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Lo Esencial de La Hipnosis

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Psicología

Psiquiatría

Psicoterapia

Últimos títulos publicados:

131- E. Bianchi y otros - El servicio social como proceso de ayuda 132. G. Feixas y M. T. íMiró Aproximaciones a la psicoterapia 133- V. F. Guidano - El sí-mismo en proceso

134. V. Bruce y P. Green - Percepción visual 135. L. Cancrini y C. La Rosa - La caja de Pandora

136. N. Fejerman. H. Arroyo, M. Massaro y V. Ruggieri -Autismo infantil y otros trastornos del desarrollo 137. M. Pérez Pereira y J. Castro - El desarrollo psicológico de los niños ciegos en la primera infancia 138. J. Sobral, R. Arce y A. Prieto - Manual de psicología jurídica

139. J. Moizeszovicz - Psicofarmacología psicodinámica ILI 140. J. Corsi- Violencia familiar

141. A. M. Washton - La adicción a la cocaína

142. A. Bados López. -Agorafobia I. Naturaleza, etiología y evaluación 143- A. Bados López -Agorafobia LL Tratamientos psicológicos y farmacológicos 144. M. Payne - Teorías contemporáneas del trabajo social

145. R. Corominas y M. J. Sanz - El minusválido físico y su entorno 146. O. D'Adamo y otros (comps.) - Psicología de la acción política 147. R. J. Sternberg - Investigar en psicología

148. S. Vinogradov e I. D Yalom - Guía breve de psicoterapia de grupo 149- L. S. Greenberg y otros - Facilitando el cambio emocional 150. J. E. Azcoaga y otros - Alteraciones del aprendizaje escolar 151. J. Corsi y otros - Violencia masculina en la pareja 152. J. E. Azcoaga y otros - Los retardos del lenguaje en el niño 153. J. Corominas y otros - Psicoterapia de grupo con niños 154. S. McNamee y K. J. Gergen - La terapia como construcción social 155. B. Inhelder y J. Piaget - De la lógica del niño a la lógica del adolescente 156. E. Torras de Bea - Grupos de hijos y de padres en psiquiatría infantil psicoanalítica 157. R. A. Neimeyer y M. J. Mahoney - Constructivismo en psicoterapia

158. G. Caplan y R. B. Capían - Consulta y colaboración en salud mental 159. K. E. Asen y R Tomson - Intervención familiar

160. D. N. Stern - La constelación maternal 161. R. Dallos - Sistemas de creencias familiares 162. E. B. Hurlock - Psicología de la adolescencia

163. J. W. Worden - El tratamiento del duelo: asesora miento psicológico y terapia 164. J. Poch y A. Ávila - Investigación en psicoterapia

165. E. Giacomantone y A. Mejía - Estrés preoperatorio y riesgo quirúrgico 166. J. Rojas-Bermúdez - Teoría y técnica psicodramáticas

167. R. Sivak y A. Wiater - Alexitimia, la dificultad de verbalizar los afectos 168. H. Bleichmar - Avances en psicoterapia psicoanalítica

169. E. López y P Población - La escultura y otras técnicas psicodramáticas aplicadas en psicoterapia 170. D. Dutton y S. Golant - El golpeador

171. D. Glaser y S. Frosh -Abuso sexual infantil 172. A. Gesell y otros - El niño de 1 a 5 años 173. A. Gesell y otros - El niño de 5 a 10 años 174. A. Gesell y otros - El adolescente de 10 a 16 años

175. M. A. Caudill - Controle el dolor antes de que el dolor le controle a usted 176. F. Casas - Infancia: perspectivas psicosociales

177. E. Forman - Dilemas éticos en pediatría

178. D. Greenberger y Ch. A. Padesky - El control de su estado de ánimo 179. J. Corominas - Psicopatología arcaica y desarrollo

180. J. Norzeszowicz - Psicopatología psicodinámica 182. A. Eilis - Una terapia breve más profunda y duradera 183. M. D. Yapko - Lo esencial de la hipnosis

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LO ESENCIAL DE

LA HIPNOSIS

1

PAIDÓS

Barcelona Buenos Aires México

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Título original: Essetitials o/Hypnosis

Publicado en inglés, en 1995, por Brunner / Mazel, Inc., Nueva York

Traducción de Angelina Aparicio

Cubierta de Víctor Viano

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y 1 distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

© 1995 by Michael D. Yapko

Por acuerdo con Brunner / Mazel Inc. and Mark Paterson © 1999 de la traducción, Angelina Aparicio © 1999 de todas las ediciones en castellano,

Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidós, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires

ISBN: 84-493-0661-2 Depósito legal: B. 1.606-1999

Impreso en Novagráfik, s.l. Puigcerda, 127 - 08019 Barcelona

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Agradecimientos ... 9 Prefacio ... 11 Primera parte Principios 1. Perspectivas ... 15 2. Ampliar perspectivas ... 19

3. Los orígenes del mito ... 25

4. Responder a los conceptos erróneos ... 29

5. La hipnosis teóricamente hablando ... 39

6. Contextos de la hipnosis ... 47

7. La sugestibilidad humana ... 55

8. Aspectos de la mente ... 63

9. Susceptibilidad a la hipnosis ... 69

10. La experiencia de la hipnosis ... 79

11. Condiciones para realizar hipnosis ... 87

Segunda parte Práctica 12. Estructura de las sugestiones ... 93

13. Patrones de comunicación hipnótica ... 109

14. Test de sugestionabilidad ... 117

15. Inducción del estado hipnótico formal ... 123

16. Inducciones hipnóticas naturalistas ... 131

''.. Fenómenos hipnóticos y su inducción ... 139

18. La autohipnosis y el sí mismo del terapeuta ... 159

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8 LO ESENCIAL DE LA HIPNOSIS

20. La hipnosis en el tratamiento de trastornos comunes ... 173

21. Muestra de la transcripción de un trance: construir límites .... 185

22. Recuerdos, sugestionabilidad y controversia sobre los recuerdos reprimidos 193

23. Resistir a la resistencia ... 203

24. Riesgos de la hipnosis y aspectos éticos ... 209

25. Profundizar en la hipnosis ... 217

índice de nombres ... 00

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Agradezco a Mark Tracten, mi editor en inglés y amigo, su apoyo y su ayuda para que mi trabajo vea la luz. Natalie Gilman, la directora de la colección inglesa

Serie de principios básicos aplicados a la práctica, es alguien con quien resulta

magnífico trabajar. Le doy las gracias por incluirme en su colección.

Tengo muchos amigos y colegas profesionales que merecen una mención especial por sus valiosas contribuciones. Todas las personas mencionadas a continuación, y cada uno a su manera, son especiales para mí. El debate animado, las conversaciones inteligentes, el respeto profesional y la amistad marcan mi relación con estas personas estupendas que tanto han influido en mi trabajo:

Brian Alman Norma y Phil Barretta Mary Beth Chruden Stephen Gilligan

Mi compañera de trabajo más cercana es Linda Griebel, una mujer íntegra que realiza una labor encomiable para conseguir que las cosas vayan bien. Después de muchos años y muchos proyectos, mi aprecio por Linda no cesa de aumentar.

En el ámbito personal, quiero dar las gracias a mi familia y amigos. Las familias Yapko y Harris me han dado apoyo y afecto sin igual. Wendy y Richard Horowitz, a quien pertenece la increíble Megan Leigh (la persona que ha conquistado mi corazón), son los mejores amigos imaginables. Con un toque de humor, pero con sinceridad, quiero dar las gracias a: 1) la Ghirardelli Chocolate Factory en San Francisco. Si dieran Premios Nobel al chocolate, esta gente lo ganaría fácilmente; 2) Captain Jean-Luc Picard, de la Starship Enterprise, por personificar metafóricamente la claridad y la inte-

John Koriath Doris Murphy Marian Richetta Jeff Zeig

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10 LO ESENCIAL DE LA HIPNOSIS

gridad; 3) Café Starbucks, por los incomparables cafés; 4) Jethro Tull y Eric Clapton, por los exquisitos placeres auditivos; y, finalmente, 5) al inventor de los helados.

Por último y más importante, a mi esposa, Diana. Simplemente la mejor. De verdad.

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Cuando Natalie Gilman, la veterana e inteligente editora de Brunner/ Mazel me llamó para hablar de una nueva colección de libros, llamada «Principios básicos aplicados a la práctica», que querían publicar, la describió como la creación de una colección de libros introductoria sobre diferentes temas en el campo de la psicoterapia. Éstos servirían no sólo de guía básica para los principiantes, sino también como cursos para refrescar a los profesionales en activo. ¡Qué gran idea! Existe tanta información disponible en cualquier área concreta sobre la que uno quiere aprender, que un enfoque que dé una visión general parece ser una manera estupenda de dar a las personas nuevas en dicho campo una idea clara de lo que allí ocurre sin desbordarlas. Y, sí alguien se interesa en ahondar en ello, encontrará referencias actualizadas que le indicarán la dirección a tomar.

¡Así es como surgió este libro! Es breve pero está lleno de información. Ofrece una perspectiva sobre el campo de la hipnosis clínica. Plantea muchas cuestiones clínicas y anima al lector a pensar en ellas de forma crítica. Sugiere métodos y aplicaciones. Informa en todo momento de la gran cantidad de in-vestigaciones y material práctico escrito disponible en la extensa bibliografía existente sobre el campo de la hipnosis. También explica dónde se puede en-contrar gran parte de dicho material. De hecho, las secciones de referencia que aparecen al final de cada capítulo son una de las características más importantes de este libro, puesto que todos los capítulos son expresamente breves y generales para dar a conocer simplemente el tema en cuestión.

Buena parte de este libro procede de mi exhaustivo manual Trabajo con el

trance. En gran parte se trata de una adaptación, aunque se han añadido secciones

nuevas, y el adjetivo que las define a todas es "sucintas". Se trata de un texto muy limitado, de acuerdo con el objetivo de la colección «Principios básicos aplicados a la práctica» de Brunner/Mazel.

La hipnosis es un tema intrínsecamente fascinante. Cualquier cosa que el lector ya haya visto o leído sobre el tema probablemente habrá picado su-

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12 LO ESENCIAL DE LA HIPNOSIS

ficientemente su curiosidad como para conducirle hasta este libro. Cuando uno supera las absurdas connotaciones mágicas que evoca la hipnosis en la mayoría de la gente y se instruye en este campo, viéndola como una herramienta de amplia aplicación en contextos clínicos, creo que este método se vuelve todavía más interesante. Es realmente increíble ver como uno puede decir y hacer cosas con el propósito de generar respuestas sorprendentes en la gente, como revivir claros recuerdos o percibir la distancia suficiente del propio cuerpo como para sufrir una intervención quirúrgica sin anestesia química. El campo de la hipnosis es dinámico, diverso y está en continuo crecimiento. Espero que lleguen al lector todas sus perspectivas verdaderas —y también todo el asombro.

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CAPITULO 1 PERSPECTIVAS

Este libro no pretende tratar la hipnosis de forma sensacionalista ni afirmar que es la respuesta a todos los cuestionamientos de la vida. Más bien presentaré la hipnosis clínica como un sistema de comunicación hábil e influyente que enseña cómo pueden curar las palabras. La hipnosis clínica ofrece formas de conceptualizar cómo construyen los seres humanos sus realidades individuales, y las percepciones nuevas respecto a la manera de interactuar con los demás de manera más efectiva. Adquirir habilidades hipnóticas es una manera de aumentar las habilidades clínicas, y puede ayudar a obtener resultados más duraderos en el trabajo terapéutico realizado. Quizá lo mejor de todo sea que la hipnosis puede ser una forma poderosa de promover autosuficiencia e independencia en los clientes a los que se trata, ayudándoles a tener más seguridad en sí mismos y a valorarse más.

La hipnosis clínica es la habilidad para usar las palabras y los gestos de manera particular y conseguir resultados específicos. El énfasis se centra, a lo largo de todo el libro, en el uso de procesos hipnóticos como agentes de

comunicación y cambio efectivos. Esta orientación minimiza el uso de

encan-tamientos y rituales y, en su lugar, enfatiza la evaluación rápida y la respuesta sensible a las necesidades individuales del cliente.

Pocos campos han tenido los altibajos de la hipnosis, que ha viajado mucho, en diversas formas, durante cientos de años. Su aceptación ha variado de moderada a nula. Las personas que la practicaban tenían sus rituales (técnicas) y supersticiones («esta inducción funcionó bastante bien con el último cliente que tuve con pecas...»), pero muy poca comprensión a nivel cognitivo de lo que estaban haciendo. Al aumentar el ámbito de aceptación y aplicabilidad de los procesos hipnóticos, la necesidad de un enfoque sensible y comprensible parece mayor de lo que nunca antes había sido.

Cuando la gente descubre que uso la hipnosis como herramienta de trabajo en mi práctica clínica se siente fascinada y escéptica. Casi todo el mundo ha tenido alguna experiencia directa o indirecta con la hipnosis y

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supone de manera equivocada que haga lo que haga con ella básicamente debe ser lo mismo que hacen todas y cada una de las personas que la utilizan. Pocas personas se han expuesto suficientemente a ella para poder diferenciar los distintos tipos de aplicaciones que tiene. La hipnosis clínica no es lo mismo que la investigación sobre hipnosis o que la hipnosis del deporte o del entretenimiento. Incluso entre los clínicos que la utilizan cada uno lo hace de manera muy diferente a los otros. Éste es un pequeño inconveniente de su práctica; el público general supone, con demasiada frecuencia, que la «hipnosis es hipnosis», y que todo lo que tienen que hacer como consumidores es buscar en todas las tiendas y comparar hasta encontrar la que resulte menos cara y que resuelva mayor cantidad de promesas. ¡Y algunas de las promesas son bastante indignantes!

Sin embargo, si se utiliza de manera habilidosa este problema se puede convertir en un recurso. Al explorar con el consumidor que busca información sobre la hipnosis en general o sobre mi trabajo en particular, puedo ayudarle a que tenga la información suficiente como para tomar algunas decisiones significativas. En mi opinión, en la práctica profesional es básico asegurarse de que los clientes tienen la información necesaria para tomar una decisión elaborada respecto al tratamiento. Que alguien no haga preguntas no quiere decir que no tenga ninguna sino que generalmente no sabe qué preguntar.

Implicando a los clientes en una breve discusión sobre sus necesidades y la naturaleza de la hipnosis clínica como herramienta de trabajo se les puede proporcionar información que les ayude a evaluar de una forma más realista sus necesidades y la manera de satisfacerlas. Con frecuencia, la hipnosis formal que pretende simplemente eliminar el síntoma (como los anuncios de los periódicos que aseguran «¡Deje de fumar en una sesión!») no es una alternativa de tratamiento deseable ni realista. Sin embargo, es lo que desean las personas que buscan «magia» y la manera de evitar el malestar de otros enfoques de tratamiento más amenazadores o que exigen una mayor implicación personal. A veces dichos enfoques superficiales funcionan exactamente de la forma que dicen que lo harán. ¿Por qué? Continúe leyendo...

El hecho de que la hipnosis se use como espectáculo en los medios de comunicación (sobre todo en espectáculos en directo pero también en el cine y la televisión) contribuye a mantener los estereotipos populares que la representan como una forma mágica de solucionar los problemas de forma

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PERSPECTIVAS 17 instantánea mediante poderosas sugestiones. Desearía tener una moneda de 5 centavos por cada persona que me ha pedido una «sugestión rápida» para acabar con algún mal hábito. Las explicaciones racionales sobre por qué el trabajo que deben realizar puede que les haga implicarse un poco más de lo que piensan se acoge con miradas extrañadas y con la pregunta: «Entonces, ¿cómo logra un hipnotizador en el escenario, al chasquear los dedos, conseguir que el sujeto haga lo que él quiere?». La gente cree a veces que puedes solucionar problemas complejos con un simple chasquido de dedos. Los conceptos poco realistas pueden llevar a la decepción y desilusión de dichos clientes.

Casi siempre es beneficioso explicar a la gente los propósitos y la capacidad de la hipnosis como herramienta terapéutica. La clarificación de las expectativas normalmente lleva al cliente a afrontar el hecho de que no se pueden prometer curas milagrosas. Esto significa aceptar la responsabilidad personal de los propios problemas y ser activo en su resolución.

A la hora de promover concepciones equivocadas es igual de peligroso el hipnotizador de espectáculos que el que, a causa de la ignorancia o la avaricia, usa la hipnosis de manera que ofrece ideas falsas al público. Dichas personas normalmente tienen escasa o ninguna formación oficial en hipnosis y en las ciencias de la educación, pero saben lo suficiente como para engañar a la gente afirmando falsamente que poseen un poder sensacional.

Éstas son algunas percepciones de los problemas a los que se enfrenta la hipnosis clínica como campo. Otras se comentarán en secciones subsiguientes de este libro. A lo largo de todo el volumen se insiste en que sí se ha de considerar la hipnosis como un tratamiento alternativo serio, se debe fomentar de manera sensible teniendo en cuenta los aspectos que preocupan tanto a los clientes como a otros profesionales de la salud. El interés del lector en aprender cosas sobre la hipnosis es un buen comienzo. Mi meta es guiar dicho interés para que se aprecien formas diversas e innovadoras en que se puede usar la hipnosis en la práctica clínica para ayudar a aquellos que lo necesitan.

BIBLIOGRAFÍA

Las obras siguientes son textos generales que proporcionan buenas y di-versas visiones de conjunto del campo de la hipnosis:

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ARAOZ,D. (1985), The new hypnosis, Nueva York, Brunner/Mazel. BARBER, T. (1969), Hypnosis: A scientific approach, Nueva York, Van

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CAPITULO 2 AMPLIAR PERSPECTIVAS

La palabra hipnosis se ha usado en exceso, hasta el punto de que se le ha robado todo significado real. Cuando una palabra llega a describir tantas experiencias diferentes como ésta es muy probable que se produzcan equi-vocaciones, falsas etiquetas y conceptos erróneos que, en última instancia, lleven a la confusión. Hasta la fecha no existe una definición comúnmente aceptada de hipnosis ni parece que vaya a aparecer ninguna próximamente. Como se verá más adelante, tampoco existe una teoría única que unifique y represente sus diferentes facetas. Algunos teóricos, investigadores y clínicos destacados han señalado esto con frustración y han pedido que se prestara más atención a la necesidad que existe de mayor claridad y a la naturaleza de la hipnosis (Hall, 1989; Hilgard, 1973, 1991; Lynn y Rhue, 1991; Rossi, 1993).

Como la hipnosis es una palabra que expresa tantas experiencias diferentes, la persona media llega a creer que «hipnosis es hipnosis» independientemente del contexto en el que se aplique. Incluso los profesionales bien formados que no han recibido entrenamiento en hipnosis son muchas veces escépticos respecto a su utilización en contextos clínicos. Se preguntan si difiere considerablemente de las tonterías que han visto hacer en los escenarios.

Los defensores de la hipnosis se han dado cuenta de esta tendencia hace tiempo, sintiéndose generalmente más incomprendidos como grupo que otros. Aun así, el término sigue prácticamente sin alteraciones en el uso común.

Al menos hay que decir que organizar los conceptos y técnicas de la hipnosis para establecer una definición útil es una tarea difícil. En este sentido, pueden ser útiles los puntos de vista de otras personas para ilustrar la amplia gama de perspectivas sobre la hipnosis que existen en el campo. Si se revisan diversas definiciones de hipnosis, normalmente se encuentran algunas como éstas:

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1. La hipnosis es una imaginación guiada. El hipnotizador, ya sea otra persona (heterohipnosis) o uno mismo (autohipnosis) actúa como una guía para ver la experiencia como fantasía (Barber, 1979; Barber, Spanos y Chaves, 1974).

2. La hipnosis es un estado alterado de conciencia que es natural. La persona entra en un estado hipnótico, un estado claramente diferente del estado «normal», a través de un proceso natural que no implica la ingestión de ninguna sustancia ni de otros tratamientos físicos (Ludwig, 1966; Ludwig y Levine, 1965; Tart, 1969).

3. La hipnosis es un estado relajado e hipersugestionable. La persona entra en un estado muy relajado de mente y cuerpo, y posteriormente responde más a la sugestión (Edmonston, 1991; Miller, 1979).

4. La hipnosis es un estado de intensa concentración, que se centra y maximiza en una sola idea o estímulo sensorial cada vez (Spiegel y Spiegel, 1987).

El proceso de la intervención clínica se puede describir como series de co-municaciones intercambiadas entre el clínico y el cliente (Araoz, 1985; Watzlawick, 1978). Independientemente de la orientación terapéutica del cliente, éste está usando las comunicaciones de su cliente para evaluarle y sus propias comunicaciones como vehículo para la terapia. Una comunicación terapéutica es aquella que influye de alguna manera en la persona que se siente mal para que se sienta o se comporte de una forma diferente considerada adaptativa o beneficiosa (Zeig y Rennick, 1991).

La esencia de lo que estoy explicando aquí es la comunicación y la influencia interpersonal, que es precisamente donde se impone la hipnosis. Si se rechaza la visión pasiva de la hipnosis como un simple estado subjetivo interno de la persona, y se considera la dinámica de la comunicación interpersonal que emplea el clínico para influir en el cliente y lograr que tenga una experiencia hipnótica inducida, entonces se abre un nuevo mundo rico y complejo. Algo en la comunicación del hipnotizador y del psicoterapeuta tiene componentes específicos que permiten alterar la experiencia subjetiva del cliente y que tenga lugar la influencia terapéutica (Watzlawick, 1985). Acercarse a la hipnosis desde este punto de vista interaccional pone el énfasis en el hecho de ser un comunicador eficaz. Eso significa ser capaz de reconocer los estilos de pensamiento de los demás y organizar las propias comunicaciones de manera competente para maximizar las posibilidades de ser

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A.MPLIAR PERSPECTIVAS 21

entendidas a uno o más niveles, y de ser integradas de forma que resulten be-neficiosas (Gilligan, 1987).

Cuando se cambia la manera de pensar respecto a la hipnosis (y a la terapia también, a ese respecto) para centrarse en dimensiones de comunicación que aumenten el potencial de influir en la experiencia de otra persona,1 el énfasis se centra mucho menos en el ritual y en conseguir un nivel de hip-/ nosis particular y más en el uso de palabras y gestos de manera específica (Haley, 1973). Así, los elementos de cualquier secuencia de comunicación! pueden tener cualidades hipnóticas (por ejemplo, absorbentes e influyentes)/ sin ser formalmente hipnosis (Watzlawick, 1985). Este punto en particular permite que el estudio de la hipnosis tenga incluso un valor potencial mayor para cualquiera que trabaje con personas. Incluso si uno elige no ser un experto en realizar hipnosis formal, se puede beneficiar en gran medida del aprendizaje de diversos aspectos de la comunicación efectiva. Después de todo, una palabra o frase usada de manera insensible puede entorpecer e incluso impedir un resultado positivo en el tratamiento. De la misma manera, una palabra o frase usada de manera sensible puede fomentar una creencia positiva que mejore de manera espectacular las oportunidades de un resultado exitoso.

Creo que es importante reconocer la naturaleza siempre presente de la in-fluencia interpersonal. En un curso en el que he dado clase muchas veces de psi-cología social normalmente afirmo al principio de la clase que «haréis cosas cuando estéis solos que no haríais si hubiera alguna persona cerca».* Reconocer los elementos hipnóticos de las situaciones cotidianas es una habilidad que puede permitir ver la hipnosis de manera más flexible y con mayor éxito (Erickson, 1958).

Al defender la hipnosis clínica como un proceso de comunicación influyente, estoy eliminando el énfasis en la necesidad de representar rituales hipnóticos estructurados para obtener la hipnosis que es lo que yo llamo «hipnosis formal». La creciente popularidad de técnicas de hipnosis indirectas para

* El hecho, por supuesto, es que la mera presencia de otra persona altera nuestra con-ducta. No es cuestión de si uno influye en la gente (uno indudablemente lo hace) sino que la pregunta es cómo se influye. Aprender a usar los patrones de influencia de manera responsa-ble y al mismo tiempo respetar la integridad de aquellos con los que trabajamos es un cuestio-namiento agotador. Por supuesto que los patrones de influencia no sólo existen en los contextos de la terapia o la hipnosis. Si se es observador se pueden ver literalmente en cualquier lugar en el que surja una interacción social.

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llevar a cabo métodos más directos es el resultado directo del reconocimiento de que la experiencia de una persona se puede guiar hipnóticamente y que son posibles las respuestas hipnóticas sin que tenga lugar ninguna inducción formal (Wagstaff, 1991; Watzlawick, 1985). Puesto que la hipnosis es, en algunos as-pectos, una experiencia cotidiana, lo que hace todo buen hipnotizador es crear fenómenos hipnóticos deliberadamente en vez de esperar a que ocurran de manera azarosa. Ningún hipnotizador crea experiencias fuera de la esfera de lo que ocurre rutinariamente a la gente en otros contextos. Cuando describa los fenómenos hipnóticos más adelante, este punto quedará mucho más claro.

Definir la hipnosis como un proceso de comunicación influyente es una definición extremadamente general, incluso en exceso. Tal como ocurre con frecuencia cuando uno intenta definir conceptos abstractos, sólo se puede ofrecer una definición más precisa cuando se pueden considerar las variables de un contexto específico. Estoy sugiriendo definiciones de hipnosis flexibles y situacionales. En dichas definiciones se incluirá la experiencia subjetiva del cliente, claramente ausente de los comentarios que he hecho hasta ahora y que se comentará ampliamente más adelante.

BIBLIOGRAFÍA

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AMPLIAR PERSPECTIVAS

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ZEIG,J. y RENNICK, P. (1991), «Ericksonian hypnotherapy: A Communications approach to hypnosis», en S. Lynn y J. Rhue (comps.), Theories of hypnosis:

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LOS ORÍGENES DEL MITO

En la práctica de la hipnosis clínica, las ocasiones en las que uno se enfrenta a la desinformación son constantes. Muchos conceptos erróneos son predecibles, lo que hace su identificación y corrección más fácil. La mayoría de la gente tiene una visión estereotipada de la hipnosis, como una forma poderosa de control mental, y la mayoría de concepciones equivocadas se basan en dicha noción (Levitan y Jevne, 1986; Mann, 1986; Udolf, 1981; Wester, 1984).

Para implicar al cliente en una discusión sobre sus creencias y expectativas respecto a las experiencias hipnótica y psicoterapéutica es necesario asegurarse de que sabe lo suficiente como para tomar decisiones sensatas respecto al tratamiento. Puesto que la comprensión que el cliente tiene del proceso es probable que sea imprecisa, incompleta o ambas, el profesional ético y competente puede proporcionar a la persona tanta información como requiera para que participe en el proceso de manera cooperativa y positiva. Se observará que he dicho que se debe dar tanta información como la persona «requiera», lo que implica que en muchos casos la cantidad de información dispensada puede ser marginal, mientras que en otros casos es esencial. Las necesidades individuales difieren, y sólo comunicándonos claramente con el cliente descubriremos cuáles son las suyas. Sin embargo, generalmente un cliente bien informado está en una posición mucho mejor para conseguir una colaboración significativa en la terapia (Kirsch y Council, 1992).

Sólo implicando a la persona que busca ayuda en una exposición sobre sus creencias y expectativas se puede descubrir cuánto sabe y cuánto de lo que sabe no es así. Hay tres preguntas básicas que a mí me han resultado muy útiles en esta situación: ¿ha tenido alguna vez una experiencia con la hipnosis?, ¿fue una experiencia personal o es algo que vio, leyó o sobre lo que oyó hablar?, ¿qué impresiones se formó?

Si el cliente ha tenido alguna experiencia personal con la hipnosis, sería bueno poder hacer algunas preguntas como: ¿cual fue la situación en la que

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la experimentó?, ¿quién era el hipnotizador y cuáles eran sus títulos?, ¿cual fue la explicación que le dieron?, ¿qué técnicas utilizaron con usted?, ¿fue una experiencia exitosa?, ¿por qué o por qué no?, ¿cómo se sintió respecto a la experiencia?, ¿por qué razón —o razones— busca más experiencias con la hipnosis? La información recogida será vital para determinar el enfoque del terapeuta. A veces hacer muchas preguntas puede ser amenazador y aburrido para el cliente, y se debe realizar de forma amable; no se recomienda hacer interrogatorios policiales (Erickson y Rossi, 1979; Moore, 1982).

Si la persona no ha tenido ninguna experiencia personal, se le podrían hacer preguntas como: ¿ha visto alguna vez una demostración de hipnosis?, ¿había oído hablar de ella?, ¿en qué contexto?, ¿cómo había oído que se debía usar?, ¿conoce personalmente a alguien que la haya experimentado?, si conoce a alguien, ¿cómo le describió esa persona la experiencia? Al hacer algunas de estas preguntas se puede descubrir cuáles son las experiencias y actitudes del cliente. Se pueden afrontar las ideas falsas, aliviar los miedos poco realistas y estimular un sistema de creencias positivo (Weitzenhoffer, 1957; Zilbergeld, 1986).

Es especialmente importante preguntar sobre técnicas hipnóticas específicas que el cliente pueda haber experimentado previamente. Si ha experimentado un procedimiento que fue ineficaz o desagradable, usar una técnica similar es una forma de asegurarse un fracaso similar. Si no se pregunta específicamente sobre experiencias anteriores, se corre el riesgo de duplicar sin saberlo experiencias pasadas negativas.

Si el cliente no ha tenido experiencias personales con la hipnosis pero está indirectamente familiarizado con ella a través de programas de entretenimiento en los medios de comunicación o de la experiencia de algún conocido, todavía es más importante descubrir sus creencias y actitudes. Las historias de segunda o tercera mano procedentes de amigos «entendidos» suelen llegar distorsionadas y pueden ser tan engañosas como la versión de la hipnosis que tiene el artista. Muchos clientes tienen miedo del potencial «control de la mente», pero buscan una «varita mágica» que les ofrezca resultados rápidos (Thompson, 1988).

El aspecto más importante que plantea la mayoría de la gente, hayan ex-perimentado la hipnosis o no, es el del «control». El miedo del cliente a perder el control es un gran obstáculo con el que es probable que se encuentre uno. De una forma u otra, casi todas las ideas erróneas están relacionadas con este miedo. Si no se reconoce y se trata de una manera positiva, induda-

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blemente dificultará o incluso impedirá el logro de resultados terapéuticos. La creencia de que la hipnosis tiene el poder de reducir el autocontrol de la persona es algo que se ha fomentado de todas las maneras mencionadas antes. Hasta que no se tiene una experiencia hipnótica terapéutica en una atmósfera de cuidado y profesionalismo, el miedo puede parecer realista (Murray-Jobsis, 1986).

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LOS CONCEPTOS ERRÓNEOS

Tomarse el tiempo de identificar y corregir los conceptos erróneos puede ayudar a evitar la cuestión del control, sobre todo si se enfatiza el aspecto naturalista de la hipnosis mediante ejemplos cotidianos tomados directamente de la experiencia rutinaria del cliente (Erickson y Rossi, 1979; Golden, 1986). Además, se puede reforzar al cliente diciéndole que la persona hipnotizada mantiene un autocontrol prácticamente total durante la experiencia. Los clínicos tienen que ser sensibles a la cuestión del control y responder a ella de manera significativa, ya sea directa o indirectamente. Evitar este asunto puede producir ansiedad en el cliente que ya no está seguro y crear una fuerza («resistencia») que va en contra de los propósitos del tratamiento. Si el cliente tiene la sensación de que perderá el control de forma inmediata, el resultado típico será una lucha de poder con el clínico. ¿Desearía alguien que le hipnotizaran si pensara que iba a perder el control de sí mismo? El objetivo es hacer todo lo que se pueda para evitar dicha lucha de poder y para definir la relación como de cooperación (Gilligan, 1982; Grinder y Bandler, 1981). Después de todo, realmente no hay manera de ganar una lucha de poder con el cliente; ¡para ganar, todo lo que él o ella tiene que hacer es nada!

Hay una paradoja que está presente en la hipnosis y en la psicoterapia. Jay Haley (1963) la describió en términos del mensaje aparentemente contradictorio del hipnotizador: «Sólo le puedo hipnotizar si usted se hipnotiza a sí mismo; sólo le puedo ayudar si usted se ayuda a sí mismo». Esencialmente el mensaje enfatiza la responsabilidad y el control del cliente, que éste comparte con el clínico. Si yo le digo a alguien: «Aquí te estoy dando mi control», ¿quién controla realmente? Si yo tengo el control, todo lo que estoy haciendo es suspender mi decisión de ejercitar mis elecciones y usar en su lugar las de la otra persona. Sin embargo, sigo estando libre para empezar a ejercitar mis elecciones de nuevo en cualquier momento si tengo que hacerlo o quiero.

Identificar y corregir los conceptos erróneos alivia el miedo y la incerti-dumbre, y estimula las expectativas realistas. Las expectativas poco realistas, ya

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30 LO ESENCIAL DE LA HIPNOSIS

sean en el extremo de querer que la hipnosis sea una «varita mágica» que efectúe curas instantáneas para problemas complejos o, por el contrario, sentir que el problema no tiene solución, en general es probable que reduzcan la eficacia de la terapia. Dichos obstáculos son innecesarios: se pueden evitar proporcionando una información correcta y asegurándose de que los clientes están informados al aceptar el tratamiento (Kroger, 1977; Spiegel y Spiegel, 1987).

En este capítulo se describen los conceptos erróneos que se encuentran con más frecuencia respecto a la hipnosis clínica. A medida que uno se familiariza más con este campo, responder a ellos se vuelve algo automático. Es sorprendente saber cuántas personas, incluidos los «hipnotizadores», creen en algunos de ellos.

CONCEPTO ERRÓNEO: LO QUE CAUSA LA HIPNOSIS ES EL PODER DEL HIPNOTIZADOR

En el contexto clínico, el hipnotizador es capaz de usar sus habilidades de comunicación para que el cliente acepte sugestiones, pero no hay otro control sobre el cliente que el que él da al hipnotizador. Si permites que alguien te guíe a través de una experiencia sugerida, ¿quién es el que tiene el control? El hipnotizador puede dirigir la experiencia del cliente, pero sólo en la medida en que éste lo permita. Se trata claramente de una relación de respuesta mutua (Gilligan, 1987; Stanton, 1985).

CONCEPTO ERRÓNEO: SÓLO SE PUEDE HIPNOTIZAR A CIERTOS TIPOS DE PERSONAS

En la práctica existen personas en las que resulta claramente más difícil inducir la hipnosis que en otras. Dichas personas no suelen ser menos capaces que las demás, sino que son menos reactivas por una amplia gama de razones como: tener miedo a perder el control, tener dificultad para distinguir entre estados internos ambiguos (para ellos) como la tensión o la relajación, tener miedo a los cambios inminentes, ser conscientes de factores situado-nales negativos, etc. Cuando se identifica y se resuelve la causa de la resistencia, la persona «difícil» puede pasar de ser un sujeto poco hipnotizable a uno razonablemente hipnotizable (Araoz, 1985; Barber, 1980).

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CONCEPTO ERRÓNEO: CUALQUIERA QUE SEA HIPNOTIZABLE DEBE TENER UNA MENTE DÉBIL

Puesto que prácticamente todo el mundo entra en estados hipnóticos es-pontáneos y regulares con cierta frecuencia, la capacidad para ser hipnotizado no se correlaciona de manera fiable con rasgos de personalidad específicos. Esta idea errónea en particular se refiere a la imagen del hipnotizador todopoderoso, y se basa en la creencia de que para que éste controle a alguien, la persona debe tener poca o ninguna voluntad propia (Weitzenhoffer, 1989).

CONCEPTO ERRÓNEO: UNA VEZ QUE ALGUIEN HA SIDO HIPNOTIZADO NO PUEDE RESISTIRSE

Esto se refiere a la idea de que el hipnotista controla la voluntad de los sujetos y que una vez que uno «sucumbe a su poder» está para siempre a su merced. Por supuesto, nada más lejos de la verdad puesto que el proceso hipnótico es una interacción clínica basada en el poder mutuo compartido para conseguir cierto resultado terapéutico deseado. Si un cliente, por cualquier razón, elige no continuar con la hipnosis, no continuará. La naturaleza del proceso hipnótico siempre está determinada por el contexto. Incluso los clientes más sensibles pueden decidir no seguir adelante con la sugestión de un hipnotista si es eso lo que quieren. La experiencia previa, sea buena o mala, no es el único factor determinante para lograr la hipnosis o no. La comunicación y los factores de relación del contexto particular en el que se lleva a cabo son las variables clave que ayudarán a determinar el resultado (Barber, 1991; Diamond, 1987).

CONCEPTO ERRÓNEO: SE PUEDE HIPNOTIZAR A ALGUIEN PARA QUE DIGA O HAGA ALGO EN CONTRA DE SU VOLUNTAD

Éste es uno de los aspectos más acaloradamente debatidos en el campo de la hipnosis. La capacidad para influir en las personas y para que hagan cosas en contra de su propia voluntad existe. Apenas hay dudas respecto a que se puede manipular a una persona negativamente para que haga cosas apa-

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rentemente incoherentes con sus actitudes y creencias anteriores. Para decirlo de una manera simple, el lavado de cerebro y otras influencias funestas existen. Sin embargo, la condición necesaria para efectuar dicha influencia poderosa no suele emerger en el contexto terapéutico. En otras palabras, es posible controlar a otra persona bajo ciertas condiciones, pero dichas condiciones no son en sí mismas hipnosis, y están bastante lejos de las aplicaciones éticas y juiciosas de la misma, que promueve este libro (Weitzenhoffer, 1989).

CONCEPTO ERRÓNEO: SER HIPNOTIZADO PUEDE SER PELIGROSO PARA LA SALUD

Esta idea fomenta, de manera intensa, el miedo de la gente. De hecho existe una base legítima para preocuparse por el uso de la hipnosis, pero la preocupación no debería ser respecto a que la experiencia haga daño a nadie, sino respecto a

quién practica la hipnosis y a cómo lo hace. La hipnosis en sí no es perjudicial,

pero un profesional incompetente o poco ético puede hacer daño mediante una ignorancia absoluta de la complejidad de la mente de la persona o mediante una falta de respeto por la integridad de cada ser humano (Frauman, Lynn y Brentar, 1993; Kleinhauz y Eli, 1987; MacHovec, 1986).

En términos de daño emocional potencial, la hipnosis en sí no puede causar daño; las dificultades pueden surgir debido al contenido de una sesión o a la incapacidad del clínico para guiar de manera efectiva al cliente. Por supuesto, existen las mismas condiciones en cualquier relación de ayuda en la que una persona siente malestar, vulnerabilidad y busca alivio. Un profesional de la ayuda sin experiencia o sin formación puede ofrecer inadvertidamente un mal consejo (no es frecuente, y si ocurre no es intencional), desinformación, hacer promesas grandiosas, equivocarse en el diagnóstico de un problema o en sus dinámicas, o no hacer nada y desperdiciar el tiempo y el dinero del cliente.

La otra cara de este tema y la razón para desarrollar habilidades en técnicas hipnóticas es el considerable beneficio emocional que puede generar. La hipnosis tiene la capacidad de aumentar los sentimientos de autocontrol en las personas y, por lo tanto, su confianza en sí mismos y de esta manera puede ser un medio poderoso para resolver problemas emocionales y para sentir bienestar. Es esencial que el clínico tenga conocimientos y habilidades

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suficientes para utilizarlos con ese fin, puesto que es evidente que cualquier cosa

que tiene la capacidad de curar también tiene la capacidad de hacer daño.

CONCEPTO ERRÓNEO: LA PERSONA SE VUELVE INEVITABLEMENTE DEPENDIENTE DEL HIPNOTISTA

La hipnosis, como herramienta terapéutica, en sí misma no produce ningún tipo de dependencia mayor del que pueda producir cualquier otra como un contrato conductual, la asociación libre analítica o un test de inteligencia. La dependencia es una necesidad que todos tenemos en cierto grado. En mayor o menor medida todos dependemos de otros para cosas que sentimos que son importantes para nuestro bienestar. En el contexto de las profesiones asistenciales especialmente, las personas buscan ayuda en un momento en el que son fáciles de herir y vulnerables. Dependen del clínico para que les ayude, les consuele y les cuide. El terapeuta sabe que una de las metas últimas del tratamiento es ayudar a la persona a tener independencia y confianza en sí misma. En vez de fomentar la dependencia animando indirectamente al cliente a que vea al clínico como la fuente de respuestas a todos los infortunios de su vida, la hipnosis usada de manera adecuada puede ayudar a la persona que sufre a que mire hacia dentro y use las muchas experiencias que ha adquirido a lo largo de su vida y que se pueden usar terapéuticamente. Con la meta de la confianza en uno mismo y el uso del poder personal es coherente la enseñanza de la autohipnosis para todos aquellos con los que se trabaja (Alman y Lambrou, 1992; Fromm y Kahn, 1990; Sanders, 1991; Simpkins y Simpkins, 1991).

Hay un viejo dicho, «si das a un hombre un pez le has dado una comida. Si le enseñas a pescar le has dado un medio de vida». Enseñar autohipnosis puede permitir el surgimiento de un mecanismo autocorrector que asegure a aquellos con los que se trabaja que tendrán mayor control sobre sus vidas, y da al terapeuta la seguridad de que ha hecho bien su trabajo.

CONCEPTO ERRÓNEO: EN LA HIPNOSIS UNO PUEDE QUEDAR «BLOQUEADO»

La hipnosis es un estado de atención centralizada, ya sea dirigida hacia dentro o hacia fuera. La controla el cliente, quien puede iniciar o terminar la

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34 LO ESENCIAL DE LA HIPNOSIS

experiencia en el momento en que él o ella elijan (Kirsch, Lynn y Rhue, 1993; Watkins, 1986).

CONCEPTO ERRÓNEO: LA PERSONA ESTÁ DORMIDA o

INCONSCIENTE DURANTE LA HIPNOSIS

¡Estar hipnotizado no es estar dormido! La experiencia de la inducción formal de la hipnosis se parece la sueño desde el punto de vista físico (dismi-nución de la actividad, relajación muscular, enlentecimiento de la respiración, etc.) pero desde el punto de vista mental el cliente está relajado aunque alerta. Siempre está presente cierto nivel de consciencia de actividades, incluso en los estados más profundos de hipnosis (Weitzenhoffer, 1989). En el caso de los es-tados hipnóticos espontáneos e informales, la consciencia es incluso más marcada puesto que la relajación física no tiene que estar presente.

Puesto que la hipnosis no es el sueño, e incluso el cliente profundamente hipnotizado está orientado en cierta medida hacia la realidad externa, el uso de frases arcaicas como «duerma profundamente» no son apropiadas para la experiencia del cliente y por eso no se deberían usar.

CONCEPTO ERRÓNEO: LA HIPNOSIS IMPLICA SIEMPRE UN MONÓTONO RITUAL DE INDUCCIÓN

Si se consideran los aspectos de comunicación de la hipnosis se puede ver que, hasta cierto punto, ésta se produce cuando alguien dirige y centra la atención en las ideas y sentimientos que desencadena la comunicación del guía. Mientras la atención de una persona se dirige de manera absorbente ya sea internamente hacia alguna experiencia subjetiva o externamente hacia algún estímulo externo (que a su vez crea una experiencia interna) se está experimentando cierto grado de hipnosis.

Para que se produzca la hipnosis, ésta no necesariamente tiene que ser inducida formalmente. De la misma manera, los diversos fenómenos hipnóticos clásicos pueden producirse (y se producen) de manera rutinaria fuera de la experiencia hipnótica formal (Kirsch y Council, 1992). La comunicación tiene propiedades de condicionamiento, y si se usa en forma de ritual de inducción monótono o en forma de comentario informal, tiene la capacidad

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de influir en las experiencias de los demás y, por lo tanto, de tener efectos hipnóticos.

CONCEPTO ERRÓNEO: SE DEBE ESTAR RELAJADO PARA PODER SER HIPNOTIZADO

Se ha descrito la hipnosis como un estado de atención concentrada que varía de intensidad en función de las características individuales y contextúales. También se mencionó antes la idea de que la hipnosis se puede producir espontáneamente mientras se está conversando, leyendo y en un número incontable de casos en los que se fija la atención. Se puede estar ansioso, incluso sentir un profundo suspense y aun así estar centrado, como «atrapado en un misterio». Así, la relajación física no es un prerrequisito necesario para que se produzca la hipnosis (Banyai, Zseni y Tury, 1993; Malott, 1984).

CONCEPTO ERRÓNEO: LA HIPNOSIS ES UNA TERAPIA

La hipnosis no es una terapia. Más bien es una herramienta terapéutica que se puede utilizar en una variedad infinita de formas, no se alinea con ninguna orientación teórica o práctica. En un sentido amplio, es una parte de todas las psicoterapias y, por dicha razón, una parte de todas las interacciones en las que una persona se acerca a otra y le influye (Kirsch, Lynn y Khue, 1993;Lankton, 1982).

CONCEPTO ERRÓNEO: LA HIPNOSIS SE PUEDE USAR PARA RECORDAR CON PRECISIÓN TODO LO ÓUE LE HA PASADO A UNA PERSONA

Es necesario que los clínicos entiendan cómo funciona la memoria para tratar mejor este aspecto tan importante de la persona. Algunos han comparado la mente con un ordenador en el que todos los recuerdos están almacenados con precisión y están disponibles para una recuperación posible. Sin embargo, la metáfora del ordenador es imprecisa, ha mente no recibe la información simplemente y la

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36 LO ESENCIAL DE LA HIPNOSIS

deforma precisa. De hecho, los recuerdos se almacenan en base a las

percep-ciones, y por lo tanto están sujetos a las mismas distorsiones que las percepciones. Las personas pueden «recordar» cosas que realmente no ocurrieron, pueden recordar fragmentos seleccionados de una experiencia y pueden tomar trozos de múltiples recuerdos y combinarlos en un falso recuerdo (McConkey, 1992; Orne, 1984; Yapko, 1994). Este tema está en el centro de un rabioso debate que divide amargamente en estos momentos a la profesión de la salud mental. Trataré este tema con más profundidad en un capítulo posterior.

CONCLUSIÓN SOBRE LOS CONCEPTOS ERRÓNEOS

La manera en que uno conceptualiza la hipnosis y la mente determina casi totalmente los límites que le pone la utilización de la primera y a sus clientes. Se recomienda a los lectores que reflexionen cuidadosamente sobre lo que piensan de la hipnosis como herramienta de tratamiento, y que revisen la bibliografía existente para clarificar sus creencias.

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LA HIPNOSIS TEÓRICAMENTE HABLANDO

La manera como uno conceptualiza la hipnosis tiene profundas implicaciones en sus aplicaciones potenciales. Durante las últimas décadas, ha habido muchas perspectivas que diferían bastante respecto a qué es esa misteriosa fuerza llamada «hipnosis».

Todas las teorías de la hipnosis desarrolladas a lo largo de los años son útiles a la hora de describir uno o más aspectos de la misma, pero ninguna se puede considerar que tenga la última palabra para describir el proceso o la experiencia de la hipnosis. Los siguientes son algunos de los modelos y perspectivas más destacados.

1. La hipnosis como disociación. El supuesto subyacente es que hay

múl-tiples sistemas cognitivos que normalmente trabajan de forma sinérgica bajo un control primario o ejecutivo. Durante la hipnosis, los subsistemas normalmente integrados se disocian entre sí a diversos niveles y son capaces de dar respuestas independientes y multinível ante las sugestiones del hipnotis-ta (Bowers y Davidson, 1991; Evans, 1991; Hilgard, 1977, 1979, 1986, 1991).

2. ha hipnosis como regresión psicológica. Es vista como una forma especial

de regresión psicológica caracterizada por un cambio a procesos de pensamiento primarios más primitivos y por un aumento de la transferencia hacia el hipnotista como figura de autoridad casi arquetípica (por ejemplo, parental) (Fromm, 1992; Nash, 1987).

3. La hipnosis como relajación. La relajación se considera como la fuente de

la que derivan todos los fenómenos como la regresión y la disociación (Edmonston, 1977, 1981, 1991).

4. La hipnosis como fenómeno sociocognitivo. Las perspectivas sociocog-nitivas sostienen que la hipnosis no es una experiencia particular o única, sino que está definida sólo por el contexto social en el que se produce y a través de la manera en que los participantes consideran las respuestas hipnóticas etiquetándolas como tal (Kirsch, 1991; Spanos, 1991a, 1991b; Wagstaff, 1991).

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40 LO ESENCIAL DE LA HIPNOSIS

5. La hipnosis como estado permisivo. El enfoque autoritario que tienen los clínicos con una orientación más tradicional es la base para la descripción que hace esta teoría de la conducta del cliente como pasiva y permisiva. Específicamente, un cliente permisivo se caracteriza por permitir que el clínico dirija su experiencia, expresando pocos o ningún deseo propio. Se espera que el cliente responda tanto como pueda a la guía del clínico, y así opere en un rol secundario y reactivo en la relación. En esencia, se ve al cliente como un receptáculo pasivo de las sugerencias autoritarias del clínico. La incapacidad del cliente para responder a las sugestiones directas del clínico y satisfacer así a éste último, es la base de lo que en este modelo se ha catalogado como «resistencia» (Weitzenhoffer, 1989).

6. La hipnosis como role playing. Existe una gran cantidad de confusión y de

especulación respecto a si la realidad es una condición de la experiencia humana que se puede llamar «hipnosis». Los gráficos de ondas cerebrales, las medidas de cambios bioquímicos en el cuerpo, y las lecturas objetivas de la actividad en el sistema nervioso son, en el mejor de los casos, ambiguas para ayudar a definir el fenómeno. La naturaleza de la hipnosis es extremadamente subjetiva y, hasta la fecha, se ha resistido a las mediciones objetivas. De hecho, hay algunos teóricos (Coe y Sarbin, 1991; Sarbin y Coe, 1972) que han adoptado una perspectiva sociocognitiva particular sugiriendo que la hipnosis como entidad de conciencia única y separada no existe realmente. Desde su punto de vista sólo hay hipnosis cuando alguien desea representarla. En otras palabras, el cliente no entra realmente en una dimensión de conciencia que difiera de forma apreciable de ninguna otra. Más bien la persona desempeña el papel de cómo se supone que es y actúa y del aspecto que tiene un sujeto hipnotizado, y cumple las sugerencias del hipnotizador a este respecto.

El apoyo a esta perspectiva proviene de diversas investigaciones que normalmente implican a un grupo de sujetos a los que se les da la instrucción de que se comporten «como si» estuvieran hipnotizados y se mezclen con un grupo de sujetos formalmente hipnotizados. Se desafió a unos cuantos «expertos» para que descubrieran qué personas estaban realmente hipnotizadas y cuáles no. Los sujetos que representaron la conducta hipnótica fueron extremadamente convincentes y lograron confundir a los expertos.

7. La hipnosis como un estado de conciencia alterado. La experiencia de la hipnosis se ha conceptualizado también como un estado de conciencia al terado (Fromm, 1992; Tart, 1969). Desde esta perspectiva se considera el es-

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tado hipnótico como un estado único y separado distinto del normal. A partir de este punto de vista la hipnosis es un estado creado artificialmente mediante el proceso de inducción, que altera la experiencia fenomenológica de la persona limitando la atención a las sugestiones que se le ofrecen.

Esta perspectiva ha sido popular a lo largo de la historia debido a que re-conoce que las personas hipnotizadas pueden experimentar cosas que superan su capacidad normal. La idea de un estado de conciencia alterado permite dicha posibilidad, y también permite que la proporción variable de personas que pueden experimentar dicho estado se describan en las estadísticas de susceptibilidad.

La pregunta clave es ésta: si la hipnosis es un estado alterado de conciencia, ¿de dónde proviene la alteración? Claramente, el estado que surge a partir de una interacción hipnótica formal en el que una persona hipnotizada experimenta su cuerpo como insensible, por ejemplo, no es una experiencia cotidiana. Obviamente algo ha cambiado ¿pero qué? ¿ycómo? Esto sigue siendo un misterio. Se ha señalado antes que los intentos de medir objetivamente la existencia del estado hipnótico a través de niveles químicos y eléctricos no ha tenido éxito. Por lo tanto, ha surgido una visión de la hipnosis relacionada con ésta, es decir, la de las dimensiones naturalistas y cotidianas de la experiencia hipnótica (Erickson y Rossi, 1979; Zeig, 1991).

8. La visión de la hipnosis como contrastación con la realidad. Obtener re-troalimentación ifeedback) de los sentidos respecto a nuestra relación con el mundo que nos rodea es un proceso llamado «contrastación con la realidad». Este proceso normalmente es tan inconsciente que lo damos por supuesto.

Esta visión de la hipnosis teoriza que, cuando se entra por primera vez en un estado hipnótico, el proceso continuo de contrastación con la realidad es marcadamente reducido. Cuando uno suspende el proceso de obtener re-troalimentación del mundo que le rodea centrándose en sus procesos internos, que es lo que caracteriza a la mayoría de las experiencias hipnóticas (aunque la hipnosis se puede centrar en aspectos externos), uno pierde cualquier orientación que esté fuera de su experiencia interna. Al suspender la contrastación objetiva con la realidad la persona es libre para aceptar cualquier realidad que se le sugiera. La realidad sugerida, independientemente de que sea verdadera o falsa, determinará la calidad y la cantidad de las respuestas emocionales y conductuales de la persona (Lynn y Rhue, 1991; Shor, 1959).

Referencias

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