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globalmente: interrupciones en las cadenas de suministro

La interconexión del comercio global con los mercados financieros y las cadenas de suminis- tro ha venido en aumento. Cuando surgen de- sastres en economías integradas globalmente, los efectos generan ondas expansivas a lo largo de las cadenas de suministro tanto en el ámbito regional como mundial, lo cual ocasiona pérdi- das indirectas para negocios que están al otro lado del planeta.

Conforme las cadenas de suministro se han ido glo- balizando, también lo ha hecho la vulnerabilidad de los negocios ante las interrupciones en estas cade- nas; por ejemplo, cuando los desastres inciden en algún nodo esencial de producción o en las líneas de distribución. La interrupción en estos nodos o lí- neas genera ondas expansivas a lo largo de estas cadenas. Cada vez más, las cadenas globales de su- ministro proveen tanto repuestos, componentes y servicios como riesgos de desastres. Por ejemplo, una encuesta empresarial que se llevó a cabo en 62 países reveló que el 85 por ciento de las organiza- ciones había experimentado al menos una interrup- ción en sus cadenas de suministro durante el año 2011. Las amenazas meteorológicas ocasionaron el 51 por ciento de estas interrupciones, mientras que los terremotos en Japón y Nueva Zelandia genera- ron el 20 por ciento de las mismas (BCI, 2011). En abril de 2010, los efectos de la nube de ceniza vol- cánica del Eyjafjallajökull en Islandia demostró la forma en que una erupción puede repercutir en un negocio dentro de un mundo globalizado (Munich Re, 2010). Durante un lapso de hasta seis días, se pa- ralizó el tráfico aéreo en la mayoría de los países eu- ropeos y las aerolíneas perdieron 1.700 millones de

dólares americanos en ingresosxi. En su punto cul- minante, la crisis perjudicó al 29 por ciento de la aviación mundial y a 1,2 millones de pasajeros dia- riamentexii.

Los negocios también debieron hacer frente a pérdi- das no aseguradas por un valor de varios miles de millones de dólares americanos (Munich Re, 2010). Los pagos de seguros se efectúan únicamente si la interrupción empresarial va precedida por algún daño físico a la propiedad asegurada o, en el caso de contar con una cobertura ampliada, al provee- dor de componentes o repuestos, o bien, a una em- presa de servicios básicos. En este caso, las aerona- ves no estaban dañadas, simplemente estaban en tierra.

En Japón y Tailandia, las empresas y los negocios en las zonas afectadas por los desastres de 2011 sufrie- ron pérdidas directas a la propiedad, sus plantas, equipos e inventarios, o hicieron frente a los efectos indirectos generados por la escasez de electricidad o los daños a carreteras, vías férreas y puertos. Tal como lo muestra el Recuadro 1.4, estas pérdidas e impactos tuvieron implicaciones sistémicas en el ámbito regional y mundial.

Muchos de los grandes negocios internacionales dependen de las PyMEs, en calidad de socias y como proveedoras, lo que significa que el riesgo de la cadena de suministro se relaciona directa- mente con la capacidad de las PyMEs para gestio- nar sus riesgos de desastres. Tal como se mencio-

Recuadro 1.4 Desde Japón hasta Tailandia y viceversa

(Fuente: UNISDR)

Después del terremoto y el tsunami de 2010, la producción de automóviles y componentes eléctricos en Japón se re- dujo en un 48 y un 8 por ciento respectivamente. Pero la producción automotriz también disminuyó en un 20 por ciento en Tailandia, en un 18 por ciento en Filipinas y en un 6 por ciento en Indonesia. La producción de componentes eléctricos decayó en un 18 por ciento en Filipinas y en un 8 por ciento en Malasia (Ye y Abe, 2012).

La corporación Renesas Electronics —la empresa más grande del mundo en la fabricación de microprocesadores para la rama automotriz y que presta servicios a los fabricantes de automóviles japoneses— sufrió pérdidas calculadas en 615 millones de dólares americanos. Por su parte, Toyota perdió 1,200 millones de dólares en ingresos por sus produc- tos debido a la escasez de componentes y repuestos, lo cual ocasionó que se fabricaran 150.000 automóviles menos en los Estados Unidos, que se paralizara la producción en cinco plantas en el Reino Unido y que se redujera en un 70 por ciento la producción en India y en un 50 por ciento en China (Asano, 2012).

Asimismo, después de la tormenta tropical Nock-Ten y las torrenciales lluvias monzónicas, el río Chao Phraya provocó inundaciones en 15 provincias de Tailandia (Haraguchi y Lall, 2012). Entre octubre y diciembre de 2011, se inundaron hasta por dos meses más de 1.000 fábricas de 804 empresas, de las cuales 451 eran japonesas (Ibíd.).

Si bien no se inundaron las fábricas de Nissan y Toyota, hubo que suspender su producción debido a la dificultad de obtener componentes de los proveedores afectados. En noviembre de 2011, la producción automotriz se redujo en un 84 por ciento, en comparación con el mismo mes en 2010. Debido a que Tailandia desempeña un papel muy importan- te en las cadenas de suministros para la industria de la electrónica y la rama automotriz en el ámbito mundial, las fá- bricas de Honda en Malasia, Norteamérica y Japón tuvieron que reducir o suspender su producción. Se calculó que la pérdida total de ingresos operativos de Toyota y Honda ascendió a 1.250 y 1.400 millones de dólares americanos, res- pectivamente. Tal como sucedió en el terremoto de Japón, una proporción considerable de estas pérdidas obedecie- ron a que uno de los proveedores afectados producía componentes electrónicos esenciales (Haraguchi y Lall, 2012). En ese momento, Tailandia también producía el 43 por ciento de las unidades de discos duros en el mundo (Okazumi et al., 2012). Varios de los productores principales, como Seagate, Western Digital, Toshiba e Hitachi estaban ubicados en las zonas afectadas. Durante las inundaciones, la producción de discos duros disminuyó en un 77 por ciento, lo cual originó que su precio se triplicara entre noviembre de 2011 y febrero de 2012 (Ye y Abe, 2012).

Debido a la gran cantidad de empresas japonesas en Tailandia, el índice de producción de manufacturas de Japón disminuyó en un 2,4 por ciento entre octubre de 2011 y enero de 2012, a lo cual le siguió una reducción de la produc- ción de componentes eléctricos en un 3,7 por ciento (Ibíd.).

nó anteriormente, el riesgo de desastres más frecuente que enfrentan las PyMEs se relaciona con diversos servicios básicos tales como electri- cidad, agua y telecomunicaciones. También exis- te interdependencia entre la gestión del riesgo de desastres en el sector público y los riesgos de las cadenas de suministro.

1.5 Una vez que se pierde un

negocio, es posible que no