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Comunicacion Positiva en Educacion

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Academic year: 2021

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COMUNICACIÓN POSITIVA EN EDUCACIÓN

AUTORES: Dra. Raquel Bermúdez Morris.

Profesora Titular

Lic. Lorenzo M. Pérez Martín.

Profesor Titular

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INTRODUCCIÓN

El presente texto responde a la necesidad de sistematizar un conjunto de conocimientos, experiencias y resultados investigativos que en el área de la psicología de la comunicación se han alcanzado en los últimos años y que se encuentran dispersos en bibliografías referidas a diferentes áreas de la ciencia psicológica.

Teniendo en cuenta la importancia que la comunicación tiene para la actividad humana y la relevancia que adquiere en algunas profesiones, especialmente las que se relacionan con la educación y formación del ser humano, como la profesoral, educación para la salud, enfermería, medicina, sociología, periodismo, nutricionista, etc. el libro va dirigido a todos los profesionales que desarrollan su labor mediante la comunicación interpersonal.

La manera sencilla, didáctica y asequible en que ha sido redactado hace posible su utilización por los estudiantes de pre-grado de las profesiones antes mencionadas y por cualquier persona interesada en la temática.

El libro consta de cuatro capítulos. En el primer capítulo se aborda la concepción psicológica de la comunicación, la que se entiende como un sistema de componentes y funciones que permiten la interacción e influencia entre las personas mediante diferentes canales y tipos de relación. Se analizan, además, aquellos factores que influyen en la efectividad de la comunicación.

En el segundo capítulo se explican los requerimientos y procedimientos para establecer una comunicación positiva, así como los mecanismos de protección ante el ataque de otros.

El tercer capítulo se refiere a las causas que provocan una inadecuada comunicación, así como a las vías para enfrentarlas y eliminarlas.

En el cuarto capítulo se describen diferentes métodos y técnicas de comunicación que posibilitan la reflexión y la adquisición de estrategias y habilidades comunicativas, las que constituyen herramientas eficaces para la labor de intervención de los educadores.

Posee una amplia bibliografía que puede ser consultada por todo aquel que desee profundizar en esta compleja e interesante área de estudio.

Si en alguna medida este texto contribuye a mejorar las relaciones interpersonales de los lectores, a partir de la aplicación de lo que en él se sugiere, nos sentiremos satisfechos.

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CAPÍTULO 1

LA COMUNICACIÓN COMO UN FENÓMENO PSICOLÓGICO 1.1. Concepto de comunicación. La comunicación pedagógica

El problema de la Comunicación cada día cobra más importancia para las ciencias del hombre, dada su implicación en múltiples aspectos de la vida humana.

La Comunicación constituye un fenómeno complejo cuyo estudio, de una u otra forma, ha sido y es abordado por distintas disciplinas y ciencias. Por ejemplo, la Cibernética estudia cómo ella actúa entre los elementos de un sistema, con vistas a organizar un proceso que cumple una función y objetivos dados; la Computación la estudia desde el punto de vista de la interacción hombre-máquina, por medio de la cual se intercambia información entre ambos.

La Psicología ha sido una de las ciencias que primero inició el estudio de esta cuestión, ya que las interacciones entre las personas se producen, fundamentalmente y especialmente, a través de la comunicación.

Por lo tanto cada ciencia enfoca su estudio desde un punto de vista particular- que, por supuesto, no agota su esencia - y a partir de una delimitación muy específica de lo que va a estudiar y cómo va a hacerlo.

En este libro se abordará la Comunicación como fenómeno psicológico que caracteriza al ser humano y lo diferencia del resto de las especies animales. Aquí valdría hacer la pregunta: ¿Qué es la Comunicación desde esta perspectiva?.

En Psicología se entiende por comunicación el proceso de interacción sujeto-sujeto, a través del cual se intercambia información, sentimientos, ideas, etc., que produce una influencia mutua que trae como resultado una modificación de ambos.

A partir de esta definición, se pueden hacer una serie de puntualizaciones:

 En primer lugar, es un proceso eminentemente activo, ya que cada uno ejerce una influencia sobre el otro, y no se limita a recibir pasivamente.

 En segundo lugar, a diferencia de la actividad, la comunicación no puede ser planificada en todos sus pasos, ya que no se puede predecir con absoluta certeza cómo va a reaccionar el otro durante la interacción.

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 En tercer lugar, durante el intercambio no sólo se trasmiten conocimientos, sino también sentimientos, emociones, etc.

 En cuarto lugar, durante la interacción se produce una acción reguladora y autorreguladora que, de una u otra forma, provoca cambios en los interlocutores.

El hombre es un ser social, y por ende, desde que nace hasta que muere está inmerso en una compleja red de interrelaciones con los que le rodean, está inmerso en una constante comunicación. En la familia, con los amigos, compañeros de trabajo o estudio, etc., el individuo está continuamente en comunicación; cuando lee un libro, está comunicándose con el autor.

Una de las actividades más importantes que el sujeto realiza en su vida es el estudio. Pues bien, en el proceso docente educativo se pone en evidencia la importancia de la comunicación: en el proceso vivo de la clase se establece una comunicación entre el maestro y el niño - y entre éste y los otros niños - de carácter especial, de cuya interacción mutua se producen cambios que se traducen en un desarrollo del alumno (y también del maestro). A este tipo de comunicación que se produce en el proceso docente-educativo se le llama comunicación pedagógica.

De lo anterior se desprende la importancia de que maestros y profesores y todos lo que tienen que ver con la educación en cualquiera de sus vertientes, conozcan, teórica y prácticamente, todo lo relacionado con la comunicación, a fin de que las influencias educativas puedan estructurarse adecuadamente.

1. 2. Diferentes modelos de la Comunicación

La Comunicación ha sido tratada por diferentes investigadores. Incluso, ya Aristóteles, 300 años A.N.E., propuso un modelo rudimentario, cuando planteó que la Retórica tiene tres componentes principales, que llevados a un esquema, quedarían representados como sigue:

el que habla el tema el que escucha

Sin embargo, el tema de la comunicación estuvo sin tratar en mucho tiempo, hasta que, durante las décadas del 30 al 40 de este siglo, una serie de investigaciones de E.E.U.U. como H.Laswell, W.Weaver y C.Shannon se ocuparon de nuevo de este asunto; después de varios estudios propusieron el siguiente modelo:

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Información Trasmisor señal ruidos señal receptor Destino recibida

Hay que aclarar que en este modelo se introducen elementos relacionados con la tecnología (como son el trasmisor, señal, receptor) que anteriormente no existían y que para esa época ya se habían desarrollado.

Sin embargo, aquí radica su debilidad, pues el excesivo centrarse en lo tecnológico (relacionado con los problemas inherentes a la trasmisión del mensaje) establece un mecanismo, en el que las relaciones entre los componentes son rígidas y, sobretodo, unidireccionales, pues se diseñó para elementos electrónicos de la comunicación.

Posteriormente, Shannon propuso un modelo modificado, el cual puede representarse del siguiente modo:

Emisor Codificación Mensaje Canal Decodificación Receptor Retroalimentación

Este modelo, a pesar de haber sido muy criticado, es el que más aceptación, utilización y divulgación ha tenido de todos los que - antes o después - se han elaborado, también es el que más adecuaciones y modificaciones ha sufrido.

En el modelo el emisor es el que proporciona la información, la fuente del mensaje, mientras que, como su nombre indica, el receptor es el destinatario de la información.

El Mensaje se refiere al contenido de la comunicación, es la información que se trasmite. La codificación es el proceso a través del cual se "prepara" el mensaje para que pueda ser comprendido; mientras que la decodificación es su proceso inverso, que permite "entender" el mensaje.

Es importante que en la codificación y decodificación se tenga en cuenta el código que se utiliza que comprende:

 La selección de la información que se va a brindar.  La decisión del lenguaje o canal apropiado.

 La valoración de la información a trasmitir.

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 Información sobre el conocimiento del receptor acerca de la información que se trasmitirá y acerca del lenguaje que se utilizará, a fin de adecuar la trasmisión a estas condicionantes.

A su vez, para lograr una adecuada decodificación, es importante que los signos utilizados en la trasmisión del mensaje sean claros y entendibles, que el receptor conozca su significado y comprenda el sentido exacto de la información.

El canal es el soporte de la información, el portador del mensaje (puede ser la voz humana, la TV. , el radio, periódico, etc.). El ruido se refiere a las posibles afectaciones que puede sufrir la recepción del mensaje y puede encontrase en todos los componentes; mientras que la retroalimentación (elemento incorporado mucho después) se refiere a los medios que permiten al emisor comprobar cómo el receptor ha asimilado el mensaje.

Ya en la década de los 50 de este siglo, las investigaciones acerca de la comunicación hicieron que se elaboraran diversos modelos, se perfilaran distintas teorías más o menos complejas y se definieran aspectos muy concretos que se agruparon en la psicología de la comunicación, la sociología de la comunicación, diferentes tratados de comunicación lingüística, etc.

Indudablemente que, desde el punto de vista de la psicología de la comunicación (o sea, de las interacciones interpersonales), el modelo de Shannon no refleja todo el complejo de fenómenos que se producen cuando dos personas se comunican, por lo que se hace necesario abordarlos de modo particular.

Ante todo, se hace necesario abordar la comunicación como un sistema que tiene sus contenidos y funciones, el cual se pasará a explicar.

1.3. La Comunicación como sistema: Componentes y funciones

Como todo sistema, los componentes de la Comunicación están en continua interacción, de tal modo que ejercen una influencia mutua entre sí, que en su conjunto se va a reflejar en cómo se produce el proceso comunicativo.

Estos componentes son tres: de contenido, procesal y personal.

Contenido:

Se refiere a la información que se intercambia en la comunicación entre los que participan en el proceso; es el tema de la comunicación y puede comprender múltiples áreas. Por ejemplo, en una clase, el contenido se refiere al tema de la misma que, por supuesto, depende de la materia o asignatura, de la unidad, etc.; en una reunión de trabajo, el contenido se refiere al objeto de la reunión, las cuestiones sobre las que hay que discutir y opinar; en una reunión de aficionados al deporte, el contenido se refiere a las incidencias de un partido dado, qué jugadas se han hecho, quién las hizo,

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cuándo, etc.

Procesal:

Este componente tiene que ver con cómo se va desarrollando la comunicación, en qué orden se va exponiendo el contenido, de qué se habla primero, de qué después. El aspecto procesal de la comunicación indica la organización que tiene la comunicación: si tiene un orden lógico la secuencia de temas (o contenidos) que se van tratando o si ésta es más caótica.

En el caso de los ejemplos anteriores, el aspecto procesal de la clase se refiere al orden en que la misma se desarrolla, qué contenido se explica primero, qué después, qué actividades realiza el profesor, cuál es el alumno, etc.; en el caso de la reunión, cuáles puntos o aspectos se tratan en primer lugar, cuáles en segundo y así sucesivamente.

Es importante señalar que, por lo común, la comunicación que se establece dentro de una actividad más estructurada, tiene un componente procesal más organizado que cuando el proceso comunicativo se encuentra enmarcado en una actividad más informal, como por ejemplo, una reunión de amigos, o una fiesta, donde el orden es menos estricto y se pasa de un tópico o otro de modo más espontáneo y caótico.

Personal:

Dentro de los componentes personales de la comunicación se enmarcan las interrelaciones de los sujetos que se comunican; tiene que ver con las simpatías y antipatías mutuas, los conflictos (resueltos o no) que hay entre los individuos, y de una manera u otra, con las experiencias previas de cada uno, cómo se relacionaron antes y con las ideas, sentimientos, expectativas, actitudes y prejuicios que cada uno posee y de que modo uno u otro aporta al proceso comunicativo.

Por ejemplo, la comunicación en la clase entre el profesor y los alumnos y de estos entre sí está influenciada y mediatizada por las ideas, sentimientos, expectativas, etc., que cada uno tiene en relación con los otros, que están fuera del contenido y del proceso en sí mismos y que influyen en la comunicación que establecen.

Lo mismo ocurre en el caso de la reunión de trabajo, o en la reunión informal de amigos; el desarrollo de la comunicación en ambos casos está influenciado por el grado de simpatía o antipatía que existe entre los miembros, sus conflictos, actitudes, etc.

Como se dijo anteriormente, estos componentes del sistema están en una estrecha interrelación, de tal modo que los cambios

o perturbaciones en uno de ellos provocan cambios o afectaciones en el resto, y la manera en que se produce dicha interacción va a reflejarse de modo directo en cómo se produce la comunicación.

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Por ejemplo, si en la clase el tema tratado (contenido) es poco motivante, los alumnos comienzan a aburrirse y distraerse (personal), lo cual afecta la disciplina y el desarrollo de la clase (procesal), lo que resiente la comunicación adecuada.

Por otro lado, si el profesor no organiza bien (procesal) los contenidos de la clase, provoca confusiones en los alumnos (personal) lo cual afecta la comprensión del tema (contenido) y la comunicación se resiente.

Igualmente, si en una clase de Higiene (contenido), de pronto el profesor hace referencia a un alumno que acostumbra asistir desaliñado y sucio, éste se siente ofendido (personal) y puede protestar, lo que afecta el desarrollo de la clase (procesal), afectando la comunicación.

Esto puede aplicarse a cualquier ejemplo en donde se produzca una comunicación, lo importante es aclarar que nunca pueden verse estos componentes de forma aislada y que siempre están presentes en toda comunicación.

Otro aspecto importante en el sistema de la comunicación se refiere a sus funciones: informativa, afectiva, y reguladora.

Informativa:

Esta función se refiere a la trasmisión y recepción de la información. Es la que permite que, a través de la comunicación se trasmitan conocimientos, conceptos, ideas, teorías, etc. Tradicionalmente, ésta ha sido la función más estudiada y conocida de la comunicación, la que más se ha trabajado e investigado.

Afectiva:

A través de la comunicación, se expresan vivencias afectivas y se reciben éstas. En todo proceso comunicativo, además de conocimientos, se intercambian entre los participantes una compleja gama de emociones, sentimientos, etc., que le dan al mismo el sello particular que tiene la comunicación entre seres humanos.

Este intercambio se produce tanto de modo intencional y consciente, como espontáneo e inconscientemente. Muchas veces de forma explícita y verbal, pero otras muchas de modo no verbal, a través de los gestos, caricias, etc.

Reguladora:

Esta función expresa la posibilidad que tiene la comunicación de que, a través de ella, una persona pueda ejercer una influencia sobre otra y viceversa.

Esta influencia puede adoptar la forma de órdenes, sugerencias, instrucciones, etc., lo característico es que, por medio de ellas, la conducta de otras personas pueda ajustarse, dirigirse y controlarse.

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autorregulación: la propia persona, a través de una especie de diálogo consigo misma, puede regular y controlar su propia conducta.

Estas tres funciones aparecen siempre, de una u otra manera, en toda comunicación, y su expresión manifiesta en un sentido u otro hace que, en su interrelación, el proceso comunicativo adquiera en un momento concreto características particulares.

Por ejemplo, diferentes investigaciones en Cuba y en otros países demuestran que en el seno familiar o en el proceso docente educativo, muchas veces no se manifiestan igual, ni de modo armónico. En el caso concreto de los maestros, se ha observado una hipertrofia de la función informativa de la comunicación, mientras que la afectiva se ve muy limitada (cuando se manifiesta, muchas veces se trasmiten vivencias negativas del maestro); la reguladora se expresa habitualmente por medio de órdenes y prohibiciones.

Lo anterior refleja la necesidad de que todo aquel que, de una forma u otra, tiene que desempeñarse en el campo educativo domine estos aspectos y los utilice conscientemente de modo armónico.

Al hablar de la función afectiva, se hizo mención a que se puede trasmitir determinados mensajes de modo verbal o no verbal, lo que lleva de la mano a tratar los canales de la comunicación.

1.4. Los Canales de la Comunicación

El ser humano utiliza como principal forma de comunicación el canal verbal (la palabra) sea de modo oral o escrito. Sin embargo, esta no es la única manera de comunicarse; de hecho, existen diferentes canales de comunicación que amplían, completan y, a veces, contradicen lo que se comunica a través del canal verbal.

Por tanto, existe un canal verbal y otros no verbales, a través de los cuales se establece la comunicación; entre los no verbales se encuentran: el tonal, el facial, el gestual, el postural, el ritmo y el contextual. A continuación, se pasará a especificarlos someramente.

Verbal:

Como se dijo antes, constituye la forma fundamental de comunicación entre los seres humanos, tanto en su manifestación oral o lenguaje hablado, como en la escrita.

Este canal es único de la especie humana y se expresa a través de la lengua. Aún cuando anátomo-fisiológicamente, las personas nacen con determinadas estructuras (del cerebro, laringe, configuración y movilidad de lengua, carrillos, etc.) que sirven de premisa y base para el desarrollo de la comunicación oral, en su expresión externa (la lengua) es una formación netamente histórico-social, que requiere de todo un proceso de asimilación (que comienza desde los primeros meses

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de vida) y que requiere de varios años para su dominio.

Las inmensas posibilidades del lenguaje hablado para el desarrollo del sujeto vienen dadas en que, a través de la palabra, se pueden trasmitir sentimientos, emociones, ideas, conceptos, juicios, etc., o sea, el individuo puede reflejar y expresar tanto el mundo externo, como su propio mundo interno.

El lenguaje oral puede adaptar la forma de diálogo (cuando se produce entre dos o más personas) o de monólogo (cuando el sujeto conversa consigo mismo, establece una especie de diálogo consigo). Una de las características del canal verbal es su carácter consciente.

No verbal:

* Tonal: Este canal se manifiesta asociado al verbal, enriqueciéndolo y ampliándolo.

Su esencia estriba en que, durante el proceso comunicativo, es importante no sólo lo que se dice, sino también cómo se dice.

A través del tono se enfatiza, se refuerza lo que se dice verbalmente. Por lo general, a través del tono de voz se comunican estados y vivencias afectivas. Incluso, en determinadas circunstancias, una misma palabra cambia su significado en función del tono en que se dice. Por ejemplo, una palabra sencilla como es "si", puede tener diferentes significados como pueden ser: afirmación rotunda, duda, reticencia, ironía, etc., en dependencia del tono con que se diga.

Esto lo saben bien los actores, quienes pasan muchas veces largas horas ensayando no sólo los parlamentos de los papeles que interpretan, sino también la manera en que los dicen, a fin de darles naturalidad y que, sobre todo, sean convincentes.

De hecho, en todas aquellas profesiones donde la comunicación entre personas sea fundamental, es necesario que esto sea objeto de atención y se haga un trabajo consciente en este sentido. En este caso, el educador resulta uno de los profesionales que requiere de este trabajo.

Aun cuando el dominio de este canal y su correcta utilización es fruto de una actividad consciente por parte del sujeto, sucede que, muchas veces, en la comunicación diaria con los otros este control no es tan estrecho, dando lugar a manifestaciones espontáneas que a veces contradicen lo que se expresa verbalmente, llegando entonces a los llamados "dobles mensajes". Posteriormente, se hablará de las consecuencias que tienen los dobles mensajes en la comunicación.

* Facial:

Las expresiones de la cara constituyen, también, una vía para la comunicación. En este sentido, los estudios han demostrado que la zona de los ojos y cejas y la boca son fundamentales en la comunicación, por la variedad y complejidad de movimientos y

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expresiones que pueden reflejar estados internos de la persona. Por ejemplo, un fruncir de cejas, que denota disgusto o enojo; el levantar las cejas, abrir los ojos y la boca, que expresan asombro; etc.

* Gestual:

Los movimientos y gestos de las manos, brazos, hombros y cabeza constituyen otra vía de expresión. A través de estos gestos se puede subrayar lo que se dice verbalmente y hasta completar lo que se deja de decir. Ejemplo de lo anterior se tiene en los movimientos afirmativos o negativos con la cabeza; el encogerse de hombros para expresar duda o indiferencia; señalar con un dedo, etc.

* Postural:

También las distintas posturas que se adoptan durante el proceso comunicativo expresan o trasmiten un mensaje, referido, en la mayoría de los casos, a la actitud que se adopta con respecto al interlocutor o al contenido de la comunicación.

Por ejemplo, al hablar con una persona, de la postura que ésta adopta al estar sentada frente a nosotros, se puede inferir si lo que se está hablando le interesa o no, si está prestando atención o está distraída, etc. No es lo mismo si la persona está sentada con el cuerpo ligeramente echado hacia delante, en nuestra dirección, con la cara vuelta hacia nosotros, mirando de frente, que si está echada negligentemente sobre el espaldar de la silla, con un brazo sobre el mismo, mirando hacia otra parte. En el primer caso, interpretamos que su atención está concentrada en la conversación y que está interesado. En el segundo, que no le interesa la conversación.

* Ritmo:

La mayor rapidez o lentitud al hablar, las pausas, silencios y tiempo en las respuestas y al hablar, también expresan un mensaje acerca de lo que siente o piensa una persona durante el proceso comunicativo.

Por ejemplo, cuando una persona está excitada, entusiasmada o iracunda, tiende a hablar con un ritmo más rápido que cuando está en un estado más sosegado. Cuando la persona está insegura tiende a hablar con más pausas, que cuando muestra seguridad. A veces, un silencio prolongado ante una pregunta o comentario, da más información sobre lo que piensa o siente una persona, que lo que expresa verbalmente.

* Contextual:

El significado de lo que se expresa verbalmente, muchas veces cambia en función del contexto en que se dice (o sea, de la situación concreta que rodea o interpreta el proceso comunicativo), de tal modo que una misma expresión dicha por una persona, cambia totalmente su significado para la otra en dependencia de la situación (contexto) en que sea expresada.

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Un ejemplo de lo anterior se tiene cuando el profesor tiene que llamarle la atención a un alumno por una falta cometida: si lo hace en privado el significado (y por ende, la reacción) para el alumno es diferente que, usando las mismas técnicas y expresiones, si le llama la atención delante de los demás compañeros del grupo. Por lo general, en el primer caso, el alumno tiende a aceptar su error y no considera un ataque del profesor lo que éste le dice; sin embargo, en el segundo caso, la reacción es completamente opuesta, el alumno lo siente como un ataque a su persona y se pierde efectividad educativa.

Como se ha visto, el lenguaje oral, con ser el más importante en el ser humano, no es el único canal comunicativo que éste utiliza. Simultáneamente con el hablar, apoyándola (y, a veces, obstruyéndola) se encuentran los otros canales. En un proceso comunicativo corriente, es común encontrar que, junto al canal verbal, se manifiesten varios - o todos - los canales.

Lo más interesante es que, aún cuando todos son susceptibles del control consciente por parte del sujeto, sin embargo, comúnmente, en la comunicación cotidiana, muchos son utilizados inconscientemente.

Normalmente, la tendencia es que actúan congruentemente; pero en ocasiones esto no ocurre así, se presentan incongruencias que traen como resultado los "dobles mensajes".

Los dobles mensajes consisten en expresar un mensaje determinado por un canal (casi siempre el verbal) y, al mismo tiempo, de forma simultánea manifestar un mensaje distinto (a veces contradictorio) por otro u otros canales.

Un ejemplo de doble mensaje es cuando un profesor le pide a un alumno (que se le acercó para pedirle ayuda por un problema) que le cuente qué le sucede, que su interés es ayudarlo y, al mismo tiempo, está revisando unos papeles - sin mirarlo - y le habla con un tono indiferente. En este caso, el mensaje verbal es uno y el que se trasmite por el postural y el tonal es otro.

El doble mensaje es muy contraproducente para lograr una comunicación adecuada, ya que la otra persona se siente confundida y desorientada, al interpretar mensajes contradictorios, lo que le lleva a no saber cómo responder. Muchas veces sucede que el interlocutor se deja llevar más por el mensaje implícito en los canales no verbales, que por lo que se expresa verbalmente.

Tal vez eso se deba a que todos, de una manera intuitiva, comprenden que los canales no verbales se someten menos en la vida cotidiana al control consciente y, por tanto, su mensaje es más apegado a lo que el sujeto siente en realidad.

Por esto los educadores deben - al igual que los actores - ser cuidadosos para usar congruentemente los diferentes canales (tanto verbales como no verbales)en su labor y, si es necesario, entrenarse especialmente para eso, dada la influencia negativa que usualmente tienen los dobles mensajes en la comunicación.

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Otra cuestión a tener en cuenta al analizar la comunicación desde el punto de vista psicológico (además de sus componentes funciones y canales), es la referida a los tipos de comunicación.

1.5. Los Tipos de Comunicación

Aún cuando cada proceso comunicativo es único e irrepetible en su individualidad concreta, ya que ni siquiera dos momentos diferentes de la comunicación entre las mismas personas son exactamente iguales, sin embargo, de un modo u otro, los distintos procesos comunicativos pueden agruparse de algún modo en dos grandes tipos: aquél en que se toma al otro como objeto, y aquél en que se le toma como sujeto.

* Comunicación donde se toma al otro como objeto:

En este tipo de Comunicación, el otro es un medio para alcanzar un fin. La característica de este tipo de comunicación es que uno de los que entra en este proceso trata de utilizar al otro, de manipularlo, para alcanzar sus propios fines, sin que verdaderamente le importe cómo piensa y siente, intentando que se subordine a sus propios intereses. El otro se siente utilizado y reacciona en consecuencia, lo que trae como resultado dificultades en la Comunicación.

Existen múltiples ejemplos de este tipo de Comunicación: cuando el profesor desarrolla el proceso docente-educativo pensando sólo en sus objetivos, en lo que le conviene, trata a sus alumnos como objetos; cuando en una pareja, uno de ellos maneja la relación en función de sus deseos y necesidades, sin tomar en cuenta los del otro, trata a éste como objeto.

Individualmente, este tipo de comunicación menoscaba la dignidad de una de las partes, y es una fuente de conflictos. En sus casos extremos lleva al maltrato psicológico, verbal y hasta físico.

* Comunicación donde se toma al otro como sujeto:

A diferencia del tipo anterior, en éste uno al otro se respetan como personalidad, respetan su dignidad, reconocen sus derechos mutuos y aceptan su individualidad.

Existe una base de igual a igual y se toman en cuenta los deseos, necesidades e intereses del otro. Existe una relación de cooperación que facilita la Comunicación. Cuando existen diferencias, estas se resuelven a través de la colaboración y la negociación, lo que permite que ambos obtengan beneficios.

Este tipo de Comunicación permite establecer relaciones interpersonales adecuadas, por lo que los educadores deben establecerlas y tratar de que sus

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educandos las establezcan entre sí. Con esto permiten que el proceso educativo se desarrolle de modo satisfactorio y se alcancen los objetivos que, entre todos, se hayan establecido.

Contribuye, de manera decisiva, al crecimiento personal de quienes la establecen, al permitir el intercambio en un plano de igualdad y el enriquecimiento mutuo al brindarse y recibir cada uno desde su individualidad.

A la hora de comunicarse, además de lo visto hasta aquí, es necesario tener en cuenta, además, toda una serie de factores que - de una manera u otra - influyen en que la Comunicación sea efectiva. Pasemos a considerarlos.

1.6. Factores que influyen en la efectividad de la comunicación

En cualquier proceso comunicativo, es necesario tomar en cuenta toda una serie de elementos que, sin ser aspectos directamente involucrados en dicho proceso, lo afectan de una manera u otra. Cuando son tenidos en cuenta (y bien manejados), facilitan la Comunicación; cuando esto nos ocurre, pueden convertirse en barreras, o sea, en obstáculo que dificultan la misma.

Estos factores podemos dividirlos en dos grandes grupos: objetivos u externos y subjetivos o internos. Los objetivos se relacionan con las características de los estímulos que entran a formar parte del proceso comunicativo; mientras que los subjetivos se refieren a las particularidades de las personas que participan en este proceso. Veamos en qué consiste:

1.6.1. Factores Objetivos:

Dentro de esta categoría se encuentran: la intensidad del estímulo, el color, el contraste, la novedad, los estímulos indicadores, la sorpresa, la estructura, la redundancia y el contexto.

* Intensidad del estímulo:

Este factor es importante tenerlo en cuenta cuando en la comunicación nos apoyamos en objetos que amplíen y completen la información. Su esencia reside en que a mayor intensidad del estímulo, mejor llega el mensaje y, por tanto, mejor es la comunicación.

Los educadores deben tener esto muy en cuenta si se van a apoyar en medios audiovisuales en su comunicación. Por ejemplo, no es lo mismo contemplar un vídeo en una habitación o local muy iluminado (donde la iluminación de la pantalla se debilita), que en uno con las luces atenuadas.

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Si habla en voz muy baja, muchos no lo oirán y dificultará su comunicación (creándose una barrera). En las pancartas la letra debe ser grande para que todos puedan percibirlas bien; si usa la pizarra, la tiza debe ser fuerte, que se vea.

* Color:

Este es otro aspecto a tener en cuenta en el caso que se utilicen letreros y pancartas en la comunicación. Hay que considerar qué color puede causar más impacto y ser recibido mejor.

Por ejemplo, distintas investigaciones han demostrado que los colores rojo y naranja acercan más al mensaje, pues dan la sensación de contacto directo, a diferencia del verde, el azul o el violeta, que son más "fríos" y tienden a crear una sensación de lejanía.

* Contraste:

Esto se refiere al contraste figura-fondo. Mientras mayor es el contraste, mejor es la comunicación. No es lo mismo hablar sobre un fondo ruidoso, que sobre uno silencioso: en el primer caso, se dificulta oír con claridad y se dificulta comunicarse, lo que no ocurre en el segundo.

En el caso de mensajes en medios audiovisuales es importante utilizar fondo claro y texto obscuro o viceversa, y el mensaje no debe llevar adornos alrededor.

En este caso, es conveniente hacer una buena combinación de colores, buscando contraste. Por ejemplo:

 Negro sobre amarillo.

 Rojo sobre blanco.

 Azul fuerte sobre blanco.

 Negro sobre blanco.

 Blanco sobre negro.

 Rojo sobre verde.

 Verde sobre rojo.

* Novedad:

Con esto, se hace referencia a que un estímulo nuevo o desconocido llama más la atención y, por ende, mejora la comunicación. Es importante tenerlo en cuenta, a fin de que haya sistemáticamente cambios en los estímulos, variando la posición de los mismos, su formato, etc.

Un contenido novedoso en la clase atrae la atención de los estudiantes, por lo que resulta conveniente introducir temáticas nuevas para el grupo de alumnos con el que se interactúe.

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* Estímulos indicadores:

Son estímulos que refuerzan el estímulo principal o mensaje objeto de comunicación, al eliminar la ambigüedad. Ejemplos de estos estímulos lo tenemos en el subrayado o cambio de tipografía de las letras; encerrar en un recuadro; usar un puntero para señalar; el cambio de color de los caracteres; los intermitentes; la música o efectos sonoros, el aumento de la intensidad de la voz, o el cambio de tono o ritmo de la misma.

* Sorpresa:

Los cambios inesperados, al permitir romper la rutina, posibilitan la concentración y, con esto, se provoca que el proceso comunicativo sea más efectivo.

* Estructura:

Se ha comprobado que, cuando el mensaje que se quiere trasmitir en la comunicación tiene una estructura lógica, este proceso se establece mucho mejor que si ocurre lo contrario, ya que facilita su comprensión.

* Redundancia:

La redundancia permite complementar la información; argumentar y aportar información nueva, o sea, enriquecer por distintos medios y procedimientos la misma. Es importante en este caso evitar que quien recibe el mensaje se sature por la repetición excesiva.

La redundancia puede darse en el tiempo, como cuando se usa un mismo medio (afiche, pancarta, etc.) que se presenta en diferentes momentos; o en el espacio, cuando en un mismo momento se utilizan distintos medios. Para el educador, en este caso, es conveniente la utilización, además de distintos medios, de diferentes canales para trasmitir el mensaje.

* Contexto:

Se refiere al conjunto de situaciones, condiciones ambientales, emocionales, etc., relacionadas con la información. Tiene que ver con el marco general, que rodea y que sirve de telón de fondo, en que se produce el proceso comunicativo.

Este marco general puede hacer o no relevante la información que se intercambia en la comunicación. Por ejemplo, si un educador para la salud tiene que realizar una actividad acerca de los peligros del alcoholismo en una comunidad, y el día que ésta se realiza, en dicha comunidad hay una fiesta popular donde se baila y, sobre todo, se bebe, indudablemente que, dado ese contexto, la información pierde efectividad.

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1.6.2. Factores subjetivos

Entre estos factores que, como se dijo antes, tiene que ver con las características de las personas que interactúan en el proceso comunicativo, tenemos: el repertorio; las motivaciones; la experiencia previa; las convicciones; los prejuicios y los estereotipos; la religión; la ideología; la cultura; las normas y valores; el lenguaje e idioma; las costumbres y hábitos de vida; el sexo y, por último, el estatus social.

* Repertorio:

Se refiere al sistema de conocimientos, experiencias, hábitos y habilidades que componen el universo informativo del sujeto que entra en el proceso comunicativo.

Si la diferencia entre los repertorios de los que se interrelacionan es muy grande, la comunicación presenta más dificultades y se establecen mayores barreras que si dicha diferencia es menor, así como, mientras más pequeña sea esa diferencia, mejor será la comunicación.

Esto viene dado por el hecho de que el repertorio influye de modo directo en la comprensión por el sujeto del mensaje que se intercambia. De ahí se desprende que el educador debe dar los elementos imprescindibles para asegura la comprensión de quién tiene que recibir la información.

* Motivaciones:

Al hablar de las motivaciones, se hace referencia a todo aquello que incita al individuo a actuar para satisfacer una necesidad. Es un hecho que los sujetos se involucran en una comunicación movidos por motivaciones directas.

En la labor del educador, esto tiene que ser tenido en cuenta, ya que si el alumno está incitado por motivos intrínsecos hacia el contenido o información que se intercambia, esto es, interesado verdaderamente en ella, no es igual que si sus motivos son extrínsecos a la información. En este último caso, se hace necesario motivar todo el tiempo a este alumno.

* Experiencia previa:

Este factor está relacionado con el efecto que mensajes anteriores tienen sobre el sujeto. En el proceso comunicativo, los que participan comparan constantemente la información que están recibiendo con la que poseían anteriormente y, producto de esa confrontación, reaccionan consecuentemente.

Tiene que ver con la comprensión de los signos que entran en la codificación del mensaje, el cual tiene que adecuarse a dicha experiencia previa. No es igual como tiene que estructurarse el mensaje si la persona que lo recibe tiene experiencias previas del tema, que cuando ésta no existe.

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* Convicciones:

Se refiere al firme convencimiento y reconocimiento del valor de una idea como verdadera y fundamental por el sujeto. Las convicciones están en la base de la estabilidad de las opiniones, y son las que le dan seguridad para emitir juicios y defender su posición.

En la medida que las convicciones de los que participan en la comunicación son más cercanas y parecidas, la misma será más efectiva. Lo contrario se convierte en una barrera que la dificulta.

Las convicciones pueden ser de distinta índole: políticoideológicas, religiosas, morales, culturales, científicas, sociales, etc. En todas ellas puede darse puntos de contacto y acercamiento o de discrepancia y alejamiento.

* Prejuicios y estereotipos:

Ambos aspectos están íntimamente relacionados. Los prejuicios constituyen ideas preconcebidas (y muchas veces inadecuadas) sobre algo o alguien que poseen una gran carga afectiva que permean la relación del sujeto con la realidad, deformándola, de tal modo que el individuo "filtra" lo que le rodea en el prisma de su prejuicio. Por lo general, constituyen generalizaciones desacertadas de hechos y situaciones.

Existen diferentes prejuicios, tales como: raciales (muy comunes), éticos, etc. Es característico de los prejuicios que, muchas veces, la realidad no se corresponde con la idea preconcebida, y el sujeto es como si no quisiera ver esta discrepancia.

Los estereotipos constituyen el aspecto cognitivo del prejuicio, es la idea distorsionada, sin la carga afectiva del prejuicio.

Existen muchos estereotipos que se trasmiten socialmente y cambian de cultura a cultura. Por ejemplo:

 Los ingleses son fríos y distantes.

 Los asiáticos son taimados.

 Los hombres tienen más necesidades sexuales que las mujeres.

 Las mujeres son chismosas.

Es indudable que si las personas que se comunican poseen prejuicios y estereotipos parecidos, la interrelación se establece más fácilmente que si ocurre lo contrario.

Los educadores, al desarrollar su labor, en el aula o la comunidad, deben tener en cuenta los prejuicios y estereotipos que poseen sus interlocutores, a fin de que su mensaje no choque frontalmente con los mismos, ya que en caso contrario, serán la causa de que se bloquee su asimilación.

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* Religión:

Constituye un aspecto a tener en cuenta a la hora de establecer una interrelación comunicativa. Las creencias y sentimientos religiosos, si son atacadas, pueden convertirse en barreras muy importantes de la comunicación.

Cuando hay coincidencias la comunicación se facilita enormemente, por el grado de identificación que provoca entre los interlocutores. De ahí que, en el trabajo del educador, este tenga en cuenta este aspecto y respete en su auditorio las creencias que pueda poseer.

* Ideología:

De manera semejante a la religión, este es un aspecto a tener en cuenta al comunicarse con otro. Por lo general, la persona tiende a distanciarse de aquellas que no comparten su ideología y a acercarse a las que la comparten.

Se hace necesario abordar con respeto aquellos temas en que pueden haber discrepancias ideológicas, a fin de facilitar la comunicación. En caso contrario, ésta se dificulta.

* Cultura:

Este es un aspecto que, a veces, no se toma en cuenta y que puede convertirse en una gran barrera para la comunicación. La cultura determina la asimilación y utilización de los códigos que permiten codificar y decodificar los mensajes que se trasmiten.

De ahí que los educadores deban tener en cuenta la cultura que poseen sus interlocutores, a fin de utilizar de modo consciente los códigos para ser entendido.

Un ejemplo permite entender la necesidad de tomar en cuenta la cultura de los interlocutores para llegar a comunicarse: en una comunidad indígena de la provincia de Chimborazo, Ecuador, se organizó una charla sanitaria por un grupo de médicos y enfermeras. Al llegar al local, se encontraron con que los hombres estaban todos sentados y las mujeres de pie. Pidieron que dejaran sentar a las mujeres y que los hombres cedieran los asientos. El resultado fue que casi todos los pobladores abandonaron el local.

En este caso, los que orientaban la actividad no tomaron en cuenta que, según la cultura de la comunidad, el hombre tiene la prerrogativa de sentarse en una reunión, mientras que la mujer tiene que permanecer de pie e interpretaron la situación desde su cultura, y esto provocó que, en definitiva, no pudiera establecerse la comunicación.

* Normas y valores:

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proceso comunicativo, van a determinar la facilidad o dificultad en la comunicación. En la medida que haya más coincidencia en las mismas, mejor se desarrollará dicho proceso; el caso contrario puede convertirse en una barrera.

* Lenguaje e idioma:

Este aspecto puede convertirse en una gran barrera de la comunicación cuando no hay coincidencia entre los interlocutores. Incluso, cuando la lengua de origen es la misma, hay que tener en cuenta los distintos usos y modismos que pueden haber de una región u otra.

Un ejemplo de esto lo tenemos en la palabra "ahorita" y en su significado. En muchas regiones de Latinoamérica se utiliza para significar "en este preciso momento", mientras que en Cuba y algunos países del Caribe significa "dentro de un rato".

Si dos personas que proceden de ambas regiones la utilizan en su conversación, al tener diferente significado para ellas, provoca malentendidos y confusiones.

* Costumbres y hábitos de vida:

En la medida que los participantes del proceso comunicativo comparten costumbres y hábitos de vida (o por lo menos se parezcan), este proceso se facilitará; caso contrario se presentan dificultades que se constituyen en barreras.

* Sexo:

El sexo de los que se comunican puede facilitar la comunicación (o dificultarla) en la medida que posibilita una mejor o peor dificultad para identificarse, sobre todo cuando se tratan determinadas temáticas que tienen que ver con la manera particular que las enfrentan las mujeres y los hombres, dadas sus particularidades psicológicas de género.

* Status social:

Cuando las personas que se comunican tienen un status igual o semejante, se facilita más su interrelación que si hay grandes diferencias. Esto se debe a que el status va a determinar las ideas, convicciones, nivel cultural, etc., de las personas y, por ende, establecer grandes o pequeñas diferencias en su modo de pensar y comportarse que van a afectar su interrelación en un sentido o en otro.

1.7. Aspectos a tener en cuenta en el discurso oral

Hasta aquí se han visto todos aquellos factores que afectan la comunicación, en sentido positivo y negativo, según como sean manejados por los que participan en la misma.

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sobre el lenguaje verbal, ya que, como se dijo anteriormente, constituye la vía fundamental de comunicación entre los seres humanos, además de ser la herramienta fundamental del trabajo de los educadores.

En este último caso, es importante un correcto uso de las formas que adopta el lenguaje verbal (oral o escrita) para que cumpla cabalmente su función como vehículo de la comunicación.

En el caso del lenguaje escrito es necesario considerar que, al no tener apoyo de los otros canales de la comunicación, se basa únicamente en la palabra, lo que requiere perfección, claridad y precisión en los términos y la estructura gramatical.

Aquí es importante diferenciar entre el significado y el sentido de la palabra. El significado se lo da el idioma; sin embargo, el sentido de la misma viene dado por el lugar, zona o territorio en cuestión y los modos culturales de utilizarla. Ya vimos un ejemplo de esto anteriormente con la palabra "ahorita".

Al establecer un discurso oral, si se quiere que sea efectivo y que "llegue" al interlocutor o al auditorio es necesario tener en cuenta determinados requisitos, como son:

* Gesticulación:

No deben hacerse gestos innecesarios que distraigan la atención y se ha de tratar de dominar los gestos que se utilizan para aliviar tensiones (pues indican inseguridad), como mover los pies, golpear la mesa con los dedos, morder el lápiz o los espejuelos, tocarse los botones o mover el puntero (si se utiliza) como si fuera un sable.

Algo a tener en cuenta es moverse de vez en cuando por el estrado o el local, a fin de evitar situaciones monótonas.

* Mirada:

Es importante mirar a los ojos del interlocutor o de frente al grupo cuando se habla, o se pregunta y alguien responde. Hay que evitar mirar al techo, al vacío, a los papeles, o hablar a la pizarra.

* Posición y entusiasmo:

Al hablar al auditorio es importante no leer, sino exponer poniendo emoción y pasión a lo que se dice, puesto que el hablar sin emoción y monótonamente le resta eficacia al discurso. Recordar lo que expresó José Martí cuando dijo: "La manera de decir realza el valor de lo que se dice: tanto, que algunas veces suple a ésta".

* Pausas:

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ayuda a que los oyentes descansen y organicen la información. Las pausas son convenientes al concluir un tema y pasar a otro y al terminar de dar una definición. A veces pueden usarse para crear un efecto de expectativa o tensión.

* Entonación:

Durante el discurso es importante el cambio de tono (lo cual no debe ser ni muy llano, ni muy forzado). Esto ayuda, por una parte, a romper la monotonía y, por la otra, a llamar la atención sobre diferentes aspectos de la exposición. Por ejemplo, para algo importante, puede utilizarse un cambio hacia un tono más bajo, para llamar la atención, puede utilizarse un tono más alto.

* Velocidad y ritmo:

Cuando se habla de velocidad se hace referencia a la cantidad de información por unidad de tiempo; mientras que el ritmo está relacionado con la cadencia o frecuencia de la expresión.

Su uso depende del auditorio. Hay que cuidar que la velocidad no sea tan rápida que los oyentes no puedan entender, pero tampoco tan lenta que los aburra.

También el cambio de ritmo depende de como vaya reaccionando el auditorio, si están cansados, el ritmo puede enlentecerse; si aburridos, puede acelerarse.

* Características del local:

Hay que tener en cuenta que en el mismo haya condiciones adecuadas que no perturben o distraigan, tales como: un ruido exterior mínimo, iluminación y temperatura (ni caluroso, ni frío), asientos cómodos, etc. Por otro lado, es conveniente eliminar letreros, fotos y cuadros ajenos a la actividad de las paredes, a fin de evitar distracciones.

* Uso de muletillas:

Las muletillas son frases y palabras que se utilizan constantemente y se repiten y repiten, que se usan como apoyo psicológico y para hilvanar ideas. Como ejemplo tenemos: "en este caso", "es decir", "¿comprenden?". Su uso es indeseable y denotan una falta de dominio e inseguridad en el orador, además de ser de mal gusto, por lo que deben ser evitadas.

Hasta aquí se han visto aspectos que resultan importantes para la comprensión de la comunicación como fenómeno psicológico que aparece en el proceso de las interacciones interpersonales.

Al ser un fenómeno propio de las relaciones humanas, es necesario que éstas se establezcan de tal modo que faciliten las interrelaciones entre las personas. Desgraciadamente, no siempre éstas se manifiestan de un modo adecuado, que permitan el intercambio y el crecimiento mutuo.

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Entonces, ¿Qué hay que tener en cuenta para establecer una buena comunicación con los que nos rodean?.

La respuesta a esta pregunta se encontrará en el capítulo siguiente, donde se abordará la comunicación positiva.

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CAPITULO 2 LA COMUNICACIN POSITIVA 2.1. ¿A qué llamamos comunicación positiva? :

Una comunicación positiva es aquella mediante la cual cada persona expresa lo que piensa, siente y desea de modo claro y directo, sin afectar o dañar a los demás. Implica la expresión libre y la defensa de los derechos personales, pero, teniendo en cuenta los sentimientos, necesidades, deseos y derechos de los demás.

Cuando se establece una comunicación positiva la persona se siente bien consigo misma, ya que ha podido hacer o decir lo que piensa y desea, sin ofender o molestar a los otros, y estos a su vez sienten que ha sido justa y honesta y que le ha tenido consideración, lo que les permite comprenderla y aceptar su expresión y su conducta.

Lograr una comunicación positiva no resulta nada fácil. Requiere honestidad, sinceridad, valentía, firmeza y autocontrol. Exige tener en cuenta a los otros, explicarles lo que pensamos, queremos, sentimos o el por qué hemos tomado una decisión en la que están implicados, pero que no les dañe o lastime.

Al comportamiento que se produce durante una comunicación positiva se le denomina comportamiento asertivo. Con frecuencia agredimos a los demás, a veces conscientemente, y otras, sin darnos cuenta. Pensamos sólo en nosotros mismos y nos olvidamos de lo que el otro piensa y siente y de cómo le puede afectar lo que le estamos diciendo o lo que hemos decidido hacer.

Hay diferentes maneras de ser agresivo:

Ψ Agresión directa: Cuando decimos o hacemos algo que directamente ataca al otro.

En estos casos le ofendemos y la persona se siente enojada y resentida, pues generalmente no comprende el por qué le atacamos tan directamente. Puede contraatacar, tratando de defenderse y ofendernos, o puede molestarse o alejarse de nosotros. Puede sentirse herido y deprimido también.

Ψ Agresión indirecta: Cuando no expresamos lo que sentimos, pero mostramos por

canales no verbales nuestro disgusto. Los demás notan nuestro enojo y se sienten culpables y molestos por nuestro trato. Uno también se siente mal y la situación se vuelve tensa y difícil de soportar.

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Ψ Agresión pasiva: No expresamos lo que pensamos y sentimos y mostramos que no

nos afecta lo que está ocurriendo, cuando en realidad debe molestarnos y nos molesta. Los demás parecen contentos, pero están incómodos pues hacemos el papel de víctimas y ellos se sienten un poco culpables. Uno se siente incómodo también y disgustado con uno mismo por no defender los derechos que le corresponden.

En todos los casos nos sentimos mal nosotros y hacemos sentir mal a los demás. Los humillamos, los culpamos, los criticamos, los acusamos de no tenernos en cuenta y estamos haciendo exactamente lo mismo que le criticamos a los otros: olvidar los derechos de los demás y no tomar en cuenta sus vivencias afectivas.

Para sentirnos bien y lograr una comunicación positiva con los otros debemos:

4 Expresar abiertamente lo que pensamos, sentimos y deseamos.

4 Expresarlo de modo tal que los demás comprendan que los tenemos en cuenta y no se sientan agredidos ni ofendidos por lo que decimos.

4 Ser congruentes en los canales verbales y no verbales de la comunicación.

4 Pensar no sólo en nosotros mismos, sino en cómo el otro (o los otros) se pueden sentir en relación con nosotros o con la situación ocurrida.

Si no expresamos lo que pensamos sentimos o deseamos, no somos capaces de defender nuestros derechos, nos sentimos mal por esto, sabemos que no estamos haciendo lo que debemos y soportamos situaciones desagradables, humillantes o agresivas que no tenemos por qué soportar. Los demás puede que ni siquiera se den cuenta del daño que nos hacen y siguen tratándonos igual, o puede que se den cuenta, y en este caso, saben que algo nos pasa, pero no saben exactamente qué, ni por qué, y pueden seguir actuando del mismo modo, sentirse culpables por algo que realmente hemos permitido que nos hagan.

El guardarse para sí las vivencias negativas o los criterios acerca de algo que nos afecta en nuestra relación con los demás sólo empeora la comunicación que se vuelve cada vez menor y más inadecuada.

Expresar lo que sentimos de un modo agresivo, ya sea directa o indirectamente también nos hace sentir mal, pues hemos tratado con violencia a los demás y éstos están ofendidos y disgustados con nosotros. En el mejor de los casos se genera una discusión que puede terminar con la ruptura de las relaciones o con una agresión manual; la persona se aleja de nosotros, perdemos su amistad y por tanto la relación.

Si sólo pensamos en nosotros y no somos capaces de pensar en el otro, de ponernos en su lugar y tratar de comprenderlo, resulta imposible establecer una comunicación positiva sobre la base del respeto a la individualidad y a los derechos de

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cada uno.

Para poder lograr una comunicación positiva y un comportamiento asertivo, se necesita además poseer algunas condiciones personales que constituyen requisitos indispensables de una buena comunicación.

2.2. Requerimientos de la comunicación positiva

Hay tres condiciones indispensables para lograr establecer una adecuada comunicación. Ellas son:

Ψ Comprensión empática.

Ψ Estimación, calor y respeto.

Ψ Autenticidad y congruencia.

El educador tiene que realizar una labor formativa. Debe conversar con las personas a quienes pretende ayudar, para conocerlas y para influir en ellas.

En una conversación de este tipo estas condiciones son imprescindibles. Analicemos cada una de ellas, mediante el ejemplo de la relación profesor alumno.

2.2.1. Comprensión empática

Consiste en la capacidad de penetrar en el mundo del otro, de situarse "bajo su piel" y ponerse en su lugar. Es mucho más que ser tolerante, que ser benévolo y acrítico, es más que mostrar interés y no amenazar.

Implica en primer lugar tratar de pensar y sentir como el otro, comprender cómo él se ve a sí mismo, qué significado tienen para él las experiencias que ha vivido y que vive en la actualidad. Es aceptar el mundo interno del sujeto sin prejuicios ni valoraciones críticas.

Implica, en segundo lugar, la comunicación al sujeto de lo que se ha comprendido de su mundo interior. Este es un aspecto muy importante y estimula considerablemente a la otra persona a expresarse abiertamente. Consiste en expresarle cómo se va entendiendo su mundo interno, sus vivencias y sus interpretaciones.

Es cómo devolverle lo que nos está expresando, comunicarle su mundo tal como él mismo lo ve y lo siente, sin valoraciones de ningún tipo, sin juicios críticos.

Esto ayuda notablemente al sujeto o la confrontación consigo mismo y con sus experiencias, a darse cuenta de sus propias incongruencias, de sus ideas o sentimientos inapropiados y sobre todo, a sentir que es comprendido verdaderamente por el otro, que alguien lo escucha, le presta atención y lo acoge.

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Cumplir está condición no resulta nada fácil. Se necesita olvidarse de sí mismo y centrarse en la otra persona. Se requiere eliminar esas frases frecuentes de "comprendo", "comprendo lo que te pasa", "comprendo lo que sientes, pero", "a mi me ha pasado algo parecido", etc. No se puede fingir interés y simpatía, ni analizar, ofrecer explicaciones causales ni interpretaciones de lo que el sujeto piensa o siente. Simplemente comprenderlo de modo empático, "meterse dentro de él" y hacerle saber qué se ha encontrado "bajo su piel".

Algunos ejemplos de cómo comunicar al otro lo que se ha entendido de su mundo interno son las siguientes preguntas: ¿Te he comprendido bien si digo que eres una persona que teme que los demás la engañen?, ¿Eres una persona que se considera demasiado agresiva?, ¿Lo que sientes es que los demás ignoran, que no vales nada para ellos?.

Para estimular la confrontación del sujeto consigo mismo se puede mencionar aspectos de su mundo interno como por ejemplo: "no se si es cierto, pero supongo que te sientes inseguro y preocupado". "Si mi impresión es adecuada: temes no poder dirigir el grupo y por eso no te gustaría ser jefe del mismo". "No estoy muy seguro de haber entendido bien, pero, en tu caso, te sientes relegado, ¿crees que no te quieren?

Obsérvese que en todos los ejemplos se parte de suposiciones y el sujeto es el que decide si lo dicho se ajusta o no a la realidad. No ha sido necesario decir " te comprendo", sino se ha expresado cómo se comprende al otro.

2.2.2. Estimación, calor y respeto

Consiste en manifestar al otro que se aprecia su persona, que se está dedicando a él con todo interés, calor y solicitud, que se aceptan sus vivencias. Debe mostrársele afecto y estimación.

Por ejemplo, en el caso del maestro, esto supone que el profesor estime al alumno en cierto modo con el mismo afecto que los padres sienten hacia sus hijos, independientemente de cómo se comporten en un momento dado. Es decir, implica la sincera disposición a aceptarlo y quererlo, sea cual fuera su vida y conducta presente o pasada. Es un sentimiento de respeto al alumno, a sus ideas y vivencias aún cuando ellas sean opuestas a los criterios personales del profesor. Significa admitirlo, reconocerlo como persona, tenerlo en cuenta, confiar en él, preocuparse por sus problemas, protegerlo, cuidarlo, consolarlo, esforzarse para hacerle sentir bien.

Esta estimación incondicional es difícil de lograr. Implica despojarse de toda actitud valorativa, de toda actitud intransigente, de todo tipo de rechazo, se trata de eliminar toda forma de menosprecio, frialdad, antipatía y dureza en el trato con el alumno, de no humillarlo, no rebajarle su valor, no desmoralizarlo, ni ofenderlo, ni amenazarle, ni aprovecharse o abusar de él, de eliminar todo distanciamiento.

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Es decir, se trata de tomarlo como sujeto y no como objeto de la comunicación. Esto no quiere decir que el profesor apruebe o corrobore lo que siente o hace el alumno, ni que el profesor no se sienta afectado emocionalmente en lo más profundo de su persona. Pero, tiene que ser capaz de aceptar y estimar a su alumno si desea ayudarlo.

Es algo muy distinto a la amabilidad y a la cortesía, es mucho más que eso. La estimación debe mostrarse al sujeto, ya sea al escucharlo atentamente, o en el esfuerzo evidente de comprenderlo, en un contacto consolador, un abrazo, un gesto de apoyo o afecto.

Cuando el educador logra cumplir con esta condición favorece notablemente la comunicación. La persona se abre, es más sincera, se siente querida, aceptada, por lo que gana confianza en si misma y confía más en su profesor. Siente que no es tan insignificante, ni tan malo, ya que al menos su profesor le tiene estimación.

2.2.3. Autenticidad y franqueza

La autenticidad consiste en mostrarse realmente como se es, sin ocultarse tras una "máscara" falsa. Las manifestaciones de conducta, la mímica, y los gestos coinciden con los pensamientos, actitudes y vivencias emocionales internas.

Lo que se dice y el modo en que se actúa se corresponde con el mundo interior, no se simula, no se oculta nada. No hay artificialidad, ni gestos teatrales, ni sentimientos fingidos.

El profesor debe ser capaz de comunicarle al alumno lo que siente si lo considera oportuno y necesario. Esto significa que establece un contacto personal y directo con su alumno, persona a persona, que logra una relación real, auténtica.

La autenticidad del profesor es condición imprescindible para que el alumno sea franco, sincero, autentico con él. El estudiante debe sentir que su profesor no le oculta nada, que no le engaña, que no finge, ni le trata con demasiada profesionalidad. Debe saber cómo se siente en su relación con él, si se está mostrando tal como es realmente. Necesita saber lo que piensa de él y cómo lo acepta.

Esta condición debe ir unida a las anteriores. Cuando esto ocurre es posible ser plenamente auténtico, incluso en el caso de que el profesor se sienta aburrido, molesto, defraudado o disgustado con el alumno.

De todos modos se debe ser muy cuidadoso en la manera de expresar vivencias negativas al alumno vinculadas a su relación con él. Estas expresiones deben estar despojadas de juicios y valoraciones sobre el mismo alumno.

Por ejemplo, "me siento a disgusto", " me gustaría acercarme a ti, pero no lo consigo". "Quisiera conocer algo más sobre ti". "Estoy decepcionado por haberte ayudado tan poco", "no te enfades conmigo, pero no puedo seguir escuchándote por

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más tiempo". "No me siento bien. No sé a qué se debe, me pregunto si estoy haciendo algo mal que impide que seas sincero conmigo" ¿Qué puedo hacer para mejorar nuestras relaciones?." Muy diferente sería si se utilizaran frases como éstas: "Lo que dices resulta aburrido", "no haces más que contar historias sin importancia", "Estás siempre en las nubes".

Puede ocurrir que el alumno se sienta ofendido o herido, a pesar del cuidado del profesor. En ese caso no debe dudarse en aclarar la situación. Por ejemplo, "ya veo cómo te ha afectado lo que te he dicho. Pero debo manifestarte que no era mi intención herirte. Y siento mucho haberlo dicho de forma que te haya molestado. Deseo intensamente aclarar contigo esta situación".

Es necesario no culpar al alumno de las dificultades que puedan surgir en la conversación. El profesor debe tener en cuenta que cuando no se logra éxito, probablemente se deba a algún error, o alguna condición no cumplida por él. Debe ser muy autocrítico y analizar profundamente en qué pudo haberse equivocado.

Es importante tener presente que autenticidad no significa manifestar todo lo que se piense y siente. Significa no mostrar nada que contradiga lo que se dice y siente, a fin de evitar la falta de congruencia entre los canales verbales y extraverbales de la comunicación. Significa mostrar aquellas vivencias que sean importantes en el proceso de la comunicación.

De cierto modo, si el profesor está centrado en sus propias vivencias, no lo está en el mundo interno del alumno, por tanto debe evitar la concentración en sí mismo y dirigir sus esfuerzos hacia la comprensión empática de la realidad del estudiante.

La falta de autenticidad afecta la comprensión empática. El alumno se siente inseguro, no confía en el profesor, teme ser sincero y contar sus problemas más íntimos. Se muestra con reservas, inhibido y falta a su vez de autenticidad.

Por el contrario, si existe una gran autenticidad por parte del profesor y se suma a ello la estimación y la comprensión empática, el contacto con el alumno será más profundo, más sincero, más realista y más estimulante para el desarrollo de este último.

En las condiciones que se han abordado se insiste en la necesidad de evitar los juicios, valoraciones, interpretaciones, explicaciones, orientaciones, consejos, exhortaciones o instrucciones.

Esto se basa en los siguientes fundamentos:

a. Las interpretaciones dadas por el educador pueden hacer que el sujeto se sienta

amenazado o no comprendido. El no puede comprobar de manera inmediata las mismas y por lo general le resultan difíciles de comprender. Aún cuando las acepte y se enfrente con ellas, sólo estimularían su propia confrontación intelectual, consigo mismo y en el peor de los casos, crean inquietud, temor y resistencia al educador.

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b. Las orientaciones, consejos exhortaciones o instrucciones, lejos de resolver la

situación del sujeto pueden llevarle a una dependencia cada vez mayor del educador. El sujeto debe ser capaz de enfrentar por si mismo los problemas y conflictos y resolverlos. Si se le dice con detalle cómo actuar, cómo resolver cada situación se limita su propio autodesarrollo.

Lo planteado no significa que el educador no pueda aconsejar ni orientar a sus educandos. A veces resulta adecuado exhortar al alumno a actuar de cierto modo, a explicar el modo en que se entienden sus problemas. De manera que no es posible absolutizar en este sentido.

Ahora bien, para lograr una comunicación positiva no basta con poseer las condiciones señaladas: comprensión empática, estimación, calor, respeto y autenticidad y congruencia; es necesario, además, saber expresar del modo más conveniente y en un lenguaje adecuado lo que se piensa y siente.

Por esto deben dominarse los procedimientos para lograr una comunicación positiva.

2.3. Procedimientos para lograr una comunicación positiva

En la comunicación positiva no sólo debemos ser capaces de lograr una comprensión empática con el otro, mostrarle estimación y ser auténticos, sino que debemos expresar verbal y conductualmente lo que pensamos y sentimos del modo adecuado, asertivo.

Un comportamiento asertivo incluye el dominio de algunas habilidades comunicativas que nos permiten ejercer nuestros derechos, respetando el derecho de los demás.

Hay dos procedimientos fundamentales que podemos utilizar cuando queremos expresar nuestras vivencias o ideas o defender nuestro derecho a hacer lo que deseamos. Estos procedimientos se concretan en distintas formas de conducta:

2.3.1. Básica

Esta forma es la más simple y directa. Consiste en la expresión clara y sincera de una opinión, idea o vivencia. Mediante ella defendemos nuestro derecho a decir, decidir o hacer lo que deseamos.

Por ejemplo, si hemos prometido a nuestro hijo, que tiene un examen al día siguiente, ayudarle en la materia en cuanto terminemos la jornada laboral y de repente una compañera de trabajo nos pide que le acompañemos en una celebración importante para ella y su familia, podemos utilizar la forma básica y expresarle: "Te agradezco tu invitación, pero prometí a mi hijo ayudarle para el examen de mañana y no puedo acompañarte".

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