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Estados Unidos, China y Rusia: triángulo de intereses negros

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Est ados Unidos, China y Rusia: t riàngulo de int

er-eses negros

Consideram os pert inent e aclarar que lo que a cont inuación expon-drem os, es un proyecto de investigación que est am os realizando co-m o ay udant es de cát edra de Teoría de las Relaciones I nt ernacionales de la Licenciatura en Ciencia Polít ica de la Universidad Nacional de Río Cuart o. En est e trabaj o nos det endrem os a analizar una de las pro-blem át icas act uales que enfrent a África, continent e m uy ext enso y poco estudiado que posee en su interior una div ersidad de cont rastes t an ext ensa com o at ractiva para ser estudiada.

Dicho cont inente ha sido por años olvidado, abandonado al subdes-arrollo y sobre t odo fragm ent ado según las disposiciones arbit rarias de Europa y las grandes potencias. Los propios africanos siguen pug-nando por encont rar su ident idad después de haber salido del dom i-nio colonial y a que, el inm enso cont inent e quedó div idido por las lí-neas t razadas en los m apas en oficinas europeas, por aquel “ repart o en el cielo” .

Com o result ado de este proceder, reinos, clanes y fam ilias quedaron desm em brados y todo un abanico de sist em as educativos, idiom as ex tranjeros, nuevas religiones y variadas v ersiones de todas est as innovaciones se convirtieron en el origen de m odernas naciones afri-canas, con rasgos distintivos que son una consecuencias direct a del régim en colonial im puesto dent ro de sus fronteras, antes que el re-sult ado de factores étnicos y culturales preexist entes.

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Sudán es un país denom inado “bisagra”, pues es la unión ent re el Á-frica árabe y el ÁÁ-frica negra. Lim it a con Libia y Egipto en el norte y con Kenya, Congo y Uganda en el sur. Tiene costa en el Mar Roj o, al frent e de Arabia Saudit a. Fronteras con Etiopía y Erit rea en el oriente; al occident e lim ita con Chad. Por lo t anto, t iene una excepcional posi-ción geopolít ica.

El nort e del país form a parte de una región denom inada Nubia que hacia el 1570 a.C. quedó reducida al est ado de provincia egipcia. Después de esa fecha el territorio fue ocupado por una serie de reinos independient es, el últ im o de los cuales fue el de los funj quienes se convirt ieron en un poderoso est ado m usulm án. Est e últim o reino, fue invadido por el Ej ército egipcio y en 1822 la m ayor part e del t errit orio pasó a denom inarse el Sudán Egipcio.

En 1882 se produj o en Sudán una revolución dirigida por Muham m ad Ahm ad quien se había aut oproclam ado Mahdí (la persona que según la t radición m usulm ana shiít a, liberaría al m undo del diablo). Baj o su gobierno las condiciones de vida em peoraron y siguieron haciéndolo durante el gobierno de su sucesor el califa Abdallah al-Taaishi.

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Hacia 1946 el gobierno egipcio pidió a los brit ánicos que abandonaran Sudán, m ient ras que por su part e los británicos propusieron una serie de m odificaciones en el régim en de gobierno. Dos años m ás t arde, t ras consult ar con algunos oficiales sudaneses del norte del país, el gobernador brit ánico de Sudán estableció un conj unto de reform as encam inadas a dot ar a los sudaneses de esa part e del país de una ciert a experiencia de autogobierno, com o requisito para decidir cuál sería el futuro político de Sudán. El 12 de febrero de 1953 firm aron finalm ent e un acuerdo m ediante el que se garantizaba la independen-cia de Sudán t ras un período de t ransición de tres años.

El 9 de enero de 1954, el prim er gobierno com puesto com pletam ent e por sudaneses asum ió el poder. Ese día m arca el inicio del proceso de “ sudanización” a t ravés del cual los cargos de gobierno fueron ocupa-dos enteram ent e por sudaneses. Pero, el program a agravó las dife-rencias geográficas, económ icas y sociales exist ent es ent re el nort e y el sur del país. Los brit ánicos no sólo habían dej ado el gobierno de la región m eridional en m anos de los “barones” , sino que no habían hecho prácticam ente nada para im pulsar el desarrollo de la econom ía y la educación ni habían creado la infraest ruct ura necesaria para ello. La part e sept ent rional de Sudán, por el cont rario, gozaba de una buena sit uación y nuevas indust rias estaban en vías de desarrollo. Adem ás se habían const ruido una red ferroviaria, escuelas y cent ros universit arios.

Los habitant es del sur se sentían excluidos del nuevo gobierno y vie-ron en la independencia la sim ple sustitución del gobierno brit ánico por ot ro en m anos de los sudaneses del nort e.

La República de Sudán se hizo oficial el 1 de enero de 1956. Egipto y Gran Bret aña reconocieron inm ediat am ent e el nuevo Est ado.

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produj eran varios intentos de golpe de Est ado. De todos m odos nego-ció un alto el fuego con los separatist as del sur.

En abril de 1983 Num eiry ganó por t ercera vez las elecciones, y en sept iem bre de ese m ism o año otorgó un indulto general y anunció la revisión del Código Penal de acuerdo con la ley islám ica (sharia). Tras la ent rada en vigor en la región m eridional de la sharia nació el EPLS (Ej ército Popular de Liberación de Sudán), cuy o obj etivo prim ordial era el derrocam iento de Num eiry, por ello a pesar de ser un grupo surgido en el sur y dirigido por un sureño, John Garang, consiguió at raer a la oposición al régim en y hast a en un principio, consiguió t am bién el apoyo a los habit ant es del oest e que se sentían abando-nados a favor de los habit antes del valle del Nilo.

Num eiry fue derrocado en 1985. Tras un año de régim en golpist a, asum e com o Prim er Minist ro en las prim eras elecciones libres que se celebraban en 18 años, Sadiq al-Mahdí. Pero su estadía en el poder fue breve, ya que Om ar al-Bashir, t enient e general del Ej ército, lo derrocó el 30 de j unio de 1989, el m ism o día que se disponía a dero-gar la sharia para facilitar las negociaciones de paz con los rebeldes. Desde entonces, al-Bashir se ha m ant enido al frent e del gobierno de Sudán.

Después de est e breve desarrollo histórico, debem os decir que Sudán est á dividido en regiones que al m ism o t iem po se han convertido en t res áreas de disput a:

El SUR, región de negros, con preponderancia de religiones anim istas y crist ianos, donde se ha desarrollado una guerra prolongada desde 1983.

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La región conflictiva de DARFUR, que est á sit uada en el cent ro occi-dent e del país, donde se est á dando la disput a ent re el ELS (Ej ércit o de Liberación de Sudán), product o de las agresiones al pueblo de Darfur, y las m ilicias árabes presunt am ent e progubernam ent ales. Allí se gesta una crisis hum anit aria que se ha cobrado m iles de m uert os y ot ros tantos desplazados. Cabe dest acar que allí son m uy im port ant es los recursos petroleros.

Es en el contex to de est a últ im a región donde concent rarem os nues-t ro análisis, relacionándolo con el j uego de las ponues-tencias en cuannues-to al petróleo y a la crisis hum anitaria que viv e la región.

Consideram os que para com prender correct am ent e el problem a que at raviesa Sudán es necesario desarrollar brevem ent e la guerra civ il que at ravesó al país durant e años y que aunque ahora ha com enzado el tiem po de acuerdos, la problem ática se t raslada al oest e del país.

Re ligión, con t r ol de r e cur sos y gu e r r a

Sudán es un país m arcado desde sus inicios por una cruenta lucha entre el nort e árabe y predom inantem ent e m usulm án y el sur negro, crist iano y anim ist a. El conflicto se relaciona no sólo con cuestiones religiosas sino t am bién con la resistencia del sur a la indiferencia en m ateria económ ica y a la hegem onía política del nort e que ha dom i-nado de ant año a Sudán.

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adm inistración de los “ barones” quienes ej ercían un poder absoluto en la región sin ningún t ipo de desarrollo. Es por ello, que los habi-t anhabi-t es del sur se senhabi-tían excluidos del nuevo gobierno y consideraron que la independencia era la sim ple sust it ución del gobierno brit ánico por ot ro en m anos de los sudaneses del nort e. Por ello, podem os de-cir que la guerra en Sudán em pieza el m ism o día en que com ienza su independencia.

Sin em bargo es a part ir de 1983 cuando el conflicto adquiere conno-t aciones m arcadam enconno-t e religiosas. Hacia esa fecha, Num eiry gana por t ercera vez las elecciones com o president e y prom ulga para todo el país las “leyes de sept iem bre”, que preveían castigos com o la am -putación de las ext rem idades en caso de robo, pues se t rataba de la m odificación del código penal de acuerdo a la ley islám ica. Esto pro-dujo el nacim iento del Ej ército Popular de Liberación de Sudán (EPLS) dirigido por John Garang, hecho que intensifico aún m ás la guerra ci-vil.

La sit uación em peora cuando en 1989 un golpe de est ado liderado por Om ar al-Bashir evita la derogación de la sharia e im planta un ré-gim en islám ico revolucionario en el nort e. La alianza est ablecida en-t re los m ilien-t ares de al-Bashir y los m usulm anes del Frenen-t e Nacional I slám ico (FI N) liderado por Hassan al- Tourabi, quien se convirt ió en el ideólogo del régim en luego de años de infilt ración en la inteligencia islám ica en las Fuerzas Arm adas, no sólo m ant uvo la sharia sino que la reforzó. En 1996 fueron convocadas nuevas elecciones presidencia-les en las que al-Bashir ganó con el 75% de los vot os.

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t ránsito de la ayuda hum anit aria. Desde entonces, la t regua sem es-t ral se ha ido prorrogando en reies-t eradas opores-t unidades.

En j unio de 2003, Estados Unidos patrocinó conversaciones de paz celebradas en Machakos, Kenia. El prot ocolo de acuerdo, firm ado el 20 de j ulio ent re al-Bashir y Garang, estableció el alto el fuego, el com prom iso de negociar una nueva organización polít ica para Sudán y un referéndum de autodet erm inación para el sur. Tam bién suponía el com prom iso de abrir un período de t ransición de seis años antes del referéndum , tiem po durante el cual el sur cont ará con un Est at uto de Autonom ía y la sharia no va a ser aplicada en esa zona.

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negociaciones, t endrá vigencia hast a 2010, m om ento en que se cele-brará el referéndum sobre la autonom ía del sur.

Esporádicos focos de violencia localizada m inaron la paz conseguida. Por ot ra part e, la m uert e de John Garang en un m isterioso accident e aéreo a pocos días de rat ificada la Const itución Transit oria, fue un nuevo desafío para el proceso de paz. Sin em bargo, con el nuevo lí-der del EPLS, sucesor de Garang t am bién en la vicepresidencia y de la presidencia del Gobierno de Sudán Meridional, Salva Kir Mayardi se ha consolidado un clim a de relat ivo entendim iento y arm onía ent re el nort e y el sur.

Así, podem os afirm ar que las históricas disput as ent re el nort e y el sur com enzaron a t ener un cort e a principios de 2005. Pero ese viejo enfrentam iento se v io reem plazado por ot ro que com enzó a t om ar form a hacia 2003...

Est a lla e l Oe st e

El conflicto de Darfur se desencadena en el m om ento en que com en-zaban a sanar las heridas de t antos años de una cruent a guerra civil. Luego del acuerdo que llevó a la pacificación de las históricas disput as entre nort e y sur parecía que com enzaba un nuevo proceso en Su-dán, pero en un país de frágiles equilibrios, sequías, falt a de ay uda y fuert es disput as políticas desencadenaron un conflicto nuevo en una de las regiones del África negra que había sufrido la hegem onía socio-económ ico-política del norte: Darfur.

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En la región surgieron dos grupos arm ados de población negra: el Movim ient o de Liberación de Sudán (MLS) y el Movim iento para la Just icia y la I gualdad (MJI ). Su obj etivo es trasladar a Darfur los acuerdos conseguidos por la guerrilla negra del sur, ya que pensaron que el t raspaso de riqueza del nort e al sur haría que la pérdida del nort e fuera com pensada a costa de Darfur.

El gobierno de al-Bashir no est aba dispuest o a ceder aún m ás benefi-cios y tem iendo que est e nuevo problem a sum ado al conflicto del sur, aún no enteram ente solucionado, hiciera peligrar el dom inio de los árabes sobre los negros, decidió reprim ir la rebelión. Pero se le pre-sent ó un problem a: aproxim adam ent e el 50% del Ej ércit o de Sudán est aba conform ado por negros de Darfur que no estarían dispuest os a reprim ir a sus propios herm anos. Para solucionar t al sit uación se creó una m ilicia, un grupo param ilit ar de árabes: los Yanyawids (del ára-be, hom bres a caballo) a los que se encom endó entonces la tarea de reprim ir a los rebeldes.

La cruenta represión com enzó cuando los oj os del m undo estaban puest os en I rak. Pero no fue hast a abril de 2004 cuando la com uni-dad int ernacional despertó ant e est as atrociuni-dades.

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para im pedir que escapen. Pero la acción de los Yanyawids no se aca-ba en est os hechos. Mont ados en caaca-ballos y cam ellos llegan a las al-deas para m atar hom bres y robar todo lo que encuent ran a su paso. Est o ha provocado que m ás de dos m illones de personas hayan huido a cam pam ent os en cent ros urbanos, donde no hay suficient es alim en-t os, agua o m edicinas. Oen-t ros han buscado refugio en el vecino Chad, que tem e una ex plosión de v iolencia en su propio territ orio.

El Com it é I nt ernacional de la Cruz Roj a reconoce que el m ayor pro-blem a para la población de Darfur en estos m om entos es la falt a de seguridad y el m iedo de la gente que no puede t rabaj ar sus t ierras y asegurarse la com ida para la próxim a est ación.

Así, podem os afirm ar que la crisis de Darfur fue una de las pocas si-t uaciones de violación de los Derechos Hum anos en suelo africano que llegaron al Consej o de Seguridad de Naciones Unidas.

Sin em bargo, la cont rov ersia gira en torno a la calificación de la si-t uación. Miensi-t ras algunos no dudan en afirm ar que se si-t rasi-t a de un ge-nocidio, otros lo ponen en t ela de j uicio y algunos luchan por negarlo. Es est e el t ablero de aj edrez en que se m ueven las piezas de las po-t encias m undiales., inpo-t eresadas por dispo-t inpo-tos m opo-tivos en el conflicpo-to de Darfur. Y aquí llegam os al ej e cent ral de nuest ro análisis.

El “Gr a n Jue go” de la s pot e ncia s e n D ar f ur

Podem os diferenciar t res bloques de intereses o posiciones respecto del dilem a plant eado, cada uno de los cuales cuent a con una clara part icipación en el conflicto.

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inter-nacionales por el cont rol de im port ant es reservas de pet róleo ubica-das en Darfur. El gobierno de al-Bashir m anifestó est ar dispuest o a perm itir la acción de observadores int ernacionales aunque no son part idarios de la int rom isión en la región de fuerzas de paz, pues ga-rant izarla es una t area del Ejército sudanés.

Sudán no est á solo en su postura, al cont rario, cuenta con im port an-t es aliados que an-t ienen grandes inan-tereses en Darfur, o m ejor dicho en su pet róleo: Francia, Rusia y China, adem ás de los países arabo-m usularabo-m anes e I rán.

Francia coincide con Sudán en que no se t rat a de un genocidio y que debe pugnarse por una solución africana. Pero sus int ereses no son sólo políticos: Tot al Fina Elf una de sus pet roleras t iene concesiones en el sur que no han podido ser ex plotadas por el conflicto. Aunque, en realidad, su preocupación v erdadera es Chad y su pet róleo, el cual est á siendo ext raído ahora por un consorcio dirigido por Ex xon Mobil. Cabe recordar que Francia, adem ás, cuent a con el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por lo que su postura es m uy im port ante si se quieren im poner sanciones a Sudán.

Rusia es una de las principales fuent es de arm as de Sudán. Le ha vendido “ un total de 12 aviones Mig-29 de at aque con los 370 m illo-nes de ingresos de pet róleo, sum ados a los bom bardeos Antonov y los helicópt eros MI -24 cuyos ataques cont ra las aldeas en el oest e se han coordinado con las de la m ilicia Yanyawid” , según un art ículo del núm ero de julio de 2004 del Middle East Report . Por lo tanto, su inte-rés en el conflicto sería sólo la v ent a de arm as.

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Hast a hace unos años Sudán no figuraba en la list a de países pet role-ros. Las pocas com pañías occident ales que explot aban los recursos fueron presionadas por sus gobiernos y por las organizaciones de De-rechos Hum anos para que abandonaran el país en los tiem pos en que Sudán era el refugio de Osam a Bin Laden.

El hueco que dej aron los occident ales fue rápidam ent e llenado por com pañías asiát icas de países en expansión y , por lo t ant o, con m ás sed de recursos energét icos.

China est á inv olucrada en cuest iones africanas desde los años sesen-t a, pero las relaciones con Sudán se reforzaron hacia 1990 y se debe a que para m ant ener su m ot or económ ico a alt a velocidad China ne-cesita m antener y aún increm entar su abast ecim iento de pet róleo. Cualquier irrupción pondría en riesgo el crecim iento, con graves con-secuencias no sólo para el país sino t am bién para sus socios com er-ciales e inv ersores. Los últ im os cort es de energía en varias fábricas chinas confirm aron la necesidad de adquirir m ás pet róleo. Por eso Sudán es una pieza clave en el tablero chino.

China es el principal inversionist a ext ranj ero en Sudán. Ha invertido en él alrededor de 10 m il m illones de dólares. La China National Pe-t roleum , de propiedad esPe-t aPe-t al, posee el 40% (la parPe-t icipación m ayori-t aria) de la Greaayori-t er Nile Peayori-troleum Operaayori-ting (GNPOC). La China Pe-t roleum Engineering and ConsPe-trucPe-t ion (CPEC), de propiedad Pe-t am bién est at al, ha construido un oleoducto de 1392 kilóm etros que une los yacim ientos del sur desde los cam pos de la GNPOC con las refinerías de Puert o Sudán que perm it e la salida al Mar Roj o, y un com plej o re-finero a las afueras de Jart um .

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Alrededor del 70% de las export aciones pet roleras de Sudán van a China, y est o supone el 10% de sus im port aciones de crudo.

A cam bio del pet róleo, Pek ín sum inist ra a Jartum arm am ento y apoyo diplom át ico. China ha proporcionado a Sudán tanques, art illería, helcópt eros y aviones de com bate, y ha inundado Darfur de m inas ant i-personales. Se estim a que hast a el 80% de los beneficios pet roleros de Sudán se destina a la com pra de arm am ent o, m ient ras su pobla-ción sigue siendo una de las m ás pobres del m undo.

China ha ayudado a Sudán a const ruir sus propias fábricas de m uni-ciones y arm as ligeras. Se ha inform ado que hay helicópt eros de com bat e de fabricación china que operan desde aeródrom os cont rola-dos por las pet roleras chinas.

Sin em bargo, su postura ha ido m ás allá de la m era defensa, hay in-form aciones de que podrían est ar apoy ando activ am ente las opera-ciones de las t ropas gubernam ent ales y de las asesinas m ilicias ára-bes en Darfur.

El Consej o de Seguridad de la ONU consideró en sept iem bre una re-solución, la 1564, en la que am enazaba a Sudán con sanciones petro-leras si no ponía freno a la violencia en Darfur. China am enazó de inm ediat o con vet ar cualquier m ovim iento t endient e a la im posición de sanciones, con lo que la am enaza se t ornó inútil. China recurrirá entonces a su derecho de v et o toda vez que sient a que est á en peli-gro su poder económ ico y su crecim iento.

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los at aques t errorist as a las em baj adas nort eam ericanas en Kenia y Tanzania.

Aunque Sudán no est á en la list a de países que conform an el “Ej e del Mal” , claram ente est á ent re los que George Bush y el gobierno est a-dounidense han apunt ado para un cam bio de gobierno. Ahora bien, ¿cuáles son los int ereses reales de Estados Unidos en Sudán?, ¿será sólo la denuncia de la violación sist em ática de Derechos Hum anos o se encubrirá algo m ás?

Consideram os que det rás de ello hay algo m ás. En prim er lugar, en cuanto a lo interno, debem os recordar que las víctim as del denuncia-do genocidio son los negros de la región y Est adenuncia-dos Unidenuncia-dos ve en ello la posibilidad de adhesión del v ot o negro que represent a el 11% del electorado nort eam ericano aproxim adam ente. A ello se le sum a que el Congreso norteam ericano aprobó (sin ningún voto en contra) una resolución en la que se calificaba lo ocurrido en Darfur com o genoci-dio, cat egorización a la que adhiere luego el Ej ecutivo y que result a de gran im port ancia porque legitim aría una int ervención bélica de acuerdo al Derecho I nternacional.

Por ot ro lado, luego del 11 de septiem bre, Sudán decidió incorporar cam bios en su política t errorist a para evit ar condenas m ás severas y abrirse al ex terior ant e las pocas alt ernat ivas que le quedaban. I n-crem entó su cooperación al punto t al que m ient ras figuraba en la list a de países sospechosos de apoyar el t errorism o, facilit aba y com partía inform ación sobre el t errorism o con la CI A, para la que se transform ó en una pieza clave. Sin duda, est e es uno de los m otivos que ha im -pedido que Estados Unidos act uase con m ayor contundencia sobre Darfur. Es im port ant e dest acar que Estados Unidos financió a los re-beldes del sur y a través de éstos a los de Darfur.

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can-t idad del com ercio encan-t re el África Cencan-t ral, Medio Oriencan-t e y China. Así, Est ados Unidos ve en la reivindicación de Darfur no sólo la defensa de los Derechos Hum anos sino t am bién el inicio de un proceso de dem o-cratización que Washington considera im prescindible en el Mundo Á-rabe. Sin em bargo, el int erés norteam ericano m ás im port ant e es el cont rol de recursos pet rolíferos. La producción sudanesa le serv iría para reducir su dependencia del petróleo de Medio Orient e y su vul-nerabilidad a los acont ecim ientos de la región. Pero lo que est á aún por encim a de sus propias necesidades de pet róleo es el hecho de que no está dispuest o a tolerar que ese cont rol caiga en m anos de posibles rivales o alianzas rivales, papel que China cum ple a los oj os nort eam ericanos.

Est e problem a es claram ent e planteado por el Minist ro de Est ado para las Relaciones Ext eriores de la República de Sudán, el Dr. Fodel Tijani quien dice “ las com pañías de los Est ados Unidos fueron las prim eras en descubrir pet róleo en nuestro país pero, al pensar que no t enían com petidores, exigieron de nuest ra part e condiciones inacept ables para su explot ación, lo que nos llevó a buscar y finalm ent e concert ar una asociación con China, algo que no es del agrado de Est ados Uni-dos” .

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culadas a la cuest ión. Posiciones que, por ot ra part e, pueden coincidir con algunos de los lineam entos ant es analizados.

La Organización de las Naciones Unidas, al igual que el resto de la com unidad internacional, reaccionó tarde. Recién 15 m eses después del inicio de la crisis, el Consej o de Seguridad aprobó la prim era reso-lución al respecto, a inst ancias de Estados Unidos. El 3 de j ulio de 2004, Jart um firm ó un com unicado conj unt o con el Secret ario Gene-ral de la ONU, en el que el gobierno de al-Bashir se v eía obligado a facilit ar el acceso de organizaciones hum anit arias a Darfur, respet ar los Derechos Hum anos, proporcionar seguridad a la población civ il negra perseguida y conseguir una solución política del conflicto. Vein-t isieVein-te días después, y anVein-te la prácVein-t icam enVein-t e nula acción del gobierno sudanés, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1556. En el párrafo sexto de la m ism a, se exige que el gobierno de Sudán cum pla sus com prom isos de desarm ar a las m ilicias Yanyawids y aprehender y procesar a sus líderes, así com o tam bién solicita al Secret ario Ge-neral que present e un inform e en el plazo de 30 días, al m ism o t iem po que expresa su int ención de exam inar la posibilidad de adop-t ar oadop-t ra m edidas, incluso las previsadop-t as en el aradop-tículo 41 de la Caradop-t a de la ONU, en caso de incum plim iento de lo pact ado. En el párrafo si-guiente hace un llam am iento a t odos los estados a que cesen la v ent a o sum inistro de arm as a t odas las ent idades no gubernam ent ales de Sudán, m encionando especialm ent e la m ilicia árabe Yanyawid, pero ignorando, al m ism o tiem po, la conex ión ent re est e grupo y el go-bierno.

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veto ej ercido por Francia y China, aliados económ icos de Jart um , m u-t ilando así la posibilidad de aplicar m edidas conu-tundenu-t es y eficaces. La resolución 1591 del Consejo de Seguridad (m arzo 2005) crea un Com ité encargado de evaluar la cuestión de Derechos Hum anos en Darfur y exige dilucidar si a esa situación cabe el t érm ino “ genocidio” o no. Estas resoluciones han t enido un caráct er práct icam ent e decla-rat orio pero, nunca han m at erializado sanciones a las cont inuas des-obediencias a los Derechos Hum anos com et idas por el gobierno su-danés.

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volunt ad política de autorizar a la Unión para int ervenir en uno de sus m iem bros m ás im port ant es y m ant iene, por ahora, una fuerza m ult i-nacional encargada sólo de prot eger los v eedores de las Naciones Unidas, así com o de la propia Unión Africana. En ningún m om ento pueden usar sus escasas arm as para defender a la población civ il de los ataques de los Yany awids y los dem ás grupos arm ados, incluso del m ism o gobierno sudanés.

En un com unicado conj unt o del Movim iento de Liberación de Sudán y el Movim iento Just icia e I gualdad del m es de septiem bre de este año, adem ás, de anunciar la posibilidad de fusionarse en un nuevo grupo (las Fuerzas Aliadas Revolucionarias de Sudán Occident al) expresaron su oposición al nom bram ient o del president e de Sudán, Om ar al-Bashir com o president e de la Unión Africana. Anunciaron que aban-donarían las conversaciones de paz, patrocinadas por la Unión Africa-na, que act ualm ente se est án m anteniendo en Abuj a (Nigeria), si los dirigent es africanos eligen a al-Bashir para el cargo, porque, según ellos, no pueden ser a la vez j uez y parte en el conflict o.

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ALGUN AS CON CLU SI ON ES

El de Darfur es un conflicto m ult idim ensional, pues si bien a prim era vist a sobresalen problem as étnicos, t am bién se esconden la lucha por el cont rol de recursos, a lo que se sum a intereses económ icos, reli-giosos, históricos, ent re ot ros. Por eso creem os oport uno t ener en cuent a algunas consideraciones.

En prim er lugar, esa m ult idim ensionalidad hace que la real m ot iva-ción del conflict o se esconda baj o el velo de la discusión inacabada sobre la cat egoría técnica-j urídica de la crisis (genocidio o no). Cree-m os que los Derechos HuCree-m anos son irrenunciables, pero no est aCree-m os seguros de que la com unidad int ernacional est é preocupada por su pleno ej ercicio en Darfur; ant es bien, lo que quiere es garant izar el goce de ciertos beneficios a sus países.

Pero querem os aclarar que det rás de est e conflicto se ocult an dos cuest iones o dos bloques de int ereses m arcadam ent e diferent es. El prim ero, es el arriba m encionado, es decir el puram ent e económ ico y est ratégico que poseen China, Francia, Rusia y Est ados Unidos. El se-gundo, y m ás grave aún, es el que encubre el propio Est ado sudanés. Dent ro de Sudán, la lucha puede sim plificase en t érm inos de rebelión de las regiones m inoritarias y desplazadas a la dom inación y opresión que por años ha m ant enido el nort e árabe sobre la periferia negra. Actualm ent e, es esa dom inación la que pretende (y lo hace) llevar a cabo una lim pieza étnica que no perm ita poner en tela de j uicio el poder de los árabes del nort e, que im pida que en algún m om ent o al-gún negro tenga la osadía de det entar el poder.

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zando t odas las herram ient as en su poder, no hacen m ás que intensi-ficar el conflicto y , sobre t odo, increm ent ar la m iseria del pueblo. Mient ras Est ados Unidos lucha por la cat egorización de la crisis com o genocidio para poder t ener fundam entos desde el Derecho I nterna-cional, intervenir en la región y obt ener pet róleo, China, Rusia y Francia ut ilizan una est rategia aún m ás cruent a: negocian con Jart um su silencio ant e las violaciones a los Derechos Hum anos a cam bio de petróleo.

Y aquí hay una clave: la exist encia de pet róleo en Darfur se ha t rans-form ado en un grave problem a para su población. Antes que una sal-vación o un im pulso que le perm it a despegar y superar su m iseria, ha acrecentado no sólo su dependencia del ext erior sino t am bién ha exa-cerbado sus conflictos internos, y lo económ ico se ha fusionado con lo ét nico de t al m anera que hay m om entos en que result an analítica-m ente inseparables.

Así, para concluir, en un cont ex to internacional cada vez m ás m arca-do por la disput a ent re las potencias internacionales por el cont rol de aquellos recursos que cont inúen garant izando su preem inencia sobre el rest o de los países, aplast ando pueblos y subsum iendo en la m ise-ria y el abandono, est am os cada vez m ás en condiciones de afirm ar que aquellos Est ados dent ro de los cuales se ha encontrado petróleo est án inm ersos en lo que podem os denom inar “la condena de ser ri-cos” .

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Referencias

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