L A D A N Z A
H I P N O T I C A
D E L A P A R E J A
C rea ció n d e estrategias
erick sonian as en terapia co n y u g a l C A R O L J. K E R S H A W
La danza hipnótica es una interacción que estimula en los miembros de una pa reja estados de conciencia tanto positivos como negativos. Milton Erickson ha exten dido las teorías científicas sobre la hipno sis hasta incluir el trance común cotidia no. Cuando los compañeros interactúan, el vocabulario que usan y las conductas que manifiestan crean una especie de danza hipnótica en virtud de la cual el comporta miento de cada uno empieza a reducir el foco de conciencia del otro. Dos personas que interactúan se estimulan mutuamente estados similares de trance. Se puede defi nir este como un enfoque de la atención, una disociación del pensamiento, del sen timiento y de la acción. La hipnosis es au- tohipnosis; la interacción misma sirve de catalizador para inducir un estado hipnóti co en cada cónyuge. Se trata de unas con ductas automáticas que se enlazan en una pauta de secuencias recíprocas.
Las ideas de Milton Erickson mantienen una frescura que admite elaboraciones no tables. La autora del presente libro toma de él las nociones que se refieren al incon ciente y a la hipnosis para situarlas en cotejo con una extensa y actualizada bi bliografía, que en particular incluye descu brimientos recientes alcanzados en el cam po de las neurociencias, y para someterlas a una aplicación osada y fecunda: la conju gación de teoría del inconciente y de la hipnosis, por un lado, y teoría de la pareja, por el otro, con el objeto de enunciar y poner a prueba un abordaje especial de te rapia hipnótica de la pareja.
Milton Erickson veía en el inconciente un reservorio de recursos inexplotados que era preciso poner a disposición de la per sona sufriente para que ella misma domi nara las tribulaciones de su vida. En el tra bajo con parejas, el terapeuta pronto ad vierte que cada compañero aporta a la situación un inconciente individual y un inconciente de pareja. La tarea del terapeu ta consiste en alinearse con el inconciente
L a danza hipnótica de la pareja
La danza hipnótica
de la pareja
Creación de estrategias ericksonianas en terapia conyugal
Carol J. Kershaw
Am orrortu editores Buenos Aires
Directores de la biblioteca de psicología y psicoanálisis, Jorge Colapinto y David Maldavsky
The Couple's Hypnotic Dance. Creating Ericksonian Stra tegies, Carol J. Kershaw
© Brunner/Mazel, Inc., por acuerdo con Mark Paterson and Associates, 1992
Traducción, Zoraida J. Valcárcel
Unica edición en castellano autorizada por Brunner/Ma
zel, Nueva York, y debidamente protegida en todos los
países. Queda hecho el depósito que previene la ley ne 11.723. ©Todos los derechos de la edición castellana reservados por Amorrortu editores S.A., Paraguay 1225, 7B piso, Buenos Aires.
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Industria argentina. Made in Argentina
ISBN 950-518-545-6
ISBN 0-87630-625-3, Nueva York, edición original
Impreso en los Talleres Gráficos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, provincia de Buenos Aires, en setiembre de
1994.
Indice general
i l 17 19 28 52 70 88 110 141 177 206 235 257 272 275Prefacio, Carol H. Lankton y Stephen R. Lankton Agradecimientos
Introducción
1. El inconciente de la pareja crea una danza hipnótica
2. Interacciones hipnóticas pautadas 3. Cómo crean las parejas su mundo
4. Modelo de psicoterapia con la danza hipnótica 5. Inducción de trance
6. Evaluación de la dinámica de pareja 7. Uso del lenguaje del inconciente 8. El uso estratégico del trance
9. El papel del trauma en el conflicto conyugal 10. El papel de una enfermedad crónica en el conflicto conyugal
Epílogo Bibliografía
Prefacio
Este libro trata sobre hipnosis, parejas y terapia. Tal combinación de asuntos sonará mal a muchos porque estos conceptos no van juntos en orientaciones tradicio nales de salud mental. Los terapeutas suelen ver en la hipnosis un instrumento de uso intrapsíquico que sirve para bucear en recuerdos, llegado el caso con el fin de sofocar un síntoma en respuesta a una sugestión o con el de obtener cierto insight en un conflicto histórico. Por otro lado, las terapias familiar y de pareja son, para mu chos, el extremo opuesto de un continuo donde las di mensiones interpersonales se toman en el aquí y ahora. Permanentemente relegada en terapia individual a un papel más bien periférico y con frecuencia sospecho so, la hipnosis sigue siendo casi desconocida en terapia familiar. Salvo algunos pensadores descollantes de me diados de siglo, como R. D. Laing, quien mostró la expe riencia hipnótica de la vida familiar, y Eric Berne, que reparó en la hipnotización de los hijos por sus padres, pocos la han relacionado con la terapia familiar. Por lo general, la mayoría de los terapeutas la asocian con «pa tología profunda» y con peligrosos arcanos.
De hecho, durante gran parte de su historia, todo el campo de la salud mental se ha centrado en etiquetar y tratar a individuos como casos patológicos, y ha presta do una atención relativamente escasa al reconocimiento o la utilización de la salud individual o la dinámica de la familia. Sólo en estas últimas décadas hemos asistido a un cambio de orientación: hoy, el contexto más amplio, social y familiar, es visto como el telón de fondo contra el cual una patología familiar (ostensiblemente) se mani fiesta y se vuelve comprensible. Sin embargo, aun des pués de iniciada la investigación de los factores sisté- micos, la rotulación orientada hacia la patología sigue
siendo, sorprendentemente, un medio de «explicar» a los individuos en el contexto de parejas y familias.
Los abordajes de terapia familiar con orientación psicoanalítica comenzaron a fines de la década de 1930, con el trabajo de Ackerman, y generaron las líneas que seguirían Boszormenyi-Nagy, Bowen, la Clínica de Orientación del Niño de Filadelfia, etc. Esta fue una de las tres tendencias principales dentro de la terapia fa miliar. A principios de la década de 1950, Bateson y sus colaboradores, en aplicación de las conceptualizaciones de la cibernética y la teoría general de sistemas, promo vieron el proyecto de comunicación con orientación in terpersonal, el modelo MRI, y otros. Entre estos sobre salieron Virginia Satir y el movimiento de desarrollo per sonal, y la técnica de resolución de problemas de Jay Haley. Pero existió una tercera elaboración de terapia familiar completamente independiente y de una fuente algo menos ruidosa que también había ejercido consi derable influencia sobre el primer equipo de Bateson, sobre el MRI, Satir y Haley, a causa de su singular abor daje de personas y problemas. Nos referimos, desde luego, a Milton Erickson, quien venía utilizando hip nosis en el tratamiento de individuos, parejas y familias. Su trabajo hipnótico compartía el carácter no analítico de su terapia familiar.
En las últimas décadas, la serena voz de Milton Eric kson ha penetrado en el campo de la salud mental, y ha llevado a muchos a reconsiderar diversos tipos de co municación, hipnótica o no, dentro de un abordaje de salud mental no patológico y orientado hacia el futuro. Erickson extendió las teorías científicas vigentes acerca de la hipnosis para incluir el trance común cotidiano, y así salvó el hiato entre hipnosis y terapia familiar como lo habían propuesto Laing y Berne.
En este libro, la doctora Carol Kershaw formula ob servaciones agudas y oportunas sobre aspectos hipnóti cos en el interior de la diada conyugal. Expone una rese ña práctica y completa de la bibliografía de apoyo y de los fundamentos teóricos de estas ideas, y ofrece pautas metodológicas destinadas a los terapeutas. La atención que presta a la conducta del cliente y el uso que hace de ella, con una orientación no patológica y orientada hacia
el futuro, son la impronta del legado ericksoniano; pero Kershaw también incorpora los puntos fuertes de opi niones rivales o contradictorias sustentadas por otros autores en torno de la hipnosis.
Su tema principal es la hipnosis en familias, en su doble carácter de intervención terapéutica y componen te natural de diadas interpersonales, pero también nos educa en la hipnosis misma y nos da un panorama sobre ella. Esa educación se centra intensamente en el contexto interpersonal, tantas veces subestimado o ig norado por completo en muchas obras que detallan as pectos de la técnica hipnótica.
Los síntomas son importantes formas de comunica ción que señalan un desequilibrio o descontrol de proce sos relaciónales. Los síntomas proporcionan una comu nicación inconciente sobre conflictos evolutivos que es torban el aprendizaje y la resolución de problemas en el aquí y ahora. Por consiguiente, la perspectiva adoptada por Kershaw incluye ayudar a los clientes a recuperar y estructurar sus recursos con miras a facilitar nuevas pautas relaciónales que vuelvan innecesarios los sínto mas como «mejor alternativa» para responder a las de mandas evolutivas. Esta exploración nos ayuda a com prender mejor la idea de extender los usos tradicionales de la hipnosis centrada en el individuo más allá de la relajación y la sugestión directa para la remoción del síntoma. El marco de Kershaw incluye atender al modo en que se puede usar lo que denomina «trance sintomá tico» para inducir un trance curativo, que se completa con alteraciones del contexto interpersonal. La biblio grafía científica sobre hipnosis en tanto intervención destinada a facilitar la remoción del síntoma por suges tión directa registra un alto índice de logros iniciales, en especial con síntomas cuya base es la angustia. Pero los estudios de seguimiento revelan a menudo la transito- riedad de tales cambios o su posterior remplazo por otros «síntomas». Cuando los terapeutas comprenden la función interpersonal-evolutiva de los síntomas —o sea, lo que llamamos los aspectos ecosistémicos— y trabajan con los clientes en la creación conjunta de respuestas distintas y creativas a los desafíos evolutivos, los sínto mas presentados se abandonan lógicamente a ese
pa-sado en el que fueron adaptativos y necesarios. De esto se infiere que los síntomas psicosomáticos y las crisis conyugales son señales evolutivas interpretables como oportunidades de crecimiento personal y conyugal.
En especial, nos atraen la minuciosidad y el respeto con que la doctora Kershaw trata la importancia del «desplazamiento de las lentes» por parte del terapeuta. Adquiere así una empatia con los individuos y un respe to por el bienestar del sistema en tanto este representa hasta ahora el mejor modo de resolver sus problemas. Define la empatia como una actitud básica de conside ración hacia las personas y su lucha por la vida, que no implica censura. Dentro de este contexto, bosqueja y de talla parámetros útiles para evaluar la dinámica de pa reja, conciente de la dinámica intrapsíquica que influye en los hechos interaccionales. A medida que los tera peutas comprenden la dinámica del sistema y adquie ren un conocimiento evolutivo de los individuos y de la diada conyugal, crean intervenciones holísticas y poten tes con una gran naturalidad. La doctora Kershaw mues tra de manera clara y explicable, en consonancia, la co nexión entre evaluación y planes de tratamiento tenta tivos. No hay riesgo de sobrestimar la importancia de esa conexión, sobre todo cuando nos apartamos de la hipnosis tradicional para insistir en las técnicas indirec tas. Además, defiende un plan de tratamiento muy indi vidualizado, específicamente modelado; esta es otra ca racterística propia de la técnica ericksoniana, que prefie re la flexibilidad a la aplicación arbitraria de un modelo rígido a todos los clientes o a todas las categorías de pro blemas. En conjunto, el libro presenta una rica variedad de ideas para formular intervenciones, acompañadas de útiles pautas de implementación.
Apreciamos en especial la metáfora de la «danza» in terpersonal. Como terapeutas, también estamos com prometidos en una «danza de pareja». Debemos equili brar nuestra posición de expertos, y comprender que no cambiamos nada sino, más bien, creamos juntamente con el cliente un contexto en el que se puedan producir los cambios deseados. La doctora Kershaw ayuda a los lectores a percibir la terapia como una danza destinada a estimular recursos y organizarlos en paquetes
cohe-rentes de conductas y sentimientos; así se ayuda a las personas a estimularse eficazmente a ellas mismas y estimular a otras hacia el desarrollo de un matrimonio y una familia sanos. La autora reduce el papel del tera peuta en tanto realza la confianza del cliente en sí mis mo. Presenta una terapia orientada hacia metas y re cursos. Cabe esperar que será más breve que el trata miento centrado en examinar la patología y fomentar la dependencia del cliente de un terapeuta «experto».
Desde este punto de vista, hipnosis y terapia familiar son una tela tejida con el mismo hilo. Por lo tanto, la combinación que nos presenta la doctora Kershaw sue na bien. Sus observaciones y su creatividad concuerdan con nuestras opiniones y teorías acerca del trabajo he cho por Erickson en ambas áreas. Nos complace adver tir la ulterior clarificación de ideas sobre hipnosis, ma trimonio y terapia familiar tal como las expone aquí la doctora Kershaw. Este es un libro dotado de una creati vidad que inspirará a los lectores y de una erudición que los imbuirá de profesionalismo. En suma, un verdadero cotillón para todos.
Carol H. Lankton, master en artes, y Stephen R. Lank- ton, master en asistencia social
Agradecimientos
Un libro es un proyecto que requiere el apoyo de cole gas, familiares y amigos. Ante todo, quiero expresar mi agradecimiento a mi esposo, Bill Wade, a quien también pertenece esta obra. Es uno de los mejores terapeutas que conozco y nunca dejó de darme aliento, respaldo emocional, y de obsequiarme risas maravillosas. Hizo comentarios significativos sobre la redacción del libro y participó en su conceptualización.
A mis hijastros, Chris, Stephen y Tiffany Wade, que soportaron las cenas demoradas y mis distracciones, además de proporcionarme historias magníficas acerca de nuestras experiencias especiales compartidas, les digo: me encanta ser su madrastra.
Vayan mi aprecio y gratitud a Roxanna Erickson Klein, por la buena voluntad con que leyó los primeros borradores y corrigió interpretaciones de conceptos ideados por su padre. Valoro igualmente su amistad y su visión del mundo.
Agradezco los comentarios de Betty Alice Erickson- Elliott y sus respuestas a mis consultas. Su contagioso sentido del humor me ayudó a afrontar los desafíos sur gidos mientras escribía el libro.
Stephen y Carol Lankton apoyaron sin medida este proyecto. Sus largos años de enseñanza y amistad han sido algo especial para mí. Bill y yo hemos disfrutado cenas estupendas con ellos en diversos lugares del país.
Linda Graves, mi editora de Houston, copió el origi nal, formuló sugerencias y propuso ideas divertidas, co mo la «ira femenina» y el «envenenamiento con testoste- rona», además de brindarme su apoyo junto con el de su esposo, Richard.
Joseph Zinker y el Grupo 17 han sido mi familia ex tensa en los últimos doce años. Gracias por su aliento y
por haber tenido la certeza de que yo podría llevar a cabo el proyecto. Al paso que maduramos con los años, sigo apreciando el valor de las amistades íntimas.
Judy Geer leyó con cariño la obra en sus etapas ini cíales de elaboración y es una amiga querida.
La guía suave pero firme de Dale Hill ha sido invalo rable, y ha despertado mi afecto.
Agradezco el respaldo prestado por Myer Reid, Don Williamson, Jeff Zeig, Yvonne Dolan, Al Serrano, Cari Whitaker y tantos otros colegas.
Doy gracias a mis padres y a mi abuela, que echaron las bases para que yo fuera una mujer profesional.
Expreso mi sincero reconocimiento a Mark Tracten, que estuvo dispuesto a arriesgarse a publicar mi obra, a Natalie Gilman, por su constante influencia positiva, y a mi editora, Suzi Tucker, que hasta el nacimiento de su hijo trabajó conmigo en la tarea de dar al manuscrito la claridad y la estructura correctas. Gracias, Suzi.
Finalmente, agradezco a mis pacientes haberme per mitido participar en su viaje por el matrimonio y la vida. Siento un profundo respeto hacia ellos. La psicoterapia es un proceso donde cada uno, paciente y terapeuta, afecta la vida del otro. He aprendido mucho.
Introducción
Todo terapeuta ha vivido la experiencia de ver entrar en su consultorio a dos adultos que empiezan a reñir co mo chicos de tres años. ¿Cómo explicamos este fenóme- no? ¿Qué induce a dos personas por lo demás agrada bles a empezar a actuar de un modo tan contestador, defensivo y regresivo?
Cuando los compañeros interactúan, el vocabulario que usan y las conductas que manifiestan crean una es pecie de danza hipnótica en virtud de la cual el compor tamiento de cada uno empieza a reducir el foco de aten ción del otro. Este proceso suele despertar recuerdos do lorosos y provoca sentimientos de intensa vulnerabili dad relacionados con el pasado, quizá con los padres u otras personas encargadas de la crianza. Cuando los compañeros intentan discutir lo que los perturba, más se asustan y más vulnerables se vuelven; se sienten y actúan como personas más jóvenes de lo que conviene a su edad, y acaso terminen intensificando el conflicto de una manera que oscurezca el recuerdo perturbador.
Dos personas que interactúan se estimulan mutua mente estados similares al trance. Podemos definir este como un enfoque de la atención, una disociación de pensamiento, sentimiento y acción. Toda hipnosis es autohipnosis; en consecuencia, la interacción misma sirve de catalizador para inducir un estado hipnótico en cada cónyuge.
La atención de cada persona se estrecha y absorbe, y se empieza a producir una secuencia interaccional por la cual los estados de conciencia de cada cónyuge gene ran conductas automáticas que, a su vez, se enlazan en una pauta de secuencias recíprocas. A medida que se desarrollan, estas pautas tal vez se experimenten como maravillosas u horribles.
Un estado placentero similar al trance puede ser de sencadenado por la señal de iniciar sexo que predis ponga a la pareja para las conductas automáticas pla centeras asociadas a esta pauta. Un estado displacen tero similar al trance acompañado de una secuencia de conducta horrorosa puede ser desencadenado por una mirada, un gesto, un tono de voz o un tema de discusión en los que la pareja reconozca una señal de conflicto. Aunque las pautas sean percibidas por la pareja, a me
nudo parecen inalterables por un medio conciente. Es más frecuente que estas pautas permanezcan fuera de la conciencia de la pareja.
Comprender el modo en que una interacción conyu gal estimula en los cónyuges estados de conciencia posi tivos o negativos similares al trance (la «danza hipnó tica») resulta útil tanto para el terapeuta como para el paciente. Si contempla la interacción conyugal desde es ta perspectiva, el terapeuta puede intervenir con mayor rapidez y precisión para modificar la naturaleza del trance que los compañeros se han estimulado el uno al otro. Siempre que mire la interacción conyugal como un tipo de inducción de trance, el terapeuta puede empezar a comprender la naturaleza subjetiva de la experiencia de cada persona: la razón por la cual los compañeros sostienen que sus riñas, depresiones, persecuciones y retraimientos, y el torrente de sentimientos negativos, parecen «ocurrir simplemente» o ser «causados» por su pareja, y la razón por la cual cada compañero parece tan incapaz de alterar su propio ciclo de respuesta.
Este libro se escribió como una guía práctica de hip nosis ericksoniana en terapia de pareja y es mucho lo que debe a las obras de Milton H. Erickson.* El fue un clínico notable cuya carrera y cuya vida influyeron en muchos campos de estudio, incluidos psicología, psi quiatría, antropología, enfermería y medicina. El libro está destinado en particular a clínicos deseosos de un modelo que suscite un cambio conyugal con potencia y
* Remitimos a las obras completas de Milton H. Erickson con la si gla CP seguida por el número de volumen del trabajo. Los trabajos in- cluidos en ellas son los que van desde Erickson, M. H., 1980a hasta
respeto. El psicoterapeuta de pareja persigue una doble meta: alterar secuencias interacclonales Improductivas, dolorosas o limitantes y ampliar el repertorio interaccio- nal de la pareja. Las intervenciones posibles van desde despotenciar un síntoma por la vía de modificar la se cuencia de conducta con el agregado o la sustracción de una conducta en el trato de la pareja, hasta alterar la re presentación interior del cónyuge, cambiar la represen tación interior de la familia de origen o alterar cualquier otro elemento del contexto ecológico. La ecología de pa rejas incluye la totalidad de los otros sistemas con los que ellas interactúan: trabajo, pares, comunidad y acti vidades recreativas. Cada sistema incluye a muchos otros. Cada elemento de un sistema es a la vez parte de un todo y una entidad independiente que ejerce una influencia recíproca. Usar hipnosis en terapia de pareja para hacer impacto en cualquiera de estos niveles puede romper pautas de pelea, ampliar aprendizajes empobre cidos, expandir estilos interpersonales y ayudar a recu perar recuerdos de cuidados solícitos.
Erickson desarrolló su técnica hipnótica a lo largo de su vida. Al comienzo de su carrera usaba principalmen te la hipnosis directa y la definía como sueño (CP III, pág. 15). Después pasó a un trabajo más indirecto, con empleo de trance naturalista, sugerencias implícitas, metáforas y símbolos para comunicarse con la mente inconciente (Lankton y Lankton, 1983). Además intro dujo un cambio importante en su pensamiento: aban donó un lociis externo de control, en que el operador o hipnólogo mantenía control directo sobre el paciente, en favor de un locus interno de control, en que alentaba al paciente para que elaborara una solución de un proble ma orientada hacia el futuro (comunicación personal de R. Klein, 1989). Erickson creía que usar la disociación entre la mente conciente y la inconciente, y coparticipar en la realidad de los pacientes con miras a emplear su conducta en la creación de una solución, era un abor daje mucho más eficaz que su psicoterapia inicial. Este libro admite esos supuestos.
Uno de los temas principales de este libro es que la gente cambia a través de un proceso de reorganización. Estamos dotados de todos los recursos que necesitamos
para llevar una vida satisfactoria, aunque muchos de ellos sean inconcientes. Trasformarnos no significa eli minar una parte de nosotros mismos, sino reorganizar lo que ya tenemos. Podemos expandir, dilatar y apro vechar recursos a menudo desconocidos u ocultos a causa de nuestras definiciones o categorías rígidas. En muchos casos podemos superar dificultades si emplea mos fenómenos de trance que se producen naturalmen te para despertar nuestros vastos recursos interiores.
Una de las tesis fundamentales de este libro es que las parejas se estimulan mutuamente un trance por vía de sus interacciones y que cada cónyuge se comunica con el inconciente del otro. Ellas capturan o refuerzan ciertas conductas, actitudes y emociones en un nivel in conciente. Captura es el proceso por el cual elementos sensoriales se asocian a determinados sentimientos, conductas o sucesos, y estas experiencias se recuerdan cuando aquellos elementos son desencadenados. La representación visual de una rosa puede estar asociada a una fragancia agradable y a un encuentro romántico ya vivido. El cruel pinchazo de una espina puede traer a la memoria el triste final de una relación pasada. Una melodía hermosa acaso sonaba mientras una pareja estaba en romántico embeleso, y después esa melodía desencadena el sentimiento de estar enamorado.
Por la vía de estimular un estado de conciencia alte rado auto-inducido en cada compañero, las parejas co crean pautas de interacción complementarias. Cada compañero se autohipnotiza y entra en intercambios co evolutivos pautados que lo llevan a la «danza hipnótica*, es decir, a una secuencia de conductas y emociones mu tuamente creada, estimulada por imágenes y escenas de los mejores y los peores vínculos que se traen desde la familia de origen. Esta pareja «hecha de imágenes» es un símbolo del matrimonio pasado, presente y futuro en la versión tanto de la fantasía como de la pesadilla.
El estado de trance hipnótico inducido por la pareja se puede producir de diversos modos. Ese tiempo de enfoque interior puede ocurrir simultáneamente con la aparición de un síntoma emocional o físico, o en la pau ta complementaria y recurrente de la danza hipnótica entre parejas. Una comunicación acerca de un
proble-ma y de la solución intentada puede servir de cataliza dor de trance. Además, un trance puede ser desencade nado por las sugestiones inconcientes que las parejas se intercomunican constantemente, por medio de suges tiones implícitas y de metáforas contenidas en su len guaje. ¿Cómo entran en trance las parejas y cómo el te rapeuta puede utilizar los momentos de trance y el pro blema mismo para hacer que la gente se sienta más satisfecha con sus vínculos? Ambos temas serán exami nados a fondo en este libro.
Un abordaje ericksoniano emplea trance, momentos de foco interior que ocurren naturalmente, para quebrar pautas y disposiciones mentales disfuncionales y para generar nuevos aprendizajes. El terapeuta puede inte rrumpir la danza hipnótica y crear una contrainducción que conduzca a una experiencia más satisfactoria. Este proceso ayuda al paciente a abandonar viejos significa dos simbólicos y soluciones que han sobrevivido pero que ya no son útiles.
La psicoterapia ericksoniana acepta y utiliza la rea lidad del paciente, para luego expandirse a partir de ella. Cuando los compañeros se quejan uno de la conducta del otro, un abordaje ericksoniano acaso acepte que la situación es dolorosa y que mejoraría mucho si el otro cambiara, y quizá prescriba en un contexto diferente las mismas conductas que motivan la demanda de la pareja o encuadre esas conductas bajo una nueva luz. En oca siones, la alteración de una idea o una imagen interior por medio de una experiencia nueva vivida con el psico- terapeuta o dentro del mundo del paciente promueve un pequeño cambio cuyo resultado es modificar el rumbo de toda una vida. El síntoma o la solución antigua, des pués de ser situados en un contexto diferente y expan didos, se pueden trasformar en una solución nueva.
Erickson usaba un abordaje pragmático de psicote rapia y se encontraba con una teoría incompleta. De he cho, creaba una teoría cada vez que veía a un paciente. En una conversación con Jeffrey Zeig (1985) comentó que el terapeuta necesitaba comprender lo que intenta ban expresar sus pacientes. Creía que se formulaban teorías y después se intentaba obligar a los pacientes a encajar en ellas. Tal vez habría coincidido con esta
opi-nión de T. S. Eliot (1943): «Tuvimos la experiencia, pero no acertamos con el significado». Erickson proponía, en cambio, centrar siempre la atención en el paciente y su situación de vida, y no en la teoría psicológica.
Basaba su abordaje pragmático en la observación aguda. Procuraba hallar respuestas inconcientes a di versos estímulos. Solía decir a sus hijos: «¡Observen, ob serven, observen!» (comunicación personal de Betty Ali- ce E. Elliott, 1985). Como terapeutas, también nosotros debemos valernos de la observación aguda para destra bar una conducta férrea y rígida entre cónyuges.
El libro se divide en diez capítulos. El primero aborda trance, sugestión indirecta y fenómenos de trance que ocurren de manera natural, tal como se presentan en un contexto de pareja, y su posible uso para reorganizar pautas y resolver síntomas. Se reseñan las premisas bá sicas de la psicoterapia ericksoniana que interesan a la terapia de pareja. Se tiende un puente entre elementos sistémicos y dinámica individual, para uso del terapeuta.
El capítulo 2 expone interacciones hipnóticas pauta das que ocurren en un contexto de pareja. Redefine sín tomas como inductores de trance y como recursos que a menudo contienen la solución del problema. Describe trances positivos y negativos y define la «danza hip nótica».
En el capítulo 3 se muestra la creación de realidad por la pareja y para ello se estudia el modo en que los individuos usan experiencias pasadas para construir realidades presentes y futuras. Además, se discuten los principios perceptuales indispensables para compren der el modo en que esas realidades son creadas.
El capítulo 4 presenta un modelo hipnótico como una estructura que sirve de punto de partida a la tera pia conyugal. Este modelo comprende: 1) el síntoma, co mo el marco de realidad a través del cual las parejas miran su relación: 2) la evaluación del sistema de creen cias vigente, y 3) el uso del síntoma para generar un cambio. Experiencias conyugales tempranas no resuel tas ni integradas pueden hacer que síntomas encuen tren expresión en el «nombre» que los cónyuges dan a su relación (p.ej., «Abandonados en una isla», «Nenúfar en una laguna» o «Huracán Alicia»). Ese nombre puede de
terminar en buena parte el devenir del matrimonio. Se examina la imaginería particular que el nombre esti mula entre los esposos. Se estudia el modo de ayudar a las parejas a alterar la forma en que perciben sus con flictos a fin d e allanarles el camino hacia la resolución del problema.
En el capítulo 5, trato sobre formas de lenguaje que se pueden usar para provocar inducciones. Hay varios modos de estimular un trance hipnótico por medio del «manejo del lenguaje» que existe entre los cónyuges. Se muestran las diferencias entre la técnica ericksoniana y un método hipnótico más tradicional de inducción de trance, el modo de usar un abordaje de conversación para desarrollar una inducción de trance en una sesión de terapia, y el de usar el síntoma presentado como un inductor de trance, constructor de hipótesis y base de una intervención. Se incluyen trascripciones de ejem plos para ilustrar el proceso hipnótico.
El capítulo 6 expone métodos que permiten crear una hipótesis de trabajo para el tratamiento por medio de la evaluación de la dinámica de trance en la relación conyugal. Presento un cuestionario de evaluación que ayudará al terapeuta de pareja a establecer tres niveles diferentes de hipótesis: sistèmico, interpersonal e intra- personal. Este cuestionario está diseñado de manera de utilizar la metáfora de la propia pareja sobre su relación y las formas en que cada cónyuge se percibe a sí mismo y al otro. Describo el modo de diferenciar la danza o la interacción hipnótica de la pareja y de trabajar con ella. Revelar estas pautas recurrentes de la danza constituye un paso decisivo hacia la intervención.
El tema principal del capítulo 7 es enseñar al tera peuta a usar un lenguaje terapéutico como estrategia de intervención. Explica con ejemplos el método de cons trucción de metáforas e historias terapéuticas. A modo de guía, presenta protocolos para construir metáforas basadas en la etapa evolutiva en que se halla la pareja.
En el capítulo 8, presento las técnicas estratégicas de inducción de trance aplicables a parejas. Se basan en los fenómenos de trance particulares que los miembros de la pareja acaso ya emplean, que a menudo se descu bren en el trance sintomático que producen entre ellos.
El capítulo 9 se centra en el papel del trauma en la creación de la danza de inducción de trance entre miem bros de parejas. Traumas infantiles pueden ocasionar problemas con posterioridad, y provocar estados de trance negativos. En ese capítulo abordo el efecto que producen estos traumas sobre las parejas. En hogares alcohólicos o abusivos donde ocurren reiterados inci dentes traumáticos, a menudo se desarrolla un síndro me de stress postraumático que persiste en la edad adulta como estado crónico. Las expectativas de sufrir duros castigos mueven a muchos niños a evadirse por medio de disociación (Hilgard, 1977). ‘Algunos niños en peligro se ofuscan o experimentan disociaciones hip nóticas para protegerse. Traumas infantiles, conmocio nes y una represión de sentimientos y de recuerdos pue den generar una sensación de bloqueo emocional y un miedo avasallador. Es fácil despertar estos sentimientos y provocar la disociación hipnótica concomitante. Si ese estado de alerta psicofisiológica se desencadena en un adulto, puede manifestarse a través de conflictos con yugales, enfermedades psicosomáticas, depresión, apa gamiento gradual y un profundo sentimiento de ver güenza. Describo el tratamiento de este síndrome en un marco ericksoniano.
El capítulo 10 versa sobre enfermedades psicosomá ticas que suelen acompañar al trauma temprano. Exa mino el tratamiento de las alergias «de contacto», como síntoma físico, y las influencias sistémicas y evolutivas concomitantes. Además, describo la migraña en su do ble aspecto de síntoma físico y mecanismo defensivo en el conflicto conyugal.
El psicoterapeuta conyugal tiene que ser capaz de observar la danza hipnótica de la pareja, evaluar hasta cierto punto su dinámica y las creencias a que respon de, percibir los fenómenos de trance que se usan en el trance sintomático que se desarrolla e idear intervencio nes que empleen los síntomas mismos. Una vez que ha reconocido el trance que los cónyuges se estimulan uno a otro desde sus interacciones, puede hallar una clave para crear intervenciones orientadas a una solución, un lenguaje que la pareja procese diferentemente y un sen timiento esperanzado por el futuro de la relación.
Dentro de la danza, las parejas a menudo encuen tran una senda hacia la solución y el bienestar. Pero esta senda siempre está contenida en la danza de las mentes inconcientes. Una vez que los elementos básicos de la danza de trance entre parejas y lo inconciente se investigan en el capítulo 1, los capítulos posteriores guían al psicoterapeuta en la elaboración de estrategias ericksonianas útiles para la terapia de pareja.
Nadie describió esta danza inconciente mejor que T. S. Eliot en su poema «Burnt Norton»:
En el punto inmóvil del mundo que gira. Ni carnal [ni descarnada; Ni desde ni hacia: en el punto inmóvil, allí está la
[danza, Pero no es detención ni movimiento. Y no la llaméis
[fijeza. Donde pasado y tiempo se reúnen. Ni movimiento
[desde, ni movimiento hacia. Ni ascensión ni declinación. A no ser por el punto, [el punto inmóvil. No habría danza, y sólo existe la danza.
1. El inconciente de la pareja crea una
danza hipnótica
La danza de la pareja es la interacción hipnótica pau tada de dos mentes inconcientes; ella genera algunas dificultades comunes y soluciones potenciales para ese estado dinámico que llamamos matrimonio. Desde el punto de vista del psicoterapeuta que trabaja con estas pautas de interacción, la hipnosis de pareja ofrece opor tunidades únicas de desarrollar intervenciones más precisas que ayuden a generar procesos de relación sa tisfactorios. A menudo, los cónyuges se sienten indi vidualmente atrapados en un diálogo vertiginoso en el que se profieren palabras dolorosas e hirientes y se es timulan estados de conciencia hipnóticos. Tales estados de conciencia y sus conductas concomitantes crean una danza exquisitamente precisa.
Para facilitar una mejor comprensión de esta danza, se describe primero el marco teórico para el empleo de psicoterapia hipnótica con parejas. Se presentan varias premisas básicas de la técnica ericksoniana como prin cipios sustentadores de este modelo de intervención psicológica. Y se examina una diversidad de elementos, como trance, mente conciente/inconciente, teoría del trance, fenómenos de trance y trance conyugal.
La teoría del trance que se expone en esta sección abarca los modelos de psicoterapia sistèmica y psico- dinàmica. Enlaza tres componentes importantes: 1) los procesos evolutivos y relaciónales de la familia histórica; 2) el sistema y la estructura conyugales, y 3) la estruc tura psíquica individual.
La familia histórica y su dinámica quedan registra das en la mente inconciente de cada individuo. Estos procesos históricos son capturados como pautas inter nas de actividad cerebral, portadoras de un mapa que orienta el funcionamiento actual en el sistema conyugal.
Contribuyen a mantener la estructura psíquica indivi dual y el trance conyugal, esa realidad alterada y única que suelen estimular dos personas ligadas por una rela ción íntima.
La segunda parte del capítulo se ocupa específica mente del trance conyugal, es decir, del estimulado por los cónyuges en forma recíproca o por uno de ellos sobre el otro. Describe este tipo peculiar de estado interper sonal alterado como un proceso diàdico idiosincrásico capaz de crear estados positivos o negativos y de derivar en conductas generadoras o reductoras de conflictos.
Trance
Estado hipnótico, trance o apertura de lo inconciente son tres descripciones de un estado único de conciencia enfocada [focused awareness] en el que, según Erick- son, se puede producir un nuevo aprendizaje. Erickson se oponía a definiciones y teorías rígidas; de ahí su em pleo de hipótesis y descripciones generales. Describió el trance como «un estado de sugestibilidad intensificado artificialmente y semejante al sueño, en el que parece haber una disociación normal, aunque con limitación de tiempo y de estímulos, de los elementos "concientes” y “subconcientes” de la psique» (CP III, pág. 8), una «re lación entre dos personas» (CP III, pág. 6) y «una relación vital en una persona, estimulada por la calidez de otra*
(Zeig, 1985, pág. 63).
Para Milton Erickson, el estado de trance era «un pe ríodo de ensueño, inatención o callada reflexión. El ros tro tiende a perder animación, a parecer chato, "plan chado”. Todo el cuerpo queda inmóvil en la postura en que se encuentre, y en ocasiones ciertos reflejos (p.ej., tragar saliva, respirar) retardan su ritmo. Hemos formu lado la hipótesis de que en la vida diaria la conciencia se halla en un estado de fluctuación constante entre la orientación hacia la realidad general y la microdinámi- ca momentánea del trance» (Erickson y Rossi, 1981, pág. 75). Toda vez que nuestra atención se abstrae mo mentáneamente hasta el punto de que el cuerpo parece
petrificarse, o los ojos se ponen vidriosos y los procesos corporales se retardan, se ha producido un estado de trance natural. A juicio de Erickson,
«en la hipnosis, la conciencia se disocia de lo inconcien te. La mente conciente es ese estado de conciencia en que ocurren la evaluación activa y la toma de decisio nes. La mente inconciente es un repositorio de todas las experiencias que uno ha tenido en la vida. La memoria se va desvaneciendo en el nivel conciente pero se conser va intacta en el nivel inconciente; al menos, así lo creía mi padre (...) La mente inconciente sirve de protectora y aunque la mente conciente no siempre se percata de la influencia que aquella ejerce en la toma de decisiones, ambas contribuyen a originar las acciones del individuo. La idea fundamental de la hipnoterapia ericksoniana es la posibilidad de generar la resolución de problemas en un nivel inconciente por medio de disociación. El foco te rapéutico ericksoniano era alentar a la mente inconcien te a acceder a sus propios recursos y utilizarlos, lo que volvía posible un reaprendizaje y una reorganización en el nivel inconciente, seguidos de cambios de conducta y resolución de problemas en el nivel conciente» (comuni cación personal de Roxanna Klein, 1988).
En este estado disociado se estimula un proceso pecu liar del pensamiento.
Otros han definido el trance con especial relación a una teoría de la disociación. Por ejemplo, Hilgard dice que es «una conciencia dividida» o una disociación: la mente conciente puede enfocar su atención en un as pecto y la inconciente en otro completamente distinto. Hilgard señala que dos líneas de pensamiento diferentes se pueden seguir de manera concurrente. Dos personas que conversan pueden al mismo tiempo escucharse una a otra, pensar una respuesta y examinar la información recibida del interlocutor para modificar el énfasis en un argumento poco convincente. También es posible que cada una imagine el momento y el modo en que pondrá fin a la discusión. Una parte de una persona que pre para activamente una respuesta puede no ser percibida o estar disociada de la mente conciente (Hilgard, 1977). Hilgard llama a este componente «el observador oculto».
Para otros teóricos, el trance es «un estado de con ciencia alterado» (Daniel Brown y Erika Fromm, 1986), cuya función es proporcionar una «regresión al servicio del yo, junto con un mayor acceso a lo inconciente» (Fromm, 1980, pág. 75). Fromm adopta una posición analítica con respecto a la hipnosis. Ludwig (1966) de sarrolló esta definición de un estado de conciencia alte rado. Sostuvo que un estado de conciencia alterado se podía alcanzar por medios psicológicos, fisiológicos o químicos, y que nuestra percepción del mundo es dife rente en ese estado hipnótico que en el estado normal de vigilia.
Beahrs (1988) define la hipnosis desde tres perspec tivas: fenoménica, transaccional y formal-procesal. La primera la ve como el proceso que lleva a experimentar alteraciones volitivas, perceptivo-mnémicas y cognitivas tales como la «lógica del trance», según la define Orne (1959). Para Beahrs, la perspectiva transaccional inclu ye al paciente y al hipnólogo, a la inducción y al estado hipnótico de sugestibilidad. La formal-procesal contiene elementos de las dos anteriores y atiende a la ritualiza- ción del proceso y a su etiquetamiento como «hipnosis».
Beahrs (1982) señala que puede haber muy diversos tipos de estados de trance. Al respecto, cita una con versación con T. X. Barber, en la que este dijo: «Por em pezar, si va a hablar del trance, ¿por qué ha de referirse a el trance? Tal vez hay dos, tres o aun un número infi nito de tipos de trance» (pág. 22). Esta propuesta merece ser tenida en cuenta.
Están el trance común cotidiano y el que se induce en los deportes (p.ej., la intensa concentración requeri da para lanzar una pelota o practicar un arte marcial). Puede haber una diferencia cualitativa entre los estados de trance inducidos entre cónyuges y los que ocurren en presencia de los hijos. Conforme a diversas teorías, en to dos estos casos la disociación constituye una caracte rística fundamental.
En este libro, el trance se afilia a las teorías sobre la disociación y se define simplemente como una disocia ción de la mente conciente respecto de la mente incon ciente. La conducta de trance presenta diversas caracte rísticas que incluyen ensimismamiento de la atención,
conducta involuntaria en el contexto de la relación, y factores biológicos.
Para los fines de esta exposición, podemos definir teóricamente la hipnosis, la mente conciente y la incon ciente. Más avanzado el capítulo, observaremos cómo las interacciones de la pareja suelen correr paralelas a la conducta hipnótica e incorporar fenómenos del trance hipnótico al trance conyugal. Podemos decir que la hip nosis es ese proceso de creación de un estado de con ciencia alterado en que existe una disociación entre la mente conciente y la inconciente. Esta disociación es lo que llamamos «trance»: un estado de atención enfocada. La mente conciente es ese estado de percatación que es portador de funciones destinadas a la toma de deci siones, las evaluaciones, el pensamiento lógico, lineal, y mantiene una cantidad limitada de fragmentos de infor mación simultáneos. La mente inconciente es el reposi torio de todas las experiencias y aprendizajes pretéritos. Según creen los investigadores (Kandel y Schwartz, 1982), reside en pautas de impulsos eléctricos neurona- les que conectan muchas sinapsis cerebrales. Al pare cer, es capaz de integrar una información compleja y elaborada sin percatación cognitiva. El Brain/Mind Bu-
Uetín (marzo de 1984) afirma que «la mente inconciente
desempeña en la vida mental un papel más importante que el imaginado hasta ahora. Los estímulos registrados fuera de la conciencia causan un efecto mensurable en la conducta» (pág. 2). Emmanuel Donchin, director del Laboratorio de Psicofisiología Cognitiva de la Universi dad de Illinois, expresa allí mismo que «hasta el noventa y nueve por ciento de la actividad cognitiva puede ser no conciente» (pág. 2). La mente inconciente también es ca paz de responder a las simpatías y aversiones antes de que la mente conciente sepa siquiera a qué responde. Toda experiencia es registrada y organizada en una pau ta particular, y almacenada en la mente inconciente. Es tos recuerdos inconcientes pueden recuperarse y uti lizarse como recursos para resolver problemas actuales. Todo aprendizaje experiencial que hayamos hecho puede servir después como recurso para resolver pro blemas. Aprender a caminar y hablar, a percibir la sen sación de hambre y sus señales, a decir no y sí a
noso-tros mismos y a los demás, a trabajar en equipo y a ser un individuo: he ahí sólo algunos de los aprendizajes ex- perienciales que adquirimos a una edad bastante tem prana y que utilizamos con frecuencia en la adultez.
Aunque no sepamos exactamente qué es el trance hipnótico y sus definiciones sean variadas y discutibles, podemos proponer una definición basada en las ideas de Erickson. Es posible distinguir el estado de trance del estado de «no trance» y ver en él un continuo desde el trance natural con diversos ejes: disociación, profundi dad del trance, conducta voluntaria versus conducta in voluntaria, alta sugestibilidad versus baja sugestibili dad, atención, imaginación, memoria y fenómenos de trance. Conceptualizamos el estado de no trance dicien do que existe cuando una persona está plenamente asociada al presente y su mente conciente cumple su función procesadora en una forma lineal y evaluativa (cf. figura 1.1).
NO-TRANCE - ---- TRANCE
(Asociación) (Disociación)
Vigilia p le n a --- — Leve --- Mediano —--- Profundo ELEMENTOS DEL CONTINUO DEL TRANCE
CONDUCTA Voluntaria --- Involuntaria SUGESTIBILIDAD Baja --- Alta ATENCION A m p lia ---Reducida IMAGINACION
(Visual kinestésica, auditiva)
Em botada--- Vivida
MEMORIA
Recuerda--- Revive
Figura 1.1. Continuo del trance.
Disociación
La disociación implica una desconexión de un estado plenamente asociado, producida en el momento
presen-te. La persona en estado levemente disociado tal vez tenga un sueño diurno o no advierta alguna actividad que se desarrolla en la misma habitación. Según sean los estí mulos recibidos, a medida que la disociación avanza pueden ocurrir varias alteraciones sensoriales percep- tuales: el individuo no oye concientemente un sonido, aunque su inconciente lo registra o experimenta otros fenómenos perceptuales. Todos los mecanismos de de fensa que una persona puede utilizar contienen elemen tos de disociación (examinaremos esto en el capítulo 6). Por último, el polo del continuo de disociación corres pondiente a la máxima desconexión podría denominarse «personalidad múltiple». Tal estado de disociación extre ma suele contener una barrera amnésica entre partes del self. La organización de estas partes desconocidas puede alcanzar un desarrollo tan completo que sostenga estados de salud totalmente distintos: por ejemplo, una parte o personalidad evidencia una diabetes y otra no; un self carece de agudeza visual y otro tiene una vista perfecta.
Profundidad del trance
Erickson identificó los «trances comunes cotidianos» como los que suceden a diario cuando un pensamiento, una historia interesante o un sueño diurno absorben nuestra atención. Estos trances leves son incidentes ru tinarios, muchas veces marcados por conductas como fijación de la mirada, inmovilidad física, desatención a las actividades del entorno, alteraciones de la respira ción. Aunque duran apenas unos minutos, en ellos se observan todos los fenómenos de trance. En un nivel de trance más profundo, esos fenómenos se intensifican.
Ajuicio de Erickson, el grado de profundidad necesa rio para tratar los problemas de un paciente depende de su personalidad, la naturaleza del problema y la etapa terapéutica en la que se halle. En algunos casos, sólo se requiere un trance leve para abordar un problema difí cil; en otros, se necesita un trance profundo aunque el
problema sea relativamente fácil. El terapeuta debe apli car su criterio clínico a cada caso particular; si una téc nica no da resultado, siempre podrá recurrir a otra (CP IV, págs. 29-30).
Atención
Una persona en estado de no trance puede tener un amplio foco de atención. En cambio, en el estado de trance, la atención conciente del sujeto se absorbe hasta el punto de que ruidos fuertes pueden no afectar su con centración. Puede ocurrir que un ruido fuerte ni siquiera provoque una reacción en el paciente, aunque comenta rios ulteriores acaso revelen que ese ruido fue registrado. Es frecuente que haya amnesia para el ruido porque la mente conciente está enfocada en algún otro estímulo. La mente conciente de un paciente puede estar absor bida por un cuento interesante o un curioso fenómeno de disociación en trance, como la levitación de una mano o un cambio perceptual en el peso del cuerpo. Pueden producir esta absorción una mirada cautivadora del te rapeuta, una confusión súbita acerca de una situación o una idea que atrape la atención.
Una idea o pensamiento puede ser tan absorbente que el paciente se fije en él y lo repase una y otra vez. El propósito de esta repetición es dominar un sentimiento desagradable asociado a la idea, evitar un sentimiento o controlar a alguien (que es otro modo de manejar un sentimiento de miedo). Esta inmovilidad de pensamien to puede darse en el pensamiento obsesivo, caracteri zado en ocasiones por el examen sumamente minucioso de una idea. Las metáforas ericksonianas fomentaban este tipo de absorción: solían ser tan curiosas y fasci nantes que el paciente pasaba mucho tiempo en el in tento de descifrar su significado exacto.
En el caso de una relación de pareja, una persona puede atascarse a tal extremo en una idea negativa acerca de su pareja que la lucha interna por resolver su ira se vuelva dolorosa. Esta lucha tal vez adopte la forma de atribuir a la conducta del otro una motivación
nega-tiva y maliciosa, para luego tratar de resolver los senti mientos asociados a esa suposición específica. Veamos un caso ilustrativo.
Jake quería saber todo lo que hacía Ann durante la jornada: siempre quería saber adonde iba, qué haría y con quién. Ann se sentía invadida y controlada por sus interrogatorios intrusivos. Aunque no le ocultaba nada a Jake, tendía a ser reservada. Jake percibía esta acti tud evasiva de Ann e interpretaba su autoprotección como señal de que mantenía una relación extraconyu gal. Esta idea obsesiva le daba vueltas y más vueltas en su cabeza. Una mañana en que se sentía particular mente atormentado, fue a almorzar a un restaurante a hora temprana. Dentro del local, tuvo una alucinación en la que «vio» a su esposa almorzando con otro hombre. En ese momento, Ann se hallaba en el extremo opuesto de la ciudad, y participaba activamente en un trabajo comunitario. Cuando ella le dijo adonde había estado, él no pudo creerle ni siquiera ante la evidencia de un pro grama impreso que Ann había traído a casa porque la había «visto» con sus propios ojos. En un momento de su relación con Ann, Jake había tenido expectativas de abandono a causa de cierto trauma temprano de sepa ración. Cuando empezó a experimentar tensión a causa de problemas cotidianos, no pudo tolerarla. Proyectó su miedo mayor y creó un estado negativo que lo llevó a desarrollar una alucinación positiva.
Podemos absorber la atención del paciente pidiéndo le que se relaje o sugiriéndole que esté más alerta. Tradi cionalmente se asociaba el trance con el sueño, pero ya no se lo concibe así. La absorción de la atención suele ir acompañada de relajación con sugestiones para que el paciente cierre los ojos y reduzca su actividad. En 1976, E. I. Banyai y Ernest Hilgard desarrollaron un procedi miento activo-alerta de inducción de trance. Los sujetos pedaleaban una bicicleta-ergómetro con los ojos abier tos; durante el ejercicio, les impartían diversas suges tiones sobre sentirse más atentos y alertas. Los resul tados indicaron que una conducta de trance ocurría en un estado de alerta, según lo demostraba la mirada inex presiva de los sujetos, como si hicieran foco sobre un objeto distante. Todos los fenómenos de trance se expe
rimentaron en ese estado de atención en extremo alerta y concentrada, entre ellos, alucinaciones positivas y ne gativas, sueños hipnóticos, analgesia, hipermnesia, am nesia y sugestiones pos-hipnóticas.
Conducta voluntaria o involuntaria
En el estado de no trance, se experimenta sobre todo una conducta voluntaria. La gente produce elecciones de conducta y respuestas volitivas. Un marido o una es posa llama a su compañero y le pide un documento olvi dado. El cónyuge puede responder con la elección con- ciente de hacer o no hacer caso al pedido. En un trance, el paciente tiene la impresión de que sus respuestas son avolitivas o involuntarias. Quizás experimente la suges tión indirecta del terapeuta de que cierre los ojos como un movimiento involuntario de sus párpados. El tera peuta acaso haga la sugestión: «No sé cuándo sus ojos empezarán a sentir cierta pesadez, o cuándo querrán cerrarse para que usted se sienta más cómodo y pueda escuchar con atención algo diferente». Al responder a la sugestión de cerrar los ojos, acaso el paciente experi mente esta conducta como avolitiva. La respuesta es vo luntaria, pero ha sido condicionada para que ocurra bajo ciertas circunstancias (p.ej., con la conciencia enfo cada).
Una conducta puede parecer involuntaria en el con texto de una relación. Cuando un paciente experimenta ciertos fenómenos de trance como si fueran ajenos a su voluntad, parece ser el receptor pasivo de los fenómenos suscitados por el hipnólogo, sean cuales fueren. Si el terapeuta pide a una paciente cooperativa en estado de trance que se vea a si misma como una niña de seis años «sentada allí», es posible que ella se vea realmente como si estuviese mirando un holograma. Si el terapeu ta sugiere una levitación de brazo, la paciente tiene la impresión de que su brazo, separado del cuerpo, se ele va por sí solo sin que medie ninguna opción conciente.
En el ejemplo de Jake y Ann, Jake experimentó la alucinación positiva como algo que sucedía fuera de él.
Le pedí que probara en el consultorio otros fenómenos hipnóticos totalmente ajenos a su miedo de que Ann tuviera una aventura. Sólo cuando comprobó en el con sultorio que era capaz de tener una alucinación positiva en la que veía a Ann saliendo por la puerta, consideró la manera en que él construía la realidad. En ese punto pudimos iniciar psicoterapia del problema más profun do de Jake: el miedo al abandono. Si bien Jake pudo re solver su problema sin necesidad de obtener un insight acerca de él, la combinación de una experiencia y una comprensión nuevas lo ayudó a establecer nexos inme diatos y le proporcionó una sensación de alivio acerca de lo que le sucedía.
Sugestibilidad
Es la disposición a aceptar una idea ajena, obrar con forme a ella y hacerla propia. Es un aspecto tanto de los estados de trance como de los estados de no trance. El acto de sugestión puede ocurrir de diversos modos:
Una sugestión se puede producir por medio de men sajes verbales, no verbales, extraverbales o intraverba- les. Se puede consumar a través de cualquier canal sen sorial y puede interesar a los cinco sentidos. Una su gestión verbal se puede enviar por vía del lenguaje o de sonidos humanos. Una sugestión no verbal puede re sultar de gestos, miradas o movimientos del cuerpo. La implicación —una fuerza poderosa dentro de la suges tión— puede considerarse extraverbal y comunica un mensaje sin expresarlo abiertamente. Una sugestión intraverbal es el significado implícito del mensaje, tras mitido por la modulación de la voz o los estilos de una persona (Kroger, 1963, pág. 6).
La sugestibilidad en el estado de no trance es un pro ceso que se presta igualmente a examen. A causa de la función evaluativa de la mente conciente, hacen falta técnicas de persuasión directa para influir en la conduc ta humana (p.ej., el razonamiento lógico, el recurso a fuentes dignas de crédito y las consecuencias de deter minadas actitudes y conductas). La mente conciente
juzga estas comunicaciones según la posición asumida por el individuo frente a una cuestión, y las evalúa sobre la base de su proximidad o distancia respecto de esa po sición. Si la comunicación expresa una posición cercana a la del individuo, el resultado será la asimilación; en otras palabras, esa persona percibirá una similitud en tre el mensaje y la posición que ella sostiene, lo evaluará favorablemente y, en consecuencia, será influida por él. Podemos determinar el grado de sugestibilidad de la mente conciente de un individuo si medimos su involu- cración yoica en una cuestión. Cuanto menos capaz sea de separar su yo de ella, tanto más se convertirá esta en una prolongación de su yo. Cualquier comunicación que respalde una idea situada fuera del margen de acepta ción (el de aquellas ideas cuya verdad se acepta de buen grado) no causará efecto alguno o será rechazada.
Si alguien sostiene con firmeza una opinión, cual quier técnica persuasiva que procure cambiarla quizá sólo sirva para reforzarla. Cuanto más comprometido esté con una posición, tanto mayor será su involucra- ción yoica y es posible que cualquier discrepancia se vea como algo personal. La persona y la posición pasan a ser una sola cosa. La involucración yoica sirve de filtro para juzgar un mensaje; el individuo lo evaluará en función de sus experiencias y creencias. El grado de sugestibi lidad conciente de una persona puede estar determinado por la medida en que la comunicación caiga dentro del margen de aceptación, el grado de credibilidad de su fuente y la intensidad de afiliación entre quienes se co munican.
La sugestibilidad es una característica central de la hipnosis y el estado de trance. El trance y los fenómenos de trance se basan en la capacidad de reacción del su jeto a las sugestiones. De hecho, tanto la conducta que
acaso se sugiera para resolver un problema como las sugestiones orientadas a reorganizar recursos se fun dan en la sugestibilidad (CP IV, págs. 20-1). Erickson veía en la hipnosis una comunicación con el inconciente; por lo tanto, la sugestión es un pedido dirigido al incon ciente para que reorganice un recuerdo y lo convierta en un recurso positivo, tal vez olvidado o ignorado por la mente conciente. Si el sujeto actúa conforme a la su
gestión recibida, se deduce que su inconciente ha res pondido al pedido. Cuando el psicoterapeuta usa la hip nosis como instrumento intensificador de sugestiones terapéuticas, provoca una respuesta positiva en el pa ciente.
Imaginación
El acto de imaginar implica formar imágenes menta les que posean componentes sensoriales conexos. Las imágenes afectan los procesos sensoriales y, a la inver sa, los sentidos afectan el tipo de imágenes que una per sona puede formar. La formación de imágenes suele preceder a un cambio físico o seguirlo. Luria (1968) in vestigó la relación entre imaginería y respuesta física, y descubrió que uno de sus pacientes podía acelerar su ritmo cardíaco si se imaginaba que corría para atrapar un tren. Luthe y Schultz (1969) utilizaron adiestramien to autógeno, imaginería mental y relajación en más de dos mil estudios sobre los efectos psicológicos de la ima ginería mental. Achterberg, Simonton y Matthews-Si- monton (1976) descubrieron que la naturaleza y la cali dad de la imaginería de un paciente canceroso influían en su capacidad de manejar la enfermedad.
En la hipnosis, se estimula la imaginación de una persona para formar una gama de imágenes sobre un continuo que va desde las opacas hasta las vividas. Es tas imágenes pueden contener un complejo de dimen siones: actitudes, afectos y creencias referidos a expe riencias pasadas, presentes y futuras. A veces, la mente inconciente representa de manera simbólica las dimen siones de determinadas actitudes, afectos y conductas. Algunos de estos sucesos imagínales contienen compo nentes auditivos, kinestésicos y visuales que expresan el complejo de dimensiones. Gracias a estos componentes y dimensiones imagínales, el individuo puede formar una imagen futura positiva, alterar la experiencia pre sente y contemplar el pasado desde un punto de vista diferente.
Memoria
La hipnosis permite activar recuerdos por medio de asociaciones y, en especial, por medio de la actividad del sistema límbico productor de emociones. En ocasiones, detalles en apariencia triviales estimulan recuerdos crí ticos. Al recorrer en automóvil un viejo vecindario, quizá «revivamos» recuerdos fuertes y pensemos en personas, lugares y cosas en los que no pensábamos desde hacía un tiempo. Emociones anejas a percepciones desem peñan un papel importante en la creación y el ordena miento de los recuerdos (Gloor et aL, 1982).
Los recuerdos actúan como recursos, en el sentido de que trasportan información valiosa para determina da experiencia de aprendizaje vivida en el pasado. La mascota doméstica que actuó como nuestra mejor ami ga tal vez nos proporcionó muchos aprendizajes sobre cuidado, intimidad y calidez. Este recuerdo puede ser activado en términos de lo que pensábamos y sentíamos antes de interactuar con ese animalito y durante la in teracción, sea por asociación con la mascota de un ami go o por sugestión de la experiencia por medio de la me táfora terapéutica.
Los recuerdos se pueden alinear sobre un continuo que va desde recordar algo, en el sentido de rever una imagen a la distancia, hasta revivir un recuerdo perci biéndonos a nosotros mismos en el acto de repetir una vieja conducta que creíamos haber cambiado, como si fuera una acción refleja. En el extremo del espectro, se alcanza una revivificación máxima: nos sentimos tras portados en el tiempo y volvemos a vivir un hecho exac tamente tal como ocurrió.
Fenómenos de trance
Los diversos fenómenos de trance son experiencias de los mismos mecanismos psicológicos que una perso na puede tener en estado de no trance, sólo que de un grado mucho mayor {cf. figura 1.2). La amnesia se pue de considerar una forma extrema del olvido. En trance,
podemos experimentar un olvido natural de un suceso o de un sentimiento. Algunas parejas tienen la experien cia subjetiva de la amnesia del cónyuge, o sea, su olvido momentáneo acompañado por la visión alucinatoria del rostro de un progenitor. La alucinación y la progresión de edad son formas extremas de la imaginación vivida. La primera es la experiencia subjetiva de ver, oír, oler o tocar algo que no está verdaderamente presente en una realidad objetiva. La segunda es la experiencia subjetiva de avanzar en el tiempo y experimentarnos como más maduros, en cuanto a los pensamientos y sentimientos, y dotados de mayor soltura para generar soluciones. La regresión de edad es una forma extrema de la memoria reviviflcadora; en el trance, es la experiencia subjetiva de volver a una época anterior de nuestra vida en el pen samiento, el sentimiento y la experiencia corporal. La hipermnesia es una forma extrema del recuerdo; en ocasiones, el trance permite recordar hasta el último de talle algún aspecto de una experiencia largamente olvi dada en el nivel conciente. La escritura automática es el garabateo llevado a un grado mayor; en ella, lo incon ciente puede comunicar algo ignorado por la mente conciente. La analgesia y la anestesia son formas extre mas del adormecimiento u hormigueo de las extremi dades; en el trance, pueden ser una experiencia subje tiva de insensibilidad parcial o total.
O lvido---Amnesia Imaginación vivid a--- Alucinación
Recuerdo--- Hipermnesia Garabateo---Escritura automática Adormecimiento leve, hormigueo--- Analgesia
Falta de sensibilidad---Anestesia Memoria reviviflcadora--- Regresión de edad Imaginería sobre el fu tu ro ---Progresión de edad Figura 1.2. Fenómenos de trance.
Factores biológicos
Los ritmos biológicos normales pueden alterar la conciencia y provocar el trance (Rossi, 1986). Las
íluc-tuaciones fisiológicas normales de los procesos psico- fisicos que experimentamos a diario producen mudan zas en la conciencia. Antes de la menstruación, es común que la mujer adopte una actitud más introspectiva, que se acompaña a veces de una caída del nivel de energía y de la tolerancia a las frustraciones. Los hombres tam bién tienen fluctuaciones en su energía y talante.
Ernest Rossi (1986) ha descrito varios ritmos natura les que han sido determinados en la bibliografía espe cializada. Los ritmos circadianos son ciclos biológicos que ocurren cada veinticuatro horas. Pertenecen al ciclo sueño-vigilia, pasible de ser interrumpido por hechos tensionantes de la vida (p.ej., cambios en el ciclo labo ral). El ritmo ultradiano es un ciclo de actividad seguida de un descanso que ocurre cada noventa minutos. Se caracteriza por un dormir o soñar MOR (movimientos oculares rápidos), dilatación de la pupila, respiración alternada por una u otra fosa nasal —a causa del predo minio alternado de los hemisferios cerebrales (Werntz, 1981)— y congestión del pene o el clítoris.
Estos ritmos biológicos influyen sobre la conciencia y la conducta de las parejas en las áreas de los apetitos sexual y de hambre, las pautas de sueño, etc. (Chiba et
aL, 1977). Rossi (1986) explica que: «Mis observaciones
clínicas indican que parejas con una buena relación conyugal tienden a integrar sus ritmos circadianos y ultradianos en forma espontánea y están en sincronía; parejas desdichadas declaran invariablemente conflic tos y disincronía en todos estos ritmos» (pág. 217).
Premisas básicas
Erickson no adhirió a una teoría psicoterapèutica determinada. No obstante, en su trabajo con parejas, operó a partir de varias premisas básicas. Nunca las especificó; más bien se han recogido de sus escritos y videocintas, y por consultas con varios de sus hijos.
1. Cada individuo posee los recursos necesarios para atender problemas presentes y futuros. Erickson creía
sarios para hacer frente a los problemas de la vida. La percepción de un hecho y la respuesta a él son las que determinan su carácter positivo o negativo. Tras haber afrontado reiteradamente la posibilidad de su propia muerte a lo largo de su vida, Erickson descubrió que po seía notables capacidades naturales para manejar esas dificultades y superar limitaciones concientes, como todas las personas. En vista de esta capacidad innata, nada hay que temer por el mañana.
2. La experiencia es subjetiva. Nuestras percepciones y reacciones otorgan un significado a lo que percibimos; por consiguiente, podemos alterar la experiencia subje tiva de la realidad.
Puesto que otorgamos un significado a lo que percibi mos, podemos cambiar ese significado y, con ello, modi ficar la realidad. Dado que el contexto determina, en gran parte, lo que percibimos, al cambiar aquel también cambia la realidad.
3. Cada persona es un ser único dotado de muchos re
cursos, a algunos de los cuales los desconoce. Erickson
creía en la singularidad y el valor de cada individuo. Este puede conocer, o no, los recursos internos de que dispone y los existentes en su entorno. Erickson des cribió el inconciente como un repositorio de recuerdos y experiencias de vida. El individuo dispone de toda esta información para resolver problemas, aunque tal vez no tenga conciencia de ello.
4. Cada persona tiene muchas opciones para resolver
cualquier problema. El papel del terapeuta consiste en
facilitar la recuperación de recursos y en ayudar a gene rar por este camino el cambio de actitud, de conducta o de sentimiento dentro del inconciente del cliente. La ex tensión del cambio sólo puede ser anticipada en un nivel inconciente.
Ya tenemos organizados muchos aprendizajes apli cables a nuestros problemas actuales, como abotonar una prenda o atar los cordones de un zapato o percibir en perspectiva. A estos se suman miles de aprendizajes ulteriores; cómo iniciar una discusión y cómo ponerle fin, cómo prestar atención a una ofensa y cómo olvidar la, cómo acelerar y retardar el tiempo, cómo proyectarse hacia el futuro y hacer un viaje al pasado.