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La Gloria Transformadora de Dios, Parte 1. 1 Introducción. 2 La Gloria de Dios - Parte 1

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Academic year: 2022

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1 Introducción

¿Por qué es que muchos cristianos de hoy en día no parecen ser diferentes a las otras personas en el mundo? ¿Es su creencia simplemente una esperanza de que Dios les proveerá salud y prosperidad en esta vida y algunas bendiciones desconocidas en la próxima? ¿Pueden los cristianos ignorar el llamado sacrificial que Cristo tiene sobre sus vidas? ¿Su creencia en Dios hará que su vida en esta tierra sea mejor que la de las personas que no conocen a Cristo? La mayoría de las personas en este mundo están tratando de hacer lo correcto, están tratando de vivir una buena vida y todos esperan lo mismo. ¿Cómo deberían ser diferentes los cristianos? La revelación de la gloria de Dios transforma a las personas. Los cristianos deberían ser diferentes porque la gloria de Dios les ha sido revelada.

¿Cómo pueden los cristianos permitirle a Dios manifestar Su vida y Su santidad en sus vidas para que otras personas puedan ver la verdad de Dios, y así otras personas puedan conocerlo? Todo aquel que realmente entiende la gloria de Dios desea que otras personas lo conozcan.

Queremos que Dios cambie nuestras vidas, que nos ayude a superarnos y vivir para Él. Anhelamos que Dios se revele a sí mismo a nosotros, conocer la personalidad de Dios, y tenerlo actuando en nuestras vidas. Queremos que nos ayude a hacer las cosas que le agradan y evitar aquellas cosas que Él odia. Solamente por medio de la revelación de la gloria de Dios nuestros corazones son transformados.

La gloria de Dios se revela en el rostro de Cristo. Cuando Dios nos revela a Cristo, Él nos manifiesta Su gloria. Nosotros continuamente miramos a Cristo para conocer a Dios.

La gloria de Dios brilla en Cristo. Cristo es la misma imagen de la persona de Dios:

El cual, siendo el resplandor de Su gloria, y la imagen misma de Su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.

(Hebreos 1:3 RVR1960)

2 La Gloria de Dios - Parte 1

En muchas partes de La Biblia se habla acerca de la gloria del Señor. ¿Pero qué es exactamente? En ocasiones se habla de ella como una manifestación física de Dios. En otras, parece que se habla de algo maravilloso que Dios ha hecho. En otros casos se trata de un acto de entrega y de adoración. En ocasiones es descrita como algo esencial en la persona de Dios.

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2.1 Definición - Parte 1

Noah Webster definió la palabra gloria como:1

Sustantivo [Latín gloria; Fr. gloire; It. gloria; Ir. gloir, glory y glor, claro; W.eglur, claro, brillante; Arm. gloar, glory. Coincide con claro, y el sentido primario parece ser abrir, expandir, ampliar. Así que el esplendor es del Celta ysplan, abierto, claro, plano. Latín planus; por lo tanto brillante, deslumbrante. Gloria entonces es brillo, esplendor. El latín floreo; florecer, prosperar, cenit, es probablemente de la misma familia.]

1. Brillo; lustre; esplendor.

2. Esplendor; magnificencia.

3. El círculo de rayos que rodea la cabeza de una figura en una pintura.

4. Alabanza atribuida en la adoración; honor.

5. Honor; alabanza; fama; renombre; celebridad.

6. La felicidad del cielo preparada para los hijos de Dios; dicha celestial.

7. En las escrituras, la presencia divina; o el arca, su manifestación.

8. Las perfecciones divinas o la excelencia.

9. Honorable representación de Dios.

Cuando leemos acerca de la gloria del Señor en La Biblia, podemos sustituir una o más de las definiciones anteriores para ayudarnos a comprender lo que se describe.

2.2 Manifestación Física de la Gloria de Dios – Parte 1

En La Biblia cuando alguien entraba en la presencia de Dios había una manifestación física de Su gloria. Podemos verlo cuando Dios llamó a Moisés en el desierto. Moisés vio llama de fuego ardiendo en medio de una zarza, pero la zarza no se consumía:

Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. (Éxodo 3:2-5 RVR1960)

Dios le dijo a Moisés que estaba pisando tierra santa. El fuego fue una manifestación física de la gloria de la santidad del Señor.

Después de que Dios rescató a los israelitas de Egipto, Él los llevó al Monte Sinaí donde les iba a dar la ley, y llamó a Moisés para que se acercara a Él:

Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube. Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel. (Éxodo 24:16-17 RVR1960)

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La gloria de Dios es tan brillante que nadie puede estar ante ella. Es la razón por la que Dios le dijo a Moisés que ningún hombre puede ver Su rostro. La gloria de Dios brilla en Su rostro, la gloria que proviene de la bondad infinita, la santidad, la justicia y el poder de Dios:

Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro. (Éxodo 33:19-13 RVR1960)

Debido al brillo infinito de la gloria de Dios, Él cubre Su gloria con nubes, ocultando toda la fuerza de Su gloria en beneficio de Su creación. El fuego de Su gloria consume todo lo que es contario a Su santidad:

Nubes y oscuridad alrededor de él; justicia y juicio son el cimiento de su trono. Fuego irá delante de él, y abrasará a sus enemigos alrededor. (Salmos 97:2-3 RVR1960)

Tanto el profeta Isaías como Ezequiel hablaron sobre las visiones de la gloria del Señor, e Isaías dijo que la gloria estaba acompañada de un humo que ocultaba todo el resplandor de Su gloria:

En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. (Isaías 6:1-4 RVR1960)

Observe que el resplandor de la gloria de Dios brilla tanto que los serafines que sirven al Señor tienen que usar dos de sus alas para cubrir sus ojos. El nombre serafín significa ardiente o abrasador. Los ángeles que son nombrados por su brillante rostro palidecen en comparación con la gloria del Señor.

Ezequiel dice que el resplandor de la gloria del Señor fue como el resplandor de un arcoíris en medio de las nubes en un día lluvioso:

Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba. (Ezequiel 1:26-28 RVR1960)

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La apariencia de la gloria del Señor no solo es tan brillante que nadie puede mirarla directamente, sino que todos los que entran en contacto con la gloria del Señor caen sobre su rostro como Ezequiel, o tratan de esconderse de la presencia del Señor:

Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. (Daniel 10:5-7 RVR1960)

El mensajero de Dios a Daniel había estado en la presencia del Señor, y la gloria del Señor estaba sobre él. Podemos ver la misma manifestación física de la gloria de Dios en las personas cuando han estado en la presencia de Dios. Cuando Moisés bajó del monte después de estar con Dios su rostro resplandecía:

Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. (Éxodo 34:29-30 RVR1960)

Vemos lo mismo con el martirio de Esteban. Lucas nos dice que Esteban manifestó tres características que vienen de estar en la presencia de Dios; estaba lleno de fe, lleno del Espíritu Santo y lleno de poder. La Biblia nos dice que su rostro se veía como el rostro de un ángel. Su rostro reflejaba la gloria de Dios por estar en su presencia:

Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel. (Hechos 6:15 RVR1960)

Siempre cuando Dios manifiesta Su gloria por medio de Su presencia, la gente tiene mucho temor. Dios tiene que tranquilizarlos para que no tengan miedo:

Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. (Daniel 10:19 RVR1960)

El escritor de Hebreos nos cuenta la reacción de Moisés al ver la gloria de Dios:

Y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando.

(Hebreos 12:21 RVR1960)

La manifestación abierta de la gloria de Dios haría que cualquiera en Su presencia se quedara sin palabras y con terror. Entonces, así como Dios enmascara Su gloria con las nubes, la gloria de Dios en Cristo fue escondida de las personas. Cuando Jesucristo vino a la tierra, dejó a un lado Su gloria, la gloria del Dios del universo. No había nada físico en Cristo cuando alguien lo miraba que revelara la presencia de Dios en Él. El profeta Isaías nos dice que no había ninguna belleza en Él que pudiéramos ver:

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Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. (Isaías 53:2 RVR1960)

La belleza de Cristo, la gloria de Dios estaba oculta. Sin embargo, algunos de los discípulos pudieron ver una visión de la gloria de Cristo cuando se transfiguró ante ellos:

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. (Mateo 17:1-2 RVR1960)

Y el apóstol Juan llegó a presenciar a Cristo en toda Su gloria en su visión de Él en el Apocalipsis:

Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. (Apocalipsis 1:12-18 RVR1960)

Cuando Cristo regrese, todos lo verán en Su gloria y tendrán temor:

He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. (Apocalipsis 1:7 RVR1960)

2.3 La Gloria de Dios Viene de Quien Él Es – Parte 2 2.3.1 La Singularidad de Dios - Parte 2

2.3.2 La Auto Existencia de Dios - Parte 2 2.3.3 La Omnipotencia de Dios - Parte 2 2.3.4 La Omnipresencia de Dios - Parte 2 2.3.5 La Omnisciencia de Dios - Parte 3

2.3.6 La Santidad y la Justicia de Dios - Parte 3 2.3.7 La Misericordia y el Perdón de Dios - Parte 4

3 La Gloria de Dios Nos Transforma - Parte 4

4 El Propósito de Dios en Nuestras Vidas - Parte 5 5 Conclusión - Parte 5

Derechos de autor ® 2019, Stephen W. Lange. Todos los derechos reservados. DOC=2019- 03-11. Traducido por Manuel Can.

Referencias

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