del problema; la última razón de la violencia guerrera ¿proyectará su sombra sobre el abismo del exterminio

ápice de razón? GRANDE ES LA AMBIGÜEDAD DE AUSCHWITZ. ESA ES LA CUESTIÓN.

Nuestro texto no la resuelve. La subraya. Nuestro texto no la resuelve porque

aquí la respuesta sería tan inconveniente como probablemente lo es toda teodicea. LA INSIGNIFICANCIA DEL JUSTO

Reb Yosef llora pensando en el versículo de Ezequiel: «Y un versículo como éste por añadidura. ¡Los justos no cuentan para nada!». Quizás Reb Yosef se creyese justo y llora por pertenecer a una condición tan poco envidiable. Pero se puede repensar su pensamiento y verter nuevamente sus lágrimas de forma más noble. Los justos pueden aún esperar que su muerte salve al mundo. Y he aquí que ellos mueren los primeros y que los inicuos perecen a su lado. LA SANTIDAD NO SIRVE ENTONCES PARA NADA. ES ABSOLUTAMENTE INÚTIL. Absolutamente gratuita; gratuita para los que mueren, es cierto, pero gratuita sobre todo para un mundo en el que tal muerte debería expiar la falta. ¡SACRIFICIO INÚTIL! Es entonces cuando interviene Abbaye.

Abbaye le dice: Aquello es un favor para ellos, pues se ha dicho (Is 57, 1): «el justo es arrebatado antes de que la desdicha estalle».

Abbaye consuela a Reb Yosef: los santos y los justos, desaparecidos los primeros, no verían la desgracia del mundo. Consuelo relativo. Último eco de racionalidad en el abismo entreabierto. Esto lleva a cuenta la injusticia agazapada en el fondo de su justicia; la insuficiencia de toda perfección personal de la justicia privada. Justicia castigada, pero castigada con justicia. Los textos de Ezequiel apuntan a la imposibilidad de la justicia privada; de la justicia de los justos que se salvan ellos mismos, que piensan en sí mismos y en su salvación. La existencia de malvados a su lado atestigua efectivamente lo defectuoso de su justicia. Son responsables del mal que subsiste. Pensamiento homilético, pero la homilía no está hecha de elocuencia. Los santos, los monjes y los intelectuales en su torre de marfil son justos punibles. Ahí están los fariseos, en el sentido no noble del término, y que el judaísmo es el primero en denunciar4 . Justos punibles puede hacer también

referencia al pueblo judío cuando se cierra en su vida comunitaria y se contenta con su sinagoga; al igual que la Iglesia satisfecha del orden y la armonía que reina en su seno.

No ver el sufrimiento del mundo no es lo mismo que hacer que cese este sufrimiento. Abbaye, que concede a los santos la ignorancia del sufrimiento de los otros, es quizás tan pesimista como Reb Yosef que llora. Estamos dentro de esta

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