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El final del primer tipo 42: HMS Sheffield (D 80)

Cuando el gobierno inglés tomó conocimiento de la invasión de las islas por parte de tropas argentinas, el 2 de abril de 1982, no se vaciló ni un instante en la plana mayor del almirantazgo en reclutar una poderosa Task Force en dirección al Atlántico Sur, a 12.000 kilómetros. De inmediato el HMS Sheffield fue llamado sin dudar un instante puesto que era el navío más representativo (claro después de la importancia de los 2 portaaviones) y mejor dotado tecnológicamente, junto a sus idénticos, el Glasgow y Exeter. Nada ni nadie, incluso los más capacitados oficiales y estrategas de EEUU, que monitoreaban permanentemente la situación, hiciera pensar que dicho navío quedara fuera de combate, ese 4 de mayo, victima de un misil Exocet lanzado a unos 35 kilómetros de distancia. Comenzaba un capitulo más que novedoso en las tácticas navales modernas de las marinas modernas, como lo es la armada del servicio de su majestad (HMS) y la rezagada, pero respetada armada de nuestro país. El profesionalismo, la entrega, el coraje y el factor humano volcaron la balanza de nuestro lado, al escribir ese 4 de mayo como una de las más gloriosas páginas de la armada argentina. ¿Y porqué señalo esto? Muy simple. Debido al relativo atraso tecnológico de nuestros aviones, pero no por eso nuestros oficiales se quedarían de brazos cruzados a la espera de lo imposible. Había que vengar el hundimiento del crucero Gral. Belgrano hundido por un

2 La armada argentina también contaba entre sus filas con 2 destructores; los ARA Hércules y Santísima Trinidad, de tipo 42 armados con misiles SEA DART. Ya para 1980 la ARA se perfilaba como una de las más modernas de Latinoamérica. 2 Para los nombres de los destroyers del tipo 42, la Royal Navy adoptó los nombres de las principales ciudades de Inglaterra.

submarino nuclear, fuera, aparentemente de la zona de exclusión dispuesta por el Reino Unido. El Sheffield era uno de los primeros en arribar a la zona del conflicto, ese día 20 de abril junto a los portaaviones y sus escoltas de su mismo tipo.

Previamente, este buque fue atacado el 1 de mayo en el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina, en las circunstancias que junto a dos fragatas del tipo 21 y su gemelo el HMS Exeter, se encontraban realizando intensos cañoneos a Puerto Argentino bajando la moral de las tropas argentinas apostadas en tierra. No fue así hasta que durante esa misma jornada del 1 de mayo el estreno de los aviones y el profesionalismo de los pilotos, más precisamente la sección “Torno” tomaron participación en la disuasión de los buques que se encontraban en las costas cercanas a la capital de las islas. El Dagger del entonces Capitán Rubén Dimeglio logró meterle una bomba de 500 libras en la zona de la popa del Sheffield causándole averías en su planta motriz y en el hangar de los “helos”3. Se logró alejar al Exeter, dispersar las dos fragatas del tipo 21 y el Sheffield tuvo que abandonar la zona casi “arrastrándose” mar adentro hacia una zona más segura de los ataques por parte de los argentinos, y para cubrir a sus buques nodrizas, los portaviones.

En la jornada del día 4 de mayo, un avión Neptune de la Marina argentina divisó en sus radares dos apetecibles blancos; uno grande y otro chico, que podría ser uno de los portaaviones y un buque escolta. Se detectó la posición de dichos blancos a 52 °48´ Sur y 57° 31 Oeste.

Es así que de inmediato dos novísimos aviones de fabricación francesa Super Etendard cada uno con un misil Exocet3 bajo sus alas al mando del el capitán de corbeta Augusto Cesar Bedacarratz y el teniente de fragata Armando Raúl Mayora, se dirigieron a sus blanco y volando al ras del mar para no ser detectado por potentes radares Ingleses, lanzaron sus correspondientes misiles a una considerable distancia, sin saber a que blanco darían impacto. Una vez lanzados los misiles, los aviones con rapidez emprendieron el regreso a la base de Río Grande, en el continente por el temor a ser detectados por las patrullas de los Harriers, que tan temibles eran puesto que estos aviones llevaban consigo sus temidos misiles Sidewinder. No hubo tiempo alguno para el desvío del misil ni para poner al buque en una posición más segura, ni siquiera el uso de sus señuelos Corvus.

3 Dato aportado por Oscar Héctor Filippi.

3 El nombre de “Exocet” llamado así por el nombre del pez volador “Exocoetus”, que se desliza rozando la superficie de las olas. Su gran potencia fue demostrada en varios conflictos bélicos como en la guerra Iran – Irak.

Los mismos ingleses dieron a conocer la información, que pensaron en un primer momento que se había atacado a la fragata Yarmouth, pero ambos misiles habían sido apuntados al blanco que más grande se mostraba en el radar, es decir que tenían esas coordenadas. Cabe mencionar que el misil Exocet puede en su transcurso cambiar de recorrido y dirigirse a otro blanco, de sentirse atraído por el blanco más grande, a pesar que también tiene sus espoletas de proximidad que lo hacen pasar muy cerca del buque sin llegar a impactar en él. El blanco que resultó victima del Exocet fue el HMS Sheffield, y el otro, según creen los especialistas puede haber sido el portaaviones Hermes, puesto que este destructor era el escolta de dicho portaavión y estaba cerca de sus dominios además dirigían desde sus radares a los Harriers y entre ambos buques se había establecido una eficiente coordinación hasta ese momento. La noticia cayó como un balde de agua helada en Londres al conocerse la suerte de del Sheffield.

El misil Exocet entró por el lado de estribor, en el casco mismo del buque causando un incendio a bordo que se hizo incontrolable y con pérdidas humanas. En sí el misil atravesó la sala máquinas y la situación empeoró al no poder contar con el sistema contra incendios ya que no había energía alguna, había cables destrozados, el humo invadía ese sector del barco y sus oficiales quedaron impotentes al ver que no se podía combatir el fuego, de este modo el barco quedaba a la deriva y el estado de shock entre sus ocupantes se hacia evidente. Al infortunado Sheffield se le acercó una fragata en su ayuda. Pero a pesar de que el misil atravesó el casco del buque, éste no explotó. El incontrolable fuego iba calentando la cubierta y los materiales de PVC que tenia. El temor era que el fuego pronto alcanzara los mísiles Sea Dart que estaban en la proa y comenzaran a estallar. El capitán del mal herido Sheffield, Capt JFTG SALT, ordenó abandonar el buque. Rápidamente se evaluó la situación y se aprobó la decisión por parte del Contralmirante Woodward de abandonar el buque como también que se hiciera todo lo posible de sacar del Teatro de Operaciones al destructor y remolcarlo, en lo posible, a las Georgias o isla Ascensión. Pero nada de eso sucedió, ya que la situación era incontrolable. El buque quedó a la deriva, fue seguido desde arriba por un helicóptero y tomando evidencias del mismo, este parecía un barco fantasma, quemado por completo esperando su desenlace. El Sheffield terminó por hundirse el 10 de mayo en aguas profundas del Atlántico Sur. Este episodio, sin dudas resultó un punto de inflexión y el temor entre los estrategas ingleses: la flota era vulnerable a los ataques aéreos por parte de los argentinos. Contando a las fragatas Ardent y Antelope, se habían perdido 3 buques en 2 semanas. Y de ahí en más, el pánico se hizo notorio al tomar la decisión de llevar la mayoría de los buques al estrecho de San Carlos para proteger de los misiles Exocet.

Se había perdido un buque de primera línea y uno de los orgullos de la armada inglesa. En Londres se reprochó a sus oficiales dicha pérdida. Pero las explicaciones que se daron fue simplemente la astucia

por parte de los argentinos. El mundo era testigo de una moderna batalla naval donde una potencia era duramente golpeada por una nación de menos recursos bélicos. De esta manera la protección a sus principales buques, los portaaviones quedaron a cargo de sus gemelos los buques HMS Coventry, Exeter y Glasgow, también de tipo 42.

Desde el punto de vista militar se había perdido un buque más. Pero visto desde el punto de vista político, resultaba una especie de humillación el ver como un buque queda fuera de combate y causar un factor psicológico de pánico entre los marineros de otros buques como lo vieron las tripulaciones de las fragatas Yarmouth y Ambuscade.

Las lecciones de guerra se aprenden y fueron unas cuantas. Al terminar la guerra estos tipos de buques fueron modificados parcialmente. Se le agregaron más armamentos, como ametralladoras, y se le adicionaron algo más de 10 metros más de proa en los 3 modelos que siguieron a 1982. Se refinaron más los sistemas de radar y se mejoró el sistema de combate contra incendios como así también se le agregaron más tipos de artillería.

Arriba: nótese como el misil perforó el casco desatando el incendio que se tornó incontrolable.

Abajo: los esfuerzos de los helicópteros Sea King eran admirables al arriesgar el rescate, sobre todo volando cerca del humo. El Sheffield fue abandonado por su tripulación y se hizo esfuerzos para remolcarlo. Terminó bajo el agua el 10 de mayo.

Hay que mencionar que luego del ataque al Sheffield, resultó un impacto tan grande entre los capitanes y los almirantes, ya que nunca antes pensaron ni si quiera que sus buques resultaran alcanzados por misiles ni mucho menos aviones, pues sus avanzadas armas acabarían con ellos antes de entrar en sus dominios. Era lógico, ya que sus tan sostisficados robotizados y eficaces sistemas de radares conectados de forma automática con su poderoso misil de cobertura con autoguiador térmico Sea Dart se encargaría de neutralizar cualquier amenaza. Pero gran mérito hay que decir, que esas informaciones también lo sabían perfectamente nuestros técnicos y pilotos de la armada argentina, pues esos mismos sistemas, casi análogos al del los ingleses los tenían en dos de nuestros buques de tipo 42, dotados también con misiles Sea Dart. Posterior al impacto y luego de los traslados de los heridos a la enfermería del Hermes, el buque

intentó mantenerse a flote y se impartió directivas de resguardarlo en lo posible, y un remolcador de la Task Force trató de llevarlo a las islas Georgias.

Se hicieron los peritajes desde el aire, las tomas de las fotos e imágenes fueron impresionantes; ver como las cubiertas de un barco casi fantasma se iban quemando, su casco deteriorando más y más, y por sobre todo una penuria muy grande de observar como el primer modelo de los tipo 42 se despedía lentamente. Luego de la pérdida del Sheffield, se decidió llevar al grueso de la flota a aguas más seguras y lejos del alcance de estos temidos misiles Exocets. El HMS Hermes perdía su principal escudo de protección.