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T h e E a r l y H i s t o r y o f t h e Diálogo de la lenguaR e v i s i t e d

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edición fiable y ap ro p iad a para la investigación lingüística, y asimismo p er­

m ite com parar los com entarios d e Valdés sobre el uso de la len g u a con lo que él realm ente escribe, es decir, con su p ro p io uso; en segundo lugar, erradica interpretaciones e rró n ea s que se vienen rep itien d o sobre esta ob ra y aporta nuevos datos sobre la misma; en tercer lugar, reivindica el reconocim iento del Diálogo com o u n a o b ra de carácter p rin cip alm en te lin­

güístico, lo cual posee u n a especial relevancia p ara la am plia com u n id ad de investigadores de H istoria de la L engua Española.

La colección Critical Texts d e la M o d ern H um anities Research Association (organización in tern acio n al con sede en C am bridge) h a teni­

do u n gran acierto al publicar la edición paleogràfica de K. Anipa, que será, sin lugar a dudas, u n a o b ra d e referencia p ara la investigación lin­

güística de este im p o rtan te texto del H u m an ism o español.

Re f e r e n c i a s b i b l i o g r á f i c a s

A n i p a , K o r m i ( 2 0 0 7 ) : The Grammatical Thought and Linguistic Behaviour ofJuan de Valdés,M ú n i c h : L i n c o m .

( 2 0 1 1 ) : ‘“ ¿ P o r q u e e s t e l i b r o e s m á s a n t i g u o ? ’: T h e E a r l y H i s t o r y o f t h e

Diálogo de la lenguaR e v i s i t e d ” , Neophilologische Mitteilungen, 1 1 2 , 1 3 1 -4 3 .

R ocío Dí a z Br a v o

University of Cambridge University College (London)

Ev a Br a v o Ga r c í a y M. Te r e s a Cá c e r e s Lo r e n z o, El léxico cotidiano en América a través de las Relaciones Geográficas de Indias (Tierra Firme y América del Sur, siglo xvi), B e r n a : P e t e r L a n g , 2013.

C ada vez se aprecia m ejor la en o rm e con trib u ció n q u e b rin d ó don Marcos Jiménez de la E spada al co n o cim ien to de la A mérica hispana a tra­

vés de toda su obra y muy especialm ente p o r su edición de las relaciones geográficas de Indias. Escritas a p etición del rey o del Consejo de Indias p o r u n enjam bre de funcionarios d e la m o n a rq u ía española a lo largo de la inm ensidad de tierras, provincias y rep artim ien to s de ese Nuevo M undo, pro p o rcio n ab an inform ación g en eral y valiosos detalles de esos espacios recién colonizados p ara su m ejor g o b ie rn o y útil aprovecham iento.

Refiriéndose a su interés p o r el Perú, país con el que Jim én ez de la Espada mantuvo u n a relación especialm ente estrecha desde que participó en la famosa Comisión Científica del Pacífico q u e arribó al Callao en 1863, el profesor Leoncio López-Ocón h a señalado:

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T o d o s lo s g r a n d e s h is to r ia d o r e s d e l m u n d o a n d in o e n las ú ltim a s d é c a d a s se h a n c o n ­ f r o n t a d o c o n m a te r ia le s h is tó r ic o s q u e d i o a c o n o c e r ese a m e r ic a n is ta o c h o c e n tis ta , y h a n r e c o n o c id o la o r ig in a lid a d d e su p r o c e s o d e c o n o c im ie n t o y la c o n t u n d e n c ia d e su o b r a (2 0 0 4 : 1 3 3 ).

Lo mismo p o d ría decirse de otros ám bitos y de disciplinas estrecha­

m e n te vinculadas com o es la historia de la len g u a y, en este caso, del léxi­

co castellano. Efectivamente, en u n m o m en to en q u e está en boga la ela­

boración de nuevos corpus para los fines más diversos, Eva Bravo García y M. Teresa Cáceres Lorenzo, profesoras de la U niversidad d e Sevilla y d e Las Palmas d e G ran Canaria, respectivam ente, h an analizado para el estu­

dio lingüístico u n corpus recopilado y transcrito a m a n o p o r u n tenaz his­

to riad o r del siglo XIX al que no faltó, com o d em u estra su co rresp o n d en c ia con Ricardo Palma (López-Ocón 2004: 120), u n e n c e n d id o interés p o r la etim ología y el significado del vocabulario q u e se le p resen tab a a cada paso com o u n incansable desafío. Ambas autoras h ab ían colaborado ya en u n volum en sobre la incorporación del indigenism o léxico (2 0 1 1), y siguiendo esa línea de investigación ofrecen a q u í con mayor d eten im ien ­ to el resultado de u n a acuciosa revisión de d o cu m en to s coloniales.

La posibilidad de acu d ir a este corpus se justifica en el h ec h o de q u e se trata de textos producidos con el solo propósito de “o b te n e r u n a infor­

m ación u n ifo rm e y organizada” (p. 1 1) que re sp o n d en a patrones defini­

dos, pues resp o n d en todos ellos a los diversos cuestionarios q u e la C orona fue rem itien d o a los territorios de U ltram ar p ara o b te n e r u n cierto tipo d e inform ación que resp o n d iera a sus particulares in tereses1. Además fueron textos de “redacción in m ed iata” hechos p o r “individuos de variada co n d i­

ción social”, m uchos d e ellos soldados o hidalgos semicultos (p. 1 1), q u e adem ás ten ían en com ún un conocim iento exacto y directo de la tierra, p o r lo que “reflejan los usos lingüísticos del h ab lan te q u e h a desarrollado ya u n a com petencia lingüística en territorio am erica n o ” (p. 1 1), p o r lo que las RG m uestran m ejo r que otros textos el vocabulario cotidiano “p o r su naturaleza de docum ento a m edio camino en tre el texto administrati­

vo - q u e d eb e ser e n ten d id o p o r to d o s - y el deseo de resp o n d e r a cuestio­

narios con claros indicios etnográficos” (p. 1 2).

Luego d e u n a introducción en que se explican los objetivos y la m eto ­ dología de la investigación, se siguen tres capítulos generales dedicados a explicar la naturaleza de estos d ocum entos d e n tro de la historiografía

1 A instancias del rey Felipe II con objeto d e m ejo r a p ro v ech ar los diferen tes recursos n aturales se e x piden diversas cédulas a los go b ern ad o res p a ra q u e d en inform acio n es sobre la extensión y riq u e­

za de “las calidades” de las provincias. El p rim e r cuestionario d e 1567 ten ía 37 preguntas. El de 1571 a u m e n tó a 200 preguntas, q u e se rebajaron a 135 en 1573 y a 50 (con variantes) e n 1577. J u a n d e O vando, visitador del Consejo de Indias y luego p residente del m ismo e n tre 1571 y 1675 fue u n o d e los q u e más vivam ente prom ovió la elaboración d e RG.

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indiana, el p an o ram a lingüístico e n que se en m arcan y en tercer lugar la creatividad léxica q ue se m anifiesta e n las RG. A continuación, se ofrece el análisis p ropiam ente dicho de los m ateriales divididos en secciones po r la procedencia antillana, m eso am erican a o su ram ericana d e los términos.

El punto de partida d e este estu d io es la prem isa p la n tead a p o r el pro ­ fesor Frago Gracia (1999) acerca d e que la sociedad in d ian a de la segun­

d a m itad del siglo xvi se criolliza y es en ese p erio d o cu an d o el vocabulario fundam ental del español am erica n o se form a m ed ian te la adopción y adaptación d e voces q u e p ro v ien en del territorio p en in su lar o con la incorporación de préstam os indígenas. Es entonces cu an d o más clara se m uestra la conciencia m etalingüística en to rn o a la p ro ced en cia de unas y otras voces y cu an d o se p lan tea el d eb ate sobre la id o n eid ad de las pala­

bras que d eben d ar n o m b re a las distintas realidades am ericanas (p. 41).

A unque es ind u d ab le q u e hay p e rio d o s que p arecen más proclives a que los hablantes to m en conciencia d e los problem as q u e p lan tea su propio uso del lenguaje a raíz de la in co rp o ració n de novedades, lo cierto es que éstas no dejarán de producirse en los siglos subsiguientes y h ab rá tam bién otros m om entos de especial turbulencia, especialm ente en las décadas posteriores a la em ancipación.

La respuesta q u e ofrecen las profesoras Bravo G arcía y Cáceres Lorenzo en su estudio es p ertin en te: los textos “se hacen eco de u n a acti­

tu d reflexiva hacia el vocabulario q u e se utiliza en las Indias”. Hay en gene­

ral u n a sensación de im potencia a n te la diversidad de co n o cer todas las voces autóctonas “p o r la diversidad d e aves que no se saben sus nom bres”, p o r la variedad de com idas “de m uchas m an eras” (p. 6 6). P o r nuestra parte podríam os m en cio n ar dos testim onios, en tre otros m uchos, que apa­

recen en la “Relación fech a p o r el co rregidor de los chunbibilcas d on Francisco de A cuña” (1586):

h a y m u c h o s g é n e ro s d e y e rb a s c o n q u e lo s in d io s d ic e n se c u r a n c o m o es ta b a c o , c h i- c h ir a , p u r o p u r o y o tr o s n o m b r e s is q u is ito s q u e n o se s a b e n d e c la r a r ( J im é n e z d e la E s p a d a , I: 3 1 2 ).

y o t r a [ p la n ta ] q u e se d ic e p u y a y o tr a s m u c h a s q u e e n le n g u a d e in d i o t ie n e n lo s n o m ­ b re s (J im é n e z d e la E s p a d a , I: 3 1 4 )

El estudio hace u n a contextualización del género docum ental utilizado pero lo que hay que destacar es q u e el estudio no se limita a brin d ar infor­

mación sino que va más allá y profundiza hacia la reflexión teórica en torno al cambio lingüístico a u n an d o tanto las posturas que ven en el contacto la única fuerza transform adora com o las que solo consentían esa transforma­

ción si se daban ciertas condiciones internas del sistema. Pero atienden ahora más bien a las condiciones pragmáticas de comunicatividad en una situación no tan precaria q u e a la larga devendría en continuidad histórica.

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Los principios creativos son, com o sabemos, la am pliación sem ántica (piña), el neologism o h echo a p a rtir de los recursos patrim oniales {galli­

nazo), el préstam o léxico {palta) y la creación léxica {contrayerba = ‘an tíd o ­ to ’). Este últim o caso se co m p o n e a partir del significado d e ‘v e n e n o ’ que se le otorga a yerba p o r antonom asia de yerba ponzoñosa (p. 69). Pues bien, la elaboración de ese lexicon indiano de las RG está motivado p o r la nece­

sidad de precisión en las descripciones pero limitado p o r la necesidad de com prensión y m o d erad o po r el deseo de la adecuación, concluyendo que

a u n q u e la n e c e s id a d d e la d e s ig n a c ió n es e l m o t o r p a r a la c r e a c ió n d e p a la b ra s , la c o m ­ p r e n s ió n y la c o m u n ic a tiv id a d e n t r e lo s u s u a rio s d e la le n g u a es u n s e g u n d o p r i n c i p i o f u n d a m e n t a l q u e r e g u la y li m i t a a l a n t e r io r ( p . 1 3 2 ).

En cu an to a la inform ación q u e ap o rtan las RG, este estudio ofrece recuentos y cuadros comparativos q u e m uestran, e n tre otras cosas, la p re ­ sencia m inoritaria del léxico m esoam ericano en las RG (p. 115) y la dis­

tinta p ro p o rció n en q u e se presentan indigenism os de otros orígenes. La palabra más repetida es maíz, seguida a cierta distancia de cacique, papa, camote, yuca (pp. 115-116). Se ofrecen adem ás com entarios particulares de camote y otros vocablos.

La lengua que p ro p o rcio n a más m aterial léxico es el q uechua, con la circunstancia de que algo más de la m itad de los térm inos apenas ap are­

cen en u n o o dos RG, y su distribución sem ántica n o se diferencia signifi­

cativam ente respecto a los demás indigenismos. P red o m in an los nom bres de plantas (9 térm inos), los ad o rn o s y ropas (7), los cultivos (6), los tér­

m inos relacionados con la geografía (5) y los animales silvestres (4). La mayoría son aún hoy térm inos usuales en las regiones andinas (p. 127).

A unque aparecen térm inos quechuas en 69 d e las 117 relaciones analiza­

das, solo algunas p resen ta n u n n ú m e ro significativo d e térm inos, q u e son las q u e d escrib e n las provincias de C u e n c a (E cu ad o r) o las de Vilcashuamán y de A turuncana y Lamarati, cercanas a G uam anga (hoy Ayacucho, P e rú ).

Sin d u d a la m ayor contribución del estudio es la constatación de que las RG “recogen num erosísim as voces escasam ente d o cum entadas y en fecha con frecuencia an terio r a lo conocido hasta a h o ra ” (p. 129). M ucho más que las crónicas, q u e po r o tra parte h an recibido ta n ta atención p o r parte de los investigadores. El anim al que los españoles llam aron armadillo tiene u n n o m b re en lengua tam anaca, cachicamo, q u e se registra única­

m ente en tres relaciones de Venezuela y Nueva G ranada y n o ap arecerá en los textos hasta que lo registra José Gumilla en 1791 (p. 114).

Las autoras p o n e n tam bién com o ejem plo el caso de añatuya (p. 123), que aparece en CORDE con u n a p rim era datación de 1613. O tro ejem plo de ello p o d ría ser la d ocum entación del térm ino charqui. La p rim era m e n ­ ción escrita de la palabra q u e ch u a aparece e n la Relación general de la dis­

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posición y calidad de la provincia de Guamanga, llamada san Joan de la Frontera de D am ián de la B andera (1557): “tien en despoblados y algunos ganados y aprovéchanse de cazar lo bravo, de que se m a n tie n e n y visten y hacen cecina, que llam an charque, y con ellos tien en sus rescates y contratacio­

nes” (Jiménez de la Espada 1 9 6 5 ,1: 177). Hay otros m uchos testimonios de q ue era objeto principal d e com ercio en el A ntiguo Perú: “van a rescatar con los otros pescados, e ovejas, e charqui, e lana, e sal, e llevan p o r ello maíz, coca, e ají, e alg o d ó n ” dice en 1562 el funcionario Iñigo O rtiz de Zúñiga en la inform ación de la visita a C hucuito en la región del Titicaca (1964: 93). El je su íta B ernabé C obo refiere casi u n siglo después con d eta­

lle su uso en la gastronom ía andina: “Desta cecina, que ellos llam an char­

qui, y de la carne fresca, no sabían h acer más que u n a suerte de olla o gui­

sado, llamado locro con m u c h o ají, chuño, papas y otras legum bres”

(1893, IV: 173).

Efectivamente las visitas y las historias p ro p o rcio n a n a veces más infor­

m ación contextual o m ejores explicaciones del significado y el em pleo de los térm inos q u e van a fo rm ar p a rte del vocabulario cotidiano de los paí­

ses am ericanos, pero la p rim era m ención d e m uchos de ellos está en las relaciones geográficas q u e re u n ió Jim én ez de la Espada. Su o b ra bien m erece ser aten d id a no solo p o r los investigadores de la historia, la an tro ­ pología o la etnografía, sino tam bién p o r la lingüística histórica.

Re f e r e n c i a s b i b l i o g r á f i c a s

B r a v o G a r c í a , E v a y M- T e r e s a C á c e r e s L o r e n z o (2011): La incorporación del indigenismo léxico en los contextos comunicativos canario y americano, Bern, Berlín, Bruselas, Frankfurt, Nueva York, Oxford y Wien: Peter Lang.

C o b o , B e r n a b é (1893): Historia del Nuevo Mundo, Sevilla: Sociedad de

Bibliófilos Andaluces, Tomo IV.

F r a g o G r a c i a , J u a n A. (1999): Historia del español de América: textos y contextos, Madrid: Gredos.

J i m é n e z d e l a E s p a d a , M a r c o s (ed.) (1965): Relaciones Geográficas de Indias.

Peni. 3 vols. Edición revisada por José Urbano Martínez. Madrid: Atlas.

L ó p e z - O c ó n , L e o n c i o (2004): “Los lectores limeños de la obra peruanista de Jiménez de la Espada: claves de la interrelación entre un autor y algunos de sus lectores”, en F. del Pino Díaz (coord.), Dos mundos, dos culturas. O de la historia (naturaly moral) entre España y el Perú,Madrid-Frankfurt am Main: Iberoamericana- Vervuert, 135-150.

Visita hecha a la provincia de Chucuito por Garci Diez, de San Miguel en el año 1567, Lima: Casa de la Cultura del Perú, 1964.

Ca r l o s Ar r i z a b a l a g a

Referencias

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