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Es una reacción directa al estímulo “color” como tal,

El “color” como determinante de respuestas en el Rorschach:

C.- Es una reacción directa al estímulo “color” como tal,

con total ausencia de un factor formal que lo limite y contenga, lo que hace a la respuesta equiparable a una reacción afectiva intensa y no elaborada, sin preocupación por la realidad de las circunstancias que rodean la descarga abrupta del impulso. Es una típica reacción en “corto circuito”, y reß eja un alto grado de

pasividad perceptual. Es el tipo de reacción del niño

pequeño, y también de personas muy inmaduras, que responden al estímulo de modo inmediato y con gran intensidad, pudiéndose decir que evidencian “estar a merced de sus emociones”; detrás hay una actitud netamente egocéntrica que no atiende a las necesidades o derechos de los demás; la expresión del impulso aparece crudamente, sin intentar siquiera adaptación: gran impulsividad, egocentrismo, labilidad, inmadurez en una palabra; tienden a responder con violencia a situaciones de frustración, a veces a deprimirse si el objeto deseado no está presente. Tales son algunas de las características que se encuentran en quienes dan estas respuestas, más acentuadas que en los CF y con más fuerza en el predominio del “ello”.

Las personas que dan respuestas C son descritas por Zulliger como explosivas, impresionables, desconsideradas, se entusiasman mucho pero fugazmente; se comportan como si sólo ellos existieran, pueden estallar de entusiasmo o quedan fríos como si sólo ellos importaran. C se maniÞ esta “en descargas impulsivas a veces agresivas, o en forma de arrebatos pasionales, de necesidad perentoria de afecto, de estados de excitación, de impresionabilidad pasiva, de temor a la desestructuración, etc.”(9).

reacción se reÞ ere a la condición de C de indicar la tendencia a la descarga abrupta; pero si esto se realiza, hasta que punto y con qué modalidad, dependerá de otros factores de la prueba, incluso del modo de aprehensión y del contenido de tal respuesta, y además del contexto general de posibilidades de control o ausencia del mismo.

Por supuesto no se espera encontrar estas respuestas en sujetos sanos y suÞ cientemente adaptados, ya que la necesidad de socializar nos impone gobernar racionalmente nuestras reacciones: “sin represión no hay civilización”, dijo Freud; pero no es raro encontrar alguna sin las citadas connotaciones negativas (con R alto, buen F+ junto con otras varias respuestas cromáticas no faltando FC, y otros signos de suÞ ciente madurez), en sujetos vivaces, extrovertidos, entusiastas, muy reactivos afectivamente, imaginativos, casi siempre con un R alto.

Entre los neuróticos, puede haber alguna en obsesivos cuyas rígidas defensas han dejado algún resquicio: en tales casos, en un protocolo con numerosas respuestas casi exclusivamente formales, aparece “de repente” una respuesta C (que puede entenderse como “retorno de lo reprimido”); alguna vez, en cuadros de factura histeroide; también en los estados maníacos.

Es más frecuente encontrarlas en neurosis de carácter con fuertes rasgos narcisistas e impulsivos

En algunas formas de esquizofrenia, particularmente la hebefrenia, en orgánicos cerebrales (excepto en los lesionados del diencéfalo, como se dijo antes) no son raras, aunque casi siempre como expresión de experiencias sensoriales sin connotación afectiva. En estos casos suelen aparecer donde hay una vida afectiva embotada, como expresión de una experiencia sensorial pasiva sin connotaciones emocionales, tal suele ser el caso de Cn. Pues el color, por sí, no es más que un estímulo sensorial, y la respuesta al mismo supone una reacción afectiva si hay un psiquismo capaz de tal reacción; por eso, la sola presencia del color cobra importancia en las respuestas cuando una percepción más compleja está impedida, como pasa en orgánicos cerebrales y deÞ cientes intelectuales, o muy debilitada, como en las psicosis, o aún no desarrollada, como en el niño.

Por su relación con el “proceso primario”, sus contenidos suelen ser de interés para un “análisis temático”.

Lo dicho líneas antes sobre las CF, vale en su debida medida para todas las respuestas que incorporan el color: una ajustada evaluación del signiÞ cado de las mismas no puede limitarse a la clásica división según la presencia de la Forma, sino que debe atender al contexto y en particular a su “contenido”: no todas las FC, CF o C han de ser medidas con la misma vara; se comprende que no es lo mismo ver una mancha roja como “una herida sangrante” o como “un pétalo de rosa”.... aunque en la columna de determinantes ambas Þ guren como CF.

Siempre hay que tener en cuenta, al tratar con los colores en la prueba: la distinción entre afectos más primitivos o más evolucionados, esto por al calidad de su relación con le nivel cognitivo (F); la calidad del afecto, positiva (libido) o negativa (agresividad); la carga afectiva (cantidad y tipo de RC), la relación del color con otros factores de la prueba (modos, determinantes, contenidos, frecuencia) en ese protocolo; recién entonces puede singularizarse el juicio sobre la reactividad afectiva y su consiguiente signiÞ cación para el caso.

Respuestas Intelectuales al Color.

Desde las primeras líneas hemos relacionado color y afec- to; si repasamos protocolos variados con muchas respuestas de color, encontraremos que algunas de ellas son, por así decirlo, más “sensoriales”, más “afectivas” -aunque parezca redundan- te-, y otras más “objetivas” e “intelectuales” o “cognitivas”, in- dependientemente esto de lo positivo o negativo del contenido. (10).

Es más frecuente que las FC sean del tipo “objetivo” o “cognitivo”, por el peso que tiene en la respuesta la F, así como el predominio cromático hace más “sensoriales” las CF y C.

Aunque no siempre sea fácil o posible distinguirlas con seguridad, reconocerlas aportaría interesantes matices al diagnóstico.

Entre las respuestas C, se distinguen claramente algunas en las que el color no tiene esa connotación “sensorial” que las conecta con las emociones, y se consideran típicas “Respuestas

intelectuales al color”; tales son:

Nombrar el color (Cn)

La forma más cruda y menos elaborada de responder al color es, simplemente, “nombrar el color” (Cn): II, D2-3: “Esto es rojo”; IX, G: “Rojo, verde y naranja”. El contenido de la respuesta es el color mismo, no asociado a ninguna estructura, es un simple reconocimiento de algo que se ofrece a la vista, no una interpretación.

No es fácil en todos los casos establecer con seguridad estas respuestas y distinguirlas de algunas reacciones al color (verbalizaciones tipo comentarios estéticos o descriptivos, etc.). Con gran probabilidad no será Cn una respuesta que aparezca en un protocolo que muestre una personalidad al menos regularmente integrada; es poco probable que lo sea cuando en la misma área se sigue una respuesta con una forma aceptable.

Piotrowski considera que puede tratarse de una Cn: “si el sujeto meramente nombra o enumera los colores, y si parece considerar que así ha respondido suÞ cientemente y no cree necesario agregar nada más.”

Auténticas Cn se encuentran en esquizofrénicos, en traumatismos de cráneo, en trastornos del sistema nervioso central, en epilépticos, en oligofrénicos (si bien Beck dice que alguna vez se las puede encontrar en cualquier cuadro clínico). Son “un signo desfavorable y revelan un marcado empobrecimiento de la personalidad y falta de reÞ namiento emocional; indicarían una afectividad superÞ cial caracterizada por bruscos cambios de humor” o, como ya dijimos, son una reacción pasiva ante el estímulo dado sin connotación emocional.

Conviene siempre ante tales respuestas alertarse y sospechar una posible desorganización grave, aunque sea larvada; el protocolo en su conjunto y otros datos clínicos conÞ rmarán esa sospecha o la desmentirán.

En niños, por los 3 – 4 años, no tienen estas respuestas esas connotaciones negativas, son “normales” en esa etapa evolutiva en la que la percepción no ha desarrollado aún capacidad de elaboraciones complejas.

Digamos por Þ n que hay que atender a singularidades:

es rojo frutilla y esto amarillo limón”, aunque ambas expresiones se clasiÞ quen Cn.: en el segundo ejemplo hay una, aunque sea pequeña, diferenciación en la percepción del color, el contenido ya no es sólo el color mismo y hay una aunque débil referencia objetal.

2.- En personas sanas, imaginativas, emocionalmente muy

reactivas, generalmente de habitual buen humor, puede aparecer alguna Cn sin connotaciones negativas, sólo como expresión de su fuerte disposición a reacciones afectivas.

Descripciones de color (Cd).

Como su nombre lo indica, el sujeto describe un área cromática, sus tonos y matices, su relación con colores adyacentes o sus mezclas, etc.: X : “Aquí el rojo es más claro hacia los bordes externos, y más oscuro hacia adentro, siempre un poco desparejo; donde toca el azul, éste parece introducirse y formar una especie de violeta” (D6, en su contacto con D10)

Para establecer estas respuestas con seguridad, deben tenerse en cuenta algunas de las pautas dadas para Cn: no deben ser meras acotaciones, ni una elaboración de una respuesta FC o CF.

Zulliger las encontró en sujetos sin espontaneidad, que tratan de ocultar su malestar afectivo por medio de la verborragia con que describen la mancha; de modo que a pesar de ser intensamente movido por los afectos, el sujeto aún tiene algún control de la expresión exterior de los mismos, por lo que a veces parece inhibido, ya que no muestra lo que siente; tienen algo de “intelectualización” Su signiÞ cado es más positivo cuando la descripción tiene connotaciones estéticas.