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Los corridos llaneros

In document Teatro colombiano en el siglo XX (página 113-119)

3. Nuevo Teatro Colombiano

3.6. Guadalupe Años Sin Cuenta

3.6.3. Los corridos llaneros

Estos cantos populares, creemos, fueron la piedra angular del proyecto. La mayoría de los compositores eran guerrilleros. Por ejemplo: Pedro Bocanegra, se arguye que formó parte del comando de Guadalupe Salcedo y era el encargado de componer sobre sus hazañas. Qué importante que existan narradores de los acontecimientos épicos, históricos, y dejen el testimonio de dichas hazañas. Como buenos cronistas de guerra. Las otras partes las realizan los artistas: novelistas, teatreros, pintores, músicos. Se dice también que el cantador Gregorio Flórez, llamado “Cholagogue”, componía junto a los comandos guerrilleros, cantados y bailados con ellos.

109 Creaciones colectivas, en verdad. A continuación un ejemplo de lo descrito anteriormente:

El corrido de los años cincuenta (ritmo de pajarillo) Pido permiso al trovero

Para relatar la historia De más ingrata memoria Que tiene el pueblo llanero. Fue por los años cincuenta Que en toda Colombia entera Se desató la violencia

De una y otra manera. Nos dicen los sabedores, Que arriba mandaba un godo Y armó a los conservadores Para quedarse con todo.

Ganaderos y baquianos, Caporales y encargados, Los indios y los copleros, Todos llaneros templados, Opusieron a la muerte Su coraje y su valor Contra aquellas injusticias Que el gobierno desató. Pero esta matanza fiera No era de azules y rojos, Era pueblo contra pueblo, Era hermano contra hermano Son hombres de todo el pueblo Los que hicieron esta historia Tengámoslo bien presentes,

110 Recordemos la memoria

Con la honradez de mi canto,

Con esfuerzo popular, con respeto y mil perdones Les vamos a interpretar

historias que nadie cuenta y ocurrieron de verdad. Póngale muy bien los ojos a lo que va a presenciar. De los tiempos de violencia

Contaremos lo preciso, pido al trovero permiso,

Permiso a la concurrencia. (Teatro La Candelaria,1976 p.22- 23)

Historias que nadie cuenta, dice la canción. Es una nueva visión de la historia. Una mirada escudriñadora que pretende investigar en hechos ya ocurridos. Tal vez en aproximación a Brecht cuando hace referencia a la técnica de la historización:

El comediante debe representar los hechos de la pieza como hechos históricos. Un hecho histórico es un hecho que está ligado a una cierta época; no tiene lugar más que una vez y no dura más que un tiempo. En ese hecho, el comportamiento de los individuos no es un comportamiento simplemente humano, inmutable (Un hombre es un hombre y Bertolt Brecht (1977,p.15)

En la canción referenciada en párrafos anteriores se dice “que los tiempos del pasado se parecen al presente”; podríamos pensar que la visión del autor (grupo La Candelaria) trasciende el momento histórico de Guadalupe para trasladarnos a los tiempos del presente. Como si nos hubiéramos detenido en el tiempo. Que así como traicionaron a Guadalupe, el asunto continúa: el genocidio de la Unión Patriótica, y de otros movimientos insurgentes que se han desmovilizado y fueron acribillados en una noche oscura. Que todo cambie para que todo siga igual, como la lacónica frase de GiussepeTomasi di Lampedusa, el autor de El gatopardo.

Escuchamos esta vez el Corrido de las razones diferentes, después que el soldado Robledo saca del encierro a Jerónimo Zambrano (memorable la escena interpretada por Alfonso Ortíz y

111 Francisco Martínez).

Vamos a contar la historia de estos dos hombres valientes que se jugaron la vida

por razones diferentes. Joaquín Robledo el soldado, campesino, tolimense, antes de ser enrolado, ya tenía bien presente que si un día era soldado llegaría a ser teniente.

Ya empieza a tener sorpresas este muchacho inocente, ya está en manos del sargento que la va a lavar la mente.

Y Jerónimo Zambrano llegó aquí hasta la llanura, venía huyendo del Tolima de la violencia tan dura. Logró conseguir trabajo en el hato de Angosturas. Cayó por ser liberal para colmo de amarguras. Supo que en el Llano o adentro los hombres en la espesura, comandados por Guadalupe,

luchaban con gran bravura. (p.p. 33-34)

Aquí la leyenda busca centro, y los dos personajes que tienen caminos distintos van a encontrarse en varios momentos de la historia. Una atinada manera de tejer los hilos de la fábula.

112 Veamos:

Y así salvando el infierno va Jerónimo Zambrano

con el fusil en la mano y el corazón en invierno, anda en busca de Guadalupe

a darle aviso temprano.

Va corriendo ilusionado,

va buscando la guerrilla, porque su vida sencilla le dictó una carta abierta,

y el camino que ha tomado es unirse a la revuelta.

Y el campesino inocente, Joaquín Robledo, el soldado, vio cambiar sus ilusiones

tragando como siempre callado, su vida se la cambiaron,

ya es hombre bien adiestrado.

En las manos del sargento tiene el tiro ya afinado, va a la guerra de los yanquis contra el pueblo coreano, con ilusión de medallas

y un buen ascenso de grado. (p.p. 47-48)

Surge un nuevo suceso histórico, la Guerra de Corea del Sur, entre el año 1950 y 1953. El presidente Laureano Gómez envía el Batallón Colombia, y allí es enfilado el soldado Robledo. Asunto que va a estar presente en otra de las obras maestras del teatro colombiano: El

113 Montecalvo de Jairo Aníbal Niño. Recientemente el escritor Andrés Felipe Solano, publicó su novela “Cementerios de neón”, que revive la participación de Colombia en la guerra de Corea por medio de la relación entre un excombatiente y un maestro de taekwondo. En su investigación previa indagó en bibliotecas en Seúl, centro cultural de Corea del Sur, y entre sus sorprendentes hallazgos pudo constatar que no se trató de ninguna gesta heroica, por ejemplo encontró que los colombianos llevaron una agrupación musical, quizá una papayera; y en una vieja filmación en la que se registraba la llegada de los soldados, se veían optimistas, sonrientes…, haciéndose entre ellos bromas pesadas…,como que no tenían ninguna idea del asunto que los esperaba.

Acontecerá luego una de las escenas de la más alta poesía:

Silencio. (Jerónimo queda solo en el escenario). Se escucha una canción: Sobre la tierra Jerónimo

en madrugada que acecha, el susurro compañero comunicando la espera. El miedo de hombre le llega, la muerte viaja en el río, la vida en presentimiento en tiempo corto y sombrío. La llama de los recuerdos lo regresa a otros días, instantes de ojos despiertos, la vida mata la vida.

Los recuerdos de Jerónimo se personifican en difusas imágenes que toman forma definida sobre el escenario. Son sus recuerdos de niño, en la época en que sus padres fueron invasores de tierras.

Mujer:

Jerónimo, niño, vaya, avíseles a los demás, que la guardia, por orden de los patrones, incendió el pueblo. Que las llamas llegan al cielo. Que unos pocos lograron

114 escapar con vida. Corra, Jerónimo, no tenga miedo. Dígales que nos esperen en la quebrada de la piedra grande al atardecer. Corra, niño, no tenga miedo. (La Candelaria, 1976, p. 60).

[…] Madre:

Jerónimo, hijo, ándele. Busque alientos y camine. No se me quede. No pare de caminar porque se enfría. Ya casi llegamos. […]Ándele, hijo, que el tiempo del sueño llegará. Saque alientos para que viva la vida de romper la montaña. No se me duerma parado (p. 62).

La última escena se enlaza con el prólogo, la reconstrucción. Se escucha el Altavoz que avisa que le quedan tres minutos para salir con las manos en alto. En este instante aparece Guadalupe Salcedo con una máscara blanca y con las manos en alto. Se oye un tiroteo y cae.

In document Teatro colombiano en el siglo XX (página 113-119)

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