Nuestro tiempo y nuestro mundo Contexto y origen del M-19
3.2.1. Causas comunes, modos diversos
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3.2. Vientos que nos despiertan. Tormentas que nos
169 historia están las claves de cómo nos paramos frente a nuestro mundo, cómo nos vemos como humanidad y cómo abordamos las transformaciones y la posibilidad de ser parte de ellas.
En los años 60 están en cuestión muchas cosas, pero no la lucha armada. La guerra pero no la rebeldía armada. Se manifestaba contra la guerra, pero no contra la rebeldía armada. Hasta se discutía el cómo de la lucha armada, pero no su legitimidad ni validez. La revolución es el centro. No todos los inconformes tomaban las armas o se iban para la guerrilla, pero tampoco las cuestionaban o desconocían.
Revolución cultural, revolución de la conciencia, revolución contra todo autoritarismo tanto capitalista como comunista. Se cuestiona la obediencia y el orden establecido. Como afirma Mario López a lo largo de su texto “La acción política noviolenta”229, la revolución, el cambio radical empieza por el inconformismo, la desobediencia, la rebeldía, sin ella no hay revolución y aquella la rebeldía ha de ser resistencia continuidad en las masas, para no obedecer a su gobierno. Esta primera ruptura es fundamental en toda revolución, armada o noviolenta. La independencia de América y Colombia, la victoria de Simón Bolívar no hubiera sido posible sin el levantamiento civil no armado del 20 de julio en Santa Fe de Bogotá, la capital de la Nueva Granada.230 Los barbudos de la revolución cubana no hubieran triunfado sin el apoyo del pueblo. Lo dice hasta Regis Debray, inspirador de la “teoría del foco revolucionario”.231 Y este el debate y punto de partida en el nacimiento del M-19, como veremos más adelante.
Entre mis tesoros tengo un libro de Nelson Mandela, No es fácil el camino de la libertad, Edición Siglo XXI, México, 1966. El papel ya está amarillo por el paso del tiempo. Lo leíamos entonces, pero no estaba entonces en nuestras bibliotecas y lecturas por la noviolencia o la reconciliación sino por las razones que compartíamos con su lucha contra el apartheid.
Era un referente de lucha para quienes buscábamos maneras de cambiar el mundo y sobre
229 LOPEZ, Mario. Política sin violencia. La noviolencia como humanización de la política. Uniminuto, Bogotá, 2006, pp.179 - 217
230 El 20 de julio de 1810 simboliza un movimiento de los criollos por la creación de un Cabildo y una Junta de Gobierno, precursor de la guerra de independencia contra la Corona española.
231 DEBRAY, Regis. Revolución en la revolución, Escrito en 1967, fue un texto clave con reflexiones sobre la necesidad de una revolución ligada al pueblo, a partir de la experiencia de la revolución cubana..
http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/los_70/elhistoriador-revolucion_en_la_revolucion.pdf
170 todo la realidad de injusticias y exclusiones en Colombia. Como lo eran Ho Chi Minh, el Tío Ho, Frantz Fanon. Nuestro repertorio era amplio. No hablábamos de guerra, sino de guerrilla.
La guerra la hacían otros. Lo nuestro era la lucha, la revolución, la rebelión.
Así como los violentólogos no logran darle entidad a la paz, los pazólogos también hacen lecturas en las cuales sólo iluminan la noviolencia. Me explico: si bien es cierto que tenemos el reto de demostrar que la violencia no es el motor de la historia y que ese necesario darle visibilidad a los procesos de transformación cultural y de noviolencia, para el caso que nos ocupa me interesa mostrar que el movimiento del 68 o los años 60 y 70 no fueron exclusivamente un movimiento de noviolencia.
No sólo porque de allí también derivaron expresiones armadas de activistas como fue la RAF en Alemania, en Italia, la reactivación del IRA en la Irlanda del Norte, la fundación de la ETA en el País Vasco, u otros de difícil clasificación como el grupo norteamericano que se hizo famoso por el secuestro de Patricia Hearst.
Desde nuestras posturas actuales nos surgen las preguntas por la primacía de la violencia y la lucha armada, porque hoy la conciencia crítica frente a este tema es mayor, y es parte del avance de la sociedad colombiana. Se debe al quiebre y cuestionamiento del uso de las armas desde finales de los años 80 y comienzos de los 90, por varias razones, como son el recrudecimiento y barbarie con grupos paramilitares, la creciente afectación de la población civil en toda guerra, el límite que establecieron los acuerdos de paz de los 90, el negocio del narcotráfico mezclado con la guerra, la coyuntura internacional a partir del 11 de septiembre, y la creciente conciencia pacifista y de la sin salida de las guerras.
171 La noviolencia siempre ha sido un camino de rebeldía, resistencia y transformación.
Comienza a ser considerada como una vía verdaderamente alternativa antes, durante y el después de 1968, donde confluyen elementos antisistémicos, antiimperialistas, antiautoritarios, anticoloniales. Sin embargo, sin desconocer debates existentes, las revoluciones armadas y los movimientos de la noviolencia y contra la guerra se consentían. El tono era de lucha y de confrontación, por vías diferentes más no excluyentes. Había tensiones entre quienes ejercían sus protestas desde la noviolencia, y quienes buscaban acelerar los procesos haciendo uso de la acción armada. Las respuestas violentas a las protestas por parte de las fuerzas de Policía y ejército polarizaban las protestas, generando además tensiones entre violencia y noviolencia. Y por lo general está tensión se iba resolviendo en cada momento, en razón de las dimensiones que iba adquiriendo la confrontación y la afectación de la población civil. Hay muchos ejemplos.
Hoy hacemos lecturas más finas, poniendo el foco sobre las tensiones y distancias que hubo entre el Martin Luther King (“¿Cómo vamos a pretender ganar una guerra con piedras, palos y armas a la primera potencia militar del mundo? Además de insensato resultará suicida.”) y Malcolm X (“Si el blanco usa la violencia contra los negros, nosotros le respondemos con violencia; si lo hacen con la noviolencia nosotros le respondemos con la noviolencia.”), pero entonces no establecíamos esas fronteras. Hoy creemos y queremos mostrar que la noviolencia es un “motor de la historia”, y que no sólo lo es la violencia. Pero entonces nos movían las causas y todos los medios que nos resultaban más eficaces y movilizadores. Había una causa común que defender y fortalecer. Veíamos con simpatía la lucha de los negros norteamericanos con el puño en alto contra la discriminación, la segregación y por los derechos civiles, que se expresaba en marchas, "boicots" y desobediencia civil. Mientras en 1964 King recibe el Premio Nobel de la Paz, en su movimiento surge una disidencia, el Black Power, voces impacientes después de años de marchas frente a la falta de transformaciones reales en la discriminación racial, la necesidad de mayores reivindicaciones sociales y culturales para el negro, adoptando una política más beligerante de lucha; también voces sectarias que afirman la superioridad cultural de la raza negra, pregonan el separatismo y el
172 nacionalismo afroamericano y evocan el uso de la "violencia revolucionaria negra contra la violencia racista de los blancos".
Ambos contribuyen a generar transformaciones. Algo similar sucede con la guerra del Vietnam. Frente a la intervención norteamericana y su guerra en Vietnam, pesa tanto la lucha de guerrilla comunista Viet Cong y sus aliados en el Frente de Liberación Nacional como el diverso y complejo movimiento contra la guerra de Vietnam. Había contactos entre grupos de protesta y el "enemigo". La resistencia popular vietnamita cuenta con simpatizantes dentro de la juventud estadounidense; Ho Chi Minh, líder de la rebelión vietnamita, se eleva como héroe. Masacres perpetradas por los soldados como la de My Lai, donde mueren sobre todo civiles, provocan numerosos escándalos e indignación en todo el mundo, y contribuyen a que el gobierno norteamericano tenga que buscar una salida. La situación es insostenible y tienen que negociar, no sólo porque parte de la opinión norteamericana considera esta guerra inmoral, sino porque gran parte considera que no se puede ganar. E igual de importante en la protesta anti-guerra de los sesentas fueron los hippies, que se van a expandir por todo el país:
la búsqueda de nuevas formas de vida social y expresión cultural a partir de la música, el acercamiento a nuevas formas de conocimiento, en la moda, la economía, los afectos, la manera de asumir la familia y el amor, un rechazo a lo establecido.
"Vietnam" no era sólo la guerra: era la tecnología, el racismo, el imperialismo, el machismo, la violencia; era el "establishment" y todo lo que la contracultura rechazaba.
La proclama principal de la contracultura, "¡Paz y Amor!", tenía una definida connotación política dentro del contexto histórico de esos años. Y aunque quizá sería una exageración afirmar que cada vez que se encendía un cigarrillo de marihuana o se escuchaba una canción de rock se estaba realizando un acto consciente de protesta contra la Guerra de Vietnam, es necesario reconocer el carácter integral y vivencial de la contracultura como protesta.”232
Ambos, pacifismo y guerrilla, derrotan la guerra. Sin la resistencia del pueblo vietnamita y del Viet Cong no hubiese sido posible la retirada de los EEUU; pero tampoco sin el movimiento de protesta contra la Guerra de Vietnam que une a negros, estudiantes, mujeres, izquierdistas, pacifistas, hippies, religiosos, intelectuales, profesores, artistas, músicos y veteranos de guerra y moviliza a millones de norteamericanos en marchas y movilizaciones, sentadas, debates,
232 Daniel García Peña. “Protesta y política: los movimientos anti-guerra en Estados Unidos.1965-1975.” En Revista Historia Crítica. Universidad de los Andes. Bogotá, Enero-Junio 1989, pp. 33-65
173 manifiestos, quema de órdenes de reclutamiento de jóvenes, acciones de desobediencia civil para no prestar servicio militar en Vietnam. Dos resistencias en torno a un propósito. No el movimiento antiguerra lo hubiera logrado si el pueblo vietnamita no hubiera resistido. Ni el pueblo vietnamita hubiese derrotado “al imperialismo” sin el movimiento antiguerra. 233 La canción de Víctor Jara en homenaje a Ho Chi Minh, llamada “El derecho a vivir en paz”
recoge el sentimiento de la época:
El derecho de vivir poeta Ho Chi Minh, que golpea de Vietnam
a toda la humanidad.
Ningún cañón borrará el surco de tu arrozal.
El derecho de vivir en paz.
Indochina es el lugar más allá del ancho mar,
donde revientan la flor con genocidio y napalm;
la luna es una explosión que funde todo el clamor.
El derecho de vivir en paz.
Tío Ho, nuestra canción es fuego de puro amor,
es palomo palomar olivo de olivar es el canto universal cadena que hará triunfar, el derecho de vivir en paz.
Estamos en la ola de fines de los años 60, simbolizados en “el 68”, sobre los cuales hay las más diversas apreciaciones. Es el “año de todas las locuras posibles”, como denomina el escritor Paul Auster234: “No son (no somos) personas violentas, pero acabamos tirando piedras.” Es la época de la expansión del campo de lo posible. Con consignas como: La imaginación al poder. Prohibido prohibir. Seamos realistas, pidamos lo imposible. Queremos el mundo, y lo queremos ahora. No te fíes de alguien que tenga más de treinta años. Si no formas parte de la solución, formas parte del problema. Las encontraremos reinterpretadas en un movimiento como el M-19.
233 Es otro momento, estos diversos modos de resistencia y revolución tiene su anclaje, incluso, en las diversas y combinadas formas de resistencia civil en la Segunda Guerra Mundial: la lucha partisana guerrillera, que no siempre opera en lógica y claves de guerra; la lucha no armada al servicio de la guerra partisana, complementando a la guerrilla, y la lucha de resistencia civil autónoma en la guerra (huelgas, boicots, no-cooperación). Ver Mario López en LOPEZ, Mario. Política sin violencia. La noviolencia como humanización de la política. Uniminuto, Bogotá, y la película Resistencia.
234Ñ Revista Cultura. http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2008/05/17/01673655.html
174 El movimiento del 68 ha sido estudiado y valorado de mil maneras. También esta revolución ha sido leída en clave de derrota y fracaso. Depende de los parámetros con que se mira o qué se espera que sean los cambios. No es mi objeto de estudio, pero sí quiero recoger algunos elementos que, de una parte me ayudan a poner de presente el contexto en que surge el M-19.
Se define en clave de derrota cuando se lee desde “lo que lo cambios han debido ser”, principalmente el acceso al poder. Se discute si se trató de una revolución, una efervescencia revolucionaria, una revuelta, o un espíritu revolucionario. Como señaló Edgar Morin, fue
“más que una simple protesta, pero menos que una revolución”.235Mucho más radical. Otros dicen es mejor hablar del espíritu del 68 para denotar que es más importante eso que su fracaso relativo. La pregunta que surge es ¿qué son cambios reales? ¿Existen las revoluciones fallidas? ¿Dejar marca en la cultura es acaso una derrota o fracaso?236
Me interesa esta discusión, no sólo por rastrear conexiones o impactos del movimiento del 68 en Colombia, en la insurgencia o en la izquierda colombiana, o cómo ingresó o se manifestó ese espíritu en nuestro contexto, sino porque hay una discusión de fondo sobre la manera como se leen e interpretan los procesos históricos, las transformaciones sociales. Una lectura
“violenta” o en clave de cultura de violencia es hacer lecturas en clave de derrota y de victoria, de quién gana y quién pierde. Que incluye una lectura fatalista: si no se logra el poder y todo lo que se buscó, es un fracaso. En cambio, con una mirada desde las transformaciones culturales, las que efectivamente se dan, imperfectas, parciales, el resultado es otro. Esto sobre todo tiene relevancia en el contexto colombiano que me ocupa en el cual
235 Citado por SAHAGUN, Felipe. Una revolución fallida que cambió la vida de generaciones.
http://www.elmundo.es/especiales/2008/04/internacional/mayo_68/francia.html
236 Al respecto, varios textos en Revista de Cultura. 1996-2008 Clarín.com. El 68, un fracaso político: Daniel Cohn-Bendit, líder histórico del 68, hoy de los Verdes/Alianza Libre Europea, dice que el objetivo de la revuelta no era la toma del poder sino modificar las formas de ser y de vivir, pero también lo califica como un fracaso político. “Incuestionablemente, fue un fracaso político. Pero igualmente incuestionable fue el gigantesco temblor que sacudió nuestras concepciones antediluvianas de la sociedad, la moral y el Estado. Al cuestionar el autoritarismo, la revuelta provocó una explosión en el corazón de la estructura de poder bicéfala típicamente francesa, en la que se combinaban un gaullismo dominante y un Partido Comunista que manejaba a la clase obrera”. Así lo califica también Josep Ramoneda en “1968 - El año en que se rebelaron los jóvenes en todo el mundo”: “No empezó en París pero allí tuvo su centro y su principal derrota. La rebelión juvenil mundial de 1968 dejó una marca en la cultura.”
http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2008/05/17/01673640.html
175 el tema del “fracaso” y de la “victoria” son dos categorías muy arraigas con las cuales se valoran los procesos políticos, de cambio y paz.
Versión A. El 4 de abril de 1968 fue asesinado Martin Luther King. La protesta terminó mal en todas partes. Se impuso la represión. Ganó el sistema. Los movimientos perdieron fuerza.
Ganaron Nixon y De Gaulle. Los años siguientes fueron amargos. La derecha ganó en Francia. Los rebeldes se convirtieron. La protesta se volvió terrorismo. No triunfó la revolución. El sistema asumió, cooptó la rebelión. Los grandes sueños del 68 no se cumplieron y fueron frustrados. Una revolución fallida que cambió la vida de generaciones.237
Versión B. ¿Por qué no decir que Mayo del 68 es más que mayo, del movimiento del 68?238 Decir movimiento, quiere decir con ires y venires, no una línea de progreso lineal ni un cambio radical que de tajo lo cambia todo. El sentido de movimiento cambia la percepción y por tanto la mirada de los impactos y los logros. No desde el deber ser, sino desde lo que es.
Aquella efervescencia revolucionaria tenía obviamente peculiaridades específicas en cada lugar del planeta. En plena Guerra Fría, la gran rebelión se enfrenta a ambas formas de poder;
el imperialismo americano y el imperialismo soviético.239 Es también una revolución de lo cotidiano. Es una revolución contra el autoritarismo de todo tipo y las costumbres, de ubicar de nuevo al ser humano de cara a su libertad, el ser humano como sentido y fin del poder y la producción: “Tal vez, el momento en el siglo XX en que coinciden las críticas más radicales a los dos regímenes sociales existentes es mayo de 1968. El capitalismo en su forma de sociedad industrial avanzada y el socialismo del tipo burocratizado del éste son sometidos en los años sesenta a una crítica radical como en ningún momento de este siglo.”240
237SAHAGUN, Felipe. Op.cit. http://www.elmundo.es/especiales/2008/04/internacional/mayo_68/francia.html
238 Retomamos acá el enfoque de Sergio de Zubiría en su trabajo: Mayo de 1968: Enigma y Fin de un tipo de Revolución. Departamento de Filosofía, Universidad de los Andes. Abril - Junio 1998, pp. 27 - 35
239Fue París por la liberalización de las costumbres, con movilizaciones y huelgas generales. Fue la primavera de Praga en busca de "socialismo con rostro humano" desde el poder, para ser aplastada por los tanques soviéticos. Fueron Berlín y Hamburgo por la reforma de la Universidad, contra la guerra de Vietnam, contra la llegada del Sha de Irán y contra los medios de comunicación por manipular información. Fue Berkeley, Tokio y Roma. Fueron las movilizaciones por los derechos civiles y contra la guerra del Vietnam en los Estados Unidos.
Fue Polonia, contra la dictadura comunista por la suspensión de la obra de teatro de un reconocido autor polaco.
240 DE ZUBIRIA, Sergio. Mayo de 1968: Enigma y Fin de un tipo de Revolución. Universidad de los Andes.
Colombia Internacional. Facultad de Ciencias Sociales. Departamento de Ciencias Políticas. Revista No 42.
Bogotá, 1998, pp. 27 - 35
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“A lo sumo podría hablarse de revolución cultural, como hizo Fernand Braudel, en la medida en que los tres ámbitos principales de la cultura –la familia, los media y la enseñanza–
sufrieron una sacudida que les cambiaría profundamente. La gran movida fue breve y en la mayoría de los lugares se impuso el retorno al orden, la reacción restauradora.” 241 ¿A lo sumo?
Según Zubiría,242 es tan importante el impacto cultural de 1968, que el movimiento postmodernista no es explicable sin este suceso histórico. Comprende la renovación en el enfoque histórico, señalado por François Dosse: “Esta conmoción encontró una de sus principales fuerzas en el entrelazamiento de los sentidos que hacen imposible toda reducción interpretativa a un sistema monocausal mecánico.” 243 En un panorama que estaba dominado por el estructuralismo, introduce preguntas sobre la necesidad de no sólo hacer hallazgos, sino difundirlos; sobre lo cultural en relación con el trabajo en las mentalidades, porque mayo 68 afecta sobre todo a las mentalidades - la familia, la vida cotidiana, las normas, las prácticas anticonceptivas, etc. Los historiadores culturales de las diversas tendencias, incluyendo la microhistoria, son hijos de esta época, que abre inmensos campos y recursos de nuevas historias, sin las cuales expresiones, eventos, categorías como la paz tampoco tendrían posibilidades de ser abordadas más allá de una historia de la guerra y las estructuras.