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La exégesis del relato de Lc 15,11-32 nos lleva a hacer un análisis morfológico,

sintáctico y semántico, necesario para descubrir el rostro escondido de Dios en la mera sucesión de palabras.

v. 11: anthrōpos tis, textualmente «cierto hombre», anónimo. Por el contexto, se

trata de un padre judío que tenía dos hijos y era propietario de una rica hacienda, «un terrateniente judío de posición desahogada» (J. Fitzmyer).

v. 12: neōteros (latín adulescentior, opuesto al senior del v. 25) = «el más

joven», un soltero de 18 a 20 años (a partir de esa edad, solía celebrarse la boda legal judía). Su decisión y su comportamiento sugieren juventud y libertad, sin compromisos.

Pater (vocativo) refleja la ironía lucana: el hijo invoca el título de «padre» para

Dos moi (imperativo) = «dame». Manda a su padre que le dé lo que no tiene

derecho a recibir, impera en lo que no es imperativo.

To epiballon meros tēs ousias (Zerwick: quod ad me attinet portionem substantiae), «la parte del patrimonio que por derecho me corresponde», de lo que es

mío, de la fortuna familiar (de re familiari). El paterfamilias legaba: 1) por herencia post mortem, dos tercios al hijo mayor y un tercio al menor (Dt 21,17); 2) por libre

donación in vita, la propiedad al hijo para vivir. La disposición la reservaba el padre para

preservar el patrimonio de una posible venta, derroche...; el usufructo lo disfrutaba el padre. Como no media aquí ni un testamento ni una libre disposición, el hijo «jurídicamente, elimina a su padre». Desde el punto de vista semítico, comete una especie de asesinato legal.

Dieilen autois ton bion: el padre, inalterable, «les repartió» ton bion, «la

fortuna», el sustento, la comida (literalmente «la vida», cf. v. 30). El padre obedeció al mandato injusto del hijo y les repartió, sin decir palabra, sus derechos.

v. 13: apedēmēsen (aoristo de apodēmeo) eis chōran makran (Zerwick: procul a popularibus abfuit, peregre profectus est) = «emigró a lejanas tierras». Como

judío, salió sin duda de la Palestina pobre hacia la diáspora rica, a las ciudades del Mediterráneo (Alejandría, Corinto, Atenas, Chipre, Roma…).

Ekei dieskorpisen tēn ousian autou = «allí derrochó (disipó, dilapidó) el

patrimonio» recibido (cf. v. 12). En la tierra de la libertad, quemó su fortuna. Por ello podía ser legalmente apedreado.

Zōn asōtōs (Zerwick: vivens luxuriose, in voluptatibus venereis, prodigus in voluptates): del verbo asōzō, con a privativa, «descontrolado sexualmente», «viviendo

a puro placer y lujuria».

v. 14: limos ischyra = «hambre poderosa», vehemente.

v. 15: boskein choirous = «apacentar cerdos». La expresión equivalente hebrea y

aramea es sinónimo de «caer en lo más bajo», ya que el cerdo es un animal impuro: «El cerdo […] será inmundo para vosotros. No comeréis su carne ni tocaréis su cadáver» (Lv 11,7-8); «Maldito el que cría cerdos» (Misná, tratado Baba Qamma). Mientras se

cuidan cerdos, no se puede santificar el sábado.

v. 17: eis heauton de elthōn (Zerwick: in se autem veniens) = «volviendo en sí»

(reversus), «convirtiéndose» (conversus).

Misthioi = «mercenarios» (de misthos, «merced»), los que reciben el pan por

merced, no por mérito.

v. 18: anastas (participio aoristo) = surgens, «levantándome» (cf. resurgens en

Pater, hēmarton eis ton ouranon kai enōpion sou = «Padre, pequé ante ti y

contra el cielo» («cielo» es un circunloquio eufemístico en lugar de «Dios»). Todavía se atreve a llamarlo padre: ha perdido todo, menos la confianza en el padre, a quien tiene presente incluso cuando peca («pequé ante ti»).

v. 19: hyios sou... misthiōn sou constituye un paralelismo hebreo de contraste

entre «hijo» y «esclavo»: «Yo no tengo derecho a ser tu hijo, sino tu esclavo», tan sin

méritos propios ante la sola gracia.

v. 20: makran [...] eiden auton ho patēr autou = «De lejos [...] lo vio su padre».

El amor reconoce a distancia. No hay límites para el amor que espera.

Esplanchnisthē (aoristo deponente, de la raíz splanchnon, «vísceras, entrañas,

corazón, compasión») = «se le conmovieron las entrañas», «se le enterneció el corazón», «se llenó de compasión». Sintió lo que siente el mismo Dios ante un hombre deshecho. Se trata de un verbo específico del Nuevo Testamento para desvelar el corazón de Dios, «el Compasivo».

Dramōn = «corriendo», actitud desusada y mal vista en un hombre mayor. Epepesen epi ton trachēlon = «se le tiró al cuello», en señal de intimidad.

Katephilēsen auton, aoristo de kataphileo (Zerwick: deosculatus est eum cum effusione) = «lo besó efusiva, largamente».

v. 21: eipen de ho hyios autō, pater, hēmarton eis ton ouranon... = «El hijo le

dijo: Padre, pequé contra el cielo...». Verbaliza deprisa el examen general, aprendido de memoria, hasta ouketi eimi axios klēthēnai hyios sou («no merezco llamarme hijo

tuyo»). Como el padre no le escucha por el desbordamiento de alegría, no consigue terminar la lección aprendida («trátame como a un esclavo»), pues el padre ya está mandando a los esclavos que lo traten como a un hijo. Lo central para el padre es la transparencia de corazón, a tumba abierta: «Soy un pobre hijo, sin ningún derecho, puro mendigo de tu amor».

v. 22: tachy (cito) = «¡rápido!». No escucha la confesión. Le basta verlo deshecho

y convertido. Pronuncia los tres imperativos: «Traed... Vestidle... Dadle...».

Stolēn = «túnica», vestidura judía de fiesta, blanca, amplia y larga, ceñida a la

cintura con franja, sobre la camisa. Tēn prōtēn = «la mejor», o también «la primera, la

de antes».

Daktylion = «anillo, sello».

Hypodēmata = «calzado, sandalias de cuero». Hay aquí un eco de las tres órdenes

reales del faraón de Egipto en favor de José, su visir (Gn 41,42): túnica de júbilo, anillo de poder y calzado de hijo, no de esclavo.

v. 23: ton moschon ton siteuton = «el novillo cebado» para el festejo.

Fagontes euphranthōmen (participio de aoristo y subjuntivo) = «Comamos y

bebamos» (Zerwick: laete epulari, «banquetear de dicha»).

v. 24: nekros/anedsēsen, apolōlōs/heurethē. Hay aquí un doble paralelismo

hebreo de contraste: «muerto/revivido», «perdido/encontrado». Este es el motivo del banquete: «Hay más fiesta en el cielo por un solo pecador [...] que por noventa y nueve justos» (Lc 15,7).

v. 25: ho hyios autou ho presbyteros = «su hijo el mayor», de más de 20 años de

edad.

Symphōnias: se trata de la «sinfonía judía», música coral e instrumental con

palmas.

Chorōn: coro de hombres cantando y bailando.

v. 28: ōrgisthē = «se llenó de ira». Asistimos a un nuevo contraste entre el gozo del

padre y la ira del hijo.

v. 29: douleuō soi = «te sirvo». Entolēn = «mandamiento».

Emoi oudepote edōkas eriphon hina meta tōn philōn mou euphranthō

(aoristo pasivo subjuntivo) = «A mí no me has dado jamás ni un cabrito para comer y beber con mis amigos», para celebrarlo igual. El hijo mayor exhibe sus méritos y reclama recompensa.

v. 30: ho hyios sou houtos ho kataphagōn sou ton bion = «este hijo tuyo, el

devorador de tu fortuna» (tu asesino, el antropófago de tu vida). Se da un contraste violento de hermano a hermano.

Meta pornōn = «con rameras».

v. 31: teknon, sy pantote met’emou ei, kai panta ta ema sa estin = «Hijo, tú

siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo». El padre no acusa el golpe: lo llama hijo y le recuerda que la mayor recompensa es «estar con su padre en casa». Y le asegura que, una vez que el hijo menor se ha llevado injustamente lo que le corresponde, «todo lo mío es tuyo», es decir, todo el patrimonio (fortuna y hacienda: casa, tierras, ganado...) y el amor del padre nunca perdido.

v. 32: charēnai (infinitivo aoristo pasivo) = «alegrarse, congraciarse» (de charis,

«favor, gracia, alegría»).

Edei (Zerwick: oportebat, necesse erat): era necesario ser agradecido. Hay un

contraste divino entre «necesario» y «gratuito»: para el Dios de Jesús «la gracia es deuda».