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Delgado - Osvaldo L - Lecturas Freudianas 2 (1)

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Serie Tyché

Directora: Damasia Amadeo de Freda Delgado, Osvaldo L.

LecUiras freudianas 2

1" edición - San Martin: Universidad Nacional de Gral. San Martin. UNSAM EDITA;

Fundación CIPAC, 2014.

176 pp.; 15 X 21 cm. (Tyché / Damasia Amadeo de Freda)

ISBN 978-987-1435-72-2

1' edición, abril de 2014 © 2014 Osvaldo L. Delgado

© 2014 UNSAM EDITA de Universidad

Nacional de General San Martin © 2014 Pasaje 865

UNSAM EDITA

Campus Miguelete, Edificio Tornavía Martin de Irigoyen 3100, San Martin (B1650HMK), provincia de Buenos Aires unsamedita@unsam.edu. ar

www.unsamedita.unsam.edu.ar

Pasaje 865 de la Fundación Centro Internacional para el Pensamiento y el Arte Contemporáneo (CIPAC)

(54 11)4300-0531 Humberto Primo 865 (CABA) pasaje865@gmail.com

Diseño de interior y tapa: Ángel Vega Edición digital: María Laura Alori Corrección: Wanda Zoberman

Ilustración de tapa: Francisco Hugo Freda, Líneas y curvas (fragmento), 2012

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Lectur

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UNSA

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PASAJE 865/

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Prólogo por Damasia Amadeo de Freda

9

Freud: un pensamiento de actualidad

Parte I

13 U\ TRANSFERENCIA

Clase 1

15

Transferencia y repetición Clase 2

2J

Transferencia y resistencia Clase 3

31

Transferencia y sugestión

Parte 2

37 EDIPO-CASTRACIÓN

Clase 1

39

Complejo nuclear de la neurosis.

Anudamiento complejo de Edipo-complejo

de castración Clase 2

47

Odipu skomplex

Clase 3 55

Consideraciones críticas de la concepción fireudiana de los complejos de Edipo y de castración

(8)

Clase 3

111

Introducción a la segunda tópica

Clase 4

119

Introducción al superyó

Clase 5

123

Sobre la angustia de castración

Parte 5

127 SURGIMIENTO Y ACTUALIDAD

DEL PSICOANÁLISIS

Clase 1

129

El surgimiento del psicoanálisis: su contexto cultural. Freud: hijo

subversivo de la Ilustración

y

del

ideal de la Razón

Clase 2

143

(9)

Prólogo

FREUD: UN PENSAMIENTO DE ACTUALIDAD

Lecturas freudianas 2

es el segundo volumen de

un conjunto de clases que el doctor Osvaldo Delgado dictó en la materia Psicoanálisis: Freud I, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, en el año 2006.

Al igual que en

Lecturas freudianas 1,

se ha mantenido sin modificación alguna el desarrollo conceptual del curso. Las modificaciones que se introdujeron fijeron necesarias para conservar las reglas propias de lo escrito, sin por ello perder el

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solamente un ejemplo, pensemos en el vocabulario. Palabras que existían antes de su descubrimiento, como “inconsciente”, “deseo”, “fantasía” o “histeria”, adquieren un sentido completamente nuevo a partir de su obra; o palabras que antes no existían, como por ejemplo “psicoanalista”, a partir de su creación, harán su entrada en el siglo XX con una potencia tal como para transformar la realidad efectiva, hasta el punto de que la idea del hombre, pero sobre todo el hombre mismo, nunca más volverá a ser lo que era.

Basta con leer los índices de

Lecturas

freudianas 1 y 2

para hacerse una idea de tal

transformación. El primer volumen comienza planteando a la defensa como lo que constituye a todo aparato psíquico; continúa con el problema de la paradójica satisfacción del cuerpo -ilustrada a partir de los síntomas histéricos de los primeros casos de Freud-; sigue por la temática de la no menos paradójica realización del deseo —cuyo logro más acabado Freud la encuentra en el sueño —; y concluye con el planteamiento acerca de qué puede ser el inconsciente más allá de la idea

(11)

En la segunda parte trata el complejo de Edipo y el de castración. Allí, pone el acento en la imposibilidad estructural de acceso al objeto por estar perdido para siempre, luego de una primera pero también mítica experiencia de satisfacción; imposibilidad de acceso que luego el Edipo, en cuanto aparato simbólico, en cuanto ficción, va a ocuparse de transformar lo imposible en prohibición. Asimismo, va a destacar en estas clases que la función del falo, como “premisa universal del pene”, es marcar el cuerpo femenino con una ausencia, con una falta, que dará paso en ambos sexos al horror a lo femenino por ser considerado como afectado por la castración. Esta segunda parte concluye con las desviaciones y confusiones a las que se prestaron más tarde, dentro y fuera del psicoanálisis, las ideas que condensan el complejo de Edipo y el de castración descubiertos por Freud.

Tres son las clases de la tercera parte, en cuyas dos primeras se puede observar un contrapunto entre lo que es fantasía y lo que es perversión. Aquí, la idea freudiana de que la neurosis es el negativo de la perversión, cobra

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tipo de cultura

y

que permitieron

-o

al menos fueron el contexto- del surgimiento del psicoanálisis a fines del siglo XIX

y

principios del XX. Se trata de un elogio a Freud y a su descubrimiento; un verdadero homenaje a aquel que subvirtió el saber y la idea que, hasta el momento, el hombre tenía de sí mismo. Como en el trazado de un arco, Osvaldo Delgado llega hasta la actualidad y reflexiona sobre el malestar actual en la cultura para compararlo con el de la época de Freud. No se amedrenta ante la aparición de nuevos síntomas; sin titubear, fundamenta al cada vez más extendido “ataque de pánico”, a partir de las nociones de angustia trabajadas por Freud en distintos momentos de su obra.

La complejidad que dejan entrever estos temas indica que introducir el psicoanálisis -y más específicamente la obra de Freud- no es tarea sencilla. De hecho, lo asombroso de estos cursos es que a medida que avanzamos en su recorrido, nos vamos encontrando con temas cada vez más complejos siempre tratados con mucha claridad.

(13)

Parte

(14)
(15)

Clase 1

niANSFERENCIA Y REPEnCIÓN

'^Abstención del analista s- Recuerdo/repetición Transferencia motor/obstáculo •‘^Presencia del analista

Desarrollaremos dos conceptos fundamentales del psicoanálisis: la

transferencia y

la

repetición.

Muchas veces, suele haber cierta confusión entre ambos, ya que en algunos momentos Freud se refiere a la transferencia como una repetición, pero en verdad se trata de conceptos diferentes. Tienen relación entre sí, pero el concepto de transferencia no está subsumido al de repetición. Vamos a abordar fundamentalmente dos textos: “Recordar, repetir y reelaborar” y “Sobre la dinámica de la transferencia”.

Sabemos que la

regla de la asociación libre

es la que viene a ocupar el lugar de la sugestión y del artificio de la presión sobre la frente. Se puede pensar el surgimiento mismo del psicoanálisis -a diferencia de los maestros anteriores a Freud-a pFreud-artir de lFreud-a formulFreud-ación de dichFreud-a reglFreud-a, pues es lFreud-a que dFreud-a

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Lo primero que vamos a despejar es que la regla de abstinencia no tiene un fundamento moral —como vulgarmente se la entiende—, sino ético. No se refiere a que no haya encuentros sexuales entre analista y analizante, desde ya. Va más allá de una cuestión de prohibición. En el mismo momento en que hay una respuesta amorosa o sexual por parte de un analista, deja de haber análisis; cae el dispositivo analítico: o hay análisis o hay encuentro amoroso. Pero la regla de abstinencia va mucho más allá de esto, pues el analista puede satisfacer demandas del analizante de muchas maneras. Sabemos que hay personas que se satisfacen con un trato frío, distante u hostil. El absoluto silencio por parte del analista también puede ser un modo de satisfacción. Hay gente que cree que si un paciente pide un vaso de agua y el analista se lo alcanza, está satisfaciendo una demanda cuando, en verdad, puede estar satisfaciéndola al negárselo. Lo que Freud dice es que no debemos satisfacer los subrogados amorosos. Y se puede satisfacer un subrogado amoroso dando un beso o un abrazo, o se puede satisfacer un subrogado amoroso con un trato hostil. La regla de abstinencia se refiere a que el analista debe abstenerse de satisfacerse subjetivamente y de la satisfacción de sugestionar.

Por ejemplo, una manera puede ser colocarse en el lugar de aquel que puede ser director de la vida de alguien, satisfacerse con sus propios ideales y, entonces, dirigir la cura desde allí o desde lo que considera conveniente para una persona. Debe abstenerse de pretender que el analizante logre un modo de armonía amoroso y sexual de acuerdo a los ideales o a la moral propia, y debe abstenerse de satisfacer la demanda del paciente de ser sugestionado, porque el neurótico demanda que se lo sugestione. Pero la abstinencia central del analista; el

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esto, porque el efecto del encuentro con el sin sentido -que es uno de los nombres de la castración- causa angustia. El analista debe ser muy cuidadoso ya que, por ejemplo, no sería pertinente operar desde el sin sentido ante la llegada de un paciente en un estado de angustia y de un desorden yoico importante. Hay allí una cuestión muy delicada, dado que el analista no solo debe sostener su decir como enigmático, sino que debe estar atento a cómo es escuchado por el analizante; no conformarse con que su decir ha sido enigmático y creer, por lo tanto, que todo seguirá su marcha. Porque si es escuchado como una orden, como un imperativo, la angustia que aparece no es la angustia ante el encuentro del sin sentido, sino que es la angustia por lo que provocó una orden, que no es lo mismo. En este momento de la obra, el rol del analista es el de no satisfacer la demanda de sentido y explicar cosas, porque

eso

es dar sentido. Sería lo opuesto al esfuerzo pedagógico que estoy haciendo ahora al dar sentido, explicando, aclarando, razonando.

Ahora bien, hay momentos en los que un analista necesita hacer cierta construcción de sentido; en una situación de urgencia, en un momento de angustia, de precipitación de un duelo, en un proceso de melancolización. Hay muchos momentos en una cura en los cuales un analista debe aportar algunas palabras para que se reconstruya cierto sentido. No podemos vivir en el sin sentido; no es un lugar habitable. Las ideologías, las religiones, etcétera, son sentidos. A veces hay que hacer una construcción de sentido y otras, hay que proponerle a alguien finalizar la sesión, que vuelva en una hora, al día siguiente o esa misma noche. Y esto no es la caída de la regla de abstinencia. Al contrario; es estar a la

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la concepción de que el análisis es una teoría del recuerdo y que, por lo tanto, trata de llenar las lagunas del recuerdo. Según esta concepción, la neurosis tiene que ver con los olvidos, y el trabajo del análisis es recuperar los recuerdos olvidados. Si bien Freud trata de sostener esta idea, se le cae a pedazos en el mismo texto. Allí se encuentra con que un análisis no es armar una biografía en la conciencia ni es un estudio antropológico biográfico. El inconsciente no es algo que estaba ahí, esperando ser descubierto, como haría un antropólogo. El inconsciente es algo que se produce en el presente, es algo vivo, actual. El análisis no es una teoría del recuerdo, y esto es así porque existe la repetición —un concepto fundamental del psicoanálisis-: la insistencia repetitiva de representantes psíquicos que, hasta cierto punto, han traumatizado al sujeto. Si hay testimonio verificable de la repetición, se puede ubicar el diagnóstico estructural entre neurosis y psicosis. Les doy un ejemplo sencillo que no agota el tema, pero aclara: cuando se dice que siempre se tropieza con la misma piedra -algo que se suele ver claramente en las cuestiones amorosas-: “Este me parecía diferente al otro, pero es lo mismo, la misma situación, etcétera”. Eso es encontrarse con un modo de la repetición en la vida. Es más, alguien puede ir al análisis angustiado, sin saber qué le pasa, o estar en un vínculo amoroso nuevo y, sin embargo, estar angustiado. El analista pregunta y encuentra que en todos los vínculos amorosos de esa persona hay un mismo elemento que se repite. Encontrar el elemento repetitivo es una operación fundamental del analista y de un análisis.

Tenemos un problema entonces: cae el psicoanálisis como teoría del recuerdo. Ni con llenar las lagunas del recuerdo hacemos nada, ni con la reconstitución de la biografía y el

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lo han sido. Siempre, y en todos los casos, fueron penosos, insisten, y se presentan en la cura por un andarivel distinto al de la represión-retorno de lo reprimido. Que siempre hayan sido penosos implica que no se trata de algo placentero para una instancia y displacentero para otra -como en el caso en que opera la represión y el retorno de lo reprimido-. No, fueron displacenteros siempre. Esto es un anticipo de la pulsión de muerte y del masoquismo primario que veremos más adelante. Dice Freud, al hablar del circuito represión-retorno de lo reprimido:

Los otros grupos de procesos psíquicos que como actos puramente internos uno puede oponer a las impresiones y vivencias (fantasías, procesos de refe- rimiento, mociones de sentimiento, nexos) deben ser considerados separada-mente en su relación con el olvidar y el recordar. Aquí

Ycontinúa más abajo:

Para un tipo particular de importantísimas vivencias, sobrevenidas en épocas muy tempranas de la infancia y que en su tiempo no fueron entendidas, pero han hallado inteligencia e interpretación con efecto retardado

{nachträglich], la mayoría de las veces es imposible

despertar un recuerdo. Se llega a tomar noticia de ellas a través de suei^os, y los más probatorios motivos extraídos de la ensambladura de la neurosis lo fuerzan a uno a creer en ella {p. 151).

(20)

fin de su análisis, busca conservar el padecimiento que lo trajo a la cura y del que parecía querer desembarazarse, defendiéndolo como su bien más preciado. Este punto entra en relación con los fragmentos penosos que jamás fueron olvidados. Freud afirma que el paciente se ve obligado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en lugar de recordarlo en calidad de fragmento del pasado. Esa repetición se juega en el terreno de la transferencia y se relaciona siempre con un fragmento de la vida sexual infantil. Dicho fragmento revivido en el análisis sirve para fundar la convicción del analizante en el inconsciente.

Les había dicho que son dos problemas: el primero, que no es una teoría del recuerdo, ya que el inconsciente se produce en acto; y el segundo, que no todo se juega en el circuito represión-retorno de lo reprimido, debido a que hay fragmentos que siempre fueron penosos y no fiieron reprimidos. ¿Cuál es la relación entre ellos? Justamente, que el concepto de repetición no coincide con el de transferencia. Si el aparato psíquico solo fuese consciente e inconsciente -o sea, represión- retorno de lo reprimido-, transferencia y repetición coincidirían.

Ahora, otra cuestión. El concepto de inconsciente psicoanalítico incluye el papel del analista: sin analista, no hay inconsciente psicoanalítico. Es cierto que todas las personas sueñan, pero una

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desplazadamente, se lo transfiere, pero eso no es todo. Falta la parte más compleja

y

complicada, porque el analista, a su vez, viene a ocupar un lugar con relación a esos fragmentos de vida penosos que no fueron reprimidos. Ahí, la transferencia ya no es motor sino obstáculo, dado que aUí no hay apertura del inconsciente ni falso enlace, ni desplazamiento, ni asociación libre, ni producción de lapsus, ni actos fallidos. Y allí aparece la otra cara de la transferencia: la transferencia como obstáculo. Pero obstáculo no quiere decir que sea algo a descartar. Todo lo contrario: es ahí donde se juega el partido más importante. El analista ya no es un representante psíquico para el falso enlace. Ya no tiene nada que ver con la represión-retorno de lo reprimido; tiene que ver con un fragmento de vida muy penoso.

En todo análisis, el psicoanalista está relacionado con la transferencia motor -como apertura del inconsciente- y la transferencia obstáculo -como cierre del inconsciente-. Quiero que quede claro que “obstáculo”, en este caso, no es un problema o un error, sino que aquí tiene un valor fecundo. Esto habla de dos caras de la repetición; por un lado, como la insistencia de los representantes psíquicos que no terminan de nombrar el trauma y, por lo tanto, inscriben diferencia y, por otro, como eterno retorno de lo igual, como lo que empuja a la repetición de los representantes psíquicos. Es el eterno retorno de un encuentro fallido.

(22)

de la teoría dei recuerdo, se trata de hacer recordar para llenar las lagunas mnémicas y de ese modo se solucionan los síntomas, la transferencia como falso enlace se le aparece como obstáculo. Dice: “Tras enterarme yo del obs-táculo y removerlo, el trabajo vuelve a progresar y hete aquí, que el deseo que tanto espanta a la paciente, aparece como el recuerdo siguiente: el recuerdo patógeno exigido ahora por el nexo lógico...". El desplazamiento, dijimos, es solidario de transferencia en ese momento y solidario de faiso eniace; el desplazamiento se sostiene en las asociaciones extrínsecas. En este punto el analista es un representante cualquiera, nimio, como un resto diurno, un representante cualquiera que hace posible el falso enlace. En este sentido, el lugar del analista aparece articulado con las formaciones del inconsciente (pp. 145-146).

Las mociones inconscientes no aspiran al recuerdo -como la cura lo demandaría-, sino que buscan reproducirse bajo su capacidad alucinato- ria y atemporal. Dice Freud en “Sobre la dinámica de la transferencia”:

Esta lucha entre médico y paciente, entre intelecto y vida pulsional, entre discernir y querer "actuar”, se desenvuelve casi exclusivamente en torno de los fenómenos transferenciales. Es en este campo donde debe obtenerse la victoria cuya expresión será sanar duraderamente de la neurosis. Es innegable que domeñar los fenómenos de la transferencia depara al psicoanalista las mayores dificultades, pero no se debe olvidar que justamente ellos nos brindan el inapreciable sen/icio de volver actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes; pues, en definitiva, nadie puede ser ajusticiado in absentia o in

efigie (p. 105).

(23)

Clase 2

TRANSFERENCIA Y RESISTENCIA

Neurosis

vulgar/neurosis

artificial %

Sugestión/psicoanál

isis

La satisfacción sintomática del paciente no requiere de ningún otro; en cierto sentido es autoerótica. La operación primera que realiza el analista es que esa satisfacción deje de ser cerrada sobre sí misma e incluya el lugar del analista. El efecto de esa operación se llama

transferencia.

Ella implica la sustitución de la neurosis vulgar por una nueva neurosis artificial, creada por el acto del analista y llamada

neurosis de

transferencia.

Continuamos con el tema de transferencia, acercándonos a los textos y marcando las diferencias entre transferencia y sugestión. He situado en el texto “Recordar, repetir y reelaborar” cuestiones que considero centrales en el conjunto de los llamados

Escritos Técnicos.

Se despliega el

agieren^

en el que el sujeto, así como repite sin saberlo, en vez de

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en el centro está el analista. Si no fuera así, en principio no se entendería por qué razón se pueden transferir al analista la repetición de los amores infantiles, edípicos, prohibidos. Para que el analista entre en la serie, para que se ponga esto en juego en el análisis, es necesario que el analista pase a ser parte de la neurosis recién creada.

Hay dos series de objetos: por un lado, el objeto total, el objeto del narcisismo, el objeto = persona, los objetos prohibidos del Edipo y, por otro, el objeto parcial en el ámbito de la pulsión. Encontramos que la pulsión no ama el objeto, sino que precisa del objeto porque se satisface en su recorrido. El objeto parcial va al lugar de soporte para hacer ese circuito. Ese objeto parcial se fija, y por esa fijación sostiene las condiciones de la repetición para un sujeto. El analista, así como va a ocupar el lugar del objeto de amor en la neurosis de transferencia, en la línea de los objetos prohibidos del Edipo, también va a ocupar el lugar de uno de estos cuatro objetos en el ámbito de la pulsión parcial. O sea que a nivel del objeto total, puede ser el padre, la madre, la tía. A nivel del objeto parcial, puede ser un objeto oral, un objeto anal, la voz, la mirada; uno y solo uno, el objeto fijado contingentemente en la trama infantil. El analista pasa a ser a quien se le destina el amor -por la serie de los objetos totales-, pero también es un objeto en el ámbito de la parcialidad de la pulsión.

(25)

el analista tiene que interpretarle la resistencia, pero es justamente lo que no hay que hacer.

Ahora bien, parece que principiantes en el análisis se inclinan a confundir este comienzo con el anáfisis en su

Interpretar la resistencia no solo no produce ningún avance en el análisis, sino que produce el efecto contrario. En el último párrafo del mismo texto, Freud establece la diferencia del psicoanálisis con cualquier tratamiento sugestivo o psicoterapèutico, y habla de la reelaboración. Ubica al psicoanálisis no en relación con la emergencia de los recuerdos reprimidos, sino en la elaboración del monto de afecto. Dice:

En la práctica, esta reelaboración de las resistencias puede

En mi libro

La subversión freudiana y sus

consecuencias,

en la página 65 del capítulo “La

‘reelaboración’”, afirmo:

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primeros textos tanto el fracaso de la defensa como el estatuto compulsivo del síntoma.

d) Toma el mismo sesgo de los “Nuevos caminos de la terapia analítica", respecto a:"(...) pueden emerger a (a luz infinidad de cosas, sin que se modifique el estado patológico, si uno no hace entrar lo pulsional en la cura". e)Reducir la transferencia a la repetición hace de la práctica del análisis una práctica de sugestión.

Si bien las formaciones del inconsciente (lapsus, fallidos, etcétera) se interpretan teniendo en cuenta el circuito represión-retorno de lo reprimido, consciente-inconsciente, el tratamiento psicoanalítico no trabaja solo en esos campos. Hay algo que excede a los representantes psíquicos, y son aquellos fragmentos penosos de la vida real que se presentan en la cura -como dice Freud-, que siempre fueron penosos, displacenteros. Anticipa un problema mayor del psicoanálisis que es el masoquismo primario, y ubica la insistencia de la pulsión no fijada a los representantes psíquicos. Si la pulsión estuviera fijada a los representantes psíquicos, la tarea solo sería interpretar lo reprimido. Solo habría transferencia motor que permitiría esa apertura del inconsciente. Pero, además de la transferencia como motor, está la transferencia como obstáculo, como cierre del inconsciente.

(27)

que estaba velado: que el analista viene a ocupar el lugar del objeto pulsional, manifestándose la resistencia respecto de la apertura del inconsciente. Y justamente por eso no es un problema; es más bien un momento fecundo del análisis, porque se revela ese objeto pulsional. ¿De qué se trata estructuralmente esa resistencia? No tiene nada que ver con una cuestión consciente -“no tengo ganas de hablar”-; no se trata de nada de eso.

Ubicamos dos lugares Hmites en la cadena de representantes psíquicos. Uno es el límite de la cadena de representantes psíquicos que no está completa, dado que hay un representante que falta -la garganta en el sueño de la inyección de Irma-, hay un agujero. El otro está en relación con el primero, pero no es lo mismo; se sitúa en el punto en que la pulsión no se articula con el representante psíquico. Son dos lugares límite que vamos a llamar con Freud

represión primaria.

Hay un representante psíquico imposible de

recuperar que ha caído en el olvido estructural y que fúnda al sujeto. Porque ese agujero está en relación con el sexo, es por lo que el inconsciente habla de sexualidad. Los animales tienen el sexo como acoplamiento perfecto; en cambio, sabemos que no hay para la sexualidad humana, objeto predeterminado: hay un agujero.

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minimizarla, ya que es la que anuda lo simbólico y lo real. Pero hay otras dos dimensiones de la transferencia. Una es la dimensión simbólica, que es ser un representante psíquico cualquiera para el falso enlace, para el desplazamiento, y la otra dimensión tiene que ver con la satisfacción pulsional, con lo real. Dice Freud: “Cuando las asociaciones libres de un paciente se deniegan, en todos los casos es posible eliminar esa parálisis aseverándole que ahora él está bajo el imperio de una ocurrencia relativa a la persona del médico” (p. 99).

O sea que en el punto de detención de las asociaciones, se hace presente la presencia del analista, pero no hay que interpretar eso. Esta fórmula plantea que la transferencia —que es la más poderosa palanca del éxito- se transforma en ese momento en el medio más potente de la resistencia.

Más adelante, dice:

Pues bien: si se persigue un complejo patógeno desde su subrogación en lo consciente [llamativa como síntoma o bien totalmente inadvertida] hasta su raíz en lo inconsciente, enseguida se entrará en una región donde la resistencia se hace valer con tanta nitidez que la ocurrencia siguiente no puede menos que dar razón de ella y aparecer como un compromiso entre sus requerimientos y los del trabajo de investigación. En

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(...) solo que por sugestión es preciso comprender (...) el influjo sobre un ser humano por medio de tos fenómenos transferenciales posibles con ól. Velamos por la autonomía última del enfermo aprovechando la sugestión, para hacerle cumplir un trabajo psíquico que tiene por consecuencia necesaria una mejoría duradera de su situación psíquica.

Este es un debate actual. Incluso hoy, hay psicoanalistas que sostienen que curan por la influencia que tiene una persona sobre otra, o sea, por efecto sugestivo.

¿Qué quiere decir que “aprovechamos la sugestión”? La cura no se produce por sugestión, hay que garantizar la máxima autonomía, y la sugestión es lo contrario de garantizar la autonomía. Por ejemplo, cuando uno está enamorado no tiene garantizada la autonomía, está sugestionado, por eso uno se vuelve un poco tonto. Con “aprovechamos la sugestión”, se refiere solo a una cosa. Habíamos ubicado el amor del analizante hacia el analista porque supone que el analista sabe sobre sus síntomas, cuando en verdad el saber está en el inconsciente. Si el paciente no habla y produce sus lapsus, sus actos fallidos, el analista no sabe. El analista se “aprovecha de la sugestión”, ya que no le dice al analizante lo contrario; no le dice que no sabe nada de sus síntomas. Se calla la boca y deja que ese efecto sugestivo necesario se mantenga.

(30)

Dada la transferencia tierna, la resistencia la transforma en odio o en demanda erótica; se sirve de esc amor. Hay entonces, una responsabilidad del analista, ya que la transferencia no se produce espontáneamente, sino que para que suceda tiene que haber un acto del analista. El analista, dice Freud, “tendió el señuelo a ese enamoramiento ai introducir el tratamiento analítico para curar la neurosis”.

(31)

Clase 3

TRANSFERENCIA Y SUGESTIÓN

^ La sugestión y la masa «• Identificación y enamoramiento

En el capítulo IV de “Psicología de las masas y análisis del yo”, que lleva por título “Sugestión y libido”, Freud plantea dos tesis fundamentales sobre la

masa-,

a. Incremento del afecto I

(...) el yo resigna cada vez más todo reclamo, se vuelve más modesto, al par que el objeto se hace más grandioso y valioso; al final llega a poseer todo el amor de sí mismo del yo, y la consecuencia natural es el autosacrificio de este. El objeto, por así decir, fia devorado al yo. Rasgos de fiumillación, restricción del narcisismo, perjuicio de sí, están presentes en todos los casos de enamoramiento; en los extremos, no hacen más que intensificarse y, por el re- legamiento de las pretensiones sensuales, ejercen una

(32)

Esto ocurre con particular facilidad en el caso de un amor desdichado, inalcanzable; en efecto, toda satisfacción sexual rebaja

la sobrestimación sexual.

Contemporáneamente a esta “entrega" del yo a! objeto, que ya no se distingue más de la entrega sublimada a una idea abstracta, fallan por entero las funciones que recaen sobre el ideal del yo. Calla la crítica, que es ejercida por esta instancia; todo lo que el objeto hace y pide es justo e intachable. La conciencia moral no se aplica a nada de lo que acontece en favor del objeto; en la ceguera del amor, uno se convierte en criminal sin remordimientos. La situación puede resumirse cabalmente en una fórmula: El objeto se ha puesto en el lugar

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre identificación y enamoramiento? En el primer caso, el yo se ha enriquecido con las propiedades del objeto, lo ha introyectado, mientras que en el segundo, el yo se ha empobrecido, se ha entregado al objeto.

En la hipnosis y en el enamoramiento, el

Fíjense que la línea del objeto no está punteada; esto quiere decir que aun en la masa, cada individuo conserva su fijación pulsional a un objeto parcial

(33)

explica la fuente del delirio de grandeza de la demencia precoz, dado que la libido no regresa -en el narcisismo secundario- a los objetos en la fantasía. El nombre para esta colocación de la libido -“narcisismo”- lo toma de una perversión descripta por Paul Nacke en el año 1899, en la cual el individuo adulto prodiga al cuerpo propio todas las ternezas que suelen volcarse a un objeto sexual ajeno.

Velamos por la autonomía última del enfermo aprovechando la sugestión para hacerle cumplir un trabajo psíquico que tiene por consecuencia necesaria una mejoría duradera de su situación psíquica (p. 103).

Aprovechando la demanda sugestiva, haciendo cumplir al sujeto un trabajo psíquico por medio de la asociación libre, abre la posibilidad de la experiencia del inconsciente. En su artículo de 1926 “¿Pueden los legos ejercer el análisis?”, Freud aclara:1 Los desarrollos que siguen, también se pueden

encontrar en el capítulo “Abstinencia a la sugestión”, en Osvaldo Delgado. La subversión freudiana y sus consecuencias. Buenos Aires, JVE ediciones, 2005, p. 68 y ss.

(34)

Al comienzo, vaya y pase; pero luego contraría nuestros propósitos analíticos y nos constriñe a adoptar las más vastas contramedidas. Por otra parte, quiero mostrarle con un ejemplo cuán lejos se encuentra la técnica analítica de distraer y buscar excusas disuasivas. Si nuestro paciente sufre de un sentimiento de culpa, como si hubiera cometido un grave crimen, no le aconsejamos hacer caso omiso de esa tortura de la conciencia moral insistiendo en su indudable inocencia; (...) le advertimos que una sensación tan intensa y sostenida no puede menos que fundarse en algo efectivamente real (...) (pp. 177-178).

En el diccionario de filosofía de Andre Lalande, se define la

sugestión

como:

Una idea o proyecto de acción que no nace espontáneamente en el espíritu sino que se propone a él desde afuera, como una apreciación, un ejemplo, un consejo, una idea susceptible de ejercer alguna influencia en sus sentimientos o en su conducta (Vocabu/ar/o técn/co y cr/f/co de la filosofía, p. 71 ).

Para el debate actual con otras psicoterapias, en la “28* Conferencia. La terapia analítica”, Freud dice:

La sugestión directa es una sugestión dirigida contra la exteriorización de los síntomas, una lucha entre la autoridad de ustedes y los motivos de la enfermedad. Al practicarla no se hacen caso de estos motivos; solo se exige al enfermo que sofoque su exteriorización en síntomas (p. 408).

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c)Se dirige al padre buscando ese falo, primero, y luego, realizando la equivalencia simbólica “pene = niño”, ingresa al Edipo esperando el niño por parte del padre.

d)Solo la decepción de esa promesa hace que el desligamiento del padre la oriente hacia otros hombres, hombres que en el mejor de los casos la separen definitivamente de la madre, y en el peor, encarnen a la madre misma.

En el pasaje de la etapa preedípica a la etapa edípica debe cambiar de objeto -la madre por el padre- y de zona -el clítoris por la vagina-.

(36)
(37)

Parte 2

(38)
(39)

Clase 1

COMPLEJO NUCLEAR DE LAS NEUROSIS. ANUDAMIENTO COMPLEJO DE EDIPO-COMPLEJO DE CASTRACIÓN

: ¡Mgar prevalcTitc del padre en el complejo de Edipo

V Madre prohibida corno referente del deseo

Para Freud, el complejo de Edipo fue su máxima producción y su milximo descubrimiento. Aunque hay conceptos tanto o más importantes, este se encuentra en el núcleo de su obra. No se puede hablar de psicoanálisis si no se habla del Edipo. Dicho concepto está tomado de la saga griega de Sófocles

Edipo rey y

da cuenta, en principio, de dos deseos: el incestuoso y el parricida.

Ya hemos diferenciado la doble serie de los objetos: el objeto de la pulsión parcial y el objeto total del narcisismo, ambos objetos de la trama infantil, de la infancia. Nos proponemos ahora trabajar lo referido a las figuras del Edipo.

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en tanto que está prohibida, A su vez, la operación paterna ordena los modos de satisfacción pulsional.

Llamamos neurótico a un sujeto cuya función padre se

Falo

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Cuando Freud habla del desarrollo libidinal, se refiere a las fases oral, anal y fálica. No dice genital, sino fálica. Se trata de un problema lógico que tiene que ver con que, apoyado sobre un órgano del cuerpo —el pene—, se establece una lógica de presencia-ausencia. A nivel lógico, simbólico, quiere decir que todo se juega en torno a la presencia- ausencia: tener o no tener falo. La diferenciación sexuada será entre los que tienen y los que no tienen falo. Esto en términos simbólicos, porque desde el punto de vista biológico a las mujeres no les falta nada. En el campo de la biología, no es que los varones tienen y las mujeres no tienen. Para la medicina, los varones tienen pene —fíjense que no digo “falo”- y las mujeres tienen vagina. Aquí se trata de una lógica simbólica. El ordenamiento de presencia-ausencia que marca el encuentro con la castración es, para Freud, la premisa universal del falo. Dice Freud que el niño cree que todos tienen: hombres, mujeres, perros, gatos, pajaritos, mesas, sillas...

El pene no es el falo. Las mujeres pueden creer en algún momento que el pene es el falo para alcanzar su satisfacción, o pueden sentirse en inferioridad de condiciones porque el varón tiene pene, tiene falo, o pueden fingir tenerlo. Entonces, habrá cuatro posibilidades para las mujeres: o sentirse inferiores porque no lo tienen; o atacarlo; o usarlo para hacerse un hijo; o lo disfrutan. Por eso hablo de las tres salidas freudianas de la feminidad. Agrego, además, una cuestión central. El varón puede pensar que tiene el falo, pero es una impostura: ambos están castrados.

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los casos, se dará una psicosis. O sea que, a partir del encuentro con la castración y la solución de la posición castrada, una de las tres salidas freudianas es la maternidad.

Partimos de ubicar una posición ante la castración en la mujer: la maternidad, el hijo viene al lugar de ser el falo que no tiene. A partir de ahí, se pueden dar diferentes posibilidades. Esto vale para machos y hembras biológicamente, porque se adviene hombre o mujer de acuerdo a cómo es el pasaje por la trama Edipo-castra- ción; ahí es donde se define si alguien será varón o mujer. Se puede ser biológicamente un varón, pero a nivel de la posición sexuada ser una mujer, es lo que llamamos

complejo de Edipo invertido-,

el varón, en vez de tener al padre como objeto de rivalidad, el mismo pasa a ser el objeto amado, teniendo como posible consecuencia la homo-sexualidad masculina.

Ahora bien, hay una disimetría en el pasaje por la trama Edipo- castración en los varones y en las mujeres. Freud sostiene que el niño varón abandona, reprime su interés incestuoso por la amena/a de castración; que el interés

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al padre. En este cambio se abre una suerte de renuncia que no lo es, una renuncia a tener el falo pero que no lo es tampoco, ya que tener un hijo da cuenta del equivalente. Renuncia al objeto y renuncia al ch'toris por la vagina.

Entonces, el niño, por el complejo de castración, sale del complejo de Edipo; ante la amenaza de castración sale, reprime, y la madre pasa a ser el referente para los objetos amorosos en sustitución. El complejo de castración en el varón, lo hace abandonar el Edipo como sepultamiento, como final, como identificación con la ley, como instauración del superyó en la estructura psíquica. Por el momento, el superyó es sinónimo de ley paterna; ley paterna que se introyecta y que es sinónimo de la ley que rige el “no” al incesto y al parricidio. La niña, por el complejo de castración entra al Edipo; o sea que por el complejo de castración abandona el objeto preedípico (la madre). En el varón, el objeto preedípico y el objeto edipico es el mismo: la madre. En cambio, en la niña el objeto preedípico es la madre y el objeto edipico es el padre; hay un cambio de objeto. La vagina no está preparada a nivel del organismo, de las fibras nerviosas, para la satisfacción. Podemos decir que es un lugar ausente de sensibilidad orgánica, porque hay una carencia de fibras nerviosas. Por lo tanto, que una mujer tenga satisfacción en relación con esa nueva zona erògena es gracias al poder del símbolo, no al poder de las fibras nerviosas. Ese es el punto ideal —dice Freud— del final del complejo de Edipo, porque el objeto materno en verdad está reprimido, por lo tanto, en la niña persiste el objeto preedípico y el edipico. A tal punto es así que Freud sostiene, en textos posteriores, que siempre el

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Complejo de Edipo

Complejo de castración

¿Cómo sale ia mujer del Edipo?

¿Cómo

sale de esa turbulencia, de esa guerra, de ese amor-odio con el primer objeto que es la madre? Sale por una decepción; el padre no cumple con aquella promesa de darle un hijo. La disyuntiva será si esa mujer se limita a esperar el equivalente fálico de un hombre; el hijo. Es por eso que dura mucho más tiempo, es mucho más largo este proceso en la mujer. En verdad, es importante que el padre diga ciertas cosas. Finalmente, no es el padre el que termina de separar a la mujer del objeto preedípico, de la madre, sino que debe ser un hombre. Eso tiene consecuencias: hace que un padre, en el mejor de los casos, funcione como promesa. Además, para un padre, esa hija viene a ocupar un lugar importante para su Edipo con relación a su propia madre, a la madre del padre.

Freud, como les mencioné, ubica tres salidas para la feminidad:

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Hay un problema que se genera en las mujeres cuando no son bien alojadas por una madre; problema que surge por creer que no han sido suficientemente el falo, por creer colmar a la madre “casi” por la posición en cuanto castradas, y que puede producir, por ejemplo, una homosexualidad femenina. Se trata de la problemática falo-castración que está relacionada con la desvalorización en ciertas mujeres de la posición femenina; desvalorización de la posición femenina como parte, también, de la misoginia masculina que considera que las mujeres son seres inferiores. Hay una versión, en el ámbito de la cultura y desde ciertas corrientes feministas, donde se critica a Freud, al falocentrismo, como si filerà una lectura misógina o machista. Para que no queden en el terreno de la ideología, vamos a discutir estos temas. Hay que tener en cuenta que Freud se refiere a cuestiones estructurales. A las mujeres no les falta nada y a los hombres no les sobra nada. Se trata de un problema simbólico y no de una ausencia en el cuerpo como falta orgánica; no tiene nada que ver con la naturaleza de las cosas, porque si no, se ideologiza y se puede estar diciendo algo del fenómeno misógino en la cultura, en el que una niña aparece como algo problemático o algo degradado. La premisa universal es fálica -la problemática falo-castración-, porque no hay significante en la estructura que dé cuenta del órgano genital femenino. Lacan dirá que falta el significante que nombre a la mujer como tal.

Decíamos que la salida normal para Freud es la maternidad. Teniendo un hijo o una hija, la mujer responde por lo que falta. La posición de la madre es la de alguien que ha hecho la salida normal freudiana. También decíamos que, en cuanto hijos, nacemos como falo materno, ya que, si no, estaríamos investidos libidinalmente por la madre, y el resultado sería la

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Por consiguiente, la palabra madre tendrá muchos sinónimos. Cuando hablo de madre, me refiero a la relación con un hijo en cuanto falo. Cuando hablo de mujer, me refiero a la relación con un hombre. Es condición, al advenir como tal, ese lugar de completud narcisista para una madre, y es fijndamental la caída, ese corte, lograr que un hijo salga de la posición de falo gracias a la fijnción paterna. Esto vale tanto para varones como para mujeres. Cuando hablamos de hombre y de mujer, hablamos de posiciones y no de género.

Una última cuestión fundamental. Como habíamos dicho, Freud habla de fase fálica y no de fase genital, y sostiene que la misma -donde se juega la trama Edipo-castración- es la que marca las pérdidas anteriores del sujeto, como por ejemplo el destete o el desprendimiento de las heces en la fase anal. Estos desprendimientos adquieren el valor de pérdidas por la castración, se resignifican

a posteriori

ya que el falo funciona como un operador de sustitución. Puedo

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Clase 2

ÖDIPUSKOMPLEX

FA complejo de Edipo en la obra de Freud ■V Relaciones con el mito y la tragedia de

Edipo es c] nudo de tres cuestiones:

a) Un operador de interdicción (prohibición), sustitución

y

refuerzo.

b)Una subjetivación (interpretación neurótica, explicación, sentido) de la imposibihdad de la satisfacción plena de la pulsión.

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tomada como una ley de la naturaleza, que el hijo herede las deudas morales y comerciales del padre. Es más adelante (siglo V a.C.) que va a aparecer el

sentimiento arcaico de

culpabilidad.

La tragedia verdaderamente nace en Grecia en el

paso del siglo VI al V a.C., y está basada en los

mythos.

Debemos subrayar aquí que

mythos

significa dos cosas:

a)El relato tradicional que habla de los tiempos antiguos de los héroes y los dioses.

b) El argumento en el terreno del drama.

Según sostiene Lévi-Strauss en su texto “La estructura de los mitos” (1958), no hay más que un mito a partir del cual todos los demás no serían más que versiones de aquel. A su vez, debemos considerar que refiere a un destino, y aquí podría decir que destino es uno de los primeros nombres del

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universal solo se comprende si es también universalmente válida nuestra hipótesis sobre la psicología infantil” (p. 269). Podemos hallarlo también, en el “Manuscrito N” y en la famosa “Carta 71”. Después de informarle a Fliess que ya no cree en sus histéricas dice:

Un solo pensamiento de validez universal me ha sido dado. También en mí he hallado el enamoramiento a la madre y los celos hacia el padre, y ahora la considero un suceso de validez universal de la niñez temprana {p. 307).

Aquí estamos en el núcleo mismo de la cuestión. Destacaremos ahora, el primer eje: Interdicción-sustitución-reforzamiento. En “Introducción del narcisismo”, Freud dice:

Aun para las mujeres narcisistas, las que permanecen frías hacia el hombre, hay un camino que lleva al pleno amor de objeto. En el hijo que dan a luz se les enfrenta una parte de su cuerpo propio como un objeto extraño al que ahora pueden brindar desde el narcisismo, el pleno amor de objeto (p. 86).

Fundamentalmente, a partir de los textos “Sobre la sexualidad femenina” y la “33* Conferencia. La feminidad” (1933 [1932]), a partir del

universal

fálico, el complejo de castración produce como efecto la entrada en el Edipo con la esperanza de recibir un hijo del padre. Esta salida llamada

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distinto, ya que el puerto seguro al que arribó, el complejo de Edipo, va a implicar que su desasimiento sea más prolongado y acontezca por la promesa paterna incumplida.

Freud, en “El sepultamiento del complejo de Edipo” (1924), va a dar cuenta de la articulación organización fálica-complejo de Edipo-amenaza de castración-formación del superyó-período de latcncia -este último marca la dimensión de la sustitución—. En “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos” (1925) afirma; “La actitud —postura- edípica del varon- cito pertenece a la fase fálica, y se va al fundamento por la angustia de castración, o sea por el interés narcisista hacia los genitales” (p. 271). La privación del miembro fálico es equivalente, en Freud, a una nueva separación de la madre. La castración en la madre es la que origina la ecuación: niño = pene (falo). “La alta estima narcisista por el pene puede basarse en que la posesión de este órgano contiene la garantía para una reunión con la madre —con el sustituto de la madre— en el acto del coito” (p. 271). Un individuo que en el regreso al seno materno querría hacerse subrogar por su órgano genital, sustituye ahora —en esta fantasía-regresivamente ese órgano por su persona toda (cuerpo = falo).

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En “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos” (1925), Freud se pregunta si la excitación sexual del niño está causada por el complejo de Edipo -pregunta que resulta fundamental, por lo que la hemos desarrollado—. Va a responder que no, que aquella surge como placer de órgano, causada por el espiar con las orejas el coito de los progenitores. Este placer de órgano “solo más tarde queda anudado al complejo de Edipo” (p, 269). Ese anudamiento ubica al placer de órgano en la trama del Edipo, condición necesaria para una sexualidad neurótica.

Pero más aún; “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa”, la segunda contribución a la psicología del amor compuesta por textos sobre los testimonios e

impasses

de las sustituciones, Freud afirma: “Creo que, por

extraño que suene, habría que ocuparse de la posibilidad de que haya algo en la naturaleza de la pulsión sexual misma desfavorable al logro de la satisfacción plena” (p. 182).

En este punto, la prohibición del objeto incestuoso vela, encubre esa imposibilidad estructural. Al no haber objeto predeterminado de la pulsión, y de lo que resulta de la diferencia entre el placer buscado y el hallado, el objeto que

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Donde podemos ubicar claramente los efectos de la falla en esa operación de la ley del intercambio es en el Hombre de las Ratas. En ese historial, podemos ubicar claramente los efectos de lo que decíamos al inicio respecto de esa ley de la naturaleza en la Grecia antigua, donde los hijos cargan las deudas morales y comerciales del padre.

Freud destaca dos lugares cruciales en donde el padre del Hombre de las Ratas no puso en juego esa ley del intercambio, donde retuvo un modo de satisfacción que el hijo carga culpable y sacrifl- cialmente. En el punto F, justamente llamado “El ocasionamiento de la enfermedad”, la madre le comunica que un primo rico suyo le entregaría una hija para que se case con él, lo que despierta el conflicto y activa las consecuencias de la elección del padre entre la amada pobre y hnda y la madre del sujeto de familia adinerada. Como efecto de un cálculo, el padre elige a la madre del Hombre de las Ratas como objeto anal. En el punto G, “El complejo paterno y la solución de la idea de las ratas”, Freud destaca la suma de dinero que por deudas de juego, el padre no había devuelto a un camarada de armas. Dice Freud; “Las palabras del capitán: ‘Tienes que devolver las 3,80 coronas al teniente primero A’ le sonaron como una alusión a la deuda impaga del padre" (p. 165). Vemos ahí cómo el circuito del pago en el correo postal coincidía con la muchacha pobre y linda que entraba en competencia con la prima rica.

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Podemos observar con toda claridad, el

impasse

del mismo Freud respecto a la función

paterna como ley de intercambio en la lectura que realiza en el historial de Juanito:

30 de abril. Como Hans vuelve a jugar con sus hijos imaginarios, le digo: ¿Cómo es que todavía viven tus hijos? Ya sabes que un varón no puede tener hijos. Hans; Lo sé. Antes yo era la mami, ahora soy el papi. Yo: ¿Y quién es la marni de los niños? Hans: Bueno, mami, y tú eres el abuelo.

Yo: O sea, te gustaría ser tan grande como yo, estar casado con mami, y que ella tuviera entonces hijos.

Hans; Sí, eso me gustaría, y la de Lainz (mi madre) es entonces la abuela.

Todo termina bien. El pequeño Edipo ha hallado una solución más feliz que la prescripta por el destino. En lugar de eliminar a su padre, le concede la misma dicha que ansia para sí; lo designa abuelo, y

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Clase 3

CONSIDERACIONES CRÍnCAS DE LA

CONCEPCIÓN FREUDIANA DE LOS

COMPLEJOS DE EDIPO Y DE CASIRACIÓN

Annafreud'tsmo-kleiniimo \ Lacanismo ^ Teorías Je

El mismo planteo del tema indica que el cuestionamicnto no es del mismo Freud, aunque bien podría ser posible. Por otra parte, el la concepción freudiana...” en el título de la clase, define el modo de abordaje y, como toda elección, es excluyente. Esta elección, a su vez, implica una reducción para centrar el punto de investigación. Las consideraciones críticas de estos complejos definen tanto corrientes del posfreudismo como cuestionamientos por fuera del psicoanálisis. Ejemplo de ello son las llamadas “teorías de género”. Las consideraciones críticas son posibles por la pertenencia propia de la construcción doctrinaria misma. Según Paul Bercherie, en su obra

Génesis de los

con-ceptosfreudianos'.

(...) la idea de una síntesis que extraiga de la obra de Freud un sistema completo, capaz de cubrir el conjunto del campo de sus objetos, por ello mismo parece tanto más inverosímil. La práctica freudiana de la teoría condensa anticipadamente el encarnizamiento estéril, de quienes querrían hacer decir a Freud más de lo que él puede; y paradójicamente retoman de ese modo una concepción empirista del saber analítico (p. 43).

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A su vez, la misma construcción del saber en psicoanálisis implica una operación sobre la represión de quien lo elabora. Por otra parte, las consideraciones críticas abren el campo de las ortodoxias y las herejías. Pareciera que son las segundas las que fundan a las primeras, según J.-A. Miller, en su curso “El desencanto del psicoanálisis”.

La protesta viril de Adler, la libido desexualizada de Jung, el trauma de nacimiento de Rank, llevan a Freud a tener que afirmar

qué es

y

qué no es

psicoanálisis, Pero dentro de la

ortodoxia.,

en la institución fundada por Freud, se abren dos

grandes corrientes; el

annafreudismo y

el

kleinismo.

El primero, afirmado en la segunda tópica, pero velando el desgarramiento interno del yo; y el segundo, en el cual ocupa un lugar de gran importancia el estatuto del cuerpo materno como imaginario, y sus objetos internos malos como fundamentales en las primeras identificaciones del sujeto. Este último punto es central para el desarrollo del superyó precoz en la escuela inglesa. Luego de estas dos expresiones, en el seno de la institución se produce la tercera gran orientación que culminó con la expulsión de su agente: Jacques Lacan. El llamó a un retorno a Freud “reabriendo” el inconsciente freudiano —al que consideraba cerrado, fundamentalmente en el annafreudismo-.

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La alta estima narcisista por ei pene puede basarse en que la posesión de ese órgano contiene ia garantía para una reunión con la nnadre -con el sustituto de la madre- en el acto del coito.

(...) un individuo que en el regreso al seno materno querría hacerse subrogar por su órgano genital, sustituye ahora -en esta fantasía- regresivamente ese órgano por su persona toda [cuerpo = falo] (S. Freud,

Esta articulación anticipa la lógica del ser y del tener que figura en el escrito de Lacan, “La significación del falo”. Si bien es cierto que el complejo de castración implica la fase fálica, esta no será posible sin la anterioridad lógica de la castración en la madre. En cuanto hijo de una madre, el niño es un objeto de intercambio producido por una mujer. Como dice Oscar Masotta: “La castración, para decirlo con una frase, es el lugar de la inserción del sujeto en el sexo, el pasaje a los objetos múltiples de toda socialización del deseo” (p. 52). Esto es posible a partir de que el término que llamaremos

padre

sea introducido por el deseo de una mujer clivada del

todo madre,

donde ahogaría todo su deseo en un hijo.

Freud, en una nota a pie de página en el caso Juanito, menciona que cuando se habla de castración, se trata del peligro imaginario de la pérdida del pene y de ningún otro tipo de pérdida. Así, destete, pérdida de excrementos y trauma de nacimiento no son sino aportaciones al complejo, pero no lo determinan. No se trata de desarrollo sino de estructura. A su vez, en “La organización genital infantil”, afirma:

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En relación al primer punto de las consideraciones críticas, ubicamos, con sus diferencias, al annafreudismo y al kleinismo. Respecto al segundo, al lacanismo, y en relación al tercero, a las teorías de género.

Para el annafreudismo, la concepción del yo como agente y guardián de la realidad, sostenida en una lectura parcial del último Freud, da asiento al lugar privilegiado de los llamados

mecanismos de defensa.

En realidad, estos implican un modo de

satisfacción y resguardan del encuentro con el peligro de la castración. Son respuestas estereotipadas, por fijación en el núcleo del yo —el ello—, que pueden tomar a la cura analítica misma como un peligro. Para Anna Freud, el niño es absolutamente incapaz de transferencia, ya que está ligado a los objetos primarios (los padres) y aún no ha internalizado lo formativo superyoico. Esto va a implicar una inmadurez del lenguaje que inhabilita el habla.

Por su parte, para Melanie Klein, a los tres años el niño ya ha superado el Edipo, y los objetos son imagos de los primarios. Klein lee las ausencias de asociaciones verbales no por inmadurez, sino por represión. Los objetos primarios no indican

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La envidia del pene y la amenaza de castración velan la castración estructural que es efecto de la operación simbólica. El complejo nombra como impotencia lo que en verdad es imposible. El falo es soporte de un universal en el que se inscriben tanto machos como hembras. Lo propiamente femenino no hace conjunto y ubica la cuestión más allá del falo. Lacan, en el Seminario 17, ubicará al Edipo como un sueño de Freud, como contenido manifiesto. Esta cuestión lo va a llevar a poner en tensión el mito de Edipo con “Tótem y tabú”:

{...) en el enunciado del mito de "Tótem y tabú", el mito freudiano es la equivalencia del padre muerto y el goce. Esto es lo que podemos calificar con el

término de operador estructural (pp. 130-131). Si el Edipo es un sueño, la castración no lo es. Edipo, en la elaboración lacaniana, va a venir al lugar del discurso como tratamiento de la castración y el goce y, más tarde, al lugar de la realidad psíquica para, finalmente, en su última enseñanza, ser el punto de basta propio de la neurosis. Esto va a permitir tres lugares posibles del padre:

a) El padre muerto, impotente. b) El padre terrible, gozador.

c) El padre como modelo de la fiinción, en la medida en

que su deseo lo lleve a tomar a una mujer como causa de deseo y a la cual hace madre.

La tercera consideración crítica se va a referir a las teorías de género. El blanco de la polémica aquí, es precisamente a partir de la confusión falo-pene. Esto va a implicar una crítica al supuesto falocentrismo

misógino de Freud. Al falo se lo toma como una

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Parte

3

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Clase 1

FETICHISMO

’^Fetichismo como paradigma de la perversión ^Las tres estructuras clínicas y sus

Vamos a comenzar con un tema muy importante. En general, para hacer un contrapunto, hemos trabajado las estructuras clínicas de la neurosis y la psicosis. ¿Por qué? Si tomamos los primeros textos, vemos que la neurosis -cualquiera esta fiiera- implicaba que la operación de la defensa separaba la representación del monto de afecto. En cambio, en la psicosis paranoica no había tal separación. Desde ahí hemos hecho el contrapunto entre neurosis y psicosis. Con el complejo de Edipo, la relación respecto al padre, la cuestión del cuerpo, la organización fálica, etcétera, también diferenciaba neurosis y psicosis.

Si tomamos “Tres ensayos de teoría sexual” (1905) -que es el texto para hacer la referencia a la sexualidad infantil- tenemos la dimensión de las desviaciones respecto al objeto y a la meta, y toda la serie que Freud sitúa en relación con la dimensión que llamaba perversa polimorfa, para dar cuenta de la sexualidad infantil. Ubicábamos también la cuestión del amor como desvío respecto a la meta. Recuerden que desvío siempre es en relación con lo que sería un ideal que funciona como tal, o sea que, como referencia, son desvíos respecto a un ideal del encuentro genital.

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el nombre de un tipo clínico dentro de una estructura clínica y, a la vez, es el paradigma de esa estructura. Dentro de esa estructura clínica, que no se llama ni neurosis ni psicosis, sino perversión, hay varias formas, y el fetichismo es una de ellas. Hay otras como exhibicionismo, voyerismo, sadismo, masoquismo, “travestismo” entre comillas, etcétera. Si bien el fetichismo es parte de ese conjunto, a la vez es el paradigma que da el ordenamiento teórico para entender qué es la perversión. Entonces, en el marco de esta estructura clínica que se llama perversión, el paradigma es el fetichismo. Ahora van a ver por qué ocupa este lugar. Primera cuestión.

Segunda cuestión. En el mismo texto, “Tres ensayos de teoría sexual” (pp. 139-140), Freud diferencia ya fetichismo de fetichización. Son dos conceptos diferentes y nombran dos estructuras clínicas distintas: fetichismo habla de

fetichización habla de neurosis.

Entonces, a partir de lo que aprendimos hoy, tenemos las tres estructuras clínicas ubicadas por Freud y sistematizadas por Lacan: neurosis, psicosis y perversión.

Cada una de estas tres grandes estructuras clínicas que tenemos en psicoanálisis, se diferencian por cómo responde un sujeto al encuentro con la castración. Lo han trabajado con la sexualidad femenina, con el eje Edipo-castración y, en “Inhibición, síntoma y angustia”, lo harán con la castración materna. Recuerdan que cuando decíamos que el sujeto adviene como falo para esa mujer que es la madre, para que esa mujer, en cuanto madre, haga la ecuación simbólica pene = niño, es necesario ocupar el lugar del falo, que es aquello que le falta a la madre. De ese modo se realiza ese narcisismo primario, o sea, la libidinización que constituye el narcisismo. A la vez, ubicarse como falo de la madre es el modo de tapar, encubrir, que la madre está castrada. Incluso hemos dicho

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En la neurosis, el mecanismo es la represión', se reprime el encuentro con esa verdad de la castración, y como saben, cada vez que se reprime hay retorno de lo reprimido. Entonces, la represión de ese no querer saber nada de la castración, como es reprimido, retorna produ-ciendo síntomas.

En las psicosis, es más radical ese no querer saber. Recuerdan que Freud, en los primeros textos cuando habla de psicosis, decía que no se separaba el representante del monto de afecto, por lo tanto, había un retorno de lo que era expulsado del nexo asociativo. No se trata de un representante que queda reprimido -produciendo el grupo psíquico separado, antecedente del concepto de lo inconsciente—, sino que queda por fuera de todo nexo asociativo; tiene que retornar alucinatoriamen- te y en la construcción de un delirio. Hay un término, un concepto que aparece en Freud cuando trabaja el caso del Hombre de los Lobos -y que retoma y formaliza Lacan-, que es el concepto de forclusión. Es una expulsión fuera de la articulación de los representantes psíquicos, no es un representante psíquico que queda reprimido, sino que es expulsado de la cadena de representantes psíquicos. ¿Cuál representante psíquico? Aquel que nombraría esa castración.

Hay un tercer modo de respuesta ante el no querer saber nada de la castración, que se llama renegación o

desmentida, y que será propia de la perversión. Veremos

cómo responde a esto el fetiche.

Antes de ir específicamente a esto, recuerden que cada estructura clínica tiene, dentro de ella, diferentes tipos clínicos. Por ejemplo, la estructura clínica neurosis tiene la neurosis obsesiva, neurosis histérica, neurosis fòbica; la estructura clínica psicosis, la esquizofrenia, paranoia, psicosis maníaco-depresiva o bipolar, la psicosis melancólica, parafre- nia; la perversión, el fetichismo, sadismo, masoquismo, exhibicionismo, voyerismo y

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perversión, como rasgo, lo podemos encontrar también en las neurosis y en las psicosis. Podemos encontrar neuróticos (obsesivos, histéricos o fóbicos) con un rasgo o una conducta a nivel del goce sexual perversa, sin por eso ser perverso. También tenemos rasgos de perversión en la psicosis que, en general, son funcionales, en el sentido de que estabilizan al sujeto, con lo cual es algo que no es conveniente conmover. Un ejemplo de esto último podría ser un modo de lazo sexual homosexual con carácter perverso -no porque homosexualidad y perversión sean sinónimos-, en el sentido de que una conducta de goce sexual perversa hace que un psicòtico no se desencadene y pueda sostenerse en la vida. La psicosis se puede mantener con cierta estabilidad en la vida y no producir el quiebre de la alucinación y el delirio.

Repasemos. Primera cuestión: fetichismo es el paradigma que da cuenta de qué es esa estructura clínica que llamamos perversión y, a la vez, fetichismo es una modalidad de perversión junto con otras. Segunda cuestión: diferenciamos fetichismo (perversión) de la fetichización que encontramos en la neurosis. Luego, diferenciamos la perversión del rasgo de perversión. La perversión como una estructura clínica, y los rasgos de conducta respecto al goce sexual en las neurosis y en las psicosis; en la psicosis puede tener un carácter funcional porque estabiliza la posición del sujeto.

En las estructuras clínicas (neurosis, psicosis, perversión) identificamos tres respuestas diferentes al encuentro con la castración, con el no querer saber de la castración en el Otro materno:

a)la represión para la neurosis; b) la forclusión para la psicosis;

c)la desmentida o renegación para la perversión.

A su vez, cada estructura clínica tiene varios tipos clínicos:

Referencias

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