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Esquema del plan de negocio

7. ANÁLISIS DE RIESGOS

6.3. Desarrollo y calendario del proyecto

Un plan de negocio es, sin duda, un proyecto a realizar y como tal debe estar planificado, para ello hay que hacer un plan de trabajo. Este plan de trabajo consiste en asignar tiempos, responsables, metas y recursos a cada actividad de la empresa, de tal manera que se pueda cumplir con los objetivos establecidos. El plan de trabajo consistirá en la expresión concreta, clara y específica de lo establecido en cada una de las áreas/res- ponsables y se concretará en el programa de realización. Para la realización del mismo deben fijarse objetivos temporales, y debe fijarse una secuencia lógica de actuación.

Por ejemplo, no sería lógico empezar a analizar el coste de personal de un determinado producto o servicio, o la forma jurídica que tendrá la sociedad a constituir, si previamente no se ha determinado la existencia de un mercado para ese producto o servicio.

Una planificación realista no es sencilla de realizar, sobre todo cuando se carece de la necesaria experiencia en la creación de un negocio y, más aún, si nadie ha trabajado antes con una idea de negocio antes o la idea de negocio es nueva completamente. No debemos dejar que el temor a que nuestro plan choque con la realidad nos impida realizar una planificación lo más realista posible, ya que cualquier fallo acarreará con toda probabili- dad terribles consecuencias para nuestro plan de negocio.

Toda planificación presenta un aspecto de organización y de procedi- miento. Para una buena comprensión las cuatro normas siguientes nos serán de utilidad tal como indica la figura 4.1:

Normas Descripción

1. Dividir las tareas en

«paquetes de trabajo» Crear una empresa implica una gran cantidad de trabajo detallado, lo que hace aún más importante que vigilemos el conjunto. Una manera de facilitar la labor consiste en asignar las fases y tareas por responsables.

2. Participación del asesoramiento de expertos

Nos serviremos del conocimiento de los expertos cuando nos hallamos en las fases de planificación principales, con la finalidad de que avancemos más rápido y seguros.

3. Seguir el camino crítico

Toda planificación de conjunto se compone de una serie de acontecimientos (algunos secuenciales y otros paralelos) que están más o menos ligados entre sí. La serie de actividades en la que un retraso de cualquiera de ellas se hace extensivo a todo el proyecto se denomina el «camino crítico». Y son las que hemos de vigilar muy bien.

4. Reducir los riesgos Siempre que sea posible, procuraremos minimizar los riesgos, preferiblemente en las etapas iniciales. Es decir, analizar los aspectos críticos antes de pasar a fases posteriores, por ejemplo, llevaremos a cabo el análisis de mercado al principio y analizaremos los resultados.

Figura 4.1. Normas básicas de la planificación

• Posibles consecuencias de una planificación mal diseñada

A la hora de planificar, siempre tendremos que comenzar con unos supuestos y corremos el peligro de que sean demasiado optimistas o pesi- mistas. Ambos errores pueden acarrear consecuencias graves para el futuro de su empresa. Para ello debemos medir las consecuencias de los dos tipos de planificación:

Planificación optimista, tiene las siguientes consecuencias

— Los recursos —materiales y humanos— se consiguen rápidamen- te, según lo previsto en el proyecto, y de ahí se deriva un aumento de los costes, esta situación es la de un elevado ritmo de consumo de dinero pues éste se agota con una enorme rapidez.

— Se producen retrasos, posiblemente en el desarrollo del producto, en la entrada en el mercado o en la consecución de los objetivos de venta.

dad máxima. La empresa no sólo está registrando pérdidas en las cuentas sino que también su liquidez está disminuyendo.

— El dinero se acaba, inevitablemente, antes de que se consiga el éxito del proyecto. Se necesitan urgentemente nuevos fondos para evitar que la compañía se hunda. Si no se logra encontrar inverso- res, la empresa se vendrá abajo.

• Planificación pesimista, tiene las siguientes consecuencias — La empresa se pone en marcha pero faltan los recursos necesarios,

ello implica, por ejemplo, vender productos con menor calidad de la prevista o fabricar según los previsto sabiendo que se están redu- ciendo la cantidad de ventas potenciales. En ambos casos, habrá un aumento significativo de pérdidas.

— El negocio prospera más rápidamente de lo que se había fijado. Sin embargo, la expansión requiere más medios de los que se tiene en ese momento y, con frecuencia, también inversiones en pro- ducción. La empresa consume todo el dinero, a pesar de que está registrando beneficios en las cuentas. Se necesita, por tanto, obte- ner nuevos fondos antes de lo previsto, presionados por la falta de tiempo y con unas condiciones nada favorables. Este camino lleva a un final no deseado o cierre por insolvencia.

Es importante realizar una planificación lo más realista posible por- que se gana la credibilidad de los inversores y/o socios, se consigue que el proyecto tenga más posibilidades de éxito. Pondremos en peligro la situación de la empresa si establecemos unos objetivos equivocados —sobre todo, si son demasiado optimistas—. Por una parte, hará que nuestros socios e inversores pierdan rápidamente su credibilidad en no- sotros y por otra parte, nuestra nueva empresa podría verse abocada al fracaso.

Las consecuencias de una planificación optimista pueden ser graves si se llevan a los límites extremos, como hemos visto. A simple vista, podría parecer que la planificación pesimista o conservadora es la menos perjudi- cial: nosotros y nuestros socios nos llevaremos una grata sorpresa con nuestro progreso, todo irá mejor de lo previsto y con mayor rapidez. Sin

embargo, las consecuencias pueden ser tan desastrosas como hemos podi- do comprobar.

Debemos, en la planificación, procurar ser realistas, y tener en cuenta las cuestiones dudosas, y presentar los riesgos de manera abierta realizando cálculos lo más exactos posible de sus posibles efectos.

• Presentación de la planificación

Debemos centrar la presentación de nuestro calendario de realización en los puntos clave y en las relaciones más notables. Los aspectos a tener en cuenta son:

— Un gráfico con las fases de la planificación del proyecto. — Determinar los puntos clave del proyecto en cada fase. — Las dependencias más relevantes entre las diversas fases. — Los responsables y recursos empleados.