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LA GUÍA ESPIRITUAL Y LA VOZ DEL ALMA

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LA GUÍA ESPIRITUAL

Y

LA VOZ DEL ALMA

Material diagramado y publicado en Internet por “EISA”: Escuela Iniciática Solar de las Almas

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2 TEMARIO

- Introducción.--- 3

 Sobre la Guía, los mensajes superiores, y la Voz del Alma.--- 4

 El Instructor físico, el estudiante, y el ego inferior.--- 6

 La Intuición: el poder de la revelación. --- 19

 La Voz del Alma.--- 22

 El desarrollo de la capacidad cognitiva intuitiva.--- 26

 La Purificación como medio de transparentar la Voz del Alma.--- 34

 La Voz del alma en los seres ascendentes y descendentes.--- 39

 Glosario. --- 42

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Introducción

Este es un ensayo sobre “la guía espiritual”, sus posibles formas de manifestación, y los errores en los que suelen caer los estudiantes al iniciar su búsqueda. También es tratado el tema de “los instructores espirituales”, que suelen generar espejismos en los buscadores, y, al final, se desarrolla la idea de “la Voz del Alma” y su guía directa en el ‘darse cuenta’ y en el ‘ver’, y el desarrollo científico-madurativo de la Intuición como “facultad cognitiva”. Se cierra el ensayo mostrando las diferencias entre “la operatividad de Buddhi en los almas ascendentes (chispas monádicas)” y “Buddhi como fuego ya activo en los seres descendentes (avatares menores)”.

Esta presentación no pretende ser un tratado completo en estas materias. Los conceptos vertidos son solo una guía a partir de la cual cada estudiante podrá profundizar según el grado de sus intereses y capacidades.

Que la Luz de Buddhi se encienda cada vez más en todos los estudiantes. El Escribiente.

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Sobre “la Guía”, los “mensajes superiores” y “la voz del alma”

La siguiente es una síntesis y reelaboración (por el aquí escribiente, A.B.) de un párrafo del libro “Tratado sobre los 7 Rayos” (de Alice Bailey; pág. 375 a 378).

En estos tiempos en los cuales existen muchos grupos anunciando ser “contactados” y “receptores” de ‘enseñanzas superiores’, se hace necesario estudiar y discernir sobre las posibles fuentes desde donde pueden provenir esas guías, tanto las verdaderas, como las falsas, y todas las gradaciones intermedias entre ambas categorías.

Una “guía” o enseñanza puede provenir de las siguientes fuentes:

1- La guía hallada en una persona en el plano físico, hacia la cual se dirige la persona que busca ayuda y esclarecimiento. Esta guía ocurre en forma consciente y directa, y la calidad de la guía podrá ser muy variada, mediocre, mala o buena, según el nivel de conciencia de quien cumple el rol de guía y su grado de sabiduría para manejar este rol, (si fuese en verdad merecedor para sostenerlo). (Este punto será profundizado en el tema siguiente).

2- La vida oculta de deseos y aspiraciones nobles del hombre místico, religioso, afloran desde su subconsciente adoptando ciertas formas y tendencias, ‘señales internas’, las cuales interpreta como una guía superior, como la Voz de Dios que le habla, o de algún ser superior. (Muy común en el tema de los “mensajes canalizados” tan difundidos hoy en día, que muchas de las veces provienen, como se afirma en este punto, del propio mundo psíquico del estudiante).

3- La recuperación de antiguas tendencias y aspiraciones espirituales de reencarnaciones anteriores que afloran a la superficie de la consciencia durante la vida grupal, siendo mal interpretadas como la Guía de Maestros espirituales, de la Jerarquía, o la Voz de Dios. Esta guía puede ser en general buena en cuanto al grado de verdad que contenga, pero debe reconocerse su real fuente, que no es la Divinidad directa, sino que provienen de la misma naturaleza interna de los integrantes del grupo (de uno, o algunos).

4- La guía registrada puede ser simplemente, sensibilidad a las voces y buenas intenciones de gente benévola que está en el plano astral

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esperando reencarnar. Mientras se ciernen sobre la zona limítrofe de la vida externa, esperando el momento de renacer, los seres humanos encarnados establecen frecuentemente contacto subconsciente con ellas, especialmente durante la vida de sueño, cuando el cuerpo físico está en reposo. En ese estado y plano, comunican al neófito informaciones y enseñanzas (buenas, mediocres o muy deficientes), lo cual al despertar el aspirante mal interpreta muchas veces como ‘la Voz de Dios’, de un Maestro, o de un Ángel.

5- Las guías pueden ser de naturaleza emocional y astral, resultado de los contactos logrados en el plano astral. El aspirante podrá ser bien intencionado y firme en su aspiración pero al estar polarizado en la devoción emocional, y siendo débil aún en el plano mental, contacta y extrae inspiraciones del plano astral, que aunque estas puedan ser buenas, inofensivas y bien intencionadas, no son, como él cree, ‘la Voz de Dios’ o de algún ser superior, sino espejismos o entes astrales, que los hay de muchas categorías y tipos.

6- La guía puede provenir también de la sintonización del sujeto con la mente o mentes de otras personas. Esto sucede frecuentemente cuando se trata de personas inteligentes con la mente enfocada. Es telepatía directa, pero inconsciente. La Guía puede provenir del contacto con la mente enfocada de un grupo de trabajadores con la cual el hombre puede tener cierta afinidad, a sabiendas o no. Estas guías pueden ser conscientes o inconscientes, y ser de calidad buena, mala o neutra. El auxilio aquí es el discernimiento propio.

Es muy habitual la manifestación de “mensajes inspirados” que se dicen recibir de “los Maestros” o “los ángeles”, y que en realidad provienen de la afinidad y del contacto que el receptor tiene con la energía mental de otras personas y grupos. (Repetimos: Esto es “telepatía inconsciente” directa).

7- La guía puede provenir del contacto con formas mentales. Las formas mentales son creadas por la energía y el poder del pensamiento sostenido, pudiendo ser de calidades y cualidades diversas. Las formas mentales elevadas (de naturaleza benéfica) pueden ser empleadas por los Guías de la Raza para ayudar y guiar a la humanidad. Aún siendo estas últimas producto de pensamientos altruistas y bien intencionados, no deben ser tomados como la guía directa de la Divinidad.

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8- Existe la guía real de los verdaderos Iniciados y Adeptos, a través de sus discípulos y aspirantes. En este tipo de guía, el Iniciado nunca trata de controlar a la persona o decirle lo que debe hacer; sus instrucciones son orientadoras para el adelanto del aspirante que debe contactar con la energía de su propia alma, pero nunca serán autoritarias ni manipuladoras, siempre respetan el libre albedrío del hombre. En muchos casos, los aspirantes captan las poderosas vibraciones de los pensamientos de los Adeptos dirigidos a sus discípulos, y piensan luego que tales transmisiones eran dirigidas directamente para ellos, y si bien enseñanzas provechosas pueden ser extraídas de las mismas, se sigue incurriendo en el error de pensar que “el Maestro en forma directa se ha contactado”.

9- El contacto puede provenir de la propia alma del individuo, cuando por la práctica de la meditación, la disciplina y el servicio, ha establecido contacto con ella y existe, por consiguiente, un canal directo de comunicación entre el alma(*)y el cerebro a través de la mente. Cuando dicha comunicación es clara y directa, constituye la verdadera guía divina proveniente de la divinidad interna. Pero si la mente no se ha desarrollado ni existe pureza de carácter, estando el hombre sujeto aún al control de las energías inferiores de la personalidad, esta comunicación podría recibirse distorsionada o malinterpretarse. Cuando se capta correcta y verdaderamente la Voz Interna, la guía es infalible y la Voz del Dios Interno (la Conciencia monádica ó álmica) se revela con claridad a Su “instrumento”, el hombre en el plano físico. La voz del alma en el hombre puede traducirse en pensamiento y por lo tanto en “mensaje”, pero la Voz del alma es, fundamentalmente, “INTUICIÓN”.

(Este punto se destacó en otro color, por considerarse, en esta escuela interna, el de mayor importancia para el avance en conciencia de los estudiantes del mundo).

10- Existen otras fuentes que pueden ser tomadas como Guías, desde donde pueden provenir inspiraciones y revelaciones, como la de seres extraterrestres y/o intraterrestres con capacidades telepáticas desarrolladas, por ejemplo. Ha habido casos, (y los hay, aunque los verdaderos no son tantos como se cree…) de contactos de este tipo, pero en este caso es deseable que el ‘canal receptor’ de la transmisión tenga corroboraciones de que lo receptado ha provenido de tal pretendida fuente. (En esta escuela interna, por ejemplo, se han recibido transmisiones de este tipo, con esporádicas y certeras pruebas corroborativas).

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Muchos “mensajes canalizados” que circulan libremente por Internet que dicen ser de fuente extraterrestre, son en realidad de alguna otra fuente, como las ya citadas más arriba; por eso decimos que los mensajes de este tipo particular de fuente debería tener corroboración de algún otro tipo, que no sea solo la recepción de lo recibido como “mensaje”.

Existen muchas moradas del Padre en el universo, y variados niveles de vida y Luz en cada una de ellas, por lo tanto los contactos pueden ser múltiples y variados. Es ‘la Voz del alma’ la que nos debe decir, intuitivamente, cuándo algo es verdadero y cuándo no lo es…, más allá de cual se diga que es la fuente de transmisión. Pero lo que llamamos “Voz del alma”, “Voz de la Conciencia” o “Voz del Corazón”, no es algo infalible en los seres humanos, porque para que sea certera e infalible, la purificación de la mente debería ser perfecta, y la gran mayoría de los seres humanos (aspirantes y discípulos) no poseen tal purificación, sino que están ‘en proceso’ de purificación. Por lo tanto hay que observar con actitud siempre abierta y reflexiva aquello que decimos sentir ser verdadero, porque con el avance en la purificación interna, lo que creíamos ser verdadero puede pasar a ser falso... De esto se desprende que:

“El proceso de purificación es el proceso de “des-ilusión” de la mente” Por lo dicho, siempre hay que tener una actitud de discernimiento y cuidado, y reflexionar y meditar antes de difundir lo que podemos creer que es “un mensaje superior”, sobre todo cuando se afirma con tanta seguridad y liviandad ser mensajes de ‘Maestros’…, que la mayoría de las veces podemos estar seguros que no son tales, aunque el contenido y vibración del ‘mensaje’ pueda ser bueno igualmente… Los verdaderos “Adeptos” no se ocupan en dar mensajes personales, particulares, (aunque no significa que no puedan hacerlo, y en especiales ocasiones lo hagan), porque están muy ocupados en tareas mayores para beneficiar a la Raza Humana y a los diferentes departamentos y sectores del Plan Evolutivo, que es muy basto. Los Maestros no gastan su tiempo y energías en ‘mensajes’ cuyo contenido conceptual e intelectual no ofrezca nada nuevo ni revolucionario, ni sea una ‘piedra fundamental’ para el avance y el progreso de la Humanidad. Los Maestros inspiran a sus discípulos mediante la Intuición, y muchas veces los estudiantes, ya avanzados en purificación interna, ignoran que, en la raíz de destellos intuitivos y/o inspiraciones para dar cauce a alguna labor de servicio, está el aura irradiativa de un Maestro, dando secreto impulso a lo que debe ser realizado.

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Tener estos conceptos en claro puede ser una pauta base para discernir.

Con todo lo dicho puede ponerse en evidencia la necesidad de revisión de los aspirantes y grupos del mundo ante este tema, el cual, como se ha visto, es más complejo y serio de cómo habitualmente se considera.

La clave en todo, siempre es el discernimiento.

El Instructor físico, el estudiante, y el ego inferior

(Por el escribiente, “A.B.”)

Existe, en estos tiempos de transición planetaria(*), mucha información disponible, pero al mismo tiempo mucha confusión en los seres humanos, porque a pesar de que hay mucha información, hay poco discernimiento en los seres humanos. Esa carencia, la de la facultad discernidora, impide distinguir con inteligencia lo falso de lo verdadero de entre tanta información existente. Esa falencia en la reflexión, en el discernimiento, sumado a la búsqueda psicológica de seguridad y protección (por carencias afectivas básicas) y a la crisis existencial propia de una cultura mundial mayormente materialista y con los valores fundamentales en crisis, ha llevado a millones de humanos a buscar ‘guía espiritual’ en el plano físico. Lamentablemente, esa guía buscada se encuentra muchas veces en instructores poco preparados, y en el peor de los casos, en “lobos vestidos de ovejas”. Decimos “lamentablemente”, porque los que se encuentran con este tipo de deficiente o falaz guía, lo descubren cuando ya es demasiado tarde o habiendo perdido mucho tiempo, el cual pudiese haber sido empleado en avanzar de alguna otra forma en comprensión, por caminos más auténticos.

El auténtico ‘instructor de almas’ es una rareza en la Humanidad actual, y, aunque sí existen, también es cierto que los Nuevos Tiempos están exigiendo cada vez más una maduración psicológica de los estudiantes que les permita prescindir de la dependencia de una Guía externa (instructor en el plano físico). Antes de seguir profundizando en este tema, se hace necesario aclarar sintéticamente algunos conceptos básicos: el de “instructor” y el de “maestro”, tan usados en nuestros días, aunque pocas veces bien interpretados, lo cual da por resultado retrasos en los estudiantes, porque los conceptos mal o deficientemente interpretados retrasan a los estudiantes que tratan de penetrar en los insondables misterios de la Conciencia.

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Veamos los conceptos clásicos. Un instructor es alguien que instruye, es decir, que enseña alguna materia a otros que son aprendices de esa misma materia. La materia que se enseña puede ser de ciencia, de arte, de filosofía, de música, y muchos “etcéteras” más. El instructor enseña lo que sabe según sea su caudal de conocimientos, pero no necesariamente el instructor siempre es un “maestro”, porque este último es quien se graduó en la materia que enseña (un “instructor maestro”). Existen instructores que pueden ser aprendices (mediocres o avanzados), pero que aún no son maestros de la ciencia que enseñan. Maestría denota excelencia en algo, es decir, conocimiento total y sobrada capacidad para enseñar lo que se enseña. Un ejemplo: En una universidad de humanidades, el maestro de filosofía (“instructor graduado”, es decir que ya rindió todas las materias de todos los años en la universidad) puede, en algún momento, elegir a su mejor alumno de 4° año, para que éste dé una clase sobre alguna temática en particular en un aula de 2° año. Entonces, en ese momento, el maestro deja como instructor (provisorio) a un alumno avanzado que se ha preparado para dar una clase (o varias) en un nivel inferior. El ‘maestro-instructor’ observa al ‘alumno-instructor’ mientras éste da las clases a los demás estudiantes. De esta manera, el estudiante aún no graduado, se va preparando para un posible futuro en el rol de maestro-instructor, cuando ya esté graduado.

En resumen: Instructor es quien enseña. Un maestro, es pues, un aprendiz que ha llegado al final de una gran etapa de aprendizaje, obteniendo la graduación; por lo tanto un maestro es un “instructor graduado” (lo cual no significa que el maestro no tenga nada más que aprender, solo que su aprendizaje proseguirá en un nivel superior). Pero, como hemos visto, no solamente los maestros pueden ser instructores; ya que existen los instructores no graduados, que pueden enseñar, según su capacidad y bagaje de conocimientos y habilidades, y que no necesitan haber llegado al final de sus estudios en curso para enseñar algunas materias o estudios de su conocimiento.

Aquí hemos dado ejemplos simples, en el área de la vida material y dentro de los límites del intelecto. Pero cuando hablamos del área espiritual, la cosa cambia, (aunque se conserven intactos los conceptos básicos recién ofrecidos). Veamos…

Existen los instructores (‘graduados’ y ‘no graduados’) de filosofía, ciencias, artes, etc., pero en el terreno de lo espiritual, es decir, en todo lo que es “SUPRA-MENTAL”(*), los instructores son pocos y menos aún los instructores graduados (maestros espirituales).

Un maestro espiritual es un “alma graduada” en el sendero de la conciencia (al menos en la Escuela-Tierra), y esa graduación es conocimiento

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experiencial consciente en el terreno supramental (superior al intelecto), al menos de la región completa de BUDDHI (con sus 7 subniveles) y subniveles de Atma(*), sumado a un conocimiento y manejo pleno de los tres mundos inferiores (físico-etérico, astral y mental). Estos niveles de logro requieren que se completen los procesos iniciáticos de la conciencia o alma. Cada iniciación(*) del alma abre la puerta al conocimiento directo de alguna realidad interna relacionada a una particular esfera de vida. (Estos son conocimientos sobre las iniciaciones del alma humana y su relación con los mundos o esferas (físico, astral, mental, intuicional, etc.), que no será posible explicar aquí, en esta oportunidad).

Según sean los subniveles de Buddhi(*) conquistados por el peregrino estudiante, así será su capacidad intuitiva para servir de instructor para otros que vienen detrás, es decir, que poseen un desarrollo menor (o tal vez casi nulo) del área supramental.

Debe quedar en claro que lo “espiritual” es un terreno superior a la mente intelectiva y a la razón discursiva. Por eso, una cosa son los instructores en el área intelectual, que transmiten conocimientos teóricos a un grupo de aprendices; y otras cosa es el ‘Instructor de almas’, o ‘guía espiritual’, que, además de poder enseñar conocimientos teóricos sobre antroposofía, cosmogonía, etc. (que puede o no hacerlo), capacita para servir de guía en los procesos de la conciencia o alma por los cuales necesita atravesar el ser humano que entra por el Sendero de la autotransformación.

Es decir que, un buen y capacitado instructor en el terreno espiritual no es quien solo sabe intelectualmente, teóricamente, sobre temas esotéricos, metafísicos, cosmosóficos, espirituales, etc., sino que necesita haber experimentado y realizado en sí mismo (y hasta cierto grado) los niveles superiores al intelecto humano, y cuanto más claro lo tenga en sí mismo y cuanto mejor lo haya elaborado son su discernimiento, mejor sabrá explicarlo cuando deba enseñar a otros sobre esos niveles del ser (aunque además deberá contar con destrezas didácticas para saber enseñar lo que sabe, cosa que no todos los instructores tienen por igual, siendo en esto algunos muy buenos, otros, mediocres, y otros pésimos).

Además, se debe tener en claro que el haber experimentado la Divinidad directamente (lo que en Yoga se conoce como Samadhi(*)) una o muchas veces, no significa que, al volver de ese estado extraordinario de contemplación, el ser humano se encuentre liberado de su yo ilusorio, psicológico. Esto es un error que algunos cometen, el creer que llegar a tener experiencias elevadas, místicas, como el experimentar la Unidad trascendental en meditación, los liberará automáticamente de los defectos del yo personal. Esto no es así, ya que el proceso de purificación en los niveles inferiores seguirá su marcha. Y es más: A veces el experimentador de tales estados místicos de beatitud y paz (experiencias válidas, por cierto, para conocer los “pisos superiores” del ser),

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tiene dificultad para no convertir esas experiencias en una forma más de fortalecimiento del “yo ilusorio” (yo personal). El envanecimiento y la autoimportancia por haber tenido experiencias “elevadas” es un ejemplo de esto. No se puede dejar de reconocer, sin embargo, que las energías superiores del ser, son armonizantes y purificadoras, con lo cual el efecto del impacto permanente de las energías espirituales (búdicas, átmicas y logoicas) en el área personal del ser humano que está en proceso de despertar interior, puede ayudar a la autotransformación y al perfeccionamiento del carácter (no a través de esquemas morales externos, sino como resultado del fluir búdico-átmico). Pero esto no será suficiente para completar “el trabajo”, ya que se necesitará de AUTOOBSERVACIÓN consciente y estado de alerta permanente para darse cuenta de todas las artimañas del yo.

Los instructores más calificados serían los “instructores-maestros”. El saber esotérico-teosófico enseña que las almas graduadas como Maestros de Sabiduría (los que han completado la purificación y se han liberado de la ilusión), son esas corrientes de vida que han alcanzado el grado de Adepto (5° Iniciación álmica-espiritual), en este ciclo o en un ciclo anterior. Este nivel de Instructor es una verdadera rareza en el plano físico de la Tierra, porque, por lo general, los Maestros actúan desde el nivel mental superior y supramental, influyendo en los discípulos y estudiantes del mundo para producir avances en los lineamientos de la evolución. Por lo tanto, los instructores espirituales que se pueden encontrar alrededor del planeta, son, por lo general, discípulos de cierto grado de avance, no Maestros.

Conviene ahora, antes de proseguir con el desarrollo del tema, hacer las siguientes distinciones:

1. Un ‘instructor espiritual’ es quien conoce por experiencia directa los niveles supramentales (Buddhi, Atma, y más allá si fuese muy avanzado). Se vuelve a aclarar esto para que el estudiante no confunda lo que es un “instructor espiritual” con lo que es un “psíquico”, porque este último se maneja con energías “sub-mentales”, mientras que el primero lo hace con energías “supra-mentales”. Muchos neófitos estudiantes en busca de lo espiritual, confunden todo: “psiquismo” con “espiritualidad”, y esto es un gran error. El conocimiento esotérico-teosófico es importante para discernir y no confundir los tantos.

2. Existen los instructores espirituales que son “almas ascendentes”(*) y los que son “espíritus descendentes”(*). Ambos tipos de instructores pueden ser diferentes en su prédica e irradiación por esta distinción en su naturaleza peregrina. (Ver Glosario al final de estos escritos).

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Ya aclarados los anteriores conceptos, podemos seguir adelante.

Ya que vimos que casi todos los instructores en el terreno de lo espiritual que existen en el plano físico, no son “Maestros” sino estudiantes (en el mejor de los casos, avanzados, que en la literatura esotérica clásica se los ha denominado “Discípulos” e “Iniciados”) con ciertas experiencias vividas y algunas capacidades desarrolladas en el área supramental, es claro que habrá que tener “los ojos bien abiertos” cuando el estudiante que busca instrucción se encuentre en su camino con algún instructor en el plano físico. Veamos este tema a continuación, con algo más de detalle.

Es muy común que los instructores en el plano físico aún tengan bastante camino por delante en purificación interior, y esto debe ser entendido y reflexionado por los estudiantes que siguen las enseñanzas de algún instructor, para no “idealizar” al que cumple con dicha función, atribuyéndole dones, sabiduría y perfecciones, que en realidad no posea (al menos no como lo imagina el estudiante). Las proyecciones psicológicas que hacen los seres humanos de sus maestros e instructores (que son muy habituales aunque muy poco advertidas) les impiden muchas veces progresar más allá en el verdadero camino de iluminación y expansión de la conciencia; y lo más grave ocurre cuando el instructor no hace nada para evitar este mal, permitiendo (o en el peor de los casos ‘fomentando’) la idolatría y/o la dependencia emocional, por encontrar cierto provecho para su propio ego… Esto puede ocurrir en variados niveles y formas, desde las más groseras y evidentes, hasta las más sutiles formas de engaño. (La palabra “engaño” se utiliza en forma amplia, ya que el engaño puede ser consciente o inconsciente).

Solo un ser humano en quien se ha purificado lo suficiente su conciencia, logrando no permitir que su yo psicológico (yo inferior) lo actúe, puede estar en condiciones de ser un buen instructor. Para ser un “buen instructor” en temas sobre teosofía, espiritualidad, cosmogonía, etc., no es suficiente con enseñar bien la materia teórica, sino que el operante de instructor (sobre todo si dirige un grupo de estudio) debe tratar de evitar la generación de espejismos psicológicos de los estudiantes, como la idolatría hacia su persona, o dejar que los demás crean cosas de él, que en realidad no son tales.

Como los instructores espirituales están generalmente a medio camino de su propio despertar espiritual, no siempre saben evitar los espejismos y las proyecciones psicológicas de los seguidores de sus enseñanzas, y a veces hasta no desean hacerlo, porque encuentran (en su ‘ego’) cierto placer psicológico en ello.

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Los instructores aún imperfectos tienen manejos de su ego (área psicológica inferior, de la personalidad) que aún no ven, o que no desean ver, y menos aún aceptan que alguien les señale lo que ellos no ven o no quieren ver.

El ‘ego’ es muy hábil para justificarse a sí mismo, y cuando posee un refinado intelecto, lo utiliza para ladear los hechos para donde le conviene, o para arreglar las interpretaciones a su propia manera, muy hábilmente, de manera que los incautos estudiantes no solo no lo ven, sino que quedan deslumbrados por “tal elocuencia e inteligencia”…

Ocurre a menudo que el instructor deslumbra a sus seguidores con su magnetismo personal y/o evidente elocuencia, y así produce (lo sepa o no) espejismos psicológicos en los que buscan su guía. Están quienes hacen esto a propósito, para obtener reconocimiento, prestigio y poder ante las masas; pero también están los instructores que, aún siendo impulsados por la energía de la buena voluntad, aún así, no ven las “tretas del yo” en sí mismos, no se dan cuenta de los sutiles manejos de su propia sombra(*), que como astuta y oculta serpiente de la vanidad intenta sobresalir, ser reconocida y apreciada, tener poder y dirección, o, en aparente contrariedad, mostrar una mansedumbre y humildad “creada” como forma de atraer la atención (lo cual es más de lo mismo: búsqueda de reconocimiento y poder de alguna clase).

Entre “las tretas del yo” que se pueden observar en la mayoría de los instructores humanos, se encuentran las siguientes (entre otras tantas):

1. Buscar sobresalir de alguna manera para atraer la atención. Los métodos para hacerlo pueden ser muy variados, desde el perfil alto y señorial hasta la falsa modestia, y muchos más, por lo cual no se citarán aquí. Pero lo que importa en este punto es el aspecto de “atraer la atención”; porque, es de común conocimiento en psicología ocultista, que esto lo busca el ser humano para “obtener energía”. Lograr la atención de los demás (o en cualquier relación humana) es obtener cierto tipo de energía psíquica del que presta atención. Obtener la atención de los demás es obtener energía, y esto puede ser un juego para el yo inferior; aunque para el verdadero instructor espiritual, que no busca sobresalir, el atraer la atención puede ser necesario para brindar alguna enseñanza útil y necesaria. La diferencia entre el instructor que aún no ve las tretas de su propio ego, y el instructor que fluye con la dirección de su alma espiritual, puede ser sutil y difícil de distinguir para la mayoría de los estudiantes. Entre ambas posiciones, se encuentran los instructores que están a medio camino de su purificación (o que no han llegado al final de la misma), y que, por lo tanto, si bien han despertado

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en ellos cierto nivel de intuición, no están exentos de ciertos manejos sutiles de su yo psicológico.

2. Buscar tener siempre “la última palabra”, para que quede en claro quién es el que dirige y rige. Esto puede adquirir formas grotescas, o sutiles. 3. No citar las fuentes del saber. Esto ocurre cuando el instructor habla de

todo lo que conoce y tiene en su memoria, sin dar jamás referencias de las fuentes de donde obtuvo tales conocimientos, porque de esa manera, muchos de sus seguidores (en su ignorancia) pensarán que la mayoría de lo que sale de su voz es de su propia autoría o “intuición” (no siendo en realidad, la mayoría de las veces, más que repetición de conocimientos ancestrales).

4. Tener actitudes defensivas cuando ve peligrar su podio de guía grupal. Tales actitudes, para quien pueda ver la psicología humana, se notan en las actitudes, las reacciones, las miradas, y las palabras (cuáles se emplean, y en qué contexto de la reunión grupal). De este tercer punto se pueden desprender muchos más, ya que las actitudes defensivas pueden ser de muchos tipos y formas.

5. Criticar a los demás instructores, escuelas o grupos, como forma de autoafirmación, pero sin jamás ver sus propios errores y menos aún reconocerlos ante los integrantes de su propio grupo. Cualquier estudiante algo más aventajado en observación y discernimiento puede ver esto, y los que sigan a un instructor que tenga este tipo de manejo psicológico, serán los que no vean este tipo de tretas (tal vez por estar obnubilados ante el “destello magnético” del instructor). Recordamos que estas “tretas psicológicas” pueden ser conscientes, medianamente conscientes, o inconscientes.

A veces el mismo instructor no ve sus propios errores o incoherencias, y no advierte su propia falta de autoobservación y autocrítica, porque, como se ha dicho, “es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la biga en el propio ojo”.

Todas estas conductas no ayudan a crear una verdadera Fraternidad entre los diferentes grupos y escuelas espiritualistas, sino que, en vez de integrar y unir, separan y dividen. Donde hay “tretas del ego” sin superar, hay división y separación. La Jerarquía Espiritual impulsa hacia la integración, hacia la Fraternidad, pero esto no es posible de realizar si nuestra mente está comparando y separando todo el tiempo, y esto es lo que, generalmente, suelen hacer muchos fieles de religiones y de grupos espiritualistas, casi sin excepciones. Es muy común que cada cual crea ‘tener la razón’ y/o ‘ser la mejor opción’, desdeñando a los demás. Esto también puede adquirir formas grotescas o sutiles.

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Sin ver el ego(*) y permitir su disolución (lo cual no significa “matar el ego”, porque en esa actitud el mismo ‘yo’ se fortalece…), es decir, sin disolución de “lo falso” en la naturaleza del hombre, no hay Servicio (con mayúsculas, “servicio espiritual”).

Aquí hemos llamado “ego” al yo psicológico (o yo personal). Este está compuesto de una red de identificaciones sensoriales y mentales, por lo tanto es un falso centro. Aunque sea falso en esencia, es una red de energía psicológica muy real en los niveles inferiores de la conciencia. Esta red de identificación sensorial-mental, que da la idea de ser un yo separado de todo lo demás, se reproduce en cada reencarnación del alma en el triple mundo material (físico-etérico, astral y mental), hasta que, después de ingresar el alma por el sendero de purificación e iniciación, llega finalmente a la Liberación (de las ilusiones producidas por las esferas de vida inferiores). Esto también es entendido como (o lleva al) Nirvana (vocablo ´sanscrito que significa

“extinción”). La extinción del yo sicológico, el falso centro de conciencia producido por continuos procesos de identificación, es el final del proceso de “PURIFICACIÓN”(*); es “Liberación”(*), y es, posteriormente, y durante el final del mismo proceso liberador, “Nirvana”(*), que es la extinción del cuerpo causal(*) al ser absorbido por la Mónada(*).

Estos últimos conceptos son necesarios debido a que existen ‘instructores-guías’ que aún no tienen la suficiente claridad respecto de estos temas, y sin esa claridad, no pueden ser buenos guías, porque enseñan conceptos deficientes, como por ejemplo, que “el yo inferior debe ser comandado por el yo superior”. Aquí habría que decir que, en primer lugar, si bien esa es una forma simplificada de ver el tema, no es correcta, porque la idea de un yo inferior y de un Yo superior es, en todo caso, una representación mental, una graficación abstracta (y aún infantil) de un tema más complejo (o tal vez mucho más simple…, según quien lo mire). (Véase el término “Ego” en el Glosario).

Mientras no entendamos la naturaleza y mecánica del yo psicológico y sus artimañas, no habrá posible avance en el auténtico servicio a la Vida. El Servicio comienza por la observación de sí mismo, sin huir de “lo que aflora”. Esto se llama purificación, aunque puede ser entendido también como un proceso de “despersonalización”, “vaciamiento”, “desaprender”, etc. Sin este proceso de purga psíquica, el Ser Interno, o auténtico Ser (crístico, intuitivo, búdico, monádico, etc.) no puede aflorar en el hombre con transparencia.

Habiendo ya comentado algunos aspectos sobre el tema de ‘las tretas del ego’ y ‘los errores’ del mundo de los instructores, enfoquémonos ahora en los

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errores en los que suelen caer “los seguidores” de los instructores. Veamos algunos:

1. Quedarse solamente con las enseñanzas que da el instructor y dejar de investigar por sí mismo en otras vertientes esotéricas serias, creyendo que todo lo que necesitan saber, del instructor vendrá. A esta actitud se le puede llamar “dormirse en el instructor”. Si repasamos los conceptos anteriores y recordamos que la mayoría de los instructores físicos (el 98%, hablando generosamente) no son maestros de sabiduría sino instructores en proceso de aprendizaje, se entenderá que la actitud de “reposar en el instructor” con fe ciega no será aconsejable, porque un error conceptual emitido por el instructor, o un consejo errado, puede entrar en la mente del estudiante y permanecer allí durante años, décadas, o durante toda su presente vida, si el estudiante no se decide a investigar libremente por sí mismo (sin temores a contradecir al mismo instructor).

2. Creer que el instructor es infalible, que no puede cometer errores, y creer que lo sabe todo. (Se verá la relación entre este punto y el anterior). Nadie “lo sabe todo”, ni siquiera los Maestros de Sabiduría, que también tienen sus senderos de aprendizaje, (aunque, por supuesto, van más allá que los aprendizajes de la Humanidad, porque ellos superaron la etapa humana); pero en otro nivel, superior al humano, Ellos también son aprendices. Creer en “la infalibilidad del instructor” es un error no poco común entre los “seguidores” de un Guía.

3. La actitud de “esperar todo del instructor” (puntos n°1 y 2) trae otro problema subsidiario: “No trabajar en las propias deficiencias y problemas psicológicos que el estudiante pueda tener”. Es común encontrar seguidores de un guía espiritual que tienen problemas psicológicos sin resolver, y que por seguir solamente las enseñanzas del instructor jamás abordan realmente sus problemas internos. Esto es perjudicial para el estudiante. Un buen instructor con “ojo abierto” (al menos con ‘ojo clínico’ para ver los aspectos psicológicos) podría advertir al estudiante, pero esto, lamentablemente, por lo general no ocurre, o pocas veces como debiera suceder. En este punto, no hay que dejar de considerar que los instructores (la mayoría) cargan con sus propios problemas psicológicos… Muchas veces, los temas espirituales y filosóficos funcionan a manera de “escape” para una psiquis atormentada por problemas sin resolver. Esto es común en todo ser humano, y, por ende, sucede tanto en los estudiantes como en los instructores (salvo en raras excepciones de almas muy purificadas, especialmente a partir de la 4° iniciación).

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4. Idealizar al instructor con los propios trasfondos de ideales del estudiante-seguidor. Esto puede llevar al estudiante, en ocasiones, y después de un tiempo, a sentirse defraudado y a acusar al instructor por no cumplir con “sus expectativas” (originadas en ideales del propio estudiante y proyectadas en el instructor). Esto lleva a veces a difamaciones del estudiante-seguidor hacia el instructor-guía. Los grupos guiados por un instructor espiritual, después de cierto tiempo, pueden comenzar a tener problemas debido a este tipo de acontecimientos. 5. Los problemas de celos, envidia y soberbia, tan comunes en la psiquis de

los humanos promedio, y de los cuales no están exentos en general los estudiantes, suelen proyectarse (tarde o temprano) en el instructor, siendo éste el blanco de proyecciones inconscientes que forman parte de la psiquis de los estudiantes. Las transferencias y proyecciones psicológicas (tanto de ideales elevados como de defectos) son comunes en estas relaciones. El estudiante inteligente deberá estar debidamente advertido en estos puntos. Este es un tema muy delicado y de sutilezas psicológicas. En ocasiones, un estudiante bastante despierto podrá ver aspectos (negativos y/o positivos) en el instructor que puedan ser ciertos; pero otras veces lo que el estudiante vea pueden ser proyecciones psicológicas, es decir, cualidades o defectos que él mismo proyecta inconscientemente en el prójimo. En este último caso, el estudiante puede estar muy convencido de ‘lo que ve’, sin advertir que son espejismos de su propia fantasía psicológica. Otras veces, lo que el estudiante dice ver, puede ser una mezcla entre un hecho real pero con agregados de aspectos imaginarios de su propia autoría subconsciente. Habitualmente, los defectos que se cree estar convencido de ver en los demás, son defectos de su propia ‘sombra’ (ego) no reconocidos en sí mismo; y, los ideales de perfección y virtudes proyectados en otros, suelen ser aspectos de deseos, sueños y aspiraciones, también inconscientes.

Hemos hablado de los posibles problemas de los instructores y de los estudiantes. Como síntesis de todo lo analizado hasta aquí, podemos decir que:  Existen falsos instructores, cuyas magnéticas personalidades pueden confundir a muchos neófitos estudiantes. Se alerta sobre esto, para que los buscadores de la Vida Interna tengan “los ojos bien abiertos”.

Un Instructor debidamente purificado y Liberado puede ser una buena y necesaria guía en algún momento y durante cierto tramo del peregrinaje de ciertas almas; pero nunca creará dependencia

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en ninguna de sus formas. Además, de esta calidad de instructores, ya se dijo que los hay muy pocos; lo cual no significa que quien lo necesite y merezca internamente, no pueda acaso encontrarlo. Pero hay que tener mucho cuidado, porque el espejismo hace pensar y sentir al estudiante que ha encontrado a un calificado instructor espiritual, cuando muchas veces esto no es así, y termina desilusionándose, tarde o temprano…

Lo más común y corriente es que los instructores en el plano físico tengan aún un camino de purificación por delante, y, aunque se sientan llamados a enseñar lo que saben y a ofrecer los frutos de su camino interior, lo cual es muy loable, no están exentos de errar ni de ser, a veces, presas del orgullo, la vanidad, y de cualquiera de los movimientos del yo psicológico que aún no han purificado.  Un Instructor, a nivel informativo y didáctico, puede ser útil y

válido. Lo que ocurre a menudo es que el factor psicológico-afectivo se mezcla durante el proceso de la enseñanza y del aprender, y existe, generalmente, la incapacidad para poder ver esto en todas sus formas (incapacidad tanto de los instructores como de los estudiantes). Esta incapacidad de “ver” se convierte en tragedia porque produce apegos y dependencia basados espejismos, y, consecuentemente, retraso para el auténtico avance de la conciencia.

Por otro lado, los estudiantes deben entender que un instructor físico será solo ‘un accidente’ en el camino, una oportunidad de experiencia en el extenso sendero del alma, y que no debiera ser tomado como la guía permanente y/o “la salvación”, siendo estas actitudes (muy comúnmente) proyecciones psicológicas de ocultas necesidades internas que el estudiante aún no ve en sí mismo. Quien ocupe una posición de instructor, debería plantearse estos temas en profundidad, para no permitirse generar espejismos en los demás, perjudicando a los que así se ilusionen. También los buscadores de las Verdades eternas y de la Luz Interna, que en esta escuela llamamos “estudiantes”, deberían estar en estado de alerta y atenta observación, para evitarse caer en espejismos y dependencias psicológicas con instructores físicos (dependencias que comienzan con “proyecciones psicológicas”, y que a su vez responden a “trasfondos psicológicos” del propio subconsciente del ‘estudiante seguidor’).

No obstante, todo es aprendizaje, y aún con las imperfecciones y errores de los bienintencionados instructores y estudiantes, puede el proceso de la

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conciencia seguir su marcha hacia la LIBERACIÓN, que, tarde o temprano, llegará tanto para los unos como para los otros.

Finalizamos este tema sobre el Instructor espiritual, los estudiantes que buscan instrucción, y los movimientos del yo psicológico en todo esto, con unas preguntas para la reflexión:

- ¿Cómo podría un estudiante que busca a un ‘maestro espiritual’ darse cuenta que lo encontró realmente, si aún su facultad intuitiva no está desarrollada como para ver con certeza la esencia o verdad…?

En otras palabras:

- Si alguien busca guía espiritual para realizarse espiritualmente, ¿cómo podrá estar seguro de que la encontró, con su ceguera espiritual a cuestas…? ¿No podría estar acaso su visión nublada por emocionalismo devocional y proyecciones psicológicas de las cuales no se percata…?

Y además: Si acaso el buscador ya tuviese desarrollada la Intuición (su Buddhi): ¿Para qué habría de buscar con tanto ahínco y deseo un maestro espiritual, si ya tiene al suyo propio, su Buddhi…?

LA INTUICIÓN: El poder de la revelación.

(John Raifsnider)

Una cosa es discutir abstractamente sobre mundos distantes; otra cosa es realizarse a sí mismo como partícipe en ellos. (Agni Yoga).

Intuición(*) es una palabra que se emplea por muchas personas y las gentes le han asignado muchas interpretaciones en su significado. Al escuchar el concepto, uno recordará inmediatamente la última impresión “psíquica” recibida… Otro lo identificará con una experiencia con la que a veces tropezamos, en la que ciertos pasajes de algo que ha leído parecen destacarse en significado y confirman una convicción interior. Otros lo relacionarán con esa habilidad inherente que algunos tenemos para apreciar o reconocer las condiciones psicológicas ocultas de quienes nos rodean. Todas estas facultades pueden en verdad ser instrumentos útiles de percepción, sin embargo ninguna se refiere a lo que estamos considerando ahora.

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Los records literarios nos dicen que el término “intuición” significaba originalmente “contemplar”. Esto implica algo que se ve. ¿Pero qué es lo que usualmente llamamos “ver”? Un objeto entra dentro de nuestro campo de visión y decimos que “lo vemos”. Alguien nos presenta un pensamiento o punto de vista y decimos: “ya veo lo que usted quiere decir”. Ambas son formas u objetos, una física y la otra mental. La “forma”, dice el diccionario, es “el aspecto visible de una cosa”, y un “objeto” es la parte objetiva de algo. Por lo tanto podemos inferir que todo lo que miramos normalmente, sea material o mental, es de hecho una cubierta o velo sobre aquello que escapa a nuestra vista. Al enfocar nuestros ojos sobre un árbol ¿estamos viendo el árbol en su esencia o solo un aspecto o sugestión de su vida y su ser actual? Al mirar a un hombre ¿vemos al hombre o solo una imagen suya? Al considerar un concepto ¿no estamos contemplando la sustancia del pensamiento cuya forma solo “representa” una verdad que está más allá del alcance del intelecto?

Al responder a estas cuestiones a la luz de la razón debemos admitir que lo que la mayoría de nosotros llama “ver” no es en realidad una verdadera visión, sino solo una visión limitada y parcial. Sin embargo latente en todo lo que aspira a la verdad está la capacidad de una penetración pura y directa cuya presencia ha sido rotulada “intuición”. Al afirmar esto, podemos entender que la intuición puede significar nada menos que “revelación”. Es ese poder de consciencia que “revela”, es decir que “retira el velo” que por tanto tiempo ha ocultado la vida de nuestra vista.

El reconocimiento de que la forma puede ocultar lo real es un paso hacia la remoción de la tendencia a obscurecer la visión más profunda. Muchas veces se ha dicho que las apariencias son engañosas y constituyen lo que en Oriente se llama maya (ilusión). Esto es cierto en cuanto a todas las apariencias en todos los niveles de la vida de la personalidad…

…Quienes huellan de manera consciente el sendero espiritual descubren que tales condiciones emocionales como el temor, la cólera, y la depresión no son sino pliegues y sombras de la cortina de lo que llamamos plano astral, otro velo que oculta la realidad. Hasta los sentimientos atractivos de emoción y felicidad personal eventualmente vienen a ser considerados como meras “imitaciones fantasmas” del Amor Divino y del gozo divino del Alma. Así también deben ser gradualmente suplantados los limitados y estrechos equívocos de los procesos mentales inferiores por percepciones más amplias y más puramente filosóficas de la mente superior.

La capacidad liberadora del pensamiento filosófico abre un vasto horizonte de ideas cada vez más amplias a seguir. Estas gradualmente penetran la consciencia con el plan y el patrón, el propósito y el destino de la vida. Eventualmente llega el día en que todos los conceptos e imágenes construidos que han servido de guía al estudiante a través del polvo y la bruma de las

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regiones inferiores se tornan inadecuados curiosamente en forma dolorosa. Se ha llegado a un punto en que el agarre intelectual una vez confiable sobre el conocimiento y los principios abstractos está al borde de ser desplazado por algo más grande, algo de una magnitud inconmensurable por comparación. Una mente repleta e informada ya no bastará. La teoría ya no basta por sí sola. Estos han sido solo los mapas, los planos sobre los cuales el diseño universal de las cosas ha sido trazado y registrado. Y como el mapa solo indica la topografía y el terreno del paisaje pero no provee una experiencia actual y directa del territorio, así el viajero espiritual nunca conoce la verdadera naturaleza de la esfera cósmica en la cual vive hasta que se adentra más allá del estudio de sus planos.

Mediante el estudio de la naturaleza esotérica el aspirante se pone en contacto con altos ideales y conceptos. Estos sirven para elevar su pensamiento hasta niveles más profundos y abstractos de la mente. Se le brinda un campo rico y significativo de conocimiento para explorar y desarrollar. Su visión se amplía y su penetración se hace más aguda con el tiempo. El es una escalera, cada uno de cuyos peldaños es una forma mental, una idea a ser captada y comprendida. A medida que el camino se desenvuelve él debe esforzarse al siguiente peldaño de esta escalera cuya cima se desvanece en las alturas de lo que parece una realidad distante. De repente un día, en su lucha por ascender otro peldaño, algo inesperado ocurre. Durante un momento inconmensurable parece que ya no necesita la escalera. Es como si le hubieran salido alas. Enseguida es transportado a un mundo lejano que hasta entonces parecía inaccesible. Sin embargo él sabe que este mundo de sus más nobles sueños y aspiraciones nunca estaba lejos, no, está más cerca que cualquier otra cosa que antes ha tocado. Todo cuanto antes creía saber, ahora se da cuenta de que nunca lo entendió. Esta plenitud, esta maravilla, este esplendor de luz, esta exaltación total de todas las cosas percibidas no puede compararse con lo que una vez conoció en la meditación… La “unidad universal”, que antes le parecía lejana en el tiempo, ahora, en este segundo congelado de tiempo, es parte de su vivencia total. No necesita pensarlo, no necesita hablar de ello, en cada aliento él es por sí mismo la presencia viviente de esa Unidad. Es el Amor, sí, y en todas partes y en todos los seres circula. Es Poder, sí, una palanca que todo lo mueve detrás de todas las cosas. Es Inteligencia, seguramente, pero no como el intelecto humano, más bien es una razón pura y absoluta, ilimitada y verdaderamente infinita en su alcance. Compartiendo ahora este Amor y Poder e Inteligencia universales, ya no se siente apegado a los frágiles mente y cerebro humanos. No necesita depender de lo que él sabe en verdad que es solo un mecanismo, un instrumento de receptividad. Sus alas se han abierto y ahora tiene la corriente que lo eleva. En verdad, por primera vez vive.

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La Voz del Alma

En este ensayo sobre “la Guía espiritual y la Voz del Alma” se han tocado diversos puntos para reflexionar (ver el 1° tema), y se ha desarrollado especialmente (en el 2° tema) aspectos a considerar en la guía espiritual a través de un instructor físico, con todos los espejismos y problemas que esta relación “instructor-aprendiz” puede generar si no se está bien advertido y con “los ojos bien abiertos”. Luego (en el 3° tema) se presentó una reflexión sobre la Intuición, dejando muy en claro que tal facultad de la conciencia no tiene que ver con las formas sensorias ni con las representaciones mentales, sino que se trata de una facultad superior al intelecto (facultad supramental). En este último punto, el de la Intuición, es donde se engarza este nuevo tema, el 4° y último de este breve ensayo, que, el aquí escribiente ha intuido desarrollar para ofrecer a los estudiantes.

¿Qué es la Voz del Alma?

Podríamos responder diciendo que es la Voz de la Conciencia, y estaría bien contestado, pero…: ¿qué conciencia?

La palabra ‘conciencia’(*) es la clave de la comprensión aquí. Se sugiere al lector ir al Glosario (al final de estos escritos) para ver los significados del término antes de seguir la línea de este tema.

Como se verá, si bien se puede hablar de una Conciencia Kósmica Única, total, existen, dentro de esta Conciencia Kósmica, innumerables Conciencias o Inteligencias (galácticas, estelares y planetarias), y dentro de estas últimas, conciencias menores en evolución. El ser humano en la Tierra es un tipo de conciencia, polarizada en su actual estado de desarrollo en los niveles emocional y mental, y buscando ingresar (poco a poco) en el nivel de conciencia intuitivo. Por lo tanto “la Voz de la Conciencia” sería, para el hombre de la actual Raza Raíz(*), el grado de cualidades de energías de comprensión (sabiduría) que exista en su Cuerpo Causal(*),y para los humanos más avanzados, esta ‘Voz del Alma’ puede significar “la Voz Intuitiva” (de Buddhi, o de Atma-Buddhi(*)). Todo dependerá del nivel de desarrollo álmico alcanzado.

Se dice en las distintas tradiciones religiosas y esotéricas que el ser humano debe reencontrarse y religarse (de ahí el término “religión”, de

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ligar”) o unirse (Yoga significa “Unión”) con Dios, el Espíritu Universal, con la Realidad Última, etc.

Todas las tradiciones y enseñanzas, más allá de sus diferencias, coinciden en un punto básico, que lo podremos mencionar como tres aspectos del mismo tema: 1. Que la Vida es UNIDAD y que venimos del Reino de la Unidad, (el

Paraíso).

2. Que al descender a la manifestación nos olvidamos de la UNIDAD (el Hogar, el Ser Real). (Sería como decir que se despiertan los sentidos materiales y se atrofian los espirituales).

3. Que el hombre puede regresar a la UNIDAD a través de un proceso de purificación, desilusión y elevación de la conciencia.

Los métodos precisos o técnicas para regresar al Paraíso de la Unidad pueden variar de religión a religión, de escuela en escuela, pero existe un elemento de vital importancia que no puede faltar en ninguna auténtica escuela esotérica y/o religión:

“EL DISCERNIMIENTO”

Practicar cualquier método de meditación, cristiana, yóguica, budista, etc., o entregarse a la devoción a Dios, a mantras y plegarias, puede servir para producir ciertos despegues vibracionales de la conciencia, sobre todo cuando esta se halla apegada al mundo material y sensorial. Pero todo lo que se haga, por más sagrado que se considere el método, si no hay DISCERNIMIENTO, tarde o temprano termina estancando al practicante.

El DISCERNIMIENTO es empezar a reconocer, una por una, las ilusiones. Es Inteligencia al servicio del Despertar de la conciencia. Esta facultad (enraizada en manas superior y buddhi) jamás debe faltar, y nunca se detiene en el despierto estudiante, siempre “va por más” hasta limpiar la conciencia por completo de ilusiones y espejismos.

El DISCERNIMIENTO puede valerse de serios estudios filosóficos (filosofía oriental y occidental) como punto de partida, pero el estudiante debe replantearse por sí mismo todo, hasta llegar “por sí mismo” a LA PURA RAZÓN o COMPRENSIÓN PURA (Buddhi puro) y dejar que esta germine. Este es el método para la formación de “La Voz del Alma” dentro del hombre y para el desarrollo y construcción interna del Cuerpo de Luz.

El empleo del discernimiento, vida tras vida, va llenando al Cuerpo Causal(*) de comprensiones logradas, que, en vidas venideras, resonarán como

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“Voz de la Conciencia” dentro del hombre. Por esto es que puede afirmarse que no todos los seres humanos poseen por igual la Voz de la Conciencia, porque esto varía según sea el desarrollo del cuerpo causal en cada individuo. Los humanos más primitivos álmicamente (con muy poco acopio de comprensiones logradas en sus cuerpos causales) son, justamente, los que no poseen “conciencia moral”. La conciencia moral internalizada como “Voz del Alma” se logra a través de muchas reencarnaciones y experiencias kármicas experimentadas y superadas, todo lo cual se aloja como “APRENDIZAJE” (lecciones de vida adquiridas) dentro del Cuerpo Causal.

El proceso del DISCERNIMIENTO se desarrolla y eleva escalón en escalón en cada reencarnación del alma que ya ha iniciado el Sendero del retorno consciente a la UNIDAD.

El DISCERNIMIENTO no es una técnica o método, sino una facultad de la mente superior (influenciada por destellos de Buddhi) que, al desarrollarse a través de la constante e inteligente reflexión, abre un túnel cada vez más ancho hacia la región supramental en el hombre. Esa región, que ya pertenece al reino espiritual, región inmediatamente superior (en escala vibratoria) a la mente abstracta, es BUDDHI o REGIÓN INTUICIONAL.

El DISCERNIMIENTO puede comenzar en la región del pensamiento, hasta lograr penetrar en Buddhi y ayudar así a desarrollar la facultad intuitiva; pero el principio búdico latente en el hombre como germen no desarrollado, no se puede desarrollar como ‘facultad operante’ con la sola actividad de la razón discursiva mental, porque el intelecto es inferior a Buddhi, y lo inferior no puede desarrollar por completo lo superior a sí mismo. El intelecto que se va iluminando a través del discernimiento, abre la brecha hacia Buddhi (despertando la inteligencia y mejorando la calidad discernidora), pero el desarrollo de

Buddhi como facultad de Intuición, se produce en “doble dirección”:

1. De abajo hacia arriba: Con la entrega del hombre a los Superior, en fe, y con elaboraciones cada vez más refinadas del discernimiento (operaciones de la mente superior en comunión con percepciones supramentales, que llegan a manera de destellos intuitivos desde Buddhi-Atma e impactan en la mente superior y en la región superior del cuerpo astral del hombre).

2. De arriba hacia abajo: Energías del Rayo Logoico (que descienden a través del rayo monádico) junto al magnetismo irradiativo del aura de la Jerarquía Espiritual Planetaria que impactan en el principio búdico del estudiante y lo excitan, haciéndolo reverberar, y produciendo en el alma, y por ende en la personalidad, destellos de comprensión intuitiva, que a la vez, el estudiante, reelaborará con su discernimiento.

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Estos dos puntos, como se podrá observar, forman “un círculo virtuoso” de iluminación-comprensión que precisa de ambas direcciones (‘de abajo hacia arriba’ y de ‘arriba hacia abajo’) y que finaliza en la formación del CUERPO DE LUZ(*) y en la Liberación(*).

¿Qué es la Voz del Alma, entonces…?

Es la Voz de la Conciencia, pero esta ‘voz’ no es ni verbal, sino que es INTUICIÓN, una experiencia directa de comprensión y certeza que destella en el ser del hombre, y nace con el desarrollo del cuerpo causal y, posteriormente, se completa en el desarrollo Cuerpo de Luz espiritual.

Restaría decir que la Intuición posee niveles de desarrollo, porque la esfera búdica tiene 7 subniveles, por lo tanto, cuantos más subniveles búdicos desarrollados y vitalizados tenga el hombre, mayor y más expansiva será su facultad búdica, facultad que lo irá conduciendo de vuelta al Paraíso, al Ser, a la UNIDAD.

LA FRATERNIDAD es la prueba del desarrollo de Buddhi. Solo entre seres búdicos, es decir, entre cristos,

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El desarrollo de la facultad cognitiva intuitiva

Al llegar a esta parte del desarrollo de este ensayo el lector ya debe tener una idea de lo que es el alma humana (el cuerpo causal) y de lo que es Buddhi o Intuición. Si aún tuviere confusiones al respecto, el escribiente sugiere remitirse al Glosario que está al final, en donde están los significados de los conceptos que estamos estudiando.

Si se entiende que, esotéricamente, el alma humana es el cuerpo causal o “burbuja álmica”(*) (según la terminología empleada en esta escuela interna) compuesta de materia mental superior, no será difícil llegar a entender cuando en Teosofía (en el Glosario Teosófico) se afirma que EL ALMA HUMANA ES EL INTELECTO. Esta última definición podría chocar contra las ideas de muchos estudiantes (al no tener en claro el alcance del significado del término “intelecto”), pero, esotéricamente, tal definición es correcta. Desde el punto de vista esotérico, el intelecto es el eslabón entre el Espíritu y el hombre físico.

El intelecto es, actualmente (en la actual quinta raza), el medio de cognición del ser humano, y todas las elaboraciones de ‘comprensión profunda’ se guardan dentro de la burbuja álmica(*) (cuerpo causal), y, a través del ciclo de

reencarnaciones, todo el acopio de comprensión logrado por el alma en cada encarnación conformará ese “Archivo del alma”, que es la sabiduría alcanzada por la corriente de vida humana a lo largo de los ciclos. Es por eso que se ha dicho que no todos los seres humanos poseen por igual la “Voz del Alma” o “Voz de la conciencia”, porque esto dependerá del nivel de desarrollo del cuerpo causal.

En esoterismo teosófico se enseña que el alma tiene niveles en el hombre. Si se quiere estudiar el tema en profundidad y detalle, no se puede hablar simplemente de “alma”. Hay ‘niveles álmicos’, y para entenderlos el estudiante deberá estudiar y conocer lo mejor posible “la constitución completa del hombre”(*). Pero veamos a continuación, en forma breve, cuáles son estos “niveles álmicos” del hombre según el saber teosófico:

1. El alma instintiva. Es el aspecto kámico, del deseo, relacionado con el pasado animal que vive dentro del ser humano: el instinto. Este aspecto está relacionado al área emocional y es el que hay que purificar y trascender (reteniendo solamente ‘las esencias’ válidas del aprendizaje infrahumano).

2. El alma humana, o alma intelectiva o racional. Este nivel álmico corresponde al campo mental, especialmente a la mente superior (esotéricamente es el cuerpo causal). Es la capacidad discernidora del hombre, la cual debe desarrollarse a pleno en la actual etapa racial. Los principios universales de la Ética y la auténtica moralidad (la conciencia

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moral, que permite distinguir entre lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto, y entre lo malo, lo bueno y lo mejor de entre lo bueno) llegan a comprenderse e internalizarse a través del constante discernimiento y de ‘digerir’ con comprensión todas las experiencias en el triple mundo inferior (físico, astral y mental).

3. El alma divina, o alma intuicional. Una vez desarrollada hasta cierto nivel el alma humana, comienza el desarrollo de ese aspecto superior del alma, denominado (en Teosofía) “ALMA DIVINA”(*), correspondiente a la esfera de Buddhi (o Atma-Buddhi), la región inmediatamente superior a Manas (mente). El alma divina (Buddhi) es, al principio de la evolución, tan solo un principio en latencia, pero al ir desarrollándose luego, se transforma en “ALMA DIVINA AUTOCONSCIENTE”(*) (término empleado en esta escuela interna).

Este tercer punto es el que nos introduce en este último tema de este ensayo: “el desarrollo de la facultad cognitiva intuitiva”.

Antes de entrar directamente en ese tema, es necesario aclarar un punto, que suele ser un error muy usual entre los aspirantes a la vida espiritual: El confundir intuición con emocionalidad. Este punto requeriría de un exhaustivo estudio y análisis, pero aquí solo daré algunas pautas conceptuales. Es cierto y verdadero que el principio búdico o intuitivo (superior al intelecto) al descender (como impulso emitido por la Mónada) al área de la personalidad humana, puede producir un destello en la región superior del cuerpo astral del hombre traduciéndose esto como devoción, aspiración a Dios, inspiración artística (genialidad) y/o emociones de elevada calidad vibracional; pero ocurre que, muchas veces, las emociones y sentires devocionales no son causadas por la influencia espiritual de Buddhi, sino que provienen del propio trasfondo psicológico del estudiante. Corrientemente los estudiantes que están atravesando por una etapa mística devocional enfocada en el área emocional, creen que casi todo lo que “sienten” relacionado al sendero espiritual, es la Voz del Alma o “del corazón”, como también le llaman. Pero no advierten que, muchas veces, “el sentir” puede estar mezclado con esquemas psíquicos subconscientes del propio trasfondo psicológico. Por eso, hay que advertir que, si bien es cierto que la intuición (Buddhi) puede impactar en el área del sentir, también en cierto que puede haber impurezas de trasfondos psicológicos en esto. Todo estudiante debiera conocer esto y permanecer en estado de alerta-percepción, para evitar cometer errores al seguir un “sentir” que indique alguna dirección, por creer que proviene del alma, cuando puede no ser así.

También es un error común la creencia (muy de la ‘New Age’) de que “hay que dejar de pensar para lograr sentir, en el corazón, la voz del alma”, o

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frases similares. Si bien esa idea aporta cierto grado de verdad, no es verdadera completamente. Valdrá el esfuerzo analizar esa creencia, porque es justamente por falta de reflexión que muchas veces los estudiantes quedan varados en un nivel sin poder pasar al siguiente. Veamos…

Para las mentes humanas que no pueden detener los pensamientos, que son permanentes, mecánicos, y condicionados por las experiencias de la vida cotidiana, la idea de “dejar de pensar” para, en el silencio, poder escuchar “el sentir”, puede ser buena y útil. Pero, para quienes están pasando de la etapa emocional-devocional (relacionada a la 2° Iniciación) a la etapa en la cual el estudiante se empieza a focalizar en la mente (relacionada a la 3° Iniciación) el “pensar” se hace absolutamente necesario, al punto tal que de esta actividad dependerá su progreso álmico. Pero en este último ejemplo no hablamos del pensar mecánico e irreflexivo atado al mundo del deseo y de las cambiantes emociones (kama-manas(*)) lo cual es actividad de la mente inferior, sino de un pensar creativo, reflexivo y penetrante capaz de edificar y transformar la conciencia. En el ingreso del estudiante hacia el sendero que conduce a la 3° Iniciación, la luz de la mente debe comenzar a brillar con continuas reflexiones y discernimientos, los cuales podrán estar motivados por estudios filosóficos serios en el orden humano, moral, político (altruista y filantrópico), sociológico, metafísico, etc. Por lo tanto, en esta etapa, la frase anterior (“dejar de pensar para poder escuchar el sentir del corazón”) quedará sin efecto real, porque en esta etapa los destellos de la Mónada a través de Buddhi, en lugar de impactar en el astral superior (lo cual no significa de que no pueda ocurrir también) comienzan a impactar en la región mental superior. Es aquí en donde el estudiante comienza a tener reflexiones iluminadas por la Intuición y llega a transformarse en un agudo filósofo de la Vida, (y su desafío será, a partir de allí, transformar su filosofía(1), cada vez mejor, en vida práctica). No le hace falta “dejar de pensar para sentir”, porque ‘siente en su mente y piensa en su corazón’. Se trata, entonces, de una actividad en la cual no es posible dividir entre el “sentir” y el “pensar”, porque, a partir de ese nivel de progreso, ambos aspectos se interrelacionan íntimamente en los procesos de la conciencia.

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1- Filosofía: Del griego filos: amor; y sophia: sabiduría. Filosofía es “amor a la sabiduría” o

bien “amor a la verdad”. La auténtica filosofía (que no es repetición memoriosa de lo que otros pensadores y filósofos han dicho, sino creatividad y revelación interna) despierta en los humanos en los cuales su Buddhi ha comenzado a activarse como Intuición.

Referencias

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