CAPÍTULO IV MODOS DE APREHENSIÓN.
N. B.: 1 Es necesario distinguir estas “G impresionistas”
como las considera Alcock 25 de las que Zulliger llama “G
impresión”, y que Bohm incluye en los Fenómenos Especiales como “Impresiones sensibles”, que no considera “respuestas”, y por tanto no les asigna caliÞ cación.
2.- Si bien vale para todas las G, es especialmente
importante en las G amorfas y vagas tener en cuenta el determinante y el contenido que las acompaña, que pueden hacer variar drásticamente el sentido de la interpretación.
3.- Una vez más hay que recordar lo importante
que es tener en cuenta la actitud del sujeto ante la prueba: por ejemplo, quien está muy poco motivado, puede dar respuestas vagas para cumplir con la consigna sin hacer el esfuerzo que requiere la interpretación: nubes, manchas, son respuestas muy
24 .- en 12 casos con alto nivel de angustia, F. Dechanzi y N. Díaz, (U.C.A. sede Paraná) encontraron sólo 1 Gv. y ninguna Ga.)
fáciles.
“Esquemáticas primitivas” Gep.:
En niños, estas respuestas indican una fuerte tendencia a la abstracción, y si a la vez hay un buen F+% en el protocolo, son un elemento pronóstico positivo del desarrollo intelectual futuro. Con el comienzo de la pubertad, y el reemplazo del “pensamiento real” por el “pensamiento racional” ya no deben encontrarse estas respuestas, que disminuyen sensiblemente desde aproximadamente los ocho años; una sola de ellas en un adulto (es muy raro que haya más) indica una falta seria en el pensamiento lógico – causal, en el control de realidad, confusión entre fantasía y realidad, en breve, rasgos importantes de pensamiento infantil, y también, perturbación en la función sintética yoica.
“Esquemáticas superiores” Ges.:
Se relacionan con la disposición –capacidad e interés- para una visión amplia de la realidad que no atiende particularmente a los detalles de una situación, es decir, para un enfoque “abstracto” (en el sentido ya deÞ nido) que es claramente funcional por que permite captar lo genérico de una realidad facilitando la adaptación, y juega un rol importante en la formación de los conceptos. De allí que sean las G más numerosas, que muchas de las P sean de este tipo, y también otras G que se consideran “banales” por ser muy comunes y fáciles. Por supuesto que un pensamiento abstracto de alto nivel se deducirá también de la originalidad y adecuación formal de esta respuestas
Pero la presencia de estas respuestas no implica que se ejercite ese nivel de pensamiento: Piotrowski (op. cit., 87) obser- va que “la correlación entre G y razonamiento abstracto es (en la práctica) positiva, aunque baja; la proporción de personas incli- nadas a pensar en abstracto es pequeña entre aquellas que dan pocas G; pero la de quienes no se disponen a pensar en conceptos generales es considerable entre los que dan muchas G”; se pue- de aquí ver también la inß uencia de los factores afecto – voliti- vos: quien no tiene capacidad para abstracciones, no llega a dar
muchas G; pero quien tiene esa capacidad, necesita realizar un esfuerzo, posible tal vez ante el test, pero más difícil de mantener constante en la vida, donde el pensar concreto es más fácil y siem- pre requerido por las circunstancias cotidianas.
Todos estos tipos de G, conforman lo que llamaremos “tendencia globalizante”: sobre todo cuentan aquí las Ga. y Gv, un poco las Ges. que hemos llamado “banales” y menos las esquemáticas más evolucionadas.
“Combinatorias”, Gc.:
El sujeto analiza la mancha distinguiendo sus diferentes componentes – las diferentes áreas (localizaciones), los determinantes y los posibles contenidos que pueden atribuirse a cada área - sintetizando después, para lo cual debe evocar y relacionar una cantidad de imágenes mnésicas con mayor o menor complejidad, originalidad y realismo, y según esto tales respuestas indicarán imaginación buena y ß uida y nivel intelectual elevado.
La “organización” interna de las respuestas G fue desde un comienzo considerada importante: Rorschach las dividió en “primarias” y “secundarias”, según se realicen en uno o varios actos de percepción; Beck desarrolla el “puntaje Z” para medir el grado de organización, lo que adopta también Exner, y Hertz el “g” con el mismo objetivo; esta autora dice (22):
El nivel de organización parece reß ejar habilidad para x
analizar un material en sus partes componentes, para percibir relaciones entre esas partes, para combinarlas e integrarlas en totalidades; indica capacidad para concep- tualizar y abstraer.
Los individuos de inteligencia superior tienden a un ma- x
yor y mejor nivel de organización de sus respuestas, que es bajo en deÞ cientes.(23)
El nivel de organización de las respuestas reß eja capaci- x
dad para el esfuerzo intelectual, para la iniciativa; supo- ne energía, impulso; aumenta con la desinhibición de la energía y con la expansión emocional.
El análisis cualitativo (atendiendo a la adecuación formal x
y a la lógica de la combinación) nos habla del grado de realismo en la construcción de relaciones; los sujetos (sa- nos) de buena inteligencia tienden a mostrar un pensa- miento realista, lógico y constructivo; pacientes con per- turbaciones mentales y emocionales se inclinan a poco realismo, distorsiones y confusión en la organización. Es decir: las “combinatorias” refuerzan las cualidades que se adjudican a las (buenas) G en general, pero con particular acentuación en el proceso analítico-sintético en la aprehensión de la realidad, y esto tanto más cuanto más complejas y realistamente estructuradas sean.
El valor de las combinatorias –en cuanto tales- disminuye en la medida en que la complejidad de su organización es menor: tal el caso de las G logradas por la simple duplicación en base a la simetría, que son una especie de respuestas de transición en- tre las “esquemáticas” y las “combinatorias”, y que hemos por eso llamado “combinatorias sencillas”; pero la evaluación de su calidad mejora si los D simétricos que se relacionan son en sí “combinatorios”
También son en general de mediocre calidad las que in- cluyen en la organización sectores de la mancha sin suÞ ciente deÞ nición o simplemente “vagos”, como un simple “relleno” para lograr una G.
Hay que separar de éstas un grupo de no muy frecuentes respuestas que combinan una parte bien deÞ nida (más pequeña y de forma adecuada) con el resto de la mancha como algo vago o al menos de pobre estructuración, pero dando como resultado una buena respuesta; Bohm las considera propias de personas talentosas, que en ese paso rápido del detalle a la totalidad, son capaces no sólo de mantenerse en la realidad, sino también de ser originales. (Son las que hemos signado : DńG)
Según cómo se va captando y expresando la combinación, se pueden distinguir:
“Combinatorias sucesivas”, que según Piotrowski son x
más frecuentes en chicos que en adultos, y más en sujetos que piensan lentamente que en los rápidos e imaginati- vos; si bien llegan a una síntesis, parecen detenerse más
en el proceso analítico.
“Combinaciones simultáneas” se asocian a una imagina- x
ción más ágil, a una percepción casi intuitiva de las rela- ciones, al punto que la explicitación de la combinación se hace muchas veces después espontáneamente, o se hace necesaria la aclaración en el interrogatorio.
Globales con espacio blanco (GB, BG)
Zulliger diferencia del resto de las respuestas al espacio blanco, las G que lo incorporan como parte integrante sustancial (sin diferenciar entre B y b). Según el autor, los sujetos que producen estas respuestas “Están en pugna con algo que los mueve en lo más íntimo, y muchas veces son más o menos conscientes de ello; pueden estar descontentos con su profesión, con la posición alcanzada en la vida, con su matrimonio, etc.; pueden mostrar rebeldía contra tal situación, o ser pasivamente resignados ante la misma, o pesimistas y convencidos de que fracasarán en todo”. Con frecuencia este “descontento central” es un reß ejo de algo más profundo como por ej., la inadecuada identiÞ cación con su rol sexual.
Bohm dice que implican una tensión entre el sujeto y su ambiente que lleva eventualmente a la oposición; en las GB (o
Gb), los roces del examinado con el medio son de carácter real
–conß ictos de valores, etc.-, o descontento consigo mismo tam- bién con fundamento real; son personas que tratan de mostrarse conciliadoras, tratan de disimular su oposición, su disconformi- dad, y se esfuerzan por aparecer seguros y tranquilos.
Las BG, en cambio, - siempre según Zulliger -, tienen un matiz confabulatorio: el sujeto capta con nitidez el fondo, e inter- preta la mancha para completar; el motivo de la tensión reside, casi siempre, en rasgos neuróticos del carácter del sujeto mismo. Se las encuentra en individuos desconÞ ados, muy críticos, que en todo ven más bien lo malo que lo bueno, y siempre “encuen- tran un pero” a todo.
La participación de “b” siempre añade un matiz de in- seguridad, disminución de la autoestima, etc., a la signiÞ cación apuntada; muchas veces hacen patente la “autorepresentación” negativa.
“Tendencia globalizante” y “Tendencia al detallamiento”.
Zulliger relaciona los modos de aprehensión con las etapas de la libido: las G corresponden a la “oralidad”, los Dd a “analidad” y los D, a “genitalidad”.
La “oralidad” está particularmente representada por aquellas G que son expresión en mayor o menor grado, del pen- samiento sincrético, poco diferenciado y como tal, en alguna me- dida regresivo; tales son propiamente las G amorfas y vagas.
Cuando en un protocolo hay predominio de G, y estas son .muy comunes, esquemáticas o de muy pobre organización, puede hablarse de “tendencia globalizante”; si es muy marcada, supone “regresión del yo a una fase oral satisfactoria (preconß ic- tual), con rasgos de omnipotencia, un matiz de exaltación, nega- ción ante sí y los demás de las propia realidades negativas (in- cluso de los propios sentimientos de minusvalía), ambiciones 26
desmedidas y aún ideas de grandeza...la agresividad se dirige hacia el exterior y, como en el niño, los peligros y diÞ cultades son pasados por alto” (Salomón, op.cit.148). Beck dice que en es- tos casos hay “una percepción exagerada del yo”, y Schafer habla de “defensas maníacas”.
Lo contrario sucede cuando hay muy pocas G (claramente menos que las esperables según el nivel intelectual): supondrían una fase oral insatisfactoria, con el consiguiente déÞ cit narcisista, y la resultante tendencia a negar ante sí mismo y ante los demás las propias capacidades y aspectos positivos; estas personas no suelen ocupar el lugar al que podrían acceder según sus condi- ciones, ni intentar modiÞ car las cosas en su beneÞ cio; esto es más notable si a la vez hay muchos Dd.